Partida Rol por web

¡Coño, que ya ha empezado!

Un sol mortecino va adueñándose poco a poco del cielo al surgir por el inconmensurable horizonte del desierto. 

El variopinto grupo de seres humanos se abre paso a través de ese devastado escenario montado en sus postapocalípticos vehículos, levantando enormes nubes de polvo, con la firme decisión de llegar a su destino pase lo que pase y muera quien deba morir. Son la hostia esta gente.

Cada uno lleva su propio vehículo, tuneado para la ocasión siguiendo las lógicas normas de supervivencia del mundo tras la plaga zombi y las recomendaciones de las películas del género, al ser uno de los escasos documentos de la antigua era que han quedado al acceso de nuestros héroes (posiblemente se suicidarían antes que acercarse a un libro).

Sus rostros ceñudos denotan una gran determinación en lograr su misión, o tal vez simplemente es que van medio cegatos porque está amaneciendo y los muy subnormales van rumbo al este a estas horas y sin gafas de sol. En cualquier caso, dan el pego de tipos chungos.

Justo hasta que son sorprendidos por una banda de asaltantes, también montados en vehículos postapocalípticos, que los rodean y se acercan con el poco saludable objetivo de devorarles los cerebros, sacarles las tripas y en general cosas incompatibles con la vida.

Los vehículos se entremezclan unos con otros y, horror, no sólo algunos zombis intentan abordar los vehículos de los protagonistas, sino que alguno hasta lleva una ametralladora con la que parece que pretende disparar a alguien. 

Si es que se lo merecen, hay que ser lerdo para dejarse sorprender en el desierto, joder.

Caractacus, que había acabado de llegar, montado en su flamante coche inventado, en busca y rescate de su secuestrado padre, se encuentra con todo el tinglado de ser atacado por los lugareños...parece ser que tienen problemas dermatológicos, producidos probablemente por el tiempo al sol del desierto y que estos problemas dermatológicos, que se pueden apreciar en el tono(y olor) a putrefacción de la piel, parecen afectar a su nivel de hostilidad en sus relaciones sociales y sobre todo en su hospitalidad.

- ¡Caramba con los señores!

Exclama indignado Caractacus.

-Quizá su agresividad se deba a que se les está cayendo la piel,- Reflexiona en voz alta- Tengan caballeros, una pomada de mi propia invención.

Continuando desde el post anterior....

Los dos zombies que habían abordado el coche de Caractacus, aceptan el presente que les está haciendo el inventor y felices de que la comida que tan convenientemente ha aparecido en medio del desierto no sólo no sea beligerante si no que encima les está dando una crema hidratante que con el solaco que hace en el desierto en esta época del año es de agradecer. Por lo que alegremente se embadurnan con la crema de Caractacus antes de disponerse a comérselo.

Desgraciadamente para los zombies, no conocen el escaso indice de exito en los inventos de Caractacus, entre los que se cuenta la crema que les ha proporcionado. Esa crema que Caractacus había inventado con el animo de ser una crema hidratante, exfoliante y con protector solar pero que obviamente tenía un efecto diferente. Y digo obviamente porque de las zonas donde se habían huntado la crema tan despreocupadamente empieza a salir un humillo aceitoso...de olor acre...y un intenso dolor llega a los atrofiados centros nerviosos de los zombies.

Es el dolor más atroz que hallan conocido en su existencia, tanto en vida como en la parte de después, en su desesperación fruto de la demencial agonía se empiezan a arrancar las partes donde se habían puesto la crema.

- Vaya...parece que algo ha salido mal...tendré que revisar la fórmula- Dice Caractacus mirando el bote de cristal que contiene la crema- Quizá me pasé en el porcentaje del azufre...¿Un caramelito caballeros?

Pero los zombies ya no soportan el dolor ni un instante más y ya se han medio autoeviscerado y no están para caramelos, sólo desean que su agonía acabe y se tiran del coche en marcha, siendo arrollados por el coche post apocalíptico del conductor-zombie.

