-No tienes que disculparte de nada: cumpliste tu papel -aseguró Altavius.
Tal como esperaba, no te conformarías solo con lo que te había comentado y decidirías averiguar lo posible antes de partir, siendo que el elfo no tendría problemas en atender a tus dudas hasta donde podía.
-Esa espada porta puede considerarse un arma maldita: corrompe y moldea el cuerpo de su portador para hacerlo a su imagen y semejanza, y es que en el interior del arma reside uno de los fragmentos de El Coloso, un Dios. Belmoth, por supuesto, no es capaz de tirar abajo la voluntad de una deidad, pero gracias a las bendiciones que le dieron los dioses es capaz al menos de evitar que el cuerpo se mueva en contra de Ilfly: de esa manera, ya no tenemos que preocuparnos del caballero gélido, pero Belmoth estará condenado a retenerlo para siempre... -explicó respecto al caballero rubio presente y su relación con Belmoth, lo que te haría entender mejor la razón por la que el pueblo estaba enfadado con Altavius: era seguro que él estaba relacionado con eso. -. Sobre tu sueño... Digamos que yo también he sido tocado por los dioses alguna vez -se limitó a decir.
Ante tu última petición de monturas, el hombre asentiría y daría la orden a un caballero cercano para que los preparase y que así pudieses ir a terminar tus otros asuntos mientras tanto.
Las compras resultaron un poco más complicadas de lo usual, dado que con todo lo sucedido las personas no estaban precisamente de humor para atender los locales, pero sabiendo que eras un cazador muchos hicieron la excepción y te atendieron como mejor pudieron antes de regresar con sus familias. En cuanto al sabio...
-Finalmente, te encomendaron una misión... ¿Entonces que haces aquí? -se preguntó el anciano. -. Si tienes la confianza de los dioses para darte tal responsabilidad, no deberías perder más el tiempo en buscar consejos de un viejo y, en su lugar, simplemente seguir haciendo lo que mejor haces. Parte, Senca, y demuestra que eres merecedor de la confianza que los dioses pusieron en ti...
Tras la conversación, solo quedaba una duda, si Belmont estaría así para siempre, nunca había combatido con él aunque decían que era un guerrero sin igual, protector de la Matriarca. Eso me hizo pensar por un momento en ella, ¿Cómo estaría?, no me la imaginaba en un estado malo, aunque debía estarlo con su hermano en así.
Comprendo, supongo que todos en cierta medida nos sacrificamos por Ilfly. Es una pena que paguen justos por delitos que no han cometido. Ojala algún día pueda volver a su ser. Despídeme de la Matriarca, algún día querría haber sido un gran cazador, espero poder serlo y volver a defender su pueblo en un futuro. Decía mientras me iba, yendo a casa para dejar las armas en la forja. Al ocaso partiríamos Alice y yo y todo debía estar listo.
Padre, perdón por retrasar tu trabajo, con las armas y el puñal de Alice listos será suficiente, no quisiera quitarte más tiempo pero debo ir preparado.
Una vez todo estaba en marcha solo quedaba la conversación con los sabios, las compras de mercancía y volver a por todo antes de partir. Mientras caminábamos y yo miraba el ánimo de la gente, hablaba con Alice. Pequeña Alice, es el momento de ser fuerte. Habrá momentos difíciles pero también amenos, aprenderás a montar a caballo, conoceremos sitios preciosos, también habrá violencia y seguramente, con un poco de suerte te liberaremos de tu suerte para que puedas ser quien tú quieras. Será una aventura. Dije en tono amable, no quería mentirla sobre lo difícil que podría ser, pero también quería que supiera que había cosas buenas en este tipo de viajes. Solo debes tener en cuenta que si las cosas se ponen difíciles debes obedecer ¿sí?. Si algún día me pasa algo debes sobrevivir y encontrar a Dhijana, ella sabrá que hacer. Y por último, debes ser tú misma siempre, tu alegría es contagiosa, te abrirá muchas puertas en los pueblos aunque debes desconfiar de quien no conozcas. Aunque tampoco tienes que preocuparte demasiado, dije tocando su cabeza, esto es solo por si pasa algo, formas parte de mi manada y no permitiré que te pase nada hasta que estés a salvo. Dije mientras llegábamos a la plaza donde comprar.
