Vídeos, música, afotos y demás multimidia.
Un sol mortecino va adueñándose poco a poco del cielo al rugir por el inconmensurable horizonte del desierto.
El variopinto grupo de seres humanos se abre paso a través de ese devastado escenario montado en sus postapocalípticos vehículos, levantando enormes nubes de polvo, con la firme decisión de llegar a su destino pase lo que pase y muera quien deba morir. Son la hostia esta gente.
Cada uno lleva su propio vehículo, tuneado para la ocasión siguiendo las lógicas normas de supervivencia del mundo tras la plaga zombi y las recomendaciones de las películas del género, al ser uno de los escasos documentos de la antigua era que han quedado al acceso de nuestros héroes (posiblemente se suicidarían antes que acercarse a un libro).
Sus rostros ceñudos denotan una gran determinación en lograr su misión, o tal vez simplemente es que van medio cegatos porque está amaneciendo y los muy subnormales van rumbo al este a estas horas y sin gafas de sol. En cualquier caso, dan el pego de tipos chungos.
Justo hasta que son sorprendidos por una banda de asaltantes, también montados en vehículos postapocalípticos, que los rodean y se acercan con el poco saludable objetivo de devorarles los cerebros, sacarles las tripas y en general cosas incompatibles con la vida.
Los vehículos se entremezclan unos con otros y, horror, no sólo algunos zombis intentan abordar los vehículos de los protagonistas, sino que alguno hasta lleva una ametralladora con la que parece que pretende disparar a alguien.
Si es que se lo merecen, hay que ser lerdo para dejarse sorprender en el desierto, joder.
No es un rollo de esos de empezar la historia con una escena de acción y hacer luego un flasbarckl. Es que quiero reventar putas cabezas a la de ya. Lo siento, chumachos.
Hay tres zombis cabrones por cabeza, montados cada para en sendos vehículos postapocalipticos (uno conduce y dos intentan asaltaros). Es decir, 14 actores x 3 = 42 zombis con 3 heridas cada uno.
Uno de los vehículo lleva una chupiametralladora del copón bendito que da un +3 a las tiradas si la cogéis.
Todos lleváis un arma que os dá un +2 a las tiradas. El arma la elegís vosotros. No importa lo que sea. Puede ser un bazooka o una navaja, en ambos casos da un +2.
Las explicaciones sobre a dónde váis, como cojones los zombis saben conducir y demás, ya vendrán luego.
Revilville, 24 horas antes.
Los revilvillanos sobrevivieron al holocausto con coraje y con una muralla de materiales diversos alrededor del Edificio del Gobierno de la ciudad. Dentro de los límites de las defensas, son el último bastión de la vida tal y como la conocemos. Fuera de los límites impuestos por la valla, el Orden Natural ha sido destruido, de modo que echar un vistazo fuera de la muralla significa mirar a los ojos al Caos, es ver como la lógica muere y reina la sinrazón.
Aun así, los supervivientes hacen cuanto pueden por preservar la cultura humana y seguir adelante. Aun siendo escasos en número, saben que son la última esperanza de la humanidad, y siguen fomentando la creación artística, como máximo exponente de la creatividad humana, y en el campo religioso se avanza también, adaptando las viejas enseñanzas a los nuevos tiempos.
Se podría decir que están viviendo un nuevo Renacimiento, y sin duda no nos equivocaríamos, puesto que el nivel tecnológico viene a ser el mismo, o incluso menor.
Los artífices de esta nueva Tierra Prometida, los Héroes que salvaron la ciudad, hace mucho que desaparecieron. Nadie sabe a dónde fueron, pero todos están seguros de que se marcharon a intentar acabar con la Plaga, aunque se marcharan corriendo en dirección contraria a un numeroso grupo de zombis que asaltó la ciudad días después de que la salvasen.
La única persona que queda en el lugar y que hace las veces de viejo venerable para tomar decisiones es el llamado "Profeta", aquel que trajo a los Héroes y les indicó el camino. El mismo que ahora mismo, incorporado sobre un oxidado carro de la compra como si de un extraño centauro mecánico se tratara, se dirige a los supervivientes con un cartel en su mano.
Es aquél al que se le conocía en otros tiempos como "El General".
