-"Espero que su enemigo pueda ser lanzado al Vacío Eterno, cuando la espada de alguien valiente traspase su negro corazón." Maldice con furia. "De haber llegado a cruzar el robledal sin nombre, en el camino hacia el Paso Alto, no tendríamos que estar lamentándonos de tan terribles pérdidas. Allí imperan otras leyes, nadie osa alzar sus armas o dañar sus dominios. ¿Verdad, Draimmer?" Espeta a su compañero.
-"Sin duda." Reflexiona con aire ausente. "Dicen que en el corazón de ese robledal se perdió una estrella capaz de conceder a quienes atraviesan sus dominios el poder de vislumbrar su pasado y su futuro. Dicen que su descenso a esta tierra produjo un vórtice atemporal. Todas las especies vegetales cambiaron, los animales dejaron de anidar en el interior, el lugar parece ajeno al tiempo. Hay quienes dicen que todo el bosque es él, que se mueve en cada hoja, en cada roca. Muchos son los viajeros que buscan en su interior esa estrella o entidad. Se dice que abre el foso que ilumina el inicio y el final de los tiempos, pudiendo mostrarte incluso el momento de tu fallecimiento, pues hay quien desea burlar la muerte y reescribir su destino." Afirma mirándoos de hito en hito.
-"Draimmer, ¿recuerdas al aguerrido de Thovir? Ese enano tenía una determinación de acero. No sabemos qué clase de pacto hizo con él. La primera vez que le vimos iba en su busca, nos dijo, para evitar la muerte. Y así fue. Vio su propio fallecimiento y lo esquivó, por lo que regresó de nuevo al robledal sin nombre. La segunda vez que nos cruzamos con él, afirmó sin titubear que le había sido concedida una segunda visión. Tardaría años en regresar, pero cuando lo hizo, nos dijo que se había condenado a sí mismo, jamás le volvimos a ver. El caso es que pocos han podido atestiguar cómo es aquel que abre el foso del tiempo. Algunos dicen que es una bestia, otros lo describen como una afable anciana, otros como un candoroso niño, que sólo quiere jugar." Os comenta con una ligera sonrisa.
-"Muchos viajeros también llegan en busca de respuestas sobre su propio pasado. Seres queridos a quienes perdieron la pista, sucesos enterrados en el tiempo a los que quieren acceder, buenos augurios para su familia. ¡Y por ventura que se les conceden visiones de tales sucesos! Recuerdo que un viajero consiguió dar con el paradero de una de sus hijas. Aquel ser, al que muchos llaman el Oráculo a pesar de que nadie sabe a qué nombre responde en realidad, le concedió una certeza. Todo aquel que deseé obtener respuestas o augurios debe estar dispuesto a dejarse guiar por él, más sus visiones no siempre son claras, uno debe saber interpretarlas." Advirtió al grupo.
-"Es un ser sagrado, y como tal, su presencia y sus intenciones son extrañamente ambiguas. Lo que es seguro es que en ese lugar impera su ley y su voluntad. Nadie ha de osar contrariarle." Dijo reclinándose en el asiento.
Cuando los dos hermanos pararon de parlotear, se dieron cuenta de que solo habían hablado ellos y se rieron. Se levantaron de la mesa y se pusieron a recoger los platos y vasos. Era media mañana y estábais recuperados de los estragos de la noche anterior. Los gnomos os comentan que va a hacer buen tiempo en los próximos días. Podéis aprobechar para continuar antes de que llegue otra tormenta...
Rilwen no pudo evitar sentirse muy mal, había sospechado de aquellos amables y bondadosos hermanos, y se había confundido. Sus viajes le habían enseñado que había muchos peligros y gentes malas, pero nunca debería olvidar que también había buenas almas. Apenada por los recelos que aquella casa y sus dos habitantes le habían provocado, trató de ser cortés, amable y agradecida con los dos hermanos.
-¡Muchas gracias por todo! Nos habéis salvado, en mitad de una tormenta en estas montañas, vuestro hogar ha sido nuestro refugio. Nos habéis tratado muy bien, y nunca lo olvidaré, estoy en deuda con vosotros.- Les dijo a tan amables y atentos anfitriones.