Compré comida poco perecedera, unas telas y alguna cuerda con la que hacer una tienda de campaña. Pediría a mi padre un arco para el ataque a distancia y la caza. Compraría algo de ropa para Alice que pudiera estar limpia y jabón para lavar, una olla pequeña para cocinar y algún medicamento básico. El bosque proveería todo lo que fuera necesario pero los bosques demasiado alejados eran oscuros para mí, podría no conocer las plantas y no poder ser útil, por lo que debía tener un remanente. Evité preguntar nada, el ambiente no estaba como para ello y me limité a pasar desapercibido, como siempre.
Tras ello llegué al hogar de los ancianos. Es verdad, solo quería consejo sobre Alice, a veces, explota por así decirlo. Surgen poderes extraños y no puede controlarse. Quizá en los libros hayas leído algo sobre como parar eso. Podría ser peligroso para ella en este viaje si alguien ve esos poderes, bastantes enemigos tiene ya y algunos son lo bastante fuertes como para suponer un problema con mi destreza actual.
Fuera como fuera la respuesta, procedí a irme, Muchas gracias por todo anciano, se que vuestro trabajo no es siquiera juntaros con los cazadores, pero siempre has tenido buenas palabras para mí. Espero volver a verte.
Tras ello fui a casa, cogí mis armas si estaban listas y busqué entre la forja algún arco que me gustara con unas pocas flechas, pregunté a mi padre entre los que me valían y cogí el que me dijera. Algo que pudiera llevar en el viaje junto con las alforjas de los caballos, el camino al castillo sería costoso pero después el caballo aligeraría la carga.
Padre, muchas gracias por todo, volveré a la manada como siempre, la máscara siempre estará protegiéndome como me enseñaste. No dije mucho más, ninguno de los dos querría aquello. Alice, despídete de padre, tardaremos un tiempo en volver a verle, aunque seguro que volverás a verle. Dije cogiendo todas las cosas que necesitaba.
El camino al palacio se hizo costoso por el peso, pero pronto llegamos, antes de llegar, la ofrecí su puñal a Alice, Espero que no tengas que usarlo, pero si no es así, seguiremos entrenando a diario. Comenté con una sonrisa tras levantarme la máscara un poco para que la viera. Escondiendo su puñal entre sus ropas enseñándola como llevarlo sin que se notara y no fuera excesivamente difícil desenvainar. la puse una prenda larga con capucha negra y a mí otra, por la noche sería útil, también durante el día para evitar problemas, al menos mientras estuviéramos cerca de Ilfly y me dispuse en la puerta, esperando a Altavius o el guardia que hubiera mandado para las monturas con fuerza para empezar el trayecto hacia las reliquias de los dioses con solo una duda que no dejaba de asolarme.
Los sabios, Altavius, todos saben lo de los sueños de los dioses. ¿Cómo lo saben?. Eso era lo único que asolaba mi cabeza junto con la protección de Alice mientras esperaba que alguien apareciera.
Aaron sonrío al ver que Lethia volvía al menos en parte a ser la misma de antes, pero no tardarían en volver a ver los rostros de los otros habitantes de Ilfly y devolverlos a la realidad... siendo el palacio el primer buen ejemplo de ello...
Los rostros estaban apesadumbrados, pero a pesar de ello los sirvientes y soldados seguian centrados en sus tareas de devolver a aquel lugar a la normalidad, aunque ahora sin Belmoth... - No temáis lady Lethia, lord Belmoth estará orgulloso de como sacáis a Ilfly adelante... -dijo viendo que la matriarca sufria todavía por aquello cuando era testigo de la destrucción que dejó el elegido de Coloso a su paso.