- ¡Norteamericanos y supervivientes en general! Debemos afrontar la situación y dejar de abandonarnos a la entropía. Es cierto que tenemos poco suministros y que se han perdido muchos de los saberes antiguos que nos permitían crear potentes armas. Sin duda, estas dos semanas tras la plaga zombi nos han dañado mucho, y hemos involucionado de la Civilización a la Barbarie. Y es lógico, ¿quien no se volvería loco tras dos semanas sin televisión? No os sintáis mal por comportaros como gañanes, porque la situación nos ha obligado a ello.
- Sin embargo ¡el enemigo sigue ahí fuera! Y observad lo que ha puesto en la muralla.
- ¡Esos malditos zombis han evolucionado del Animalismo a la Barbarie! ¡Si nos mantenemos en esta progresión, pronto ellos habrán alcanzado la Edad Media mientras nosotros nos sumimos en la Edad de Piedra! ¡Y nos machacarán con Onagros y Caballería pesada! ¡Y nosotros ni siquiera sabemos fabricar picas! ¡Es IMPERATIVO que aprovechemos que nuestro nivel tecnológico es similar para atacarles, ahora que aun tenemos la ventaja de movernos con fluidez por no estar podridos!
El General señala al escaso gentío que le rodea, apenas unas 20 personas. Bueno, hay personas y bichos y traterrestres y cosas. En estos días de la extinción total, es normal que se ignoren las diferencias mientras se tenga en común un sistema circulatorio operativo. O algo así.
- ¡Debéis marchar al Este! ¡Seguid durante todo un día, y encontraréis una base militar! ¡Una vez allí, entrad dentro de la instalación, y buscad la sala de Control, en su interior estará la solución a esta Horrenda Plag...!
Y justo en ese instante van y aparecen 30 zombis de los normalitos por una brecha en la muralla, jodiéndole el discurso al General.
Pues eso, 30 zombis estándar, una herida por zombi.
Se supone que esto va antes de la otra escena, así que se agradece que terminéis montados en vuestros vehiculos o lo que sea yendo pal este.
Las heridas de la escena anterior aparecerán en la siguiente escena, más las heridas de esta escena, todo juntito. Así la tercera escena será más épica, en el sentido de gente que muera de sopetón.
24 horas p'alante, uséase, el presente, uséase, en medio del desierto rodeados de 21 zombis.
Justo la mitad de los que llegaron, son los que van a tomarse justa venganza.
Trece de ellos se colocan justo tras los héroes (exceptuando a Bill Cosby y un tipo con una interrogación en la cara, los cuales misteriosamente no tienen zombi a su espalda), alzan sus gorras en un gracioso gesto como de saludo al sol, y empiezan a correr a gorrazos al supuesto protagonista y/o ser animado al que han elegido como compañero, mientras los 8 restantes observan el espectáculo con atención.
Es un espectáculo espléndido, trece zombis dando collejas de forma perfectamente simultánea, como si fuese una coreografía preparada para la ocasión: gorrazo de derecha a izquierda, y cuando el brazo en su movimiento oscilatorio hace tope con el hombro opuesto, efecto de flexotracción y gorrazo de izquierda a derecha... entonces el brazo zombi vuelve atrás tanto como su articulación permite en libre juego, y vuelta al aprovechamiento del efecto muelle para reiniciar el proceso. Zas, Zas. Zas, Zas. Zas, Zas. Las nucas se van coloreando conforme la epidermis desaparece por el efecto abrasivo del roce continuado de las gorras. Zas, Zas. Zas, Zas. Zas, Zas. Casi se puede ver como el escaso orgullo de los protagonistas se pega un tiro en la sien, ante la humillante experiencia. Zas, Zas. Zas, Zas. Zas, Zas.
Pero la simetría del espectáculo es completada de forma magistral por Bill Cosby y el tipo ese sin nombre (no, la loca no, el que ni siquiera ha aparecido en pantalla). Bill, situado al frente del coro de gorrazos, y afectado por su síndrome de personalidad múltiple, o como se le conoce en círculos científicos "Chico, tu te lo has buscado" de repente decide que es una gorra y decide darse de gorrazos el mismo consigo mismo, tal vez por onanismo galopante o por subnormalidad supina. De moco que procede a cogerse de los tobillos para golpearse contra una piedra de un modo parecido a como se hace para desnucar a un conejo, sólo que por lo dificultoso de la acción de asirse uno mismo para usarse como garrote, en lugar de ser un golpe seco y potente, la acción de Bill viene a ser algo así como suicidarse tirándose desde la acera al asfalto: una labor tediosa, repetitiva y digna de elogio por la perseverancia que se exige para acometer tal acto.
