La fiesta en la mansión de Elrond continúa hasta muy avanzada la noche. El gusto de los elfos por la música y la poesía, el entretenimiento que sigue al banquete, excede con mucho el placer de los elfos por los meros manjares, que sin embargo son deliciosos. Durante la noche habéis visto como dos elfas hablaban a menudo con vuestros compañeros elfos. Habéis comido y bebido hasta hartaros y ahora estáis deseando descansar.
Galoranna y Lauriel (amigas de Gallind y Rilwen) os conducen a todos por un pasillo tras el final de una balada, y se paran en una habitación lateral. Están impacientes por oír más de vuestras aventuras, pero saben que estáis cansados y necesitáis dormir. Os señalan a los dos y después a la habitación. Cuando se alejan unos pasos con el resto, escucháis como Lauriel suplica en voz baja a sus dos amigos que reconsideren su plan de viajar hacia el este.
-"Por favor, por favor, permaneced algunos meses más aquí antes de partir de nuevo. ¡Os he echado mucho de menos!" Dice con una alegre sonrisa. "Si vuestros nuevos amigos se nos unieran, podríamos pasarlo muy bien juntos. Seguramente tu promesa de encontrar el Rhîvaran podría esperar un poco más, Gallind."
La puerta se cierra sola ante vuestras narices. ¡Magia élfica! Os dais la vuelta y observáis la estancia, bastante espaciosa y lujosa. Un amplio salón da paso a dos alcobas con una cama en cada una. Ventanales acristalados dejan entrar la luz de la luna. Pequeños hogares calientan las estancias, el fuego crepitando sobre los leños candentes. Hay alguna silla de tamaño hobbit y colgada de la pared sur del salón hay colgada una mandolina bastante familiar para vosotros. Os quedáis de piedra al acercaros y reconocer el instrumento. A vuestra memoria vienen recuerdos antaño olvidados, recuerdos sobre vosotros siendo críos y sentados en las rodillas de vuestra madre Rose. Enfrente, vuestro padre Tolman tocando una pieza musical bastante pegadiza: La cabalgata de Toro Bramador.
¡Comenzamos!
Estáis de momento los dos solos en la habitación, los demás están en otras habitaciones.
La mandolina que allí se haya colgada es la de vuestro padre, estáis segurísimos.
Hablar entre vosotros y así os vais conociendo un poco como jugadores. ¡Sois hermanos!
Merodeo por la estancia pasando la yema del dedo índice por la superficie de los muebles, de los objetos e incluso de los grabados en la madera y la piedra. Mantengo la boca entreabierta dejando ver la lengua entre los dientes blancos como indicio de mi embelesamiento con todo la belleza de los objetos de manufactura y elegancia élfica. Por fin, tras un suspiro me vuelvo a mi hermano y me acerco a él. Le hablo en voz queda, como si pudiese molestar a alguno de esos increíblemente elegantes elfos si alzara la voz en este lugar.
- ¡Oh, Tolman! Podría pasarme media vida observando este lugar y a los elfos. ¿has visto la elegancia de sus bordados?¿has escuchado cómo cantan?¿cómo se mueven?
Recorro la distancia que nos separa y coloco la mano sobre el hombro Tolmam:
- ¿has oído lo que decían a Gallind? ¿Les has escuchado hablar de ese Rhîvaran, qué será?¿te ha contado Gallind algo de eso? ¿quizá le gustaría que le ayudásemos a buscarlo con él? a fin de cuentas tú eres un buscador profesional ¿no?. - Le sonrío con complicidad.
Tolman estaba absorto mirando por la ventana la increíble luna que se podía visualizar desde allí, mientras que notaba como Lily pululaba por la habitación. Ninguno de los dos había visto nada parecido y cada cosa, cada lugar, cada todo... que veían les impresionaba aún más.
El mayor de los hermanos que había vivido alguna aventura más que su hermana también se asombraba de todo aquello, pero no lo observó con tanto embelesamiento como Lily. A pesar de ello, se dirigió hacia la silla, y no sin ello dejó de mirarlo todo, algo inquieto y atolondrado, tanto que casi no escuchó a su hermana hasta que le colocó una mano sobre su hombro.
Tolman se sobresaltó.
- Sí, lo he oído, pero no sé a qué se refería. Gallind nunca me dijo nada sobre ello. - el buscador suspiró por un instante - "Con todo lo que hemos pasado ese orejas picudas y yo... y no es capaz de contarme nada." - dijo en voz baja mientras levantaba la mirada. - Sí, - dijo alegre mientras se levantaba de la silla de un salto y miraba a su hermana con júbilo - ¡soy un buscador! y de los mejores.
Cogió a Lily de ambas muñecas y se puso a dar saltos alrededor de ella divirtiéndose hasta que se quedó justo de frente a la mandolina, deteniéndose y quedándose petrificado. No dijo nada, solo hizo un gesto con la cabeza para que su hermana se diese la vuelta y la mirase.
