Ali, Konrad y Jaime estaba en la entrada de Pseudopolis Yard, cada uno con sus cosas en la cabeza. Unos iban a ser detenidos, otros habían sido llamados sin previo aviso y con aire misterioso. En cualquier caso todo se detuvo cuando una mujer morena, de aspecto joven y nariz puntiaguda se acercó a las puertas. Los guardias se cuadraron con cara firme y una voz nerviosa e impaciente resonó a lo lejos.
- ¡Lady Margolotta! Pase por favor le esperábamos. ¡Y vosotros dos, venid de una vez!
La mujer morena se adentró al vecindario y detrás de ella uno de los guardias, algo más rezagado iba el grandullón, esta vez empujando a Jaime y Konrad para que siguieran el grupo. Al pasar junto a Ali le pidió "amablemente" que fuera con ellos.
Pseudopolis Yard era una especie de plazoleta situada en el barrio de los Dioses, y por tanto era bastante lujosa, eso se notaba sobretodo en el interior: Los recovecos mugrientos y oscuros no albergaban vagabundos, y si aparecía algún cadáver ocasional era retirado rápidamente y arrojado al río Ankh o a las mazmorras si había demasiada gente en la puerta del distrito como para sacarlo a rastras.
La mujer entró en un edifico imponente, a las puertas del cual hace unos segundos estaba el hombre que la había llamado. El troll os empujó dentro y cerró la puerta detrás de si. El edificio parecía ser una administración como cualquier otra, salvo porque parecía tener salas algo más grandes y había menos gente correteando por allí.
Ali había estado alguna vez en aquel lugar y sabía que era dónde el patricio solía celebrar reuniones de carácter más bien discreto.
De pronto se abrió una puerta y apareció el hombre de antes agitado y al que habíais perdido de vista.
- ¡¿A qué esperas zopenco?! Hazles pasar y que esperen aquí.
El troll os llevó a la habitación, parecía una sala de espera. Había dos sofás de terciopelo rasgados y con quemaduras de cigarrillos y una pequeña mesa de cristal en el centro. Al otro lado una puerta de madera oscura permanecía cerrada y salían algunos murmullos inaudibles.
El troll os dejó allí y luego salió para volver a su puesto.
-Lo que hay que ver, ahora nos hacen esperar, y yo que ya me sentía especial- soltó Konrad mientras se dejaba caer en uno de aquellos sofás que habían visto mejores tiempos.
-Ya se te oí antes que venías por un pequeño malentendido, chico, pero del caballero aqui presente no se nada, ¿también le han requerido con urgencia quizás?- se podía ver algo de insolencia en su tono.
Jaime siente alivio por estar lejos de la sargento, no quiere volver a ver sus ojos enfurecidos para no tener pesadillas. Mira a Konrad con cierta admiracion, despues de todo hace ya bastante tiempo que estan juntos y ha entrado a prision por la puerta grande, por lo que deduce que ha de ser alguien importante. Le contesta entusiasmado, tratando de darle una buena impresion
- De seguro que si, usa lentes de aviador asi que ha de ser porque es bueno para los recados urgentes... Caballeros, soy Jaime y doy noticias a la gente... se todo, menos leer bien... pero se todo -