En cualquier caso, su figura retorcida en su empeño de autoinflingirse una muerte a gorrazos se pierde en el horizonte, ya que el resto de la comitiva sigue conduciendo mientras reciben sus collejas corales, de forma que sin comerlo ni beberlo, se encuentran con mogollón de carteles que parecen indicar que llegan a su destino y que este destino es peligroso.
Tal vez habría que deshacerse del exceso de carga. Que es verdad que los 13 zombis del coro de gorreadores del desierto hacen bonito y quedan de lo más propio, pero cuando se aburran de despellejar nucas puede que se unan al público y decidan hacer una pausa para comer.
Cosa que no hará Bill, que en la lejanía sigue dándose de gorrazos consigo mismo. Que tío, y que huevos que tiene.
Ah, que falta el que no tenía cara... pueeesss... pues se acercó a la última señal, tocó una esquina y se murió desangrao. O algo así. Una terrible perdida, con mucha sangre y muy humillante y blableblí, blablablá. Seguro que alguno de los supervivientes quiere vengar su injusta muerte. Fijo. Ya lo estoy viendo, para la cuarta parte "Motel Gore 4: Vendetta por el actor que no actuó". Si, esperaré sentado a esa secuela.
Bill Cosby, te muriste. Luego te paso a la zona de críticos. Enhorabuena y esas cosas.
El actor desconocido, ¿llevado? por Karma, más de lo mismo. Esperamos tu resurrección con ansia.
El resto, una herida por el efecto humillante de recibir gorrazos de zombis como si fuera un momento baile en Bollywood. Por tanto, os queda una herida a cada uno.
El mongoataque de Romeo se queda en nada por hacerlo mal, más suerte la próxima vez a la hora de escoger un objetivo que no haya posteado.
Hay 21 zombis en escena. Con el cambio de escenario y de tanto ver al hombre con el nombre que no es hombre se han amariconado y son 21 zombis malotes, aguantan 2 heridas cada uno.
De armas tenéis la misma arma que usásteis en la primera escena para el +2, la ametralladora que da un +3 sólo al primero que la use, y si queréis tirar de armas improvisadas, el +1 de toda la vida.
La acción es tan trepidante que hasta a algunos les parece que han hecho cosas que no han hecho. Caso del mamoncinillo de cielo, que la ha espichado creyendo nosequé mierdas sobre ser chachi y en realidad se ha limitado a morir con una ametralladora acoplada al recto y con sus cuencas oculares vacías.
O como las putas ratas de mierda, que se atreven a gastar metraje en publicidad. Aun sabiendo que el público objetivo de esta película nunca tendrá el gusto mínimo para apreciar todas las virtudes de una KDD, o ya están apuntados, o están a miles de kilómetros. Y porque todo el mundo sabe que la KDD es un evento cojonudo que se vende sólo y que cualquiera que tenga una mínima posibilidad de ir lo hace por pura lógica, porque no ir sería como no matar a las dos putas ratas.
Sería un despropósito y una ofensa a los Ojos de Dios.
Por eso esa publicidad sobre la V KDD en Empuries, que será del 14 al 17 de Mayo, es innecesaria. Porque nadie con pulgares oponibles puede inventar una excusa lo suficientemente buena como para dejar de ir a la KDD. Y como es innecesaria, esas ratas deben morir por castigo Divino, como deben ser castigados quienes no acudan a la llamada de la KDD.
Pero como hay buena intención, una morirá de forma rápida. La otra morirá lentamente por alguna enfermedad de esas que se contagian por meter el pájaro en jaulas insalubres. Pero antes lo habrá pasado bien. De esta forma:
Porque al menos una tenía derecho a una muerte rápida y misericordiosa, aunque luego fuese humillada post mortem. Y la otra merecía un último desfogue, aunque luego la sífilis ortoreumatoide galopante la convirtiera en un tumor andante.
Y de tanta actividad que hay, pues resulta que el traterrestre ni llega a salir en pantalla. Posiblemente se haya ido a dar por culo a otro sitio, o le estén dando por culo en otro sitio, lo que la conmutatividad decida. O los zombis culeros.
Por lo menos, sabemos que Bill Cosby sigue intentando darse de gorrazos a si mismo. Que tesón.