Luego se encontraron con Altavius, al que acababan de intentar asesinar... cosa nada extraña, muchos habrían preferido que el sacrificio hubiese sido el y no Belmoth... luego comento como la matriarca debía estar a la altura de la nueva situación... y el caballero no necesito mirar a Lethia para responder al Cuervo Negro... - Lady Lethia hará lo que sea necesario... Belmoth confiaba absolutamente en ella, y yo también haré lo que sea necesario para traer de nuevo la paz a Ilfly... aunque deba enfrentarme al mundo entero o a los mismísimos dioses... - la determinación de Aaron nunca había sido tan férrea... Ilfly ya había sufrido lo suficiente y por suerte Malthael y el ahora compartían un mismo objetivo, aunque por motivos diferentes, lo que seguramente los haría más temibles...
Perdona que no pueda poner las negritas, pero la tablet me hace cosas raras
—Me alegro. Así podrás servirme de colchón en más ocasiones —bromeé soltando una pequeña risita.
Luego, en el río, su propuesta me hizo enfadar. Cuando yo vivía en casa, papá solía traerme peces de todas partes, y yo jugaba y nadaba con ellos. Pensar en lo que acababa de decir me hacía imaginar a mis amigos abrasándose en el fuego. Solo de pensarlo, sentía escalofríos. Y Salmos lo había dicho a pesar de que había muchas más opciones.
Inmediatamente después, marchó a por fruta. Pese a la agradable sensación del agua, el viento y el sol acariciando mi piel y escamas, no tardé en sentirme inquieta. Por muy bonito y apacible que fuese el lugar, estaba completamente sola, en medio de la nada. ¿Y si no volvía? ¿Y si me quedaba allí abandonada, incapaz de moverme? No tardó en erizárseme la piel.
Por suerte, esto no fue así, pues Salmos regresó con fruta, tras lo que me pareció una eternidad.
—¿¡Por qué has tardado tanto!? —exclamé ansiosa, temblando—. ¡Creía que no ibas a volver! —Me sentía enfadada por haberme dejado sola, pero, al mismo tiempo, alegre y aliviada porque hubiese vuelto.
Cuando se sentó a mi lado, no lo pensé dos veces y lo abracé con fuerza. Contenta por tenerlo. ¿Qué haría yo sin él? Tras unos segundos, recordé que tenía hambre y me separé, cogiendo una manzana y comenzando a comerla.
—No te preocupes. No es culpa tuya. Yo ya no me siento cómoda en ese lugar. Después de todo lo que nos ha hecho Altavius y la aparición de… él… —Me daban escalofríos solo de pensar en el caballero—. Sí. Eso es. Contigo estoy a salvo —susurré, apoyando mi cuerpo contra su costado—. Lo único que deseo es estar contigo y rescatar a mi padre. Lo demás no importa.
El ánimo en la ciudad claramente no era el mejor, y era algo de lo que Alice podía darse cuenta: antes la capital estaba tan llena de vida, y ahora, a pesar de que las luces continuaban encendidas, se sentía todo tan apagado...
-Está bien... -asentiría, siguiéndote de cerca básicamente agarrada a ti con una mano. -. Haré lo que me digas, ¡pero no dejaré que nada te pase! ¡Si hay que pelear, pelearé contigo! -añadiría, con esa emoción inocente que buscaba darte la confianza que necesitarías en un momento como ese.
En cuanto al sabio, este negaría con la cabeza ante tus explicaciones, antes de darte su propia respuesta.
-Hay un motivo por el que las cosas pasan a Alice, y tarde o temprano lo entenderás: hasta entonces, mantente cerca de ella para ayudarla cuando suceda -explicaría, despidiéndote con una amable sonrisa tras tu propia despedida.
La última despedida seria en tu hogar, donde tu padre se despediría de ambos y te desearía suerte en tu viaje, con ese tono tan neutral pero sincero que le caracterizaba. Ya en la mansión, recibirías lo que se acordó, y podrías partir de inmediato junto a Alice equipada con un puñal entre sus ropajes, siendo que la niña se abrazaría a ti desde atrás mientras el caballo empezaba a correr hacia las afueras de la ciudad.
-Senca, ¿realmente volveremos a Ilfly...? -preguntaría entonces la niña, en una mezcla de inocencia y madures.
