Papá se enciende un cigarro, para no molestar tanto con el humo que pudiera causar con dos (xD).
- Torpedo sigue demostrando lo hábil que es. Hemos pescado una barbaridad y mañana debemos ir temprano a la lonja para vender la mercancía. Nos van a dar una pasta, muajajajaja- chupa el cigarro con fuerza y echa el humo hacia el techo. Hatori se muestra molesto en su sitio y le oyes decir en voz baja, aunque audible:
- Deberías dejar de fumar... Ese vicio acabará contigo- cuando papá le oye, forma una expresión digna de un malo de película.
- ¡¿QUÉ HAS DICHO?!- golpea la mesa con un puño. Elise baja la cara, como intentando no meterse en el asunto y Suguha se asusta, dando un pequeño bote en su silla. Tu madre los mira a ambos con expresión neutra, pero tu sabes que, cuando mamá usa esa cara es que no está conforme. En su mente, una vocecilla debe estar diciendo "Ains, ¡hombres!".
Papá se enciende sólo un puro, en vez de dos y empieza a contar cómo le han ido las cosas con su medabot. Yo escucho con interés y asiento. -Vaya me alegro de que osfuera bien la pesca. ¿A que hora ireis al mercado mañana? A lo mejor os puedo acompañar si eso-sugerí con una sonrisa en la cara. Si iban por la tarde, podría entrenar por la mañana con Ryu-kun para el torneo. Y si iban por la mañana, podía dejar a Ryu-kun trabajar en la tienda tranquilo.
Aunque Hatori lo dice en voz baja, prácticamente todos le oímos. Sabiendo cual iba a ser la reacción de papá me llevé la mano a la frente frustrada. -Un poco de calma los dos por favor, que tenemos invitadas y hacía días que no te veíamos papá-les dije a los dos con algo de calma. Le eché una mirada a mi hermano. Con lo bien que iban las cosas y que parecía que ni mamá ni papá se habían enfadado con él por lo de su nuevo medabot, y con esto podría meter la pata a lo bestia. Miró a mamá y a Oceana como buscando algo de apoyo.
Hikari Amami no era una mujer de un carácter muy fuerte, pero cuando se ponía sería, no hacía falta que chillase ni se enfureciera. Mira a su marido de tal forma que consigue hacer que se siente y se calme y a su hijo de una forma que consigue hacer que se incorpore y deje de mirar al plato.
- Como ha dicho Maya, tenemos invitadas ¡Vaya espectáculo estáis dando delante de dos damas! U os disculpáis ahora mismo o voy a tener que aplicar medidas- Hiroto parece entender perfectamente la amenaza de su esposa y pide disculpas a todos los de la mesa. Hatori no parece querer colaborar, y se marcha a su cuarto. Suguha mira hacia su regazo y ves que está apretando las manos, nerviosa. No estás segura de que tipo de relación hay entre tu hermano y la chica, pero para ella parece muy estrecha.
Tu madre lanza un suspiro frustrado.
- Bueno, que se le va a hacer. Disculpadle, es muy testarudo ¿Qué queréis de postre? ¿Café, fruta...?- se levanta y mientras recoge los platos, le besa la mejilla a su marido. Suguha se presta a ayudar a tu madre y Elise avisa de que tiene que ir al baño.
No sabía que clase de poderes tenía mamá, pero siempre bastaba con una mirada suya para que cualquier pelea o discusión se detuviese. Fue una suerte que ella también interviniera y a los pocos segundos tanto papá como Hatori se calmaron un poco. Pero Hatori se marchó a su cuarto bastante enfadado. Miré a Suguha y le puse una mano en el hombro y la miré con calma, haciéndole saber que todo iría bien. Mamá y Suguha fueron luego a por los postres y Elise preguntó por el baño.
-Está al final del pasillo a la derecha-le indiqué con una sonrisa. Me senté en una silla y miré a papá con una sonrisa calmada. -Luego iré a hablar con Hatori, no te preocupes-le dije con una sonrisa. A lo mejor mi hermano me contaba a que vino el arrebato de antes. Como mamá dijo antes, Hatori podía ser muy testarudo, pero a lo mejor podía ayudarle.
Subes las escaleras y, mientras te diriges al dormitorio de Hatori, el cual compartíais cuando eráis muy pequeños, lo escuchas dentro, gruñir y maldecir. Tocas a la puerta y te abre, con mala cara.
- Vienes a preguntar por qué he sido tan insolente con papá, que está recién vuelto de la mar, ¿verdad?- tu hermano no es nada tonto, pero como se ha mencionado en varias ocasiones, es muy testarudo.
Hatori me abre la puerta de nuestro antiguo cuarto, todavía con un humor de perros. Lo miro con preocupación y niego levemente con la cabeza. -Más que eso, me gustaría saber que es lo que te ocurre. Desde que empezó la cena, has estado muy tenso. ¿Te preocupa algo? Sabes que puedes confiar en mi-le dije con una leve sonrisa.