De un modo u otro, la piara de protagonistas acaba con la amenaza zombi (la inmediata amenaza zombi) y se adentra en el complejo militar, del mismo modo que una manada de ñuses cambia de pastizal: porque no les quedan más cojones.
Una puerta mal disimulada en una colina y abierta de par en par permite entrar en el recinto chachiguay de la muerte de los militares, que es un hangar espacioso con un par de platillos volantes con marcianos disecados de decoración. Y al fondo hay un túnel con un cartel "Sala de Control - Prohibido el paso si no es para salvar/destruir el mundo". Paice que ya queda poco para arreglar el lío.
En cuanto os quitéis de en medio a los tipos raros que están trabajando en el hangar y que parece que no les hace ni puta gracia que hayáis venido a dar por saco con vuestras cosas de vivos.
Que mal fario que dan, joder. Y mira que cuando habéis entrado parecían sólo maquinas que daban mal rollo.
Traterrestre muerto por no postear.
Mamoncinillo muerto por la gracia de Romeo.
Pinky y Cerebro muertos por no tener gracia.
Para el resto, 15 zombis cabrónidos con 3 heridas cada uno por aquello de ser medio zombis, medio expendedoras de refrescos. No podéis usar ya las armas de +2, así que a joderse y tiráis de armas improvisadas u bjetos especiales.
Nuestros héroes acaban con los zombimecánicos con facilidad y desprecio total por el peligro que teóricamente deben representar los no muertos, ya que no dudan en menguar su número. El de los héroes, me refiero. Vamos, como si esto del apocalipsis fuera una cosa comparable a un padrastro. Los de los dedos, coño, no los que se tiran a tu madre.
Pues hay padrastros que pueden matar a una persona, si no se tratan con cuidado. Los que se tiran a tu madre, ostias, los otros no pueden matar, escuecen y yastá.
¿Y esto que tiene que ver con lo que pasa en la escena?
Pues mucho. Porque el amigo de los desteñidos, el capitán Neutrex, David Uhm, a la que cogía un arma hipersecreta de una base hiperblablablá, se ha dado cuenta de que por la misma zona del armero hay un par de discos compactos, que le llaman mucho la atención. Uno porque seguramente explica porqué está pasando todo lo que está pasando:
Y el otro, porque sale su padrastro en la portada (el que se tiraba a su madre).
Y claro, él que se queda mirando fíjamente la portada, inquiriéndose a si mismo si la señorita que aparece en la parte baja de la imagen no será su progenitora, en fantástico zoom que muestra con detalle los numerosos detalles estílisticos de la portada del disco, pasa lo que pasa cuando se sugiere algo afro.
Que aparece un negro zombi enorme detrás de David Uhm, con una sonrisa enorme, un paquete enorme, y un peinado marca de la casa.
Y es que la falta de amor que David expresaba en cada momento ha llegado a buen puerto. Porque el mundo es justo, y si Uhm necesitaba una buena dosis de amor negro, siempre hay un Afro Zombie dispuesto a repartir amor a diestro y siniestro. Y más por un hermano. Joder, hermano, por un hermano está dispuesto a aparecer de la nada usando la excusa de un disco con una portada absurda, sólo para darle por culo a alguien que lo lleva pidiendo toda la película. (Echa el freno, vaquero, tu aun no te lo has ganado).
Tan grande, tan ENORME es el amor solidario del arfo zombie por David Uhm, que hasta va a usar protección, para no pegarle ninguna enfermedad zombie en el proceso de enculado.
Así que coge al silencioso bebé que andaba por allí, al tierno, tiernísimo Baby Herman, y procede a envolverlo con parsimonia y cinta americana. Para que no reviente. Y después, con mucho amor, se encasqueta al bebé como si de un condón daliniano se tratase, con bello crujir de costillas como música de fondo.
Y lo que viene ahora es un precioso fundido en negro. Porque el negro zombi se funde al negro tuerto.
Más bien se lo folla sin misericordia alguna. Es que eso de ser tuerto da mucho juego, David.
El resto sería la leche de feliz observando la muestra de amor que se ha manifestado de forma súbita, si no fuera porque para ellos también hay candela. Al parecer los obreroz zombis mecanizados esos tenían un santo patrón. Un santo patrón que aparece detrás de una compuerta con su nieblecilla y todo, en plan misterioso, con la firme intención de reventaros a hostias por mamones, y no dejaros entrar en la maldita sala de controles.
