Partida Rol por web

Le pego un trago a la cerveza y la mantengo en la mano. Aun cuando no estoy acostumbrado a estas bebidas tan hediondas, poco o nada saben mis compañeros de mi pasado y lo que he tenido que soportar. Se necesita algo mucho peor que una cerveza con sabor a meados para torcer mi gesto.

Con la jarra pegajosa en la mano le pregunto a la posadera.

-¿Hay algún sitio tranquilo donde beber?- es lo que yo haría si fuera el susodicho Yargos- Esperamos a una persona de mi entorno- dejo en el aire que es sofisticado, no una rata con colorete.

Claro, guapetón, dice la camarera. Pero sólo cabemos dos personas, tú y yo, y remata con una caída de pestañas sólo comparable a la profundidad de su escote.

Levanto la mano pidiendo calma y sacudiendo la cabeza negativamente.

- Ha habido un malentendido- miro a mis compañeros buscando ayuda, que pensaran...- me referia a un lugar para hacer negocios con tranquilidad.

Y asi poder dar con el señor que buscamos.

No tenía pensado beber nada, pero al mirar las copas que acababan de traer me pareció que la cerveza en realidad no parecía tan mala; de hecho todo aquel agua alrededor del barrio me había acabado dando sed.

Sin pensarlo dos veces y olvidando por completo la trama de chachara de la que se encargaban mis compañeros, estiré los brazos sobre la mesa para alcanzar una de las jarras y me la lleve a la boca enérgicamente dando un buen trago sin miedo.

¿Negocios?, pregunta la chica. Pues no, lo que ves es lo que hay.

Y se inclina hacia Lonfelow permitiéndole ver todo lo que hay que ver y más.

Glup. Estiró los parpados hasta que pareció que los ojos se iban a salir de sus cuencas ante la revelación de los secretos del escote de la camarera. Dejó que su mirada corriera libre entre los paisajes pálidos y tersos de aquellas dos voluptuosidades suspendidas en el vacío y que  se movían ligeramente acompasando cada leve movimiento de aquella mujer. Cogió una de las jarras de cerveza y brindó al aire por algo que solo dijo en su cabeza, y sin dejar de mirar lo que asomaba por el balcon de tela de aquel escote, se metió aquella cerveza aguada dentro del cuerpo de un tirón.

Boqueo un par de veces como un pez fuera del agua, intentando buscar las palabras adecuadas. Pero esa turgencia cercana me mantiene por unos momentos colapsado. Las humanas no se andan con tonterías en estos lares. Desvío la mirada buscando el apoyo de mis compañeros y entrecierro los ojos mirando a Vedran, ¿está brindando por sus pechos? Está claro que no me va ayudar.

-bien, esto, si... (carraspeo)- miro a la camarera a los ojos con toda mi fuerza de voluntad- pues no... er... necesitaremos nada más por el momento.

Creo que he escapado con bastante dignidad. Todos los campeones del tribunal del cielo están aplaudiendo mi victoria ahora mismo. Dejo escapar un sonoro suspiro y enfoco mi mirada en algo muy importante que esté pasando en cualquier otro lugar, dando por terminada esta acalorada conversación.

Eisa observaba todo desde atrás de los chicos, roja como un tomate. Tenia la boca seca, pero ninguna de aquellas bebidas le parecía apetecible. Dio un largo suspiro e intento hablar, pero los nervios y la boca seca podían con ella. Al menos ya no tenia tanto frío como antes. 

Tiradme todos Percepción, por favor.

La jarra se inclinó entre mis manos mientras el líquido se deslizaba a grandes tragos por mi garganta

- Glu Glu Glu...

Se movía mi nuez casi sin paladear el asqueroso zumo

Veis que la camarera mira a un lado y a otro como buscando a alguien y resopla, como hastiada. Luego va para la barra y llena una bandeja con más cervezas, que empeiza a repartir rezongando.

Cuando pasa a vuestro lado oís: Se va a enterar cuando le vea. ¿Dónde se ha metido?

Buena moza andamos buscando a Yargos Gill. tuvo que esforzarse un buen rato en levantar los ojo de la explanada del escote de la camarera Tenemos negocios pendienbtes con él. Ya sabe usted, asuntos de dinero y cosas del estilo. El tema es que nos habiamos citado aqui con él pero veo que no anda por aquí. Supongo que debe haberse retrasado por algun inconveniente ¿Lo ha visto usted por casualidad?

Pues sí, ha estado aquí hace un rato, responde la chica.

Pero ha salido, o más bien se lo han llevado, unos pandilleros de una de las bandas. No me acuerdo el nombre pero llevan tatuado un lobo de colorines. De hecho, mi compañero camarero ha salido detrás para avisar a la Guardia y aún no ha vuelto.

Se-señor Ve-Vedran, cre-creo que lo más sensato sería ir a bu-buscar a la otra camarera. -tartamudeo la elfa detrás del pícaro. 

Me llevo dos dedos al sien y levanto las cejas. No me puedo creer que todo era tan fácil como preguntar directamente por el objetivo en cuestión. La sutileza en barrios como este no sirve absolutamente de nada. Dejo caer la cerveza con fuerza sobre la mesa, al mismo tiempo que me levanto. El geiser provocado por el golpe hace que salpique casi tan alto como mi estatura.

- Entonces salgamos prestos sin demora- me dirijo a la camarera mirándola directamente a los ojos (cough)- ¿Por que puerta han abandonado el establecimiento?- busco más salidas- ¿Lobos con colorines?- no estoy muy al tanto de las bandas y ahora miro a mis compañeros interrogativamente.

Nunca ha sido de mi interés saber de las bandas, a menos que seas muy conocidas o actúen en partes de la ciudad más notables, donde reside mi círculo de amigos.

Vedran sabia perfectamente de esa mania de los elfos de fijarse en cosas estupidas que a nadie más le importan. Cosas mágicas y sin sentido. Y aunque seguramete seria algo así, alguna estupidez de trascendencia elfica, se  se alejó del escote de la camarera y de sus oidos tambien para acercarse donde estaba Eisa para saber del motivo de su tartamudeo. 

Schh ¿Que pasa? le dijo por lo bajini.