Esperaba que papá no le hubiese echado ninguna bronca o regañina en lo relativo al medabot que se había comprado en secreto.
Hatori te deja pasar y cierra la puerta tras de vosotros. Va a sentarse en su silla de estudio, dejándote la cama, más blanda.
- No entiendo por qué papá me ha regañado por lo del medabot... Todo tenéis medabot ¡Hasta mamá tiene uno como ayudante de oficina!- realmente, tu comprendes el motivo inherente del enfado de vuestro padre: Hatori compró el medabot sin permiso y a escondidas. Alguien toca a la puerta. Escuchas la voz de Suguha.
- ¿Hatori-kun, Maya-senpai? ¿Puedo pasar?- se nota la buena educación de la muchacha, aunque te fijas en que Hatori se pone tenso de repente y empieza a ordenar la habitación a toda velocidad, guardando la ropa tirada por ahí (en especial, los calzoncillos).
Sonrío al ver que Hatori me deja entrar en el cuarto. Me siento en la cama y le escucho con calma. Así que al final, papá le echó la bronca por lo del medabot. Luego hablaría con papá. -Hatori, estoy de acuerdo en que tienes derecho a comprar un medabot-empecé tras una pausa. -Pero deberías habérnoslo contado, podríamos haberte ayudado a conseguir el medabot con algo más de facilidad. Estoy orgullosa de que hayas ahorrado y comprado con tu propio dinero, muestra mucha responsabilidad por tu parte...pero también me siento algo decepcionada. ¿Por qué no nos contaste nada? ¿No confías en nosotros?-pegunté algo dolida. Era su hermana mayor, siempre había estado allí para ayudarle y cuando descubrí lo del medabot, sentí que Hatori no confiaba en mí. Además, ¿dónde había conseguido el medabot? ¿Y si le habían estafado o era un modelo robado? No había visto ese medabot antes en su vida.
Oí el sonido de la puerta y la voz de Suguha, preguntando si podía pasar. Hatori al instante empezó a recoger el cuarto y no pude evitar sonreir por la escena. -Un momento Suguha-chan. Ahora te abrimos-dije mientras ayudaba a mi hermano a recoger su cuarto. Normalmente Hatori no traía gente a casa, eso significaba que Suguha era muy especial para él.
Una vez la habitación está "presentable", abrís a Suguha. Os mira con expresión preocupada y, por el brillo de sus ojos parece que esté a punto de echarse a llorar. Pero no lo hace. Se sienta junto a ti en la cama, juntando las piernas con cuidado. Hatori retira un poco la mirada y se hace un poco el "chico duro".
- Nee-san... No es que no confíe en vosotros... Pero papá pasa mucho tiempo fuera de casa y mamá más de lo mismo... Además tu ya vives fuera de casa. No creo que hubiera supuesto una gran diferencia si lo hubiese comprado gritándolo a los cuatro vientos... Además, debo buscarme algo para lo que sirva de verdad, ya que no consigo mejorar mis notas. A lo mejor abandono el instituto... - pero no consigue terminar ya que Suguha le tuerce la cara de un bofetón.
- ¡¡¡No te atrevas a hacer eso!!!- unas milésimas de segundo después, la chica se da cuenta de lo que ha hecho y se vuelve a sentar mientras deja salir las lágrimas.
Una vez Suguha se sienta en la cama, le pongo una mano en el hombro y le sonrío. -Tranquila, no te preocupes-le dije con suavidad. Cuando escuché a Hatori negué con la cabeza. -Sabes que eso no es cierto. Si me hubieses avisado, habría ido contigo a comprar el medabot-le dije a mi hermano y era cierto. Ultimamente había estado algo liada con las clases, pero si Hanzo me necesitaba, acudiría al segundo. Tal y como ha pasado en la robobatalla de hoy cuando le ayudé contra esos matones.
Cuando mencionó lo de dejar las clases, estuve a punto de hablar, pero para mi sorpresa, Suguha le pegó un bofetón instintivamente. Rápidamente la chica se vuelve a sentar y vuelve a llorar. Saco un pañuelo de mi bolsillo y se lo ofrezco a Suguha con una calmada sonrisa. La idea no le hacía gracia a la chica, pero lo primero era hablar con mi hermano. Luego la consolaría.
-Hatori, dejar los estudios no es la solución. Sería como rendirse y tomar el camino del cobarde, y siempre me has demostrado que no eres así. Tal vez pueda ayudarte con los estudios, y cuando no pueda podemos buscar un compañero tuyo de clase que pueda ayudarte. Yo logré pasar los exámenes finales del instituto gracias a qué estudié en grupo-dije asintiendo con la cabeza. No iba a dejar que mi hermano tirase la toalla así como así. Había trabajado duro para conseguir su medabot, y yo sabía que él es capaz de salir adelante ante cualquier obstáculo.