Partida Rol por web

- Bueno, Ori, se dice que ofrecen una buena recompensa. Imagínate la de ratas que me podrías comprar con ella. Es más podríamos hacer un trato. Yo me quedo con la mitad y tu la otra. Así con mi mitad compro ratas y con tu mitad me las compras a mi. ¿Eh, que me dices? Sales ganando y eso que voy a la ruina.

Mientras te diriges a Pseudopolis Yard ves una enorme columna de humo en la lejanía. Seguramente los de la universidad invisible han vuelto a hacer alguna de las suyas y han volado algo por los aires.

Mientras sigues con la cabeza levantada asombrado con aquella humareda pisas sin querer un vomito. Cuando agachas la cabeza asqueado puedes comprobar como hay un enano a cuclillas justo al lado.

- ¡Eh! Has pisado mi comida ¡Mi sopa! ¡Mi deliciosa sopa! ¡Se ha echado a perder! ¡Ahora tendrás que comprarme algo! Oh si, algo, algo bueno. ¡Eh tu eres Lucky Obrian, el suertudo ese! ¿Eres rico verdad? Comprame algo bueno, si algo muy bueno. ¿Que tal una tarta de carne? ¿Y una manzana de caramelo? Espera espera... ¿Que tal un pincho de rata? - El vagabundo enano sonríe mostrando los dos únicos dientes que le quedan y levanta repetidas veces las cejas. Luego señala el puesto de Escurridizo, un mercader de extraño renombre famoso por sus ofertas y descuentos de dudoso beneficio.

-Me parece que esa sopa ya cumplió su función al menos... y espero, una vez- Hizo una pequeña pausa mirando al enano
 -¿Como sabes de mi? Bueno, he oído cosas de esos perritos calientes, te puedo invitar a uno y me cuentas que novedades se rumorean en las calles.
 

- Buen trato. -Se mesa la barba con tranquilidad, sin dejar de observar al vendedor ambulante.- Pero me temo que he de rechazarlo. Eso si, creo que le iré a echar una visita a la Guardia. -Miró por última vez los perritos de mala gana.- Gracias por la información. -Sonrió, colocó ambas manos en el cinturón metiendo ambos pulgares por dentro, y se puso en camino hacia Pseudópolis Yard.

Lucky O'Brian se acerca a Escurridizo para comprarle un tentempié al mendigo que le seguía. En ese momento puede oír como Escurridizo le plantea un trato algo injusto a Ori y éste lo rechaza amablemente.

- ¡Espera Ori! Si no te parece bien ir a medias podemos hacer otra cosa vamos a dos cuartos cada uno! ¿Eh que me dices? Ori no te marches, sigo perdiendo dinero.

-Si van a dos cuartos me pido el cincuenta restante a cambio de logistica- Ofrece con una sonrisa

-Un perrito para mi amigo hambriento-

- Mejor perder dinero que no las rodillas. -Su mano izquierda, la más cercana a su hacha, se movió acercándose lentamente a esta en un gesto que pretendía ser amenazante, aunque seguramente... el resto no lo vieran así.* - De nuevo, gracias por la información. -Y esta vez si, tras una leve sonrisa y un guiño parpadeo, Ori se alejó.

Brian enarco una ceja ante la dantesca escena de aquel enano marchándose, por un momento le pareció que contoneo un poco las caderas, pero aquella imagen le basto para borrar todo recuerdo de lo sucedido de su memoria.

-Creo que mejor continuo camino a Pseudopolis Yard, si necesitas que te eche una mano con ese negocio dímelo, se me da bien hacer dinero.

El enano mendigo se quedó frente a Escurridizo con cara de pocos amigos esperando su pincho de rata, mientras veía como Lucky O'Brian se alejaba junto a Ori.

La entrada a Pseudopolis Yard solía estar custodiada por varios soldados. Pero esta vez no, tan solo un joven enclenque mal apoyado sobre su lanza guardaba un lateral de la puerta.

Al veros acercaros se cuadra tambaleandose y bajando la lanza hacia el arco de la puerta os corta el paso.

- Lo, lo, lo siento. No podéis pasar ahora mismo.

Examino al guardia de arriba a abajo, Ank Morpork tenia que ser un sitio tranquilo si la guardia es tan despreocupada.

 -Vaya es una pena, me habían dicho que aquí necesitaban manos extras. ¿Porque no se puede pasar?-
 

Ori mira de arriba a abajo al chico y espera pacientemente por una respuesta. Parecía que no le costaría nada hacer a un lado al muchacho, a la lanza, y si se lo propusiese a la misma pared, pero no estaba en un bar de enanos, tendría que darle un voto de coanfianza al muchacho.

El soldado delgaducho estaba pensado la respuesta. Aunque no lo pareciese era una pregunta difícil. ¿Porqué no podían pasar? El cabo había dicho que no pasara nadie, pero ¿es que acaso escondía algo? Sin daros una respuesta y mientras miraba al cielo pensativo apareció desde el fondo de la calle otro soldado, un troll chapado y con cara de pocos amigos que le hacía señas para que pasarais. Para que pasarais rápido.

El soldado delgaducho se cuadró en su sitio y con una amable sonrisa os invitó a cruzar las puertas.

El enano enarcó una ceja al ver los humos que llevaba aquella roca con patas, pero se contuvo. No era lugar. Luego, le dio un manotazo al muchacho que había venido junto a él para después señalarle la puerta con la cabeza. No le gustaba nada eso de acatar órdenes de un troll, pero ciertamente comenzaba a tener bastante curiosidad con tanto secretismo, así que simplemente entró.
 

Lucky sonrió al ver que le daban paso, estaba en racha acababa de llegar y no tuvo que esperar nada y tampoco era quien para contradecir a un troll.

 -Muy buenos dias tenga.- Saludo sonriente al la mole de roca que le aguardaba.