Tus palabras dibujarian rápidamente una dulce sonrisa en el rostro de la matriarca. Ciertamente, lo que todos necesitaban era alguien en quien apoyarse, y para Lethia tu eras ese alguien.
-Gracias, Aaron. Contigo a mi lado seguramente no habrá nada que nos pare -aseguraría la mujer.
Ya reunidos con el elfo, este correspondería tu mirada mientras escuchaba tus determinadas palabras, concluyendo con un asentimiento de cabeza a modo de aprobación.
-No dudo de las capacidades de la matriarca, ni de las tuyas: por eso Ilfly descansa sobre vuestros hombros ahora...
De ese modo, pasados varios minutos se organizaria una reunión en el centro de la ciudad, donde el árbol más grande reposaba en medio de la plaza, repleta de todos y cada uno de los habitantes de la capital, extendiéndose por las calles como una inmensa multitud.
Llegado el momento, la matriarca se haría oír entre la multitud, haciendo llegar a todos las palabras que necesitaban.
-Se que son tiempos difíciles, ¡pero somos un pueblo fuerte que no caerá ante algo como esto! A partir de ahora, Ilfly esta preparado para hacer pagar a los demonios, y una vez sin la existencia de su rey, poder hacer las pases con Betestal y olvidarnos de tiempos de guerra: Hasta entonces, seamos fuertes. ¡Los dioses están de nuestro lado! ¡Ilfly vivirá!
Ocultando todo el dolor que sentía, la matriarca gritería su discurso a las personas, provocando todo tipo de reacciones que en su gran mayoría fueron de apoyo: el pueblo de Ilfly permanecería en pie tal como dijo.
En algún momento del discurso, te podrías percatar de la presencia de Uriel y Yu en un tejado cercano, pero ambos se alejarían volando una vez acabado el discurso.
-Supongo que Ilfly necesita pensar que todo acabará matando al rey demonio... -opinaria Malthael, consciente de que habían más enemigos a los que enfrentarse.
-¿Ah? -tu reacción ciertamente tomaría al chico por sorpresa, que entre una mezcla de nerviosismo y preocupación se acercaría rápidamente. -. ¡Y-Yo nunca haría eso! Sin importar lo que pase, siempre volveré por ti, ¿entiendes? -aseguraría, suspirando y relajándose un poco mientras buscaba sentarse junto a ti. -. Sí que eres miedosa...
Por supuesto, sus ánimos cambiaron cuando recibió aquel veloz abrazo, lo que dibujaría una leve sonrisa en su rostro a pesar de lo repentino que fue, haciendo más fácil disculparse por lo sucedido.
-Tienes razón -respondería, buscando apoyarse también en ti de modo que ambos pudiesen permanecer junto al otro mientras comían unas manzanas. - Aquí ya no hay nada para nosotros: sin importar a donde vayamos, y sin importar lo que pase, estaremos bien mientras estemos juntos -concluiría, dedicándote entonces una de sus mejores sonrisas: sin importar cuantas veces tuviese que hacerlo, no se cansaría de repetir el hecho de que, junto a ti, sentía que todo lo demás no importaba.
Más pronto que tarde, se habrían acabado las manzanas que Salmos trajo, y no pasó mucho antes de que el estómago del chico rugiese ferozmente, provocando que agachase la mirada avergonzado durante unos segundos: claramente no se había llenado.
-Supongo que conseguiremos más fruta de camino -comentaría, soltando una leve risa.
Aaron asintió ante las palabras de Lethía... y por una vez, y casi sintiendose extrañado por aquello, el Cuervo Negro aprobó su determinación... ya que al final del día... no podía evitar pensar que en realidad la matriarca y el resto no eran más que peones en la gran estrategia de Altavius... aunque aquel momento no era el mejor para iniciar nuevas hostilidades...
Luego siguió a la matriarca hasta el lugar desde el que se dirigiría a su pueblo... y una vez allí comenzó el discurso de Lethía... que al principio era normal e inspirado, pero Aaron se sorprendió cuando escuchó que los esfuerzos de Ilfly se centrarían en el Rey Demonio... Evidentemente los demonios eran una perpetua amenaza... pero quienes habían devastado Ilfly eran los Betestales... y ahora hablaba de paz... aquello confundió mucho al caballero...