Caractacus mira al conductor zombie y al ver que incumple alguna de las normativas de tráfico le empieza a cantar

Mario sale de una alcantarilla y se encuentra...con que el mundo tiene otra textura...no sabe en que mierda de videoconsola le han metido esta vez pero en la wii desde luego que no, esa tiene unos graficos de mierda...esto...esto parece real...Joder con la puta princesa, siempre siendo secuestrada...Aunque visto por su parte positiva Mario está viendo bastante mundo en sus viajes para rescatarla...pero esto ya es demasiado...se ha tenido que arrastrar por una fosa septica, con la mierda hasta el cuello, literalmente y cuando sale de la alcantarilla, que no es verde y holgada como Dios manda, si no negra y llena de mierda se encuentra con que unos koopa troopers bastante desmejorados(alguno hasta se parece al hermano martillo) bienen con ganas de bronca...

Rapidamente mira a su alrededor esperando encontrarse con alguna seta que le ayude o con el inutil de Yoshi, que al menos le sirve de montura, no como el puto parásito de su hermano que lo único que hace es estar tumbado en el sofá de casa. Puto vago...

En su rápida inspección se encuentra con su vieja mascota Yoshi que está tumbado al sol cerca de donde ha salido. Sin dudarlo se monta de un salto en él a pesar de un extraño gruñido que suelta el pobre "Yoshi".

-Calla puto inutil, nunca te me has quejado no empieces ahora.

Por supuesto, lo que Mario cree que es Yoshi, no es otra cosa que un Caiman de casi 3 metros que se empieza a revolver mientras Mario para domarle le empieza a dar golpes en la cabeza.

-¡Vamos, gilipollas!¿Que coño crees que estás haciendo?¿No ves a los Koopa Troopers ahí delante?- Cuando el caiman, ya sea por el aturdimiento de los golpes en la cabeza o porque empieza a tener más miedo del gordo cabrón que está montado en él que de los coches que se acercan, empieza a reptar hacia donde le indica Mario- Venid, cacho mierdas. Os voy a meter al puto Yoshi por el culo.

Uno de los coches se para cerca de Mario y del caiman y de el salen dos zombies con gorro y gafas de aviador.

Mario sin mediar más palabras se baja del cocodrilo y le pega una patada justo donde empieza la cola y por debajo de ella.

-¡Ataca, subnormal, que ya les tienes delante!

El caiman desesperado por las continuas agresiones que está sufriendo se acuerda del maldito momento en que se acercó a la alcantarilla porque había muchas ratas y la caza estaba asegurada...ninguna rata, por grande que fuera merecía la pena a cambio de aguantar a este gordo cabrón. Pero "El Gordo Hijoputa" le a puesto delante de un bocado interesante...Por lo que aprobecha la ocasión y se lanza encima de uno de los dos zombies que se han bajado del coche, despedazándolo, comiendose y tragando sin masticar grandes pedázos del zombie.

Espinete fue evacuado con el resto de los niños asistentes al evento de promoción y le subieron rápidamente en un autobús que había sido serigrafiado y tuneado para la gira.

Para no preocupar a los niños iban cantando canciones de viaje de campamento y excursiones que, por supuesto, dirigía el entrañable erizo rosa como si fuera un director de orquesta y el cantante principal.

- Había un bombero- Canta Espinete y los niños cantan a coro con él repitiendo lo que dice -tilín tilín tilero...que corría por su cama...detrás de su pijama.

-Zeñó! Zeñó!- Exclamó uno de los niños intentando atraer la atención de Espinete- ¿pod qué coddía el pijama?¿Ez que el bombedo no lo lavaba?

Cuando Espinete le iba a contestar a tan profunda pregunta filosófica dos zombies con aviesas intenciones asaltaron el autobus desde un coche herrumbroso aunque los niños, ajenos a la tensa situación que se vivía en el exterior aplaudieron como si estuviera preparado y fuera parte del espectáculo.

-Hola amigos! -Les recibió Espinete con su dulce voz- Me venís de perlas para la explicación de hoy...-Se gira y mira a los niños con una perenne sonrisa en su cara rosa-¡Hoy aprenderemos la diferencia entre cerca y lejos!

Los niños ante la noticia saltaron exultantes de alegría.

