11 Marzo de 2012
Eran las siete de la mañana cuando por fin habían terminado de instalarlo todo, solo quedaban hacer algunas pruebas y todo estaría listo para la inauguración. Llevaban quince días de trabajos a marchas forzadas para llevar todas las piezas, con las mas exigentes medidas de seguridad a la galería de Cannovas, situada en el centro de Lavila. En el edificio mas alto, el Gracia y Amor.
La galería se había esforzado mucho para llevar hasta allí las piezas mas extrañas y extravagantes de todo el mundo. Habían convocado a los coleccionistas mas prestigiosos, a los representantes de los grandes museos, a expertos en materia, magnates del petroleo, políticos de peso y demás personalidades cuyo nombre era conocido por el planeta entero. Quedaban tres días para hacer abrir la exposición.
Entre sus piezas se encontraban algunas de las maravillas de Tutankhamon, los Aztecas o los mayas. Pero también tenían algunas piezas que no se podían clasificar a nin gua civilización. Entre ellas había la de un guerrero de aspecto japones, encontrado en mitad del Sahara y cuyos análisis indicaban proceder del paleolítico, también guardaban los huesos de un dragón y lo mas curioso la estatua de un hombre de dos metros, hecho en piedra. Fue hallado en el antiguo reino de Alejandria. Sus vestimentas parecían indicar que fue un alto señor, quizás alguna clase de soberano o algún predicador de alto rango. Pero lo que mas captaba la atención de aquella figura eran sus ojos. Tenia tallados los ojos en forma de gato, lo que permitía a los mas imaginativos decir que era un hechicero.
Fuera lo que fuera, no habían relatos, escrituras, fabulas o dibujos que hablaran de la estatua. Solo quedaba ella.
Cuando terminaron de programar las alarmas, de comprobar las cámaras y asegurar las puertas. Dieron el cierre y apagaron las luces. Un segundo después se encendieron los sensores láser.
-Despierta – Dijo una voz, aunque solo se escucho el eco – Despierta te he dicho, ya has dormido suficiente.
La sala estaba vacía, pero esas palabras fueron escuchadas por alguien que abriría sus ojos después de muchos siglos.
-Tengo algo que contarte, algo que no te va a gustar, así que sera mejor que olvides ese... sueño al que te has sometido y te reúnas conmigo en la Iglesia de San José.
Los recuerdos se agolparon en su memoria como una tromba de agua. Imágenes, sonidos, olores... ¿Cuántos años llevaba así? Hizo un esfuerzo supremo y se activó. Al moverse, la capa de polvo hecha costra en su superficie, se desprendió como si fuera piedra. Una voz... alguien le había despertado... debía ser realmente importante. ¿La Iglesia San José? ¿Qué Iglesia San José? Criaturas caducas empeñadas en nombrar las cosas, en robarles el alma etiquetándolas... Probó su aparato fonador. Al prinicipio, sólo surgieron sonidos inconexos. Esto vino seguido de un breve discurso en sumerio, aprendido hace dos días, o cuatro mil años... ¿Qué importa?. Luego llegó el latín, y todas sus deformaciones. Su poderosa mente procesó la memoria de las palabras escuchadas durante el último siglo. Así, aprendió castellano moderno.
- ¿Qué eres? ¿Quién te da autoridad para despertarme?... Llévame ahí. Y explícame qué es lo que sucede.
El tono era neutro. No había en él rastro de amenaza ni de curiosidad; estaba por encima de todo eso.
Poco a poco iba recordando, de repente las luces y los laser se apagaron, quedaba luz en la sala, pero ahora ya podía caminar sin miedo a hacer saltar las trampas. La voz había dejado de hablar, pero no muy lejos de su antigua tumba, había un mapa. En el estaba señalado un rectangulo, con un 3.
En la esquina inferior habían muchos nombres, un lugar llamado correos era el primero, ayuntamiento, oficina de turismo, hospital, iglesia de San Juan, iglesia de San Jose...
Una raya negra descendia, serpentaba por rectangulos y cuadrados que debían de ser otros edificios. Salia de toda aquella zona, cruzaba todo el mapa en linea recta y al final llegaba al otro punto; un 7. Miro en la otra esquina y busco el siete... Galeria de Cannovas.
Alzo la vista y justo delante suya, en un cartel se podía leer:
“ Exposición de piezas únicas. Galeria de Cannovas, apertura el proximo 15 de Marzo.”
- Mas ayuda no puedo darte, te espero alli – le dijo aquella extraña voz que hacía ecos por toda la sala.