Luego alzó la mirada, viendo como Yuu y Uriel se alejaban... "Supongo que esto sella el pacto con ellos..." Al fin y al cabo todo esto era lo que los pequeños ángeles buscaban... aliados para enfrentarse al Rey Demonio... pero... ¿era realmente el camino correcto? Tampoco tenían noticias nuevas sobre Naia, Salmos o Senca... toda aquella situación era caótica...
Malthael también comentó aquella situación... "Sí... aunque no puedo evitar pensar que puede que estemos tomando un camino equivocado..." respondió a su alter ego en su interior mientras se acercaba a Altavius... - Mi señor... si fuese posible me gustaría hablar con vos más tarde... sobre todo lo sucedido... y sobre todo sobre sus palabras de haber vivido esto una y otra vez... - Aaron despreciaba hasta cierto punto a Altavius por su forma de actuar... pero quizás era la persona del mundo mejor informada sobre todos los acontecimientos que los rodeaban...
Mientras, miraba de vez en cuando a Lethía... Aaron haría todo lo que pudiese para salvarla de toda esta debacle, aunque aquello significase tomar decisiones drásticas...
—Yo… Lo sé. Es que… —Sabía que él nunca me abandonaría. Pero entonces, ¿por qué me daba tanto miedo que se alejara? La angustia me invadía casi en cuanto lo perdía de vista. Cuando me acusó de ser miedosa, yo torcí los labios, algo avergonzada de la acusación y poniéndome algo a la defensiva—. ¡No soy miedosa! Es solo que… No me gusta estar sola. La idea de que te vayas y no vuelvas me… me aterra…
El abrazo me ayudó a superar el sabor amargo de lo que acababa de ocurrir, y enseguida me sentí contenta otra vez.
—Sí. Mientras estemos juntos, seguro que todo saldrá bien —le contesté, esbozando una pequeña sonrisa.
Las manzanas no parecieron ser suficientes para calmar el hambre de Salmos, porque el estómago de éste enseguida anunció que no estaba satisfecho.
—¡Ja, ja, ja! ¡Sí que eres comilón! —dije divertida.
Pasé un rato apoyada de costado contra él, contemplando el cielo y los árboles. Era todo muy bonito. Daba pena dejarlo atrás. Pero parecía lo mejor que podíamos hacer.
Con la máscara ya en la cara, dispuesto a salir de Ilfly hasta que el tiempo y los dioses decidieran, escuchaba a Alice, sin poder evitar sonreir pese a la conversación. Si quieres luchar debes poder hacerlo. Te seguiré enseñando a usar ese cuchillo en mis oraciones como hasta ahora.
El sabio, siempre con incógnitas, claras, pero incógnitas al fin y al cabo. Era difícil saber hasta donde llegaban sus conocimientos pero nunca me había fallado. Así será. Alice se mantendrá conmigo todo el viaje. Gracias Anciano. Nos volveremos a ver.
Los últimos trámites también fueron superados como se esperaba, Padre estaba allí, cogí el equipo y me despedí. Deseaba volver a verle pronto, pero eso no sucedería así que simplemente esperaba que a mi vuelta, si así era, él aún estuviera con nosotros. Nos volveremos a ver padre. Gracias por mirar mi equipo.
Al llegar a la salida, Allí estaba el caballo, allí el soldado que me lo daba. Debéis cuidar de la ciudad como hasta ahora, con un cazador fuera y la mejor de nosotros siendo una traidora. Despedíos de Aaron por mí, ojala cuando vuelva haya seguido mejorando como guerrero. Aunque dile que algo me dice a mí que nos volveremos a ver. Su cambio se parecía en cierta manera a Alice, con más poder pero más descontrolado cuando lo necesitaba, al igual que la niña.