-Esto es cerca- Dice Espinete señalando a los dos zombies que le miran extrañados, a continuación Espinete les empuja haciendo que caigan del autobus en marcha siendo destripados y arrollados por la calzada y por el cochezombie que les perseguia de cerca...cuando los restos de los zombies se encuentran a una buena distancia(unos 100 metros) les señala y explica-Aquello es lejos. Ahora vamos a repetirlo...Timmy, Maddelein, venid- Los niños se acercan solícitos donde les pide el  entrañable Erizo- Esto es cerca- Les dice al resto de los niños que miran extasiados la explicación, empuja a los dos niños que caen encima del coche zombie que se había acercado demasiado, incrustándose, la pobre Maddie, en la luna, justo delante del conductor-zombie, el cual, si ya le costaba conducir perdiendo cachos de si mismo cada vez que giraba el volante, se ve sobrepasado por el esfuerzo que le supone conducir e intentar comerse los sesos de la niña que tan amablemente se ha abierto la cabeza contra su coche y vuelca, dando repetidas vueltas de campana se acaba despedazando (como cuando metes a un bebé en una picadora) decorando el interior del vehículo de un interesante color visceras. El coche que sigue girando en un loco frenesí de destrucción acaba aparcando, boca arriba, encima del zombie superviviente del ataque del caiman de Mario y del coche que le había transportado-Errrrr...Bueno,y aquello es lejos.¿Verdad amiguitos?

Los niños encantados con el espectáculo aclaman a su héroe que con unos ejemplos tan secillos les ha explicado las diferencias esenciales entre cerca y lejos.

En realidad, había sido una noche típica del desierto post-apocalíptico zombi. Aquel pajarito, dulce como el beso de una madre y mullida como el relleno de un sofá, me había dejado entrar en su chabola con la intención, al parecer, de adquirir un seguro para su Gattling. Era una de esas viudas de piernas largas y pelo color bilis de zombi que necesitan un achuchón de vez en cuando. Cuando me franquéo el paso sus ojos brillaron con codicia y pronto el aire alrededor nuestro se hizo tan sólido que un judío podría haberlo vendido por arrobas.

Ambos sabíamos lo que queríamos y pronto estábamos rodando como animales sobre el lecho de huesos que era su cama.

A la mañana siguiente me levanté antes del alba. Lo bueno de ser invisible es que las mujeres tardan un tiempo en darse cuenta de que te has marchado de su cama. La muy ingenua no tenía demasiado dinero pre-zombi, pero era suficiente para llenar el depósito de mi Buick. Lo tomé, junto con un par de cigarrillos machacados y me marché de allí como si llevara condones en los pies.

Por supuesto, le dejé la poliza de su seguro dentro de la nevera. Y al abrirla me alegré de no ser la bombilla.

Como todas las mañanas había tráfico. Vehículos reunidos de entre los descalificados de un piadoso concurso de talentos se apelotonaban arbitrariamente junto a la carretera. Abrí la guantera y miré como relucía mi Smith & Wesson. De repente tenía ganas de matar chinos.

Nadie sabía muy bien que había sido de China tras la plaga zombi. Probablemente ahora era un país lleno de tiendas de todo a un dólar vacías. Pero que un cocodrilo jugara al yoyó con mi escroto si no habría cambiado el polvo de la noche anterior por un par de buenos chinos y un AK 47. Le quité el filtro al cigarrillo que me estaba fumando y el humo dibujó en el aire la forma de mi cara invisible. El volante se movía poco, a causa del tráfico, pero cuando lo hacía parecía animado por una mano invisible.

En realidad, estaba animado por una mano invisible.

Cuando Dios hizo caso de mis plegarias y aparecieron los asaltantes, escupí el cigarrillo sobre el salpicadero con sorpresa y placer. Una marea de zombis, traídos por una de esas casualidades de la vida que te ponen en manos de alguien con amplias deficiencias para el cálculo aritmético, convirtió mi día en un día especial. 

Giré bruscamente el volante de mi Buick y me encaré con los recién llegados. Allí había cosas que olían peor que la nevera de aquel chochito inocente. Saqué el Smith & Wesson por la ventanilla y apunté a los zombis más amarillos que pude encontrar. Las balas resonaron en el cañón al salir como un niño de titanio naciendo a través de una vagina de acero.

Un zombi cayó por los impactos, enviado de vuelta al paraiso amarillo de los devoracerebros. El resto de balas despacharon a un zombi al que le faltaba un brazo y que sin duda se alegró de que acabara con el sufrimiento que le causaba el no poder masturbarse.

A mi alrededor, los coches de la caravana realizaban un extraño ritual de apareamiento consistente en alejarse y acercarse al grupo de los muertos vivientes. Un fontanero estrafalario y su caimán, un erizo rosa de dos metros y un chiflado pederasta mataban zombis como si pretendieran hacer otra cosa.