Y pensar que en algún lugar del desierto, hay un tipo intentando darse collejas a si mismo consigo mismo. Que injusta es la vida.
Baby Herman muerto por no postear.
David Uhm muerto por no ser grasioso.
En escena Jesucristo Cyborg Pirata Ninja. Aguanta 40 heridas, y si no lo matáis, va a absolver a hostias a dos pringados. Sed creativos.
El Afro Zombie es inofensivo, al estar dando amor a David.
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La vida de director es pintoresca. Reduces al mínimo las reglas, y la gente las ignora igualmente. Dices una cosa, y luego otra, y esa misma gente se cabrea porque no tienes criterio y les has engañado. Tienes el anhelo de que al menos el 75% de los actores eviten desviar las cámaras hacia el personal técnico, y terminas sorprendiéndote porque alguno no ha hecho ninguna referencia al rodaje. Te tiras un fin de semana de cubatas y wii, y te llaman borracho. Juegas al parchís mientras comes amanita muscaria, y descubres todos las posibilidades lúdicas que tiene el número 5.
Y encima siempre sonriendo.
El capullo con personalidad múltiple (no, Bill Cosby no, el que ha firmado por actuar con tres personajes) te pone una queja porque el flashback traicionero rompía el continuo espacio tiempo de la trama de sus personajes, haciendo que la consistencia de la historia de los mismos pierda fuelle y resulte forzada. Si, el mismo tipo que va por ahí interpretando a un italiano que va montado en un cocodrilo por el desierto o a un capullo que baila cada dos por tres con una hueste de secundarios que aparecen de la nada, se queja de la coherencia.
Y uno sonríe y le dice que si, que es cierto, no debería haber mentido sobre el flashback.
O te llega un capullo que ha debido meter la polla en un enchufe, a juzgar por su peinado, y encima de desviar toda la atención del rodaje a uno, le recrimina que el guión sea una puta mierda.
Y uno sonríe y le dice que si, que es cierto, debería haber gastado al menos un par de segundos en crear un guión y no limitarme a montar una historia enlazando las imágenes que he ido guardando en el ordenador porque me hicieron gracia cuando las ví.
O un listillo juzga que puesto que la mayoría de las muertes de la saga consisten en ser sodomizados por un afrozombi, la forma perfecta de salirse con la suya es hacerse una locaza que está deseando ser penetrada de forma salvaje.
Y uno sonríe y le dice que si, que es muy listo y que si al final debe ser sodomizado con brutalidad, en el fondo va a disfrutar.
Entonces recibes la lista de actores que deben espicharla.
Y uno sonríe y recupera la fé en la humanidad.
Caraculus Popóchs y Mariol Mongol, enfrascados en sus respectivas tareas, consistentes en hacer la majorette con palos y cabezas de princesas de videojuegos (respectivamente), van camino de cruzarse en el transcurrir de su bella coreografía.
Pero claro, el actor es el mismo, la película va a terminar y no vamos a gastar dinero en contratar a alguien que monte las imágenes para que parezca que ambos tipos están en pantalla a la vez. Así que en cambio, recurrimos a la simetría, y de forma alterna a Carapollas Culops se le escapa la vara mientras hacía molinillos, y a Malio Fario se le escapa la cabeza de la tipa esa que tanto buscaba para nada, cayendo ambos dos al suelo de boca, quedando sus cabezas atrapadas en una pila de cadáveres y en un neumático (respectivamente). Obviamente con el culo en pompa ambos dos.
Siguen sendas tomas del palitroque volando hacia un lado, y de la cabeza en dirección contraria, que se van alternando conforme ambos objetos se acercan volando al ojete de cada uno de los personajes (respectivamente). Otra toma en pantalla partida dónde se aprecia como la vara y la cabeza entran en el recto de cada uno de ellos (respectivamente).
Y una toma final en la que admiramos la plasticidad con la que los culos de ambos dos estallan, salpicando al personal con trozos de intestinos, músculo, tendones y huesos. Porque siempre hay presupuesto para hacer estallar a alguien.