No te lo puedo asegurar, pero siempre será mi hogar, y como tal la casa del bosque será un sitio al que tú siempre podrás volver. Es tan tuya como mía y de Padre. Aún así, como te dije, tienes algo que los demás no tienen pequeña Alice, algún día tendrás el poder de hacer lo que quieras, incluido volver a Ilfly. No era demasiado concreto, pero sabía que ella lo echaría de menos. Así que recuerda siempre esto, para que nadie te obligue nunca a hacer nada que no quieras.
El viaje comenzaba, con el caballo a buen ritmo, pero no excesivo, no quería acabar con él ni que no pudiera hacer un galope de ser necesario. Primero pasaría por la antigua cueva en la que Dhijana se fue, quizá hubiera alguna pista de qué hacer. Después, rumbo a Nekodrum.
1. Consigo el arco de la herrería? Actualizaré el equipo con el cambio de partida XD.
2. La cueva es simplemente ver si Dhijana dejó algo que pudiera ver. ¿Tiro algo?.
3. Perdón la espera, pensé que mi escena había acabado xDDD.
Malthael compartía tus dudas sobre el camino que estaban tomando, pero era de ese tipo de cosas de las que ninguno podía afirmar nada hasta ver como se desarrollaban las cosas.
Por su lado, Altavius atendería a tu petición con un asentimiento de cabeza, dando a entender que te daría las respuestas que pudiese darte, pero antes debían esperar a que la matriarca terminase su discurso.
Tras varios minutos, Lethía dio cierre a su anuncio, y con ello se dispuso a regresar a la seguridad de la mansión, ya con la ciudad renovada de motivación gracias a sus palabras que seguramente se esparcirían por todo el reino a través de viajeros y cartas: Ilfly no caería.
Antes de poder tener esa charla con Altavius tuviste que acompañar a Lethía en algunos asuntos de su vida diaria como matriarca, pero una vez estuvo libre y la chica decidió ir a descansar un rato en sus aposentos, fue el propio elfo oscuro quién te ubicó en las cercanías, con su porte neutral y misterioso que tanto le caracterizaba.
-Muy bien, Aaron, aquí me tienes: ¿qué deseas saber que te pueda responder?
Lamento la tardanza. Retomemos pues, que falta nada.
Aaron vio satisfecha su petición, por lo que ahora solo quedaba esperar a que Lethía terminase el discurso... Estaba claro que todo aquello tendría consecuencias en todos los reinos... solo quedaba descubrir como responderían... Se suponía que Betestal debería ser aliada a la hora de luchar contra Nekrodum... pero tras ver lo lejos que llegaron para recuperar a Naia dudaba que dicha alianza fuera duradera...
Una vez terminado el discurso el caballero acompañó a Lethía hasta que estuviera segura... - Ha sido un discurso inspirador Lethía... justo lo que el pueblo necesitaba... - dijo viendo los clamores del pueblo, que parecía ya haber dejado atrás la tragedia acaecida con la invasión del caballero Azur...
Una vez Lethía quedase en su cuarto... Aaron se dirigió junto con Altavius, aunque fue el Cuervo Oscuro quien lo encontró a él... - Mi señor... en realidad, serían una gran cantidad de preguntas, pero trataré de ser lo más breve posible... - dijo Aaron claramente confuso por la idea de que Altavius ya hubiese vivido esto una y otra vez... - ¿Creéis que es buena idea ignorar a Betestal? Es bien cierto que Nekrodum ha sido nuestro enemigo ancestral... pero también es cierto que el Rey Demonio ha sido de los primeros que desafió a los dioses... Si vuestras palabras son ciertas y es Coloso nuestro enemigo... ¿no convertiría a Nekrodum en nuestro mayor potencial aliado?
Aaron sabía que sus palabras a ojos de cualquier otra persona rozarían la blasfemia... pero sabía que Altavius entendería a que se refería puesto que fue el Cuervo mismo quien afirmo que el verdadero enemigo era el propio Coloso... y el hecho de la existencia de ángeles caídos como Malthael y Lucifer no hacían más que confirmar que aquello podía ser cierto... - Por no hablar que el mayor culto de Coloso se encuentra en Betestal... tengo la sensación de que estamos tomando un camino equivocado... - dijo sinceramente confundido por todo aquello...