Malditos tripis, esa fue la razón que hizo que América se fuera al carajo.

Y ahi estaba yo, en América, el pais mas antinegro de la historia, rodeado de un pintoresco e ilustrado grupo de supervivientes, tales como un puercoespin adicto a los esteroides, un hombre invisible, un italiano pinzado que ha salido de una alcantarilla y yo mismo, un negro.

Y tal es mi desazón cuando veo a un coche lleno de zombies acercándose a mi persona, como 2 kukuclanistas en las fiestas de un barrio del bronx. A todo esto que me estoy terminando mi platano, no de esos amarillos y grandes de los juegos del donkey kong, sino mas bien uno de esos pochos y pasados que te tienes que comer sí o sí.

Entonces es cuando me doy cuenta de que me está siguiendo una carabana de blanquitos putrefactos y cabreados, y en medio lo mas importante, SI, ALLI ESTÁ. El coche de los zombies mas grande, con una ametralladora de las que usa rambo para espantar vietnamitas, veo que le falla el faro izquierdo, por lo que haciendo acopio de toda mi puntería, tiro mi magnífica piel de plátano por la ventanilla, que a su vez se posa sobre el suelo y hace que ese flamante undeadmovil haga que un zombie salga disparado y se atraviese su recto zombinal, provocandole una diarrea de jugos zombiescos y sesos de persona, principalmente pnj's del juego, cosa que a mi no me afecta.

Al ver que el coche se detiene, el zombie vuela y otro se gira de manera espectacularmente graciosa su pie, que ahora le sirve tambien para escribir, el juguetito de los racon racing team, se que da a un lado de la camioneta. Enciendo el pedal y digo intentando adoptar un tono épico para una frase tópicamente típica:

¡Eh brother!¡Arranca que llevo manos libres!

Mi acelerador es pisado con la fuerza de mis tres piernas, y mientras salgo tan rápico como si hubiese visto a un zombie con esvastica, abro la puerta de mi coche, cojo es susodicho creador de agujeros a domicilio o pistola de Chuck, pero al haber hecho fuerza con mis tres miembros, la sangre no me llega a la cabeza, y al ir a coger el arma, esta se dispara haciendo que mis amigos color moco tengan una nueva concepcion de la frase "mente abierta".

Era el típico día de verano post-apocalíptico, con un imponente sol en lo alto del cielo y una caravana de zombies come-cerebros dando un paseo por la carretera. Nada nuevo bajo el sol, que decía la canción. Beakman iba tan tranquilo a su nuevo plato, a grabar otro de esos programas en los que hará pensar a los niños que las partículas subatómicas son círculos verdosos que hablan y que uno puede fabricar un condensador de fluzo con tres rollos de papel higiénico, un ventilador y un poco de celo. Conducía su flamante Beakcar (de invención propia) acompañado de Lester y Liza. 

De pronto, uno de esos zombies salto sobre el coche, pegando su descompuesta cara al cristal. "Oye Beakman, ¿porque estos tipo solo se alimentan de cerebros?" pregunto Lester de repente. Muy buena pregunta, mi querido compañero bigotón responde Beakman soltando el volante. Menos mal que Liza estuvo rápida y cogió el volante, sino el ostión hubiese sido de espanto. La mayoría de la gente piensa que comen cerebro para contrarrestar que ellos no tienen, pero eso no es correcto se levanta y levanta la parte superior del cristal, sacando el cebollo al exterior y señalando al susodicho zombie en realidad si que tienen cerebro, pero este se ha secado de pasarse tantas horas al sol, de forma que ahora es tan solo una décima parte de lo que fue.

Pero ese es otro tema, la razón por la que se alimentan de cerebros es muy simple: Electricidad el tipo señala al zombie, que le mira con cara de "¿pero que ostias dice el chiflado este?". Los zombies están muertos, lo que significa que su cuerpo no funciona correctamente y por eso le cuesta generar los impulsos eléctricos necesarios para mover el cuerpo mientras dice esto, el zombie se coloca detras de el y le da un mordisco a la parte de atrás de la cabeza. Pero había una cosa con la que no había contado, y es que el pelo de Beakman se ha solidificado después de tantos años sin ducharse, así que el pobre devorador de cerebros murió con el cerebro empalado por cientos de pelos tan duros como una estaca ¿y que parte del ser humano genera mayor cantidad de energía? "¡El cerebro!" responde Lester. Efectivamente mi peludo amigo responde Beakman realizando un bruco asentimiento, que lanza el cuerpo del zombie varios metros hacia un lado, para después volver a la cabina del coche, cerrando antes el cristal gracias por coger el volante Liza, pero a partir de ahora conduzco yo. Bada bing, bada bang, bada Beakman.

