-Sí, gracias -dice algo abatido, dejando claro con su postura que ese es un tema que no va a dar fruto alguno. Acto seguido mira hacia la hermosa y simpática señorita Arenas, que le reporta algo de alegría a su abatido corazoncito.
-Supongo que algo querría usted ¿no?.- pregunto el molinero a la mediana que te acompañaba con un poco de desgana
-Ah!.- Holly dió un respingo levemente asustada, y es que había permanecido embobada escuchando vuestra conversación
-Sí, sí. Claro. eh... mi madre me dijo que necesitaba un saco de harina. Uno de esos medianos, ya sabe señor Juncales, los de siempre.- El molinero abrió uno de los sacos que a su vez contenía otros sacos pequeños y medianos. Y sacó uno de los segundos.
-Toma Holly.-
- Eso es todo ¿no?.- le dijo
- Encantado de conocerle señor.- dijo Bill mirandote mientras que se frotaba las manos energicamente para desprenderse de la harina que había quedado en ellas.
notas que ella te hace gestos con la mirada para que te despidas y poder irse de allí
-Buenos días tenga, señor Juncales -dice Rudigar acelerado acertando a interpretar correctamente las indicaciones de la señorita Arenas.
De nuevo siguió a la bella mediana, esta vez alejándose del molino, apreciando discretamente sus movimientos y formas suaves para pasar rápidamente a autoconvencerse de que ese no era un comportamiento apropiado para un joven hobbit. Acelerando el paso se puso de nuevo a la altura de Holly, ofreciéndole una sincera sonrisa.
Los dos medianos se alejaron del molino dejando al señor Bill Juncales con su diaria faena, su paso era más alegre ahora y no tardaron en llegar a la puerta de la ciudad de nuevo. Aún hacía frío y las nubes y el viento frío presagiaban un mal día, uno de esos tipicos dias otoñales en las llanuras de Eriador.
- Ahora debo volver a casa, mi madre está muy atareada ultimamente confeccionando ropas de abrigo.- Holly miró al cielo oscuro.
- En esta época están muy demandadas ¿sabe?.-
-Ya supongo, ya, y con razón -dijo Rudigar observando el poco agradable cielo- supongo que lo mejor será que vaya a hablar otra vez con Bernar Musgoso, a ver si cambia de opinión. Cuídese, señorita Arenas y tenga un buen día -dijo haciendo un asentimiento con la cabeza, encaminándose hacia la herrería.
-Hasta la vista.- te respondió Holly con un gracioso gesto y una amable sonrisa.
-Espero verle pronto de nuevo.- dijo antes de emprender una muy sutil carrera
Nota: aguarda un poco antes de ir a ver a Bernar, pronto van a aparecer las reglas de los Oficios, es conveniente que las leas.
Una vez que la señorita Arenas había desaparecido de su vista, Rudigar cambió de dirección. Ya había hablado con el herrero antes y no se había mostrado muy receptivo, así que poco podía esperar de la situación. Tal vez halla llegado alguien nuevo a la posada del Descanso Real que prefiera irse de aventuras a tratar de razonar con herreros.
Ok, esperaré, gracias.