Tus palabras dibujarían una dulce sonrisa en el rostro de la elfa, quién no se cortaría en darte un abrazo mientras se alejaban de la vista del público.
-Gracias, Aaron: Sé que todo saldrá bien a partir de ahora -diría la matriarca, sin permitir que el abrazo se alargase más de lo necesario antes de continuar el camino de vuelta a la mansión.
Por su parte, el elfo oscuro no se mostraría rechazante a escuchar tus dudas, prestando atención con su característica expresión fría y neutral, carente de emociones, y a pesar de todo podías notar en sus ojos el cansancio provocado por los eventos más recientes, algo que pasaría desapercibido por cualquier otro que no tratase con el elfo con frecuencia.
Sus gestos se volvieron más evidentes cuando entendió por donde iban tus preocupaciones, adoptando una posición formal con las manos tras la espalda.
-Gran observación por tu parte, Aaron. Que vinieses a mí en lugar de decirle a la matriarca me demuestra tu inteligencia -a pesar de lo que algunos pensasen, Altavius era alguien que le gustaba demostrar su respeto a quién se lo ganaba, comenzado con halagos antes de responder a tus dudas, no sin antes añadir: -. Aunque supongo que no es posible deducirlo todo... Verás, es tal como dices: El principal enemigo de El Coloso es el Rey Demonio, y El Coloso es nuestra mayor amenaza, pero a diferencia de Betestal, que aceptaron el tratado de alianza sabiendo que solos no podrían llevar la guerra hacia tierra de demonios, los seguidores de R'lyeh tienen la seguridad de que podrían acabar con ambos clanes ellos solos, y no seria una afirmación de la que muchos dudarían... -si bien algo en él esperaba que fueses capaz de conectar todo por ti solo, continuaría. -. Nuestro objetivo real no es apoyar ciegamente a Betestal, sino llevarles al combate contra el Dios Demoniaco y hacer que caigan ante Nekrodum: luego de demostrar que nuestro enemigo es el mismo, seguramente el Rey Demonio acepté recibir el apoyo de Ilfly. Seria mentir decir que estaríamos a la par en la guerra: básicamente le comeremos la mano a Nekrodum hasta acabar con El Coloso, pero es la única forma.
-Es un plan de locos... -opinaría Malthael. -. Pero... Él no está loco, sus ojos... Dicen que está seguro de sus palabras...
Las palabras de Altavius no hicieron más que confirmar sus sospechas... quiso en varios momentos intervenir y protestar por el plan... pero en el fondo sabía que sería inútil... no solo las palabras y mirada de Altavius transmitían una total seguridad sobre lo que decía... sino que era más que posible que la matriarca aprobase el plan... al fin y al cabo sería la forma más fácil de acabar con Betestal... pero... ¿era realmente la única manera?
- Si... me lo permitís... creo que es un plan arriesgado... no sabemos cuales son las intenciones de R'lyeh... puede que destruyamos a las fuerzas de Betestal... solo para ser los siguientes... ¿creéis sensato apostar las vidas de todos de esa manera? ¿o tenéis alguna prueba de que Nekrodum no alzará las armas contra nosotros? - el caballero no sabía que pensar... partiendo de la base de que aquel plan iba contra todo código al que se había comprometido como caballero...sino que además suponía aliarse con unos enemigos mortales... ¿Cuál sería el precio de todo esto?
Luego empezó a maquinar en su mente... si existiría alguna manera de alzarse como una fuerza a la par que sus enemigos... Aquel espadachín dueño de la espada que poseyó a Belmont tenía un poder con el que puso en jaque a casi toda Ilfly... así que puede que existiera algún arma o poder que pudiera obtener para poder evitar toda esta locura... e impedir que la matriarca manchase su honor como gobernante justa...
Dándose cuenta de lo mucho que te afectaba el tema de la soledad, el chico dejaría de bromear y en su lugar tomaría un de tus manos, apretándola suavemente para transmitirte confianza y seguridad.
-No importa lo que pase, Naia: siempre volveré por ti -afirmaría.