En medio de la nada. Un hombre. Un hombre con algún nombre. Un hombre peligroso. Una amenaza para la tranquilidad de la nada zombífica que pulula por los valles moribundos plagados de muertos.

El hombre con algún nombre camina, sus pasos se escuchan sobre la arena, mientras el viento silba una melodía... se acerca, y el ruido de motores le avisa que ya vienen. Sus ojos se postran revisando, y la verdad, que hace mal gesto, porque perdió a su caballo.

-bsssst, como odio cuando no me dan libreto- dice con una voz que no deja dudar de su hombría, todo lo contrario, confirma la falta de esta.

El calor del desierto hace mella en el cowboy, quien avanza con inusual paso, como si le molestaran los interiores (y no quisiera instar a los espectadores a imaginar una tanga rosada), los revólveres descansan en sus fundas , y sus dedos se mueven, entumecidos por ejercicios de dudosa inocencia, pero que no deben pasar desapercibidos para los conocedores del tema. Se mueve mientras dos nubes de humo que levantan un grupo de vehículos, se tira el stage, el performance, la película en general. Cosa que no es de extrañar, ni mucho menos.

Se acomoda el sombrero.

-De un lado los zombies. Del otro lado los hombres... y mi dire tenía razón, aysssssss mi amor como está de bueno ese tío- dice mientras da un par de saltitos -a lo mejor puedo sacarle provecho a esto... tengo una sequía terrible desde que los muertos esos compraron el estudio a mordiscos, no te imaginasssss...- habla con el camarógrafo, suponemos, porque no hay nadie más aún lo suficientemente cerca como para escuchar sus ronroneos amanerados. -Aunque siempre me he preguntado, si pelean bien... ufff... imagina una escena de...- y luego calla, sonrojándose -mua!! no puedo decir eso en público- dice, poniendo a la audiencia a que se sintiera ya molesta por su triste actuación de lo que sería una loca consumada.

"Eh, el vaquero, que comienza la acción"

Se oye desde algún sitio, y con lo mal montadas que están las cosas.. joder... así que empezamos el trailler.
 

La música suena y da la entrada a este sujetillo de pacotilla, que viene con su chaleco, pelo en pecho, mano peluda y esforzada, caminado fébril, silencio atronador y la cara de más mala leche que se podría imaginar viniendo de alguien como él. Mientras intenta engrosar la voz, y sus dedos resuenan al borde de las fundas de sus armas, con la intención de usarlas en algún momento.

El coro empieza a hacer sonar con gran fuerza, avisando que finalmente, finalmente! es el momento de la acción.

-¿Porque haces esto?- una voz le pregunta, parece uno de los vivos.

El silencio.

-Por cien dólares- responde como si Clint Eastwood hubiese retomado el libreto esta vez.

El silencio.

-Joder, que porque te quedas parado como un idiota, nos están despedazando los zombies!- y comienza la verdadera acción!

El tema cambia de repente

Dando saltitos, se dispone a actuar, intenta sacar su revólver ante un desgalamido con casco y sombrero, que no va a la moda, el se va a llevar su estirón, por supuesto, pero se queda enredado, jalando, sonríe cuando sabe que ha olvidado desabrocharlo, y con un golpe, lo saca sonriendo, que da semejante puntazo, y hace que la cabeza de su atacante sin vida, salga rodando, para caer debajo de un auto, y la mermelada roja de cesos sin vida, queda esparcida.

-Ahora si vas a veer... bzzzzzz volasssste muertito- dice rompiendo la magia de la escena.

Y el otro, con poncho que se le acercaba, con la baba afuera, porque seguro tenía intenciones de comérselo en formas que a él no le gustarían, el revólver hizo un "taca, taca". Claro, era de utilería.

-Ay no, mi doble es el que hace estas escenas...- se queja en otro arrebato de aburrida feminidad, claro.

