Extracto del segmento del documental Valores Sin Devalúe del canal de economía y finanzas UnInverse (patrocinado por Kinder Bueno), 2 de abril de 2005:
... todos estos elementos han estado acrecentando durante años nuestro distanciamiento con respecto a los países europeos. Actualmente la tendencia parece que por fin comienza a cambiar, apareciendo estudios serios y competitivos de nivel universitario, con soporte de empresas del sector de las tecnologías, para formación de personal en las muchas y muy complejas áreas requeridas para el desarrollo de un producto software, con inversiones que se miden en varios millones de dólares y en plazos de dos, tres años de media. Efectivamente, las universidades empiezan a incorporar planes de estudio, y algunas empresas tecnológicas comienzan a incentivar a los jóvenes para introducirse en estas especialidades.
En el mecenazgo de jóvenes promesas nos topamos con un nombre que, con discreta suavidad, cayó hace dos años como piedra en el estanque de la inversión, dando lugar a círculos concéntricos que se han ampliado de forma exponencial hasta llegar a alcanzar altas esferas del sector, enturbiando por el camino el meridiano reflejo de sus competidores que hasta el momento se tenían por firmes. Este nombre, el cual deberían anotar en sus agendas si es que no lo han hecho ya, es Mallowan RedSystems.
En palabras de su presidente y fundador, el alarmantemente joven Roderick Mallowan, de origen británico: es importante que se produzca de forma decidida el paso de una filosofía de riesgo bajo o muy bajo en las inversiones, a otra donde se arriesgue capital en este tipo de desarrollos. Eso conlleva un importante cambio de mentalidad que es bastante difícil de conseguir. Alguien tendrá que demostrar que el dinero invertido en este tipo de proyectos se puede considerar lo suficientemente seguro como para que otros se animen a su vez a invertir también. Pero obviamente, la rentabilidad es algo que requiere éxito, y el éxito requiere una alta inversión. Además de que no se puede garantizar el éxito en este mercado, como de hecho no se puede garantizar en ningún mercado relacionado con las Nuevas Tecnologías, y eso forma parte del secreto. Un producto caro puede ser un fracaso comercial y hacer que la inversión se pierda. Ante un panorama así, se llevan a cabo estrategias de diversificación del capital y de obtención de socios de capital riesgo para llevar adelante un proyecto, pero ello requiere un nivel de coordinación y cooperación entre inversores que tampoco es muy común en nuestro país. Y sin inversión, volvemos al principio de la rueda: no existe futuro ni posibilidades de crear una industria sólida en el terreno de la tecnología del entretenimiento.
Quienes prefieren valores seguros por vía tradicional han catalogado no sólo a Mallowan, sino a toda su compañía, como un niño prodigio en continuo progreso hacia el inevitable muñeco roto, el Macaulay Culkin de la inversión. Otro gallito de garaje con ínfulas -comenta un portavoz de Abberlane ThousandTech- que monta un nido de advenedizos con aires de estrellas del rock. Pasada la fiebre de la novedad, sus hoy fieles seguidores sustituirán sus posters, camisetas y autógrafos por las porquerías del actor guapito de turno y se verá de vuelta en su garaje, con sus vaqueros rotos y cargando el Hungry Horace en su viejo Spectrum 48k...
Extracto de la List of World's Billionaires, de Forbes (18 de febrero de 2010)
Extracto de la columna Stars and Spits aparecida bajo el pseudónimo Tío Samaritano en la sensacionalista Neuman's Gazette, de tirada limitada a la costa oeste de Estados Unidos (14 julio 2010):
... al igual que los rumores que apuntan a la misteriosa declaración de bancarrota de astros de la pasta acunados apenas unos meses atrás por la sempiterna escoria Forbes. Sonados fueron los dimes y diretes en torno a Michael Jackson y la triste situación monetaria de su enfermizo paraíso Wonderland, célebre hogar de los Niños Perdidos y donde el jovencito y entusiasta Peter Pan habría tenido que coserse algo más que la sombra. Tal es el caso (el de Jacko, no el de Pan) de R. Mallowan, niño prodigio inglés, renegado del té y afincado por tanto en nuestro país desde el fulgurante estreno de su mayoría de edad, que repite en el campo inversión de software lo que sus compatriotas Freddie Mercury en música y Bill Shakespeare en literatura: cosechar éxitos, escandalizar a los cuatro cabezas de almidón que se reencarnan siglo tras siglo e irse corriendo a tomar por culo. No obstante, no sería parejo el eco de este mito: ninguna final deportiva culminará con jugadores y público entonando sus hazañas bursátiles, ningún grupo de teatro universitario representará escenas de su auge y caída. Sí contará, imagino, con un hueco en la memoria de cada trabajador afectado por la quiebra de su empresa, y aquí recomiendo al lector pasar la página si quiere esquivar otra metáfora anal, esta más escatológica aún si cabe...
Nota recibida en las oficinas de Neuman's Gazette dos semanas después de la publicación de su columna:
Estimados señores:
Con referencia al texto publicado con fecha [...] nos vemos obligados a desmentir los rumores arrojados sin pudor contra nuestra compañía [...] exigiendo se retracten inmediatamente de tan injuriosas palabras tanto hacia ella como hacia Mr. Mallowan [...] no deseando ponerlo en manos de abogados para evitar peor prensa que la adjudicada por su revista.