Burdo pelele o no, ¡ésto sí que es divertido! - contestó a Eberhard, poniendo en un lugar seguro el equipaje de la señora Denbrough.
Cuando las mujeres ya reciben su especie de pista o invitación, me acercó a la máquina, tratando de hacer mi mejor esfuerzo para poner letras legibles en aquella pizarra. Podría ser un gran director, ¡pero cómo se me complicaba eso!
Lo siento, fue lo mejor que me salió :S
se me hizo re tarde y solo llegue hacer la pizarra mañana sin falta posteo
Te mandé la imagen a tu correo por falta de tiempo. Creí que ya lo habrías recibido. Si mañana consigo desocuparme lo hago yo, pero hasta eso no puedo.
No te preocupes, Terry. Pero pedí que me avisarais por aquí si lo enviabais al correo, porque es una cuenta que miro de Pascuas a Ramos. Ahora lo miro y lo pongo yo.
Menos diestros y pacientes que sus homólogas femeninas, Mr. Halleck y Mr. Silverstone sudan tinta para conseguir hacerse con los mandos del juguete. Han de intentarlo varias veces hasta que, por fin, les sale algo legible. El aparato no parece acusar la respectiva ausencia de una letra en cada apellido, pues reacciona del mismo modo que con Miss Sullivan y Miss Stockton...
La tarjeta perforada dirigida a Mr. Halleck (o "Hallek") :
y la correspondiente a Silverstone (o "Silvestone"):
Miro, incrédulo, la carta y su diseño.¿Qué...qué quiso decir con esto? Sólo la oportunidad de un buen chiste se me viene a la mente. Sin poder aguantar la risa, suelto una pequeña risotada. ¿Y para qué es exactamente esto?
El tonto, o engañado, tenía que ser ^_^
Perdón por no avisar, debo haber saltado esa parte al leer.
Aunque la señorita Denbrough acepta de buen grado la peculiar "presentación", tras un buen rato de trastear con el artefacto, no logra más que rayajos y borrones, nada parecido a su nombre. Aceptando su falta de maña, lo deposita de nuevo sobre la mesita y se encoge de hombros dirigiendo a los demás una cálida sonrisa.
¡¡VAYA!! -exclamo desde la puerta, rompiendo por primera vez el tono de irritación-. Ahora empezamos a hablar, sí señor...
Entro en la sala arrastrando mi equipaje, sin preocuparme por si los demás me siguen o no.
Bueno parece que me quedare sin sobre! dice Kelly sonriente aunque no se si eso es mejor ¿y ahora que? recorremos la casa o esperamos a la señorita Davenport?
Supongo - Digo, uniéndome al grupo. - que sí. No veo porqué no pasearnos un poco por toda esta..."simpleza"
Mirando la carta que me ha tocado, volteándola entre mis manos, sonrío para mí, como si estuviera ante la presencia de un buen chiste. El mago, que cosa más interesante. ¿Tendría alguna significancia la carta que nos estaba tocando o era más bien, y como todo suponía, que Mr. Mallowan?
No creo que la señorita Davenport vuelva ahora; y que nos quedemos aquí sin hacer nada es como que algo aburrido. Seguro que nuestro anfitrión quiere que nos regodiemos en su riqueza, malidiciendo nuestra suerte de pobres peleles.
Rió, rascándome la cabeza, agregando:
Señora Denbrough, ¿por qué no lo intenta usted de nuevo? Creo que tener esto - y alzó mi carta - es importante.
Lo voy a intentar Alan pero nunca se me dieron bien este tipo de cosas le contesta Kelly a su compañero mientras toma otra vez la libreta Bien creo que...tal vez si empieza a murmurar mientras mueve los mecanismos escribiendo su nombre por fin lo tengo! aunque no se si quedo muy bien...
Con las manos aún temblorosas por la concentración, Miss Denbrough aguarda a que el artefacto valore su esfuerzo. Tras los ya conocidos repiqueteos, obtiene su sobre como recompensa.
La tarjeta perforada muestra este dibujo:
Desde la puerta de enfrente, que ha quedado abierta, oís unos tintineos seguidos del inconfundible sonido de tragar como un cerdo. Parece que Mr. Eberhard no está perdiendo el tiempo en la sala contigua.
Oigan, parece que alguien ha comenzado sin nosotros. Suelto una pequeña risita burlona y camino hacia la puerta.¿Vamos?
-Sera mejor que vayamos... o nos quedaremos sin comer. -suelto una risita.
Chloe una vez más sin decir nada, pero teniendo muy en cuenta las cartas de los demás, les sigue hacia la sala contigua. No tenía hambre, pero... tampoco era plan de que el cerdo con bigote ese se comiese toda la comida.
Sin saber muy bien qué hacer con vuestro equipaje, seguís el ejemplo del despótico Mr. Eberhard y cargáis con él, atravesando la puerta opuesta a la entrada a la casa, entrando a la estancia contigua un tanto escamados por el asunto de las tarjetas perforadas.
Asumo que Denbrough y Silverstone van también.