Partida Rol por web

El Mündavaras, el Sueño Eterno en élfico fado, es un plano secreto entretejido sutilmente con la realidad en la que las almas de los fados durmientes hayan su hogar.

Hace ya siglos de que el reino fado se sumergió entero en el Mündavaras, mientras los guardianes erigian y velaban sus tenebrosos mausoleos, pero el tiempo no pasa en aquel mítico entorno, y no hay forma de saber cúanto ha pasado.

En el Mündavaras sólo existe el pensamiento, y en él las almas de los fados vagan, perdidas y solitarias, buscando el contacto con los suyos.

Sólo muy de vez en cuando dos almas conectan fugazmente en el Mündavaras, pero ésta vez es diferente. La energía que mueve los espíritus fados se está multiplicando, y su aura es cada vez más fuerte.

Sorprendentemente, la  conexión se estabiliza. Es la primera vez que a ambos fados les pasa algo parecido. Toman conciencia de que son capaces de comunicarse entre ellos, y se reconocen mutuamente.

El tiempo alli era como si no existiera, un plano tan distinto donde no existía entes corporeos. Él sabia que existia, habia estado vivo en mente tanto tiempo que no podía recordar, se había olvidado incluso de su nombre.

No veía pues en aquel lugar no existia el sentido de la vista.

Una conexión, un leve roce electrico entre su ser y otro ser de los muchos que allí existían, igual que él, pero esta vez no era solamente un roce. Estaba siendo un contacto más prolongado, notaba un aura parecida a la suya.

-Hermano?- dice en un idioma no hablado, una forma de comunicación solo posible en aquel entorno.

Con toda seguridad, algo muy grande está a punto de cambiar. En el Mündavaras todo se percibe con esa sutil certeza que inunda voluptuosamente vuestra percepción. Es una intensa sensación que no parece querer decir nada en concreto, y quiere decirlo todo al mismo tiempo.

La perturbación, sin embargo, no afecta a la inesperada conexión entre las almas feéricas, sino que, incluso, la intensifica.

Apenas llegaban a su mente recuerdos del pasado. El fin de la era de los Fados habia legado, y Dröm tuvo que entrar en el Mündavaras en busca del descanso eterno, hasta que los Dioses o él mismo decidieran que la hora habia llegado. Su cuerpo permanecia dormido pero su mente estaba en este momento mas despierta que nunca, cuando comenzó a escuchar voces dentro de su cabeza.

"Esto realmente está ocurriendo? Cuanto tiempo llevo sumido en este letargo?. "

Su cuerpo se estremecia, notaba como si las almas que vagaban solitarias en este plano quisieran ponerse en contacto con él. Era una sensacion extraña y a la par reconfortante. Su tiempo habia llegado? Era el momento de despertar?. Al fin, pudo reconocer algo. No lograba reconocer de quien se trataba ni sabia con que extraña forma se estaba comunicando con él. Parecia hablar en un lenguaje muerto, un lenguaje que, a pesar de no contener ningun sonido, podia entender sin problemas. Auqella voz llamaba a su hermano.

- Quien sois? - contestó de la misma forma.

No sabria reconocer si habia pasado mucho o poco tiempo, no sabía cuanto llevaba sumido en aquel entorno. Su mente era como un lienzo en blanco, y aquella conexión tan diferente a los demás, además de la sensación de cambio estaba emepzando a llenar aquel cuadro de color, colores oscuros y macabros, pero el blanco desaparecía, por fin empezaba a recordar, poco a poco.

Recibio aquella contestación, por fin habia encontrado a uno de sus semejantes, aunque no pudiera verle, lo sentía. No supo que contestar a aquella pregunta, aun no sabía que era, quien era, aun no se había llenado ese vacio. En aquel instante lo único que habia reconocido era el mundo en el que se encontraba: el mündavaras. Aquello era un simple nombre, podía significar cualquier cosa, pero era capaz de enlazar aquella palabra con aquel mundo.