Demaiado tarde para decir algo, porque claro, encima de él ya estaba, como si se fuese a bajar los pantalones. -Guapo, que no eres mi tipo... bzzzz- dice zumbando mientras se retira, y todo es un caos, empieza a correr con tan mala suerte que mirando hacia atrás, con una sonrisa de esas que no quisieras ver de tu perseguidor en una huída, se tropieza, cayendo culo em pompa, para izar una bandera... y claro, ante tal bocado (porque recordemos, que la retaguardia es la que más carnita tiene). El mordisco es suficiente para que emita un chillido, se gira y agarra a trompicones y cachetadas al muertito, quien solo alcanza a quedarse con un pedacito de pantalón. -Ven aquí guapo... ya se que es lo que tu quieres-

La mirada del muerto no tiene precio. Su carrera tampoco, y claro, tan torpe es, que cae bajo las ruedas de sus aliados. Dos menos, y se siente feliz.

Poco le dura la dicha, claro, porque otro le viene por allá. Le abraza de forma cariñosa y sabemos todo que el diablo es puerco y los puercos, puercos son, como diría Calderón de la Barca, pero un movimiento oscular (y que, retaguardia con guardafangos, el que tenga oídos para oír que oiga, ojos para ver, que vea), se parte algo, claro, la asta que mencioné hace unos dos párrafos.

-´C'mon Hombres, o soy demasiado para ustedes...- decía, claro, ya más feliz por comprobar aquello de que los muertitos también podían.

- ¿En qué estás pensando, Pinky? - Dijo Cerebro mientras calculaba la situación.

- Estoy pensando que estamos rodeados de malos actores y que si seguimos así no vamos a poder matar a todos los zombis, por no hablar de que tenemos un director cabrón con una calculadora científica que le funciona mal y que lo único que quiere es que nos matemos en la primera escena para así leer menos post en la siguiente. - Respondió Pinky.

- Pero eso era de esperar, amigo ratónido. Era de esperar por que el director se pasa la mitad de su vida borracho y la otra mitad, colocado de estupefacientes y eso es lo que produce que nos sace cuarenta y dos extras de estos en la primera escena. La verdad es que no entiendo de que va, simplemente sé que le gusta la sangre y lo morboso. Por lo menos tenemos la suerte de ser ratones y no nos podrá hacer mucho si se quiere cebar con nosotros. En cambio, siempre hay humanos a los que masacrar y visto lo visto con estos actores, estoy seguro que morirán antes que nosotros. Dalo por echo. -

- ¿Estás seguro Cerebro? Yo creo que tenemos las de perder nosotros, por que ten en cuenta que si sólo actuamos cuatro o cinco en esta escena, que por cierto, la terminamos de filmar hoy, quedarán muchos zombis que nos harán papilla a la primera de cambio. Y no digo que tenga miedo, no, la cosa es que si morimos en la primera escena no podremos alimentar a nuestros hijitos que nos esperan con un plato vacío esperando que le llevemos algo de queso. -

- ¿Estás utilizando la compasión para que los críticos no te voten? - Continuó Cerebro.

- Sí, ¿es que eso está mal? Tampoco es que sea una partida de Hombres Lobo de Castronegro como las de EbaN o Black_Sirius, la cual me dijeron que estaba fantástica, en la cual si asomas mucho la cabeza te crujen a la primera de cambio. Aquí eso da igual. Ya puedes hacer lo que quieras, que si se te cruza algún crítico te va a puntuar bajo y te comerás un mordizco zombi en cuanto menos te lo esperes. -

- Pinky... creo que estás pensando mucho... -

- Lo sé Cerebro. ¿Te parece que muerda algún Zombi a ver si bajamos el número de ellos? -

- Me parece una idea genial. -

Y así, Pinky se acercó a uno de los Zombis y le dió un terrible mordizcón sobre la rodilla. No es que sus incicivos fueran poderosos, pero eso bastó para que uno de ellos cayera al suelo sin poder moverse. Después, con su cola, enredó el tobillo de uno y lo hizo caer de culo al suelo, pero poco más.

- ¿Eso ha sido tu ataque asesino, amigo? - Dijo Cerebro cuando Pinky regresó a su lado.

- Sí. ¿Qué quieres que haga? Soy un puñetero ratón. No le puedes pedir más a un ratón. -

- Sabes lo que te digo, sabes lo que te digo... te digo que para la próxima vez, iré yo. -

- ¿Estás seguro que habrá próxima vez? -

- Sí. ¿Es qué no estás pensando lo mismo que yo? -

- ¿Estás pensando que tienes ganas de follarte a cada uno de los actores por la oreja y después hacer caquita en sus orificios nasales, narf?