Tras escuchar aquellas historias de aquel robledal, se quedo pensativa.-Muy peligroso me parece jugar con el destino y tratar de conocer el futuro. Puede ser tentador, pero puede convertirse en algo sumamente peligroso. Yo prefiero seguir con nuestro camino, ahora que estamos descansados y parece que tenemos buen tiempo. Pero antes de partir, me gustaría saber si hay algo que podamos hacer por vosotros. Estaría encantada de poder ayudaros en lo que necesitéis.- Se habían portado muy bien con ellos, si podía ayudarles en algo, no dudaría en hacerlo.
He estado escuchando atentamente la leyenda de ese robledal con la boca entreabierta y un suculento bocado atravesado en los dientes de mi tenedor a la altura de mis ojos. Me ha costado mucho convencerme de que los gnomos amables no son algún truco de magia para hacernos confiar. Pero me he rendido a la evidencia de su ayuda y amabilidad. Ahora me siento un poco culpable de haber pensado tan mal de ellos. Seguramente su ayuda me ha salvado de morir congelada... soy una desconsiderada. Estaba pensando en disculparme por mi actitud pero he caído embelesada por el relato acerca del robledal.
- Oh, Rilwen, ¿de verdad no podemos ir a buscar esa estrella?¿podríamos así ver los infortunios que nos aguardan en el camino y evitarlos como el enano evitó su muerte? Seguro que así estaríamos preparados si nos encontramos con ese ser oscuro que parece aguardar a los que se dirigen al Paso Alto. Y además parece que esa sería una ruta más segura por la protección del robledal ... sólo de pensar en esa espada negra se me eriza el pelo de la nuca.
Mi rostro adquiere la expresión de un niño nervioso antes de abrir un regalo de cumpleaños en una fiesta hobbit. - Creo que sería un buen camino para seguir, Rilwen, ¿no podemos ir por esa ruta?¿de verdad que no? oh, vamos Rilwen, no quiero encontrarme con el ser de la armadura negra...
He olvidado por completo disculparme con los gnomos por mi desconfianza, pero ya no desconfío de ellos y toda mi atención está puesta en los rumores sobre el robledal.
Muchas gracias. - Dice con alivio a sus anfitriones. - No saben cuanto bien nos han hecho esta noche. - Y se despide de ellos con una reverencia.
Luego se dispuso a escuchar las historias de sus compañeros mientras sus ideas vacilaban con alcanzar cuanto antes la cama. No había sido un buen día ni un viaje tranquilo. Solo quería poder quitarse las ropas húmedas y recuperar algo de fuerzas tras un reparador sueño, si es que sus amigos y compañeros lo dejaban.
—¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhhh! Qué bien he dormido —dijo Gláin desperezándose tras un sonoro bostezo.
Había tomado la infusión caliente antes de acostarse y eso había ayudado para que ni la tormenta ni los peligros exteriores le preocuparan. Había empezado a roncar apenas su cabeza se posó en la almohada y ahora, con un día prometedor por delante pues el cielo se veía de un limpio azul, lo único en lo que pensaba era en un buen desayuno.
Y vaya si sus deseos se vieron cumplidos... Aquel era un desayuno propio de un príncipe, sobre todo teniendo en cuenta que se encontraban en una solitaria casa en medio de las montañas. El enano disfrutó de cada bocado y de cada trago que dio como si fuera la primera vez que probara tales alimentos. Mientras desayunaba, escuchó con atención lo que los gnomos les contaban, poniendo de vez en cuando muecas de desagrado, sorpresa o de excepticismo según lo que escuchaba pero sin interrumpir en ningún momento su masticación para hablar.
Fue cuando, tras sentirse lleno y recuperado y con una buena pipa entre sus dientes, quiso aportar su granito de arena ante lo que sus compañeros comentaban. La historia del oráculo le preocupaba, en especial porque quizás la hobbit o la beórnida tuvieran la loca esperanza de encontrar pistas en aquel peligroso lugar. Porque Gláin consideraba que un sitio semejante no podía traer nada bueno.
