Volvía a sentirme cómodo conmigo mismo. Esto de poder utilizar ropa coherente nuevamente era algo importante para mí.
Una vez terminé de vestirme y volver al lado de Butch, con el intercomunicador puesto en la oreja, me pongo firme y con las manos al frente y las piernas abiertas, posición normal en los seguridad que he visto en varios hoteles y lugares.
Al notar que la que ingresa es una mujer por demás joven, me entra la duda a las palabras de Butch sobre la edad de la mujer, ya que de anciana no tiene absolutamente nada.
Como es normal en las zonas asiáticas, hago una leve reverencia con la mirada apuntando hacia el piso, si es alguien de tal importancia como dicen, es mala educación mantener la mirada si uno mismo es un pobre pelele.
Me yergo una vez terminadas las presentaciones y siento una sensación por demás desagradable cuando me ve la mujer, así y todo trato de no inmutarme demasiado mientras dura el contacto visual.
Al escuchar la petición tan inusual y la negativa de que Butch sea el que la acompañe, doy un paso casi sin darme cuenta, hago una reverencia nuevamente.
- Si me lo permite, será un honor poder hacerle compañía hasta donde usted lo disponga. - miro a mi nuevo "jefe" y agrego - Si mi superior lo aprueba, claro está.
-Valla al menos ya tengo algo más que estas ropas blancas tan sosas-
Me pongo el traje y el intercomunicador, eso hace que me sienta como parte de la seguridad realmente. Cuando entra la chica no puedo evitar fijarme en que no parece que tenga la edad que dijo el señor Butch pero no lo digo en voz alta, en su lugar escucho la conversación hasta que decide que solamente Luis y yo la escoltemos, aunque cuando pone su mirada en mí siento una extraña sensación, esta claro que es importante.
-Como bien ha mencionado mi compañero si nuestro jefe da su aprobación será un placer acompañarla y asegurarnos de que no le pase nada malo.-digo con el tono mas serio y formal que puedo decir, no podía olvidar que ahora estaba trabajando y que además mi deber era escoltar a esa señorita.
Butch asiente y dice:
- Ya que el señor Lagrange ha dado permiso lo haremos, así, bueno, señores creo que me marchare a terminar unos asuntos, aun así, por los comunicadores pueden comunicarse con la sala de control
Se gira y se marcha
Beni en ese instante sonríe y dice:
- Muchas gracias, ahora si son tan amables nos ponemos en camino y por favor no me traten de usted, no es necesario hacerlo.
La mujer camina a donde le indiquen siempre tranquila y observándolo todo con una pequeña sonrisa, parecía que lo que veía le gustaba