Suenan las campanadas de las nueve de la noche en el carillón de la iglesia más próxima, lo que hace girar la cabeza a Hestram.
Valdría la pena que os pusiériais en marcha.
- "Sí, Capitán." -
Le hago una media reverencia un tanto burlona al semiorco para que encabece la marcha hacia los Charcos.
- "Después de usted, Maese Shatumal." -
El semiorco abre la marcha sin dudarlo, dedicando una mirada extraña a Anaxagoras y un encogimiento de hombros. El hombre parece disfrutar de una broma privada consigo mismo, pero Shatumal lo único que piensa es que desea que les dure el buen humor.
Cuando los problemas lleguen, que llegarán, será más difícil entenderse con unos desconocidos. Shatumal es un cazador solitario, y trabajar en manada le cuesta mucho esfuerzo.
Sigo algo distanciado al cazador semiorco, mis pasos ligeros y silenciosos en la noche.
La joven elfa se dispone a saludar antes de marcharse, pero la burla de su compañero hace que se quede a medio camino y con la boca entreabierta... Antes de componerse y despedirse de Hestram con un gesto de la cabeza. Sale detras de Anaxagoras y de Shatumal, pero gira en dirección contraria, rumbo a su habitación.
-¡Eh! Nos vemos en la puerta principal. Tengo que recoger mi equipo.- Sin esperar una respuesta, Tira echa a correr.
Unos minutos despues, Tira vuelve a reunirse con el equipo, pertechada como si fuera a la guerra en lugar de a visitar uno de los peores barrios de la ciudad. Cruza el umbral de su refugio ajustandose los últimos cierres de la armadura de cuero tachonado y de la mochila de campaña.
Obsequia a su grupo con una sonrisa radiante antes de espetarles un seco: "Lista. En marcha".
Dandose cuenta de que el semiorco y el humano ya estan en camino, Tira avanza en pos de sus camaradas.
En silencio escucha, para sentir con la cabeza cuando todos se disponen a prepararse. Se dirige al jardín, donde recoge unas cosas, para luego reunirse con el resto en el momento de la partida, acompañado de un enorme lobo de lomo plateado, cual perro seguidor de su amo.
-Este es Shiucar, mi fiel compañero, viaja conmigo.
Mientras acaricia el hocico del animal.