- Sí. Eso precisamente. -

- Me gusta que pienses como yo, cariño. -

Son Pinky, son Pinky y Cerebro, bro, bro, bro. Bro, bro, bro, bro, bro.

Como todo buen hijo de vecino, el pequeño y salido Traterreste obsevaba el panorama mientras se rascaba sus partes. Iba montado en su nave espacial, no en la nodriza, por supuesto, si no en una pequeñita, una como esta:

Por supuesto, no tenía ni luces ni compuertas, pero allí estaba, para huyendo de esos extraños terrícolas poco afectivos. Lo cierto es que era la primera vez que le pasaba. Normalmente, los humanos huían de él cuando bajaba a la Tierra a hacer abduciones y poner sondas que llegaba hasta el recto.

Estos humanos eran diferentes... Parecían rabiosos, chungos a más no poder, y quizás algo hambrientos. Pero bueno, eso tenía solución. Si ellos no querían amor, no merecía la pena molestarse con ellos. Debían de ser exterminados...

En los mandos de la nave, un vehículo mucho más perfecto y volador de los que llevaban los humanos que iban bajo él, Traterreste disparó su nuevo rayo. Realmente no le decían que hacía, pero por lo que le dijeron, era superefectivo para después colocar sondas.

Traterreste decidió probar su rayo con 3 de aquellos humanos rabiosos. Uno de ellos parecía herido por mordiscos de ratón (la vista de los marcianos es la hostia), aunque eso no debería de haber sido un problema. El rayo salió disparado hacia sus objetivos. Al principio no comprendió muy bien que hacía el rayo, pero poco tardó en descubrirlo por las caras que aquellas criaturas ponían. Al parecer, el rayo era capaz de vaciar los intestinos de su objetivo. El problema era si apretabas el botón demasiado tiempo. Una de ellas parecía más resistente, y solo puso un poco de cara de asco y dolor, pero los otros 2, pudieron ver como no solo se vaciaba su intestino, sino que se vaciaban por dentro. Caquitas, cacotas, intestinos, organos internos... Alguien debería de haber avisado al pobre Traterreste.

No obstante, había muchos de ellos, ya podría probarlo después. De momento, siguió al resto de humanoides que parecían que huían. Los humanos que huyen, siempre necesitan amor y cariño de un marciano salido y con el rabo flourescente...

-...y comieron perdicez y vivieron feliz. Uy! man pillao terminando de leer este libro. Que trabajo que me ha costado leñe. Con razon me dijeron que Caperucita roja seria muy dificil de leer para mi. Pues nada me presento soy el mayor Cosby y servi en el cuerpo durante muchos años tanto que... Se atusa el pelo en un movimiento delicado.

-Oig deja de hablar de tus historia de abuelo cebolleta la cosa es que en esta cabeza somos mas 30 personas las que temos que convivir...y algunos ni se lava joe..
-Bueno la cosa es que encima para mal de mares tamos hasta el culo de zombies por tos laos y eso...y nada...encima me quitaron el carnet...se me ha acabado el tabaco... saca un chupachus del bolsillo y comienza a lamerlo.

-Y lo peor de todo es que a mi madre se le a olvidado grabarme al salir de clase...

-¿os quereis callar un segundo? total que llevamos mas de dos dias andan por este puto desierto y tengo ya los pies que me hechan humo menos mal que a veces... Lanza un rugido y comienza a correr a cuatro patas. En estas esta el tio Cosby cuando todos y cada uno de los descerebrados que nos hemos metido en esta partida somos atacados por miles y miles de esas cosas que el master tiene la desverguenza de llamar zombies ¿desde cuando conducen? vengaaaa yaaa...ejem ejem tal que me lanza a ellos cual gepardo que me creo y...haber que tire el dado...y me cargo a uno de ellos y al otro lo dejo pal arrastre pero todabia puede fastidiarnos la partida. Cachis...tenia que haberme metido en una partida de Vampiro....

Romeo "Estaca" Montesco, el Orgullo de América, la Voz de los Oprimidos, el Martillo de la Democracia, lideraba al grupo de nómadas con su personalidad inigualable. Y tan carismático era que lo lideraba desde el coche decimocuarto del convoy con una humildad y discrección que lo engrandencía como Hombre y rallaba en la Leyenda, la Leyenda de Romeo "Estaca" Montesco, el Orgullo de América, la Voz de los Oprimidos, el Martillo de la Democracia, etc.