El júbilo deja paso al asombro. Los dos os quedáis observando la mandolina. Tolman se acerca y, subiendo a una silla, logra descolgarla. La miráis de arriba a abajo y en un lateral están grabadas unas iniciales: T. P. ¡Qué coincidencia! Vuestro padre se llama Tolman Pulgarverde. Os miráis el uno al otro. ¿Por qué está la mandolina de vuestro fallecido padre aquí, en una estancia de Rivendel? No sabéis explicarlo, pero no es casualidad, ¿o sí? Que sepáis, vuestro padre no salió nunca de Bree o sus alrededores. ¿Qué significaba aquello? Con estas incógnitas, os vais a dormir.
La mañana llega alegre, con trinos de pájaros cantarines entrando por las ventanas. Hace un día precioso de principios de verano y dan ganas de salir a pasear por los numerosos jardines de Rivendel, a ver y conocer a toda clase de personajes. ¿Quién podría ayudaros con lo de la mandolina? Tal vez Gallind o Rilwen sepan algo, ya que han vivido aquí muchos años...
Podéis hacer varios post. Recordar de leeros vuestro trasfondo.
Rivendel, 2951 de la Tercera Edad. Es verano y el tiempo es agradable.
Lily gana 1 PX por postear y tiene un total de 1478 PX.
Tolman gana 1 PX por postear y tiene un total de 1463 PX.
Tras examinar la mandolina con su hermana, Tolman la deposita en su sitio y la hace gestos para irse a dormir, pero la emoción de haber descubierto aquel instrumento allí casi parecía entusiasmarle más aún y una sensación de inquietud le viene al no saber bien si realmente era de su padre o no. Todo apuntaba a que sí, pero necesitaba esa respuesta.
- Lily, tú también la reconoces ¿no? Sí que es la de padre... - dijo mientras se iba a la mullida cama medio bostezando y estirándose.
Casi no esperó una respuesta por parte de su hermana, pues se tumbó y enseguida se quedó dormido. Realmente estaba cansado.
La mañana siguiente llegó pronto, demasiado pronto para el hobbit, pues el descanso había sido placentero y reconfortador, pero no lo suficientemente reparador para Tolman. Tanto camino, tanta emoción, tanto de todo... había desgastado bastante al Tom y el haber descubierto aquel instrumento por la noche no le ayudó a un buen descanso profundo.
El hobbit se levantó, y se quedó dentro de la instancia, sentado frente a la mandolina esperando a que su hermana despertase... necesitaba hablar con ella y averiguar más.
Tardé en dormir a pesar de lo mullido del lecho. Pasé horas mirando mis peludos pies y pensando en el grabado de la mandolina. En realidad estaba a la par intrigada y enojada. ¿ Por qué Rilwen me habría ocultado que Padre había estado en Rivendel antes? Es cierto que hablábamos poco de tiempos pasados antes de conocernos, pero Pulgarverde no es un apellido común ni fácil de olvidar. Los elfos tienen buena memoria.
Poco había me había dicho Madre de la vida de mi padre, al que a penas yo recordaba. Ella había contado alguna vez que era vendedor ambulante... pero eso no explicaba qué hacía allí una mandolina que podía haber sido suya... Era cierto que padre tenía buena voz, eso lo sabía porque aunque madre nunca le había contado sobre su muerte o cómo ella enviudado, sí había contado varias veces la historia del hobbit que la había enamorado a base de canciones y pasteles y que era su padre... al final me dormí. Un hobbit que se precie sabe encontrar el sueño cuando la cama es cómoda aunque fuera haya una tempestad.
Justo después de despertar y lavarme la cara veo a Tolman sentado frente al instrumento, lo cual me despierta más rápido que el agua de mi rostro porque me recuerda mi enojo en la noche..
- No recuerdo casi nada de Padre. Pero madre contó acerca de su habilidad con la mandolina, decía que yo había heredado de él unas manos delicadas de músico... Debemos preguntar a Rilwen, ella tiene que saber algo. Y después de tanto pasado juntos nos debe una explicación por no habernos hablado de ésto antes. - Coloco las manos en jarras sobre la cintura evidenciando mi desagrado y enojo. - Venga, no te quedes ahí pasmado, ya tienes algo que encontrar. Encontremos a Rilwen, que nos explique lo de Padre y lo que sea que se trae Gallind entre manos.
Casi a paso ligero me encamino a la puerta esperando que Tolman me adelante de un momento a otro.
Con las dudas reflejadas en vuestros rostros, salís de la alcoba y miráis a un lado y a otro, para ver dónde pueden estar los demás. Pero seguís al guía por excelencia de un hobbit: su olfato para la comida. Habéis salido al pasillo y dirigido hacia donde un agradable aroma a comida inunda vuestras fosas nasales. No recordáis haber estado en este comedor, pero en él hay una gran mesa de madera con multitud de platos recién preparados puestos encima. Varios elfos van y vienen trayendo viandas y bebida. A un lado, veis a los demás, que ya están sentados a la mesa. Las paredes de la estancia tienen grandes ventanales por donde entra la luz del sol a raudales, los trinos de los pájaros suenan alegres y el olor a flores se entremezcla con el de la comida. Avanzáis hacia el resto de comensales.
Seguimos en la Escena 0: Un breve descanso IV
Rivendel, 2951 de la Tercera Edad. Es verano y el tiempo es agradable. Primera hora de la mañana.
Lily gana 1 PX por postear y tiene un total de 1479 PX.
Tolman gana 1 PX por postear y tiene un total de 1464 PX.