Luego de la comida, Salmos solo podría sonrojarse debido a tu broma, a pesar de que igualmente reiría por ella.
-Pues debes tener cuidado: ¡o te podría comer a ti! -continuaría con la broma, decidiendo a saltar sobre ti para hacerte cosquillas.
Y de ese modo, ambos pasaría un agradable rato de calma en aquel rio, antes de que llegase el momento de retomar su camino hacia el otro territorio, siendo Salmos quién te volvería a cargar para llevarte en brazos durante el resto del recorrido.
Tus palabras serian bien recibidas por el soldado que te entregaría la montura, siendo que podías confiar en que haría llegar tu mensaje así como tus deseos de protección a la ciudad.
Ya partiendo con Alice, si bien al comienzo tus palabras no parecían convencerla demasiado, pronto se dibujaría una leve sonrisa en su rostro de seguridad, asintiéndote motivada.
-¡Lo recordaré! -diría.
Pero antes de partir directamente hacia el otro territorio, decidirías echar un vistazo a aquella cueva donde Dhijana se manchó las manos, encontrando nuevamente aquel camino hacia el sitio donde debían encontrarse los restos de la masacre, pero más allá de las manchas de sangre no había más rastro de lo hecho por la elfa: los cuerpos y armas habían sido recogidos, seguramente obra de los dos ángeles supervivientes, y no parecía haber nada que fuese de utilidad.
Sin nada más que te retuviese en Ilfly, partirías con Alice abrazada a tu espalda, dirigiéndote hacia donde el viento te guiaba: Nekrodum.
1.- Sí.
2.- Nou.
3.- No te preocupes xd
-Soy consciente de las dudas que hace crecer un plan como este, pero tengo un conocimiento de las deidades mayor al que tu tienes, y puedo asegurarte que al rey demonio nunca le interesó esto de la guerra: básicamente solo quiere vivir la vida como le plazca sin que le molesten, ¿o crees que de haber querido acabar con nosotros no lo habría hecho hace mucho tiempo en lugar de tumbarse a dormir con la excusa de esperar un rival digno? -plantearía entonces el elfo oscuro, reafirmando la seguridad que tenía con aquel plan que se llevaría a cabo, de una u otra forma. -. Aún así... El destino siempre guarda sorpresas, por lo que cuento conque estés preparado por si algo sale fuera de lo planeado...
Sí ir a la guerra no era suficiente, el hecho de que Altavius considerase abiertamente la posibilidad de que el plan no fuese del todo como pensaba solo hacía mayor el peso de aquella decisión. Se avecinaba un cambio para el mundo, y en el fondo sabías que tendrías que luchar para que tu y tú amada pudiesen continuar en él cuando ese cambio llegase...
-Ahora, si me disculpas, tengo que reunirme con la matriarca -de ese modo, el elfo oscuro te despediría con un asentimiento de cabeza, y se dispondría a retirarse para ir a reunirse con la elfa, dejándote así con aquel dilema en tu interior...
Si bien para algunos podía parecer el final de un viaje, otros sabían bien que solo era el comienzo, siendo en los aposentos de la matriarca Lethía donde se llevaría a cabo una reunión respecto a los próximos eventos para los que el clan debería estar preparado.
-Dime la verdad, Altavius: ¿engañaste a mi hermano para que se sacrificase? -preguntaría la elfa, más curiosa que otra cosa.
-Fui sincero con él. Le expliqué exactamente lo que pasaría si seguía mi plan, y lo que pasaría si no lo hacía... Él fue quién tomó la decisión -aseguraría el hombre pálido.
-Jiji... Seguramente le dijiste algo de que el reino perecería si no lo hacía: es muy de él dar su vida por mi y mi gente... -mientras decía estas palabras, la mujer acabaría por mostrar una sonrisa de satisfacción. -. Fuese como fuese, me cumpliste: Ya nadie se interpondrá entre lo mío con Aaron, por lo que tienes mi palabra para lo que necesites. Aunque tengo curiosidad... ¿Realmente cuales son tus intenciones? No parece que quieras gobernar...
-Solo quiero evitar repetir esta conversación de nuevo...