Al ver al tipo ese verde de la chupiametralladora coponciana se da cuenta de que sus intenciones son las de perjudicar la integridad del Pueblo Llano, horadándola con proyectiles cilíndricos de un calibre probablemente muy dañino. Eso es inadmisible para Nuestro Amado e Hiperhormonado Héroe, quien desde su muscle car setentero improvisadamente descapotable se alza, se alza cual erección juvenil finalmente liberada del yugo de unos calzoncillos de fibra sintética y presta a volar hacia el Horizonte de un Nuevo Mañana.

Subido sobre la tapicería de quasicuero de su coche, con la cintura y todo el torso asomando sobre la carrocería, la melena flameando al cálido viento del desierto cual orgullosa bandera nacional, el volante guiado por la Sabia y Misericordiosa Mano de la Divina Providencia y los brazos cruzados sobre su potente pecho, sujetando su no-lijada estaca cual báculo y símbolo fálico del Pro Hombre del Mañana, el Macho Alfa,  la Encarnación de la Virilidad Postmoderna, posa Su Mirada sobre el operador de la chupiametralladora coponciana.

Es una mirada que transporta la sabia masculinidad de todas las generaciones pretéritas en un solo segundo directamente a la verdosa retina de aquel pobre hombrecillo, entrando en su conciencia como un afilado torrente, como una eyaculación congelada propulsada a velocidades supersónicas. Una sola mirada que es como si el Ojo de Dios te mirase, una mirada llena, escrutadora, pesada, completa, potente, emancipadora, desarmante, una mirada que mueve a la serena reflexión, a la introspección psicológica, a una nueva era del conocimiento del Yo. Una mirada definitoria y definitiva. Una mirada que se perpetúa en el Tiempo y permanece anclada en un Presente Infinito y Elástico, un Presente que es a la vez la Puerta de un Futuro desde la que nos observa un Pasado.

Una mirada intemporal.

La Vespino petardeaba tras la larga hilera de vehículos. El polvo del desierto hacía que Luisito entrecerrase los ojos tratando de ver más allá de la densa nube que se arremolinaba sobre su cabeza y amenazaba con hacerle perder el ya de por sí, precario equilibrio en el que se encontraba.

Tendría que haber aprendido a andar en bici cuando papá se empeñó en que debía hacer más deporte. <Tanto estudiar te abrasará el cerebro>, decía… a él si que se le abrasó el día que cayó víctima del virus y se convirtió en otro de esos asquerosos zombies. Suerte que me pilló consultando la Datapedia de la Enciclopedia Británica.

Desde entonces, Luisito no se aparta de su libro. De hecho, su golpe lateral de Datapedia es una leyenda entre los gafotas del insti, que lo catalogan como Il Colpo Grosso.

De repente, el coche que precedía a Luisito dio un brusco giro y, de entre el polvo, surgió un fantasmal SEAT 600 conducido por uno de aquellos malditos zombies.

MIRA POR DONDE VAS… DESGRACIAO!!!

Solo la impericia del joven permitió que, en el último segundo, el manillar de la Vespino virase sin control hacia la derecha, apartando al niñato de una muerte segura.

La moto aún se sostuvo en equilibrio unos metros más antes de dar contra una de las dunas que acotaban la carretera por ambos lados.

Luisito se puso en pié de un salto y asió el tomo de la Datapedia con fuerza. La puerta del 600 se abrió y 2 de aquellos miserables seres se abalanzaron sobre el joven al grito de TEVIACRUJIRVIIIIIVOOOO. El imberbe zagal descubrió que uno de sus mocasines se había desatado y se agachó a atárselo. “no sea que me mate”. El primer zombie pasó por sobre la cabeza del joven dando con sus dientes contra el tubo de escape de la Vespino. El golpe descabezó al putrefacto ser, dejando a Luisito enfrentado tan solo a un monstruo. El grotesco ser quiso agarrar al chaval por el pecho, pero este se deshizo del abrazo pasando por debajo de sus piernas y arreando un soberano “tomazo” al no-muerto, acabó con su lastimera no-vida.

La escena funde a negro con un Luisito que se coloca las gafas en su sitio con el dedo anular de su mano izquierda mientras la derecha enarbola la Datapedia en claro signo de amenaza.