Partida Rol por web

Todos vosotros sois agentes novatos de la Sociedad Pathfinder, recién acabada vuestra fase de entrenamiento.

Sabéis que a los novatos se les encargan pequeñas misiones para que se vayan fogueando, lo que en el argot de la sociedad se llama "trabajos de IBM" (y veme a por esto, y veme a por lo otro; vamos, labor de recadero glorificado). Pero al mismo tiempo, los capitanes de expedición se fijan en quién lleva a cabo dichas misiones con entusiasmo para confiarle después misiones de mayor calado, así que vale más hacerlo bien.

Se os hace saber que Adril Hestram, el capitán de expedición residente, os quiere ver a pesar de que casi es la hora de cenar. Le conocéis bien, es un guerrero humano experimentado, que os daba clases de defensa personal, y de cuyos certeros golpes todos lucís más de un morado. Es un hombre duro pero justo, y no le gusta que le hagan esperar, así que entráis en su despacho donde le veis sentado a su mesa.

Pasad y acomodáos, dice.

Lowar entra por la puerta sin dilación.

Capitán Hestram...cuando pasa por el lindar de la puerta.

Cuando toma asiento en una de las sillas se sienta en la esquina, su nerviosismo es considerable, parece ser que tendrá el primer trabajo de su vida en la sociedad...es algo que hacia mucho que esperaba.

Me han dicho que nos había llamado.

Las sombras de la noche parecen apartarse levemente para dejarme pasar, o tal vez para escupirme de su interior como a un hijo abortado.

- "Buenas noches. Capitán..." - Hago una inclinación de cabeza en dirección al Capitán, como muestra de reluctante respeto. Siempre he pensado que me tenía manía por mis senderos oscuros y que se ensañaba más conmigo en sus palizas que con otros estudiantes.

El semiorco llamado Shatumal entra en la habitación arrastrando toda su considerable anatomía. La armadura de cuero apenas contiene los flácidos pectorales y la barriga amenaza con escapar por abajo. En conjunto, no es una visión nada agradable.

Como de costumbre, Shatumal está ya preparado, con sus armas de cazador y su equipo dispuesto. También como de costumbre, el semiorco va directo al tema. A ojos de un semiorco, incluso los humanos están bendecidos con una larga esperanza de vida y ha dejado demasiado lejos sus años de mozo como para entretenerse con etiqueta o preliminares.

¿Qué necesitas hecho?

Apenas dedica una mirada a los aventureros que comparten la sala con él.

Justo al pasar por debajo del dintel de la puerta, Tira retira la capucha de su tabardo, liberando un torrente dorado sobre las hombreras de cuero reforzado de su justillo. Lanza una mirada en derredor, estudiando el despacho, mientras un destello ambarino ilumina brevemente sus ojos. Aparentemente satisfecha, cruza la sala y busca un trozo de pared donde recostarse mientras mantiene su zurda apoyada indolentemente sobre el deslustrado pomo de su espada larga.

Una suave sonrisa de anticipación resta dureza a sus rasgos, cruzando los brazos al pecho y una de sus largas piernas con la otra. Su mirada recorre la habitación, fijandose en el variopinto grupo de exploradores con quien el Destino habia tenido a bien emparejarla. La sonrisa de la joven elfa se acentuó un poco más antes de responder.

-A tus ordenes, capitán Hestram.

Hacia tiempo que había decidido dejar su vida en el bosque, para entender otra clase de vida. No usaba los aposentos que había para los iniciados, dormía en los jardines, donde su fiel compañero podía permanecer a su lado. Todos murmuraban a su paso, cual bicho raro, porque lo escuchaban hablar a las plantas y a los animales. Cuando fue reclamada su presencia, fue el último en presentarse,  apoyado en su cayado de roble rojo, y con alguna hojarasca enredada en su melena plateada, mientras sus ojos mostraban una mirada del mismo tono que la elfa allí presente.

-Aqui me presento, vos diréis capitán.

Apoyandose sobre su cayado, cerca de la puerta.

Como sabréis, si recordáis las clases de historia de Absalom, esta ciudad ha librado largas y variadas guerras a lo largo de los siglos, y jamás ha caído ante ningún invasor. Uno de los esfuerzos más peligrosos tuvo lugar hace unos setecientos años pero, como los demás, no tuvo éxito. Ahora, un historiador de cuatro cuartos, un tal Yargos Gill, ha descubierto en un archivo un antiguo libro de claves, que sería un excelente añadido a nuestra colección sobre esa época, cuyo conocimiento hay que preservar.

Yargos vive en Los Charcos, el barrio más pobre de Absalom, que tiene la reputación de ser un refugio de escoria. A causa del terremoto de hace diez años, partes del barrio quedaron por debajo del nivel del mar, lo que hace que se inunde de vez cuando. Quienes pueden permitirse no vivir allí, no lo hacen.

El barrio está (cómo no) abarrotado de putas, sus chulos, adictos a todo lo imaginable, y rufianes
surtidos. Nunca ha sido un lugar respetable, pero hay informes recientes sobre terrores innombrables en las empantanadas calles. Algunos afirman haber visto figuras esqueléticas y embozadas en mantos vagando a través de una niebla antinatural. La prioridad es traer aquí a Yargos antes de que algún macarra le haga unos cuantos agujeros en la tripa, o alguna de esas figuras espectrales se lo lleve para el otro barrio. Encontradle y traedlos a él y al libro de claves.