Tal y como temía, a pesar de que sus pensamientos coincidían con los de Rilwen, la hobbit mostró un vivo interés por acercarse al robledal.
—Conocer el futuro no aportaría nada más que vanas expectativas... Sería forzar el cauce de un río para que pase por donde queramos. Nada mejor que dejarse llevar por las aguas y vivir lo que el destino nos depare de la mejor manera posible. Saber cuál es el final condicionaría todo lo que hagas en la vida... —dijo antes de aspirar con fruición su pipa—. No creo que sea buena idea, no sabemos lo peligroso que pueda llegar a ser. Además me preocupa ese terrible guerrero de negra armadura.
Se recostó en su silla mientras observaba el humo del tabaco quemado ascender al techo. Era tentador saber lo que el futuro les deparaba, pero al igual que cualquier otra tentación también tendría sus consecuencias. Y no serían precisamente unas buenas consecuencias.
Reflexiona acerca de las palabras de Rilwen sobre tomar una ruta o camino determinado:
-"El robledal sin nombre es un lugar con voluntad propia. Difícilmente hallaréis un mapa en el cual venga su posición exacta. Hay quien asegura que la cualidad de su deslocalización es consecuencia de ser parte y extensión del propio ser que lo habita, que tal suceso también atiende a su voluntad. A fin de cuentas, no deja de ser una manera de salvaguardar sus dominios de la avaricia desmedida de quienes pasan por aquí en su busca. ¿Quién no querría realizar batidas exhaustivas sabiendo lo que mora en su interior, a pesar de los riesgos que conlleva?" Inquiere de forma retórica.
-"Ni cualquier viajero da con el robledal, ni cualquiera que lo halla llega a encontrarse con el oráculo. Si es tu destino encontrártelo, así será. Lo que es bien sabido es que cruzar su umbral es sinónimo de hallar protección temporal. De haber llegado a internarse a tiempo, la comitiva que se enfrentó a ese oscuro y miserable jinete lo hubiese contado, fue una terrible desgracia." Se lamenta apesadumbrado.
-"Recuerdo que Thovir nos contó que un caballero intentó regresar sobre sus pasos sin éxito una vez se introdujo en su extensión. Inexplicablemente, y a pesar de desandar lo andado, no regresó a su lugar de partida. ¡Ese maldito bosque siempre se sale con la suya!" Explica soltando una risotada.
Después de charlar un poco más con los nibin-nog decidís de reemprender la marcha hacia el Paso Alto aprovechando que hace buen tiempo. Os despedís amablemente de los dos hermanos que os han tratado tan bien y que os salvaron de una terrible noche a la intemperie bajo la tormenta y los gigantes de piedra. Estáis en deuda con ellos, como tantos otros viajeros que han pasado por aquí. No siempre van a ser grandes héroes o altos elfos los que luchen contra la Sombra, también hay pequeños personajes que hacen lo mismo con pequeños gestos.
Salís afuera y vais al cobertizo, donde los ponis están tranquilamente pastando. Preparáis vuestro equipo y volvéis a darles las gracias a los gnomos. Montáis y empezáis de nuevo a retomar el camino que va hacia el norte. Mirando el mapa que Elrond os dio veis que estáis a un día de camino, más o menos, de un nuevo cruce de caminos (C4). En esta encrucijada habría que seguir hacia el norte, saliendo una nueva senda hacia el este y terminando aquí el camino (camino verde) que Gallind hubiera preferido seguir desde un principio. Los gnomos se pierden a lo lejos, aún despidiéndose con las manos en alto.
Montañas Nubladas (2951 TE). Es por la mañana y el tiempo es soleado. El viento del norte viene frío.
Gallind recibe 1 PX por postear y tiene un total de 1722 PX.
Gláin gana 1 PX por postear y tiene un total de 1454 PX.
Lily gana 1 PX por postear y tiene un total de 1512 PX.
Rilwen gana 1 PX por postear y tiene un total de 1762 PX.
Tatharina gana 0 PX por no postear y tiene un total de 1357 PX.
Tolman gana 0 PX por no postear y tiene un total de 1481 PX.