Freakman señalaba y señalaba a la cámara, mientras acusaba a alguien de tener la culpa. Ese alguien en cambio le señalaba a él. Beakflan enérvase ante tal acto, extendiendo su dedo acusador con más ira si cabe. El aludido responde señalando con una mano a PeloPantene y haciendo aspavientos con la otra. Kukulkán se pica y señala a dos manos a su objetivo, mientras grita y clama por una solución a su debacle. El objetivo de su demanda cambia de táctica y procede a alternar el acto de señalar a Plimplán con cortes de manga y gritos de "¡Gilipollas, detrás tuyo!". Nixán se encabrona porque el truco de hacerte mirar atrás es casi tan viejo como el de decir que uno tiene una mancha de huevo en la camisa, y responde a la felonía bajándose los pantalones y monstrando a la concurrencia sus posaderas mientras las palmea con ritmo frenético.
El tema es que al acometer el acto de hacer un calvo a la cámara, se tiene que dar la vuelta y entonces ve que el director puede ser un cabrón, pero no es un mentiroso.
Bueno, también puede ser un mentiroso, como con el flashback. Pero ahora no. Delante de Currupipi (en su posición medio inclinado con los pantalones bajados y palmeandose los cachetes) está el amigo de los niños:
Dos segundos de silencio incómodo seguidos de tres segundos de miradas picaronas, y después el Afro Zombi hace la vespino con Puturrú de Fuá, esto es, le coge de las orejas, le mete to lo gordo por la garganta, procede al movimiento armónico simple.
Obviamente esta escena hace que a la loca de los musicales se le haga el ojete pepsicola. Ya se la puede ver revoloteando alrededor de la pareja motociclística, haciendo ruiditos y quejándose por no recibir un trato similar.
Pero por suerte, aquí hay justicia para todos, y la fábrica de aceite va a recibir un trato igualitario. No va a recibir menos que sus finados compañeros. No señor, aquí no hay homofobias ni mongofobias. Aqui se trata de que nadie disfrute muriendo.
Así pues, mientras el afro zombi sigue testeando su nueva motocicleta, le señala a la vergüenza de los gays una cama que casualmente hay por ahí y le guiña el ojo picaronamente. Ni que decir tiene que ojete-manzanilla se va hacia la cama inmediatamente, tumbándose boca arriba en bolas e ingiriendo 5 o 6 pastillas de viagra no sea que con los nervios la cosa decaiga, a la espera de que llegue su turno.
Entonces se escucha a alguien decir "Bueno, ya podéis soltarla". Después se ve una trampilla que se abre en el techo encima de la cama dónde aguarda la maricona que seguramente haría que toda la población homosexual del mundo se volviera homófoba, y cae el premio gordo.
Tras el impacto inicial, lo que le viene encima al tipo con el culo abierto es una muerte como las de las cucarachas: por aplastamiento tras varios polvos en formato cowgirl. Desgraciadamente, nunca sabremos si los aullidos son de placer o de dolor.
Todo esto nos deja a un erizo mutante y a una gabardina volante solos al lado del botón salvador.
Y como espinete está muy bien educado, le cede a Jack el honor de pulsar el botón.
¡Que emoción!
Caractacus, Mario, Beakman y el Hombre con Algún Nombre, muertos.
Jack es el Prota.
Espinete es la Rubia.
Jack debe hacer una tirada de 1d6 en mensaje sólo para el director, y escribir el último post de la partida de acuerdo a lo que dictamine la tirada en la tabla siguiente (los detalles los pondrá a su gusto):
Botón del pánico:
1.- A tomar por culo. Peta todo. TODO. No queda ni el planeta. Se acabó esta cosa.
2.- Vale ya, cansinos. Se arregla el problema de los zombis y se chapa de manera oficial la trilogía. No se descartan imitaciones baratas.
3.- Pero... ¿y de dónde coño viene todo esto?. Se arregla el asunto, pero habrá precuela.
4.- Vaya mierda de botón. Se arregla la cosa en la zona, pero el zombi-Che la lia parda en Washington. Secuela.
5.- Ahora, algo completamente diferente. El botón arregla el problema de los zombis con un viaje en el tiempo, teletransporte a otro planeta, mundo paralelo, fumada aleatoria de ese estilo. Con zombis, claro.
6.- Soy el Prota y aquí se hace lo que yo diga. Pues eso, que se hace lo que diga el prota (incluye cesar al director). En caso de sentirte incómodo por tomar la decisión o por no tener una idea los suficientemente cutre, tira otra vez, que para eso es un 6.