Miro a mis compañeros de misión un momento. La verdad es que no las tengo todas conmigo. Quizá, sólo quizá, si fuera yo solo podría infiltrarme en ese barrio infernal y encontrar al historiador. Aunque yo solo no saldría de allí con vida. Con mis compañeros tampoco lo tengo claro. Desde luego que muy sigilosos no parecen, y la mejor forma de transitar por Los Charcos es siendo invisible. Bueno, la mejor forma es no transitar por allí en absoluto, pero ese es otro tema.

Shatumal arruga la nariz desagradado. Sin duda a zona de la ciudad conocida como Los Charcos amerita tal reacción, pero en el caso del semiorco el problema empieza con el agua. Espera no tener que mojarse. Odia hacerlo.

Echa un vistazo ahora a su compañero. Shatumal vive en el bosque más tiempo que en ciudades, y sin embargo él es el primero en mirar al druida como si estuviera loco. El semiorco tiene una larga y profunda relación con los animales, basada en comerlos, evitar ser comido y despellejarlos para hacer ropas. Esa elfa trataba al chucho como si fuera su hermano. De locos.

Los demás parecen más cuerdos, y capaces de cuidar por sí mismos. Desde luego Shatumal no va a ser quien juzgue a nadie por las apariencias. El explorador se acomoda la lanza antes de hablar.

Entendido.

Pueden haber más preguntas que hacer, pero al semiorco no se le ocurre ninguna. Si es por él saldría hacia allá sin demoras.

Si capitan. Asiente mientras mira a su superior.

Tenemos alguna informacion para empezar a buscar o descripcion del hombre? Cualquier informacion que nos pudieran avanzar daria alog para empezar a buscar....cosa que era bastante imprescindible, el reloj corria y parece que el tiempo apremia.

- "Hum, la noche es el momento de los no muertos. Esas criaturas espectrales estarán ya deambulando por el barrio..." -

Podéis buscarle en un antro que suele frecuentar, que se llama El Gaitero Empapado .

Seguro que, una vez allí, sabrán daros cuenta de su paradero.

La sonrisa de Tira se estiliza todavía más, mientras su mente divaga con las historias y relatos de guerras pasadas. Sus ojos estudian a sus compañeros, que se muestran interesados... "Aunque no precisamente exultantes de alegria... Incluso diria que Anaxagoras esta de todo menos complacido..."

Sintiendo la llamada de la aventura, Tira se separa de la pared y adopta una postura más seria, más atenta. "Vaya un lugar para perderse... No me extraña que el cápitan Hestram quiera tenerle a buen recaudo cuanto antes..." Al oir la mención de criaturas espectrales, el rostro de Tira se ensombrece, mientras que sus labios se contraen en un duro tajo. "Fantástico... Simplemente, fantástico, si señor..." La guerrera elfa aprieta el puño sobre la empuñadura de su espada hasta que sus nudillos adquieren un color pálido. "Buscar a un aprendiz de arqueólogo en el peor barrio de Absalom...¿Como pretende que lo hagamos sin tener siquiera una idea de que aspecto tiene."

Antes de que pueda levantar la mano para preguntar, Iowar, el mago del grupo, se adelanta y es respondido con igual celeridad por el severo cápitan residente.

"Yargos Gill. El Gaitero Empapado. Traerle de una pieza junto con sus últimas adquisiciones.". Tira nunca habia estado en ese local, pero lo catalogó rápidamente como "Lugar-infecto-donde-tu-vida-no-vale-nada"- La guerrera hizo un repaso mental de lo que podía necesitar. "No deberiamos tardar mucho, de modo que la mitad de las raciones bastaran... Agua y vino, que a saber que quieren colarnos... La armadura por descontado y un metro de buen acero élfico para deshacerse de los moscones mientras negociamos con el señor Gill..."-Entendido. "
 

Reflexiono un momento, llevándome la mano izquierda a la barbilla, intentando recordar lo que sé del "Gaitero Empapado" y del barrio de Los Charcos en general.

Continua la conversación,  apartado del resto,  escuchando atentamente. Sinceramente le desagrada la ciudad, y por lo que esta escuchando, ese tipo de barrio puede ser aun peor. Cuando escucha lo de figuras sobrenaturales, su cuerpo parece animarse,  en los bosques, cuando han surgido,  han realizado mucho daño a la naturaleza.  Mira a los allí llamados,  notando que tal vez ellos estén mas habituados a ese tipo de misiones que él. 

- "Hum. Imagino que Yargos Gill podría haber elegido sitios mucho peores en los Charcos. Es un tugurio, pero al menos la gente que frecuenta ese lugar suele ser honesta." -

Tira gira la cabeza hacia Anaxagoras. Un destello inidentificable se apaga bajo las largas pestañas de la elfa, mientras parece meditar sobre lo que se acaba de decir.

"Es bueno oirlo... Si los habituales no suponen un problema, tanto mejor... Algo me dice que será un paseo muy movido."

Vuelve a alzar la vista y estudia a sus compañeros... "Si alguien es capaz de traer a ese tipo hasta aqui somos nosotros..."

"¿Algo más? ¿Algún detalle importante que se nos halla pasado?- Tira se mordió el labio inferior, en un gesto de nerviosismo inusual en ella-

- "No sabría decirte. Creo que esta va a ser una verdadera prueba de fuego." -