Te encontrabas en la calle repartiendo periódicos como de costumbre cuando notaste que una mano te cogía por el hombro, cuando te giraste para mirar, la sargento Angua te estaba mirando con notable enfado
- No es la primera vez que te pillo haciendo algo ilegal renacuajo, ¿Puedo ver esos periódicos? - te dice muy seria extendiendo la mano para que se los entregues
-Por supuesto señora rubia, cual quiere? el de hoy, el de ayer? y les muestra los cuatro o cinco periodicos que tiene y sin ser muy consciente de con quien esta hablando le dice Mire que si los lee se los voy a tener que cobrar...
De repente ves como los ojos de la Sargento Angüa se ponen de un color amarillo brillante y sus colmillos crecen como los de un depredador
¿!ME ESTAS TOMANDO EL PELO MOCOSO!? - te grita a la cara con una voz ronca que no se parece en nada a la que tenia minutos antes, entonces se para, agita un poco la cabeza como si hubiese hecho algo que no debía hacer y dice - Acompáñame a comisaria, ya veré que hago contigo...
te resistes o vas con ella?
Te encuentras caminando por las calles de Ank Morpork cuando encuentras a un conocido vendedor ambulante, escurridizo se acerca a ti y te pregunta- Hombre Ori!, mi enano amigo, que tal el dia, un pinchito de rata? - curiosamente para ser tan fácil encontrar ratas en esta ciudad, no eres capaz de identificar si los pinchos son de rata o no...
Jaime se pone palido al ver los colmillos crecientes, y pega un grito - No me coma !! por favor, soy un niño bueno, no me coma!!
El susto que se pego no le permite decidir ràpido, y cuando quiso acordarse la sargento ya lo había tomado del hombro y lo llevaba hacia la comisaria con actitud severa
Lo cierto es que caminar por las calles de Ankh-Morpork nunca sabes qué sorpresa te va a traer. Cada día es un nuevo misterio, misterio que algunos toman con curiosidad y otros, como Ori, con auténtico temor (por aquello de a saber que plasta te puedes encontrar). Aunque nada que un buen corte en las rodillas no pueda solucionar.
A cada paso que da, varios de sus dedos acarician el mango del hacha que cuelga de su cinturón. Él diría que con gesto amenazante, otros, muchos (todo aquel que tenga ojos, básicamente), dirían que si en el Gremio de Costureras se aceptasen mujeres barbudas, él estaría tratando de atraer clientes.
De lejos, en el fondo (pero no tan en el fondo como a él le gustaría) ve a Y-Voy-A-La-Ruina. Le habría gustado esconderse, o simplemente echar a correr, pero cuando había acabado de pensar en sus posibilidades ya lo tenía pegado al culo. ¿Cómo era tan endiabladamente rápido?
- Bien... hasta que te encontré a ti. -Entrecierra los ojos y le mira, pero no se detiene. Sigue andando, aunque no hacia donde tenía planeado en un principio, si no que, disimuladamente cambia el ritmo cuando puede hacia Pseudopolis Yard. Solo por si acaso. Quizás un mangotazo en la cabeza no sea suficiente.- ¿Y dices que eso es rata? -La mira, no con muy buen gesto.- Seguramente hasta lo que tú echas por el culo tenga mejor aspecto que eso.
Mientras, internamente, trata de que esa idea cale hondo en su sesera. No quiere acabar arruinado por comprarle "rata" en mal estado a Escurridizo.
- ¿Qué quieres?
- Solamente saludarte mi buen amigo, que mas podría querer - Y voy a la ruina puede ser pesado pero no tonto y sabe cuando está de mas, aunque el olfato para los negocios le impide irse - veras amigo, he oído muchos rumores sobre algo que esta pasando en pseudopolis yard,¿sabes algo?, quizá sea una oportunidad para hacer negocio..., por supuesto saldríamos al cincuenta por ciento y que conste que voy a la ruina!
- ¿Por qué tendría yo que saber nada sobre Pseudópolis Yard? -Le miró fijamente.- Y más aún, ¿por qué tendría que interesarme? ¿Hay oro, cerveza, o rata de por medio? Rata de verdad, porque si no... me temo que has ido a dar con el enano equivocado, aunque si no tiene nada que ver con ninguna de esas tres cosas, cualquier enano será el enano equivocado.