No se distraigan y esten atentos, no sabemos que pueda salir entre los arboles en cualquier momento.
Mientras camino estoy atenta a mis sentidos, por si escucho un arroyo, si huelo algo extraño, etc...
Unos árboles sangrantes se alinean ante vosotros de forma muy poco acogedora, cortando el bosque en dos mitades, marcando, al parecer, el territorio de quién sabe qué monstruosidad. El bosque en éste punto es tan alto y frondoso que parece noche cerrada.
Un escalofrío recorre la espalda de todos los expedicionarios.
¿Quien de ustedes puede decirme que causo eso...?
Observando la escena detenidamente sólo puedo responder:
- Creo que de lo único que podemos estar seguros, es de que no ha sido un humano. No me parece buena idea adentrarnos en esa zona si empieza a oscurecer.
Me quedo mirando los arboles con la boca abierta por un momento.
- Eh... ah... si..-Doy la vuelta y camino rapido por donde venimos en direccion a la playa.
No parece una zona segura, ni cuando anochezca ni cuando amanezca. Mejor ni acercarse.
Me doy vuelta para ver a mis acompañantes con un gesto de seriedad en mi cara.
¿Les da miedo el bosque? ¿Entonces que? ¿Nos quedamos aqui esperando a morirnos de hambre con la inutil esperanza de que alguien nos salve?
- No proponía eso, capitana. Tan sólo volver a una zona más abierta hasta que amanezca. Por supuesto que habrá que entrar en el bosque, pero sigo pensando que el momento sería el día. Ahora bien, si desea entrar.... Desenvaino .... Entraremos. Como digan. De todas formas, creo que lo más acertado sería no separarnos.
No me gusta lo que estoy viendo, pero tarde o temprano habrá que atravesar ese bosque.
Shaa se pierde de vista en el bosque sin que nadie le detenga.
Shaa camina con gran ligereza, y al cabo de un rato -mucho menos que el que los marineros emplearon en la ida- llega a un punto de la playa que no había visto, en el que las rocas son aún más gruesas y la playa más fina. La marea ha subido y bajado durante la ausencia de la tripulación, y el barco se haya sostenido sobre las rocas más altas con cierta inclinación. Sus daños no parecen tan graves ahora, aunque está claro que ha entrado agua.
Camino volteando de cuando en cuando para ver si me siguen, en realidad no me importa, pero no me gustaría que algo de ese bosque que no fuesen mis féminas compañeras me siguiese. Llego a la costa y miro el barco, una sonoriza me ilumina el rostro y echo a correr, salto entre las rocas buscando camino hasta la nave.
-insulsos compañeros me tocaron, que se pierdan en el bosque yo me largo de aquí-