Cuando la cámara enfocó a mi interlocutor no pude evitar sorprenderme, creo que había dado con alguien que no quería, - bueno tío, ya veremos después del concierto -, levante la mano derecha con el pulgar hacia arriba y me alejé por donde vine. Debía ser el manager o algo del grupo, buscaba más bien al trapicheador, no me imagino a Sax yendo con ese grupo.
Observé a Zoey hablando con el camarero que parecía mirarla con buenos ojos, sin perderla de vista, me acerqué a Balmaceda, y sin señalar a nadie, me apoyé cerca de él en una columna, - parece que el tipo ese con el velo extraño es el que se encarga de traficar, ¿te habían hablado de él? Deberíamos averiguar si conoce a Sax sin despertar muchas sospechas – toqué la cartera con algo de dinero que llevaba – quizá podría pedir algo a ver qué me da, o seguirlo luego para interrogarlo, ¿Qué dices? – esperé a la respuesta del agente, mientras dediqué a escuchar la canción durante unos instantes y levanté un par de veces el puño cuando la gente gritaba el estribillo, no tenía ni idea de qué decían.
Zas. Paso en falso. Zoey aprovechó uno de los momentos en que la mirada del camarero se desvió desde ella al escenario para beber un sorbo de su bebida y ganar unos segundos de tiempo. Lo observó, analizando su postura, su mirada, la forma en que parecía debatirse entre prestarle atención a ella o al grupo. Debía gustarle mucho esa música, aunque era un poco raro.
Cuando los ojos del tío volvieron a ella, le sonrió y se acodó un poco más en la barra, como si estuviese dispuesta a pasar allí un buen rato charlando con él.
—El idioma en que cantan —explicó, sacudiendo la cabeza con un gesto que le quitaba importancia al asunto—, ¿no? Pero oye —siguió hablando, cambiando de tema rápidamente—. Seguro que a mi amigo sí que lo conoces porque venía un montón por aquí... A ver si tengo alguna foto en el móvil.
Sacó el teléfono del bolsillo y buscó la imagen que le había mandado Carley poco antes para enseñársela al camarero. Había patinado al lanzarse con lo de las extrañas letras esas, pero todavía podía intentar averiguar algo sobre Sax.
No dejó de mirar a Zoey, siguiendo sus titubeos y cuando un instante cruzó la mirada con ella asintió, como aprobando lo que estaba haciendo.
Carley mientras tanto, abandonó al otro tipo y vino hacia José que al llegar le dijo sin mirarla
- Creo que habéis hecho un buen trabajo, está claro que en los camerinos se moverá algo esta noche y debemos averiguar qué es... sin exponernos demasiado. No creo que a vosotras os cueste entrar ahí, parece que tienes camelado al tipo adecuado.
Señaló con la cabeza sutilmente al hombre de la gabardina y el velo
- Es mi turno. - apuró su copa y la empujó hacia la parte interior de la barra y se caminó hacia el otro lado del local, como si buscara los servicios pero acercándose indirectamente al camello.
Cuando llegó a su altura, se paró a su lado, sacó un billete de $50 que llevaba arrugado en el bolsillo y simulando un apretón de manos se lo pasó al tipo al tiempo que lo atrajo hacia sí para susurrarle* al oido, moviendo los labios lo menos posible.
- Mi amigo Sax dice que eso que pasas es muy bueno, que merece la pena. ¿me pasas un poco? - separó de nuevo la cara y la dejó a unos 15 centímetros, mirándolo fijamente a los ojos. No había soltado su mano, por lo que pudo percibir la tensión al reaccionar a sus palabras. - Por cierto, había quedado con él aquí y no suele retrasarse. ¿sabes con quién está?.
Sí, utilizo el punto en bajos fondos y ahora uno en evaluar sinceridad
* susurros nivel discoteca, es decir, que lo escuche él y nadie más.
Asentí a las palabras de Balmaceda, mi idea era dar con un traficante aquí pero parece que poder saber lo que se cuece detrás de bambalinas puede ser también interesante. Me cuesta creer que Sax tenga nada que ver con el grupo de música pero acompañada de Zoey algo podremos averiguar.
Observo detenidamente como Balmaceda se dirige al extraño sujeto y por su parte Zoey está mostrando su móvil al camarero, ignoro qué será pero me pongo en guardia por si necesita ayuda. Me sitúo a unos cinco metros en la barra y me acerco a una preciosa camarera con un top cinco tallas más pequeño que sus pechos - otro - le indico señalando una bebida que hay en el sitio donde me he puesto, me da igual lo que sea, no pienso beber más, el chupito me ha sabido suficientemente mal.
Reviso un instante el móvil, debía poner un mensaje cada media hora por si algo salía mal, todavía no, me dije.
—El idioma... —dijo el tipo que hablaba con Zoey.
La frase quedó entrecortada y el tipo buscó algún otro cliente al que atender en la barra. Zoey tenía la impresión de que el muchacho había hablado más de la cuenta. Miró de soslayo la pantalla del teléfono de Zoey, negó con la cabeza y se fue a atender a otro tipo que solicitaba su atención.
—No le conozco tía... no le he visto nunca por aquí —gritó.
Mientras tanto Balmaceda hablaba con Jalabert y el primero se dirigió hacía aquel tipo extraño que parecía tener la reverencia de los demás. El agente se coló entre los jóvenes que se arremolinaban alrededor del camello.
—Polvo blanco —dijo un tipo que parecía suplicar—, lo necesito Carcosa. No quiero perderme esto sin...
En ese momento llegó Balmaceda y llegó a ver como algo cambiaba de manos.
@Balmaceda: quita un punto de "bajos fondos". No es necesario que quites ningún punto de "evaluar sinceridad"
—Tengo muchaz cozaz —dijo relajado el camello—. Tu amigo compró Polvo Blanco pero no hay polvo para ti, no tienez el brillo en los ojoz.
El marcado ceceo y el sosiego marcaban las palabras de aquel hombre. Sorprendentemente la muchedumbre se mantenía apartada de él y Balmaceda podía hablar tranquilamente con él-
—Puedo ofrecerte otraz mierdaz. Tengo zpeed o algunoz juguetez zi buzcaz pareja. Un anillo de Innzmouth por ejemplo —dijo mientras sacaba de la gabardina un anillo de placer decorado con letras extrañas, quizá runas y dibujos macabros.
- ¡Eh! Eso sí puede ser divertido - dice Balmaceda con una media sonrisa señalando el anillo mientras se gira levemente hacia la barra. - ¿Ves a esa morena de allí? Pues puede que tenga suerte y lo utilice con ella antes de que salga el Sol. O después también...
El nombre que ha dado al anillo y los dibujos y runas de su superficie han llamado la atención del detective, que trata de obtener más información sin resultar un pardillo. Está claro que no es un experto pero no quiere que su "virginidad" quede al descubierto tan pronto.
- ¿Innsmouth dices? ¿Viene de allí? ¿Qué nos hará sentir con todas esas figuras en el perímetro?
¿Dónde restamos los puntos? ¿Directamente en la ficha?
Acabé de escribir el mensaje en el móvil y lo volví a guardar. Miré un instante el vaso de chupito pero no bebí. Ví que el camarero pareció perder interés en Zoey.
Así que me acerqué a ella, - ¿Qué te ha dicho? Nos he conseguido un pase en bambalinas con un tipo extraño que nos ofreció drogas y... más, no sé si es muy prudente acudir - añadí mientras la miraba - ¿Has conseguido algo? No mires, pero Balmaceda está con el tipo estrafalario del velo. -
Frunció un poco la nariz cuando el chico de repente se alejó para atender a otro cliente. Guardó el móvil en el bolsillo y tamborileó con los dedos sobre la barra. Había sido raro, pero poco productivo. Dedicó una última sonrisa al camarero y se giró hacia Carley cuando llegó a su lado.
—No mucho —reconoció—. No perdía de vista al grupo ese satánico que toca, era un poco raro, porque parecía que no podía evitar mirarlos todo el rato. Intenté sonsacarlo para ver si lo que cantan es el idioma ese de Lovecraft o si conocía a Sax, pero parece que lo espanté.
Cogió el vaso y llevó la pajita a sus labios para beber un sorbo pequeño mientras echaba un vistazo general al local para echar un vistazo rápido a Balmaceda sin detenerse en mirarlo. Terminó mirando a la agente de nuevo.
—¿Crees que puede saber algo? El tipo extraño ese.
—No zeaz eztupido —espetó el camello—. Nada puede venir de Innzmouth. No me hagaz perder el tiempo, ¿quierez comprar algo o no?
Mientras Balmaceda hablaba con ese extraño tipo algunos clientes se acercaban a él, le susurraban algo al oído y una bolsita que sacaba de su gabardina, cambiaba de manos.
Sí, lo quitáis de la ficha pero no perdáis el valor inicial por si acaso recuperáis alguno ;)
Haz una tirada de Disfraz. En este caso, al ser una habilidad general, hay que tirar 1D6 a dificultad 4 (sacar 4+), puedes gastar puntos de tu reserva de disfraz para sumar un +1 a la tirada por cada punto que gastes.
Mientras Zoey y Carley hablaban el grupo berreaba sus últimas tonadillas.
—¡Iä, iä!¡Iä, iä! —entonaba las voces de los espectadores, prácticamente haciendo un coro siniestro.
La extraña mujer andrógina se retiró del escenario y las luces se apagaron un instante. Pronto otra música no menos siniestra iluminó la estancia. En ese momento los espectadores volvieron a la barra, a charlar entre ellos y, por así decirlo, a la rutina. Como recién salidos de un trance.
La mirada de Zoey se desvió hacia el escenario y contempló por un instante a la masa que coreaba enfebrecida aquellas letras extrañas. No entendía una mierda, pero todas esas voces coreando al unísono le ponían los pelos de punta.
Cuando por fin el grupo se retiró la chica miró a Carley, arrugando un poco la nariz.
—Dan escalofríos, ¿verdad? Ahí todos cantando esa movida siniestra como hipnotizados.
La rubia era consciente de que eso era lo habitual en cualquier concierto. El público cantaba las letras a gritos se tratase de pop, rock o cualquier cosa con letra. Ella misma había estado alguna vez en una de las primeras filas, con los brazos alzados y dejándose la garganta. Pero había algo en la forma en que el camarero miraba todo el rato hacia el escenario que la había dejado inquieta y lo poco acostumbrada que estaba a ese tipo de música satánica hacía el resto.
- No me hagaz perder el tiempo, ¿quierez comprar algo o no?
- ¡Eh! ¡Claro que quiero el anillo? - Balmaceda agarra al tipo del brazo, entre el codo y el hombro y se gira de nuevo hacia la barra - ¿Tú has visto ese encanto de la barra? Quiero que me recuerde siempre después de esta noche.
Si alguien bien entrenado hubiera estado observando la escena, habría visto que el agente estaba en realidad calibrando la fuerza de aquel tipo bajo su ropa holgada. Pero parecía que el camello no se había visto incomodado por la actitud de José.
- Pero escucha, insisto, ¿Qué tiene de especial? ¿Cómo lo uso?
Motivo: Disfraz
Tirada: 1d6
Dificultad: 4+
Resultado: 4(+2)=6 (Exito)
Respondí con un gesto afirmativa con la cabeza y un chasqueo de lengua - ¿Y qué dicen? ¿Ya? ¿Ya? – le susurré a Zoey cuando la canción acabó, mirando al escenario para ver si es que iba a aparecer algo o no, negué con la cabeza – no entiendo nada. – Mientras el público parecía perder interés en el otro grupo que sustituyó a los Gatos de Ulthar.
Vi como Balmaceda seguía hablando con el tipo extraño y después nos miraba como señalándonos – qué mierda estará diciendo – le digo a Zoey. Inmediatamente me fijo que al acabar la canción podrían estar esperándonos dentro, - vamos a ir detrás, antes nos conseguí una cita con este grupo y con su camello o su representante, no se muy bien – la miré de arriba abajo, - con estas pintas puede que quieran algo más, ya me entiendes, puede ser peligroso así que mantente alerta. El tipo en cuestión era bastante grandote, así que le dije que tu y yo… ya sabes – encojo ligeramente los hombros – no sé que va a haber ahí dentro, vamos – le digo mientras la cojo de la mano y nos dirigimos hacia el camerino – ¿Alguna vez has tomado drogas? Puede que tengamos que tomar algo para hacerles hablar, sino lo haré yo. (*) –
(*) ¿Puedo asumir que Carley ha probado alguna vez la droga? No en plan exdrogadicta sino que alguna vez por “necesidades del guión” ¿haya podido tomar? Evidentemente si es que no, este no va a ser el momento de probar. xD
Los hombros de Zoey se encogieron, mostrando que ella tampoco tenía ni idea de lo que que fuese que cantaba esa gente. Asintió y se puso en marcha junto a Carley, sintiendo cómo la adrenalina se despertaba en su sangre con el riesgo de meterse en los camerinos. Iba con la agente y eso la hacía sentirse segura, sobre todo viendo lo bien que se manejaba en el ambiente, pero la inquietud seguía ahí, dando ese punto ácido de emoción y peligro a la situación.
Se rió por debajo de la nariz con lo que Carley le había dicho al tipo. Eso podía hacerlo bien, sí. Al fin y al cabo era lo mismo que hacía con Naomi cuando salían de fiesta y no querían que los tíos se les pegasen como lapas. Sin embargo, la risa se le cortó en seco con la pregunta tan