-Recuerdas?- preguntó con el deseo de saber más rapidamente. No era facil comunicarse de aquella forma, le costaba formar cada palabra.

La pregunta de aquel ser le resultó estraña a la par que curiosa. No alcanzaba a entender como dos almas podian comunicarse en el Mündavaras ya que nunca destacó por su habilidad intelectual, pero algo le hacia pensar que aquel ente no estaba alli por pura casualidad. ¿Recuerdas? El hecho de que le hicieran dicha pregunta lo hizo recapacitar. Quizás sus Dioses habian decidido que ya era la hora, y de ahi su pregunta... Quizás quisieran que Dröm recordara su vida como mortal para devolverle a la misma.

- Que es lo que quereis que recuerde? Oh... Apenas puedo pensar en este entorno que me rodea. Que es lo que quereis de mi? Podria saber vuestro nombre? - se limitó a imitar la fora de comunicacion antes utilizada para formular un par de frases y que sonara coherentes, eso si, sin mucha fé de que aquel énte pudiera entenderle.

Algo extraño empieza a suceder. El mündavaras empieza a perder consistencia, y no sabéis a dónde os llevará su transformación. Un tercer alma se une, intranquila, a vosotros: Sagdabeth.

El espacio empieza a interferir en el sueño eterno que tal vez deje de serlo muy pronto.

La sensacion de que una tercera alma estaba junto a él lo extrañó aun mas. Quizás este camino de vuelta no lo debia hacer solo, quizás se trataba de mas guardianes como él que debian hacer de nuevo un servicio a los Dioses. Miles de ideas rondaban su cabeza y comenzaba a estar inquieto por que le depararia el futuro.

Al fin, alg a su alrededor comenzó a moverse. Parecia como si el entorno que los rodeara se fuera difuminando. no podia verlo, pero si sentir como su cuerpo se iba haciendo cada vez mas y mas pesado. ¿Es este el final del camino? ¿Aqui acabará el Mündavaras?...

La melancolía invadía su estado, aunque últimamente empezaba a cuestionarse, a través de la poesía y de las artes, la distinción entre realidad y sueño.

Sagbadeth se sentía como Eurídice, perdida para siempre en un Hades eterno, pero habiendo heredado los dones de Orfeo, para así cantar sus penas, a sabiendas que nadie iba a escucharla, con una lengua no vehiculada por palabras sino por el pensamiento, por el espíritu. Era una experiencia INEFABLE.

Siguió entonando su canto de musa repleta de hastío. Como novedad: la esperanza, un ápice de temporalidad en el continuum del devenir eterno.

Si muerta estoy

Por qué mi espíritu vibra

Por qué mis ojos intentan llorar

Si muerta estoy

Si materia no soy

Por qué percibo la chispa

De un inexistente cálido hogar

Si materia no soy

Si sola voy

Por qué me sale la rima

Si nadie me va a escuchar

Si sola voy

Si muerta estoy

Si materia no soy

Si sola voy

¿Por qué hoy

me siento viva

Y escucho voces, como olas, en la mar?

-Estais perdido, como yo- contestó Galileus a todas aquellas preguntas. Al menos por fin habia recordado su nombre, "Galileus" una palabra, una simple composición de letras, un sonido pronunciado que resumía todo su ser. Una vida que había olvidado y que ya empezaba a recordar. Él era un fado, una criatura oscura...

Una sensación extraña, aquella conexión se iba haciendo cada vez más fuerte, y esta vez algo más habia cambiado. Otro foco de energía se había adherido a aquel momento. Nunca había conseguido rozar dos almas a la vez, y esta vez además,era algo más pesado, más corporeo... las brumas de la consciencia se arremolinaban mientras los recuerdos volvian cada vez más rapidamente a su mente.

El sueño se descompone, de deshace como e papel en el agua, y finalmente desaparece continuamente, dejando a los soñadores la sensación de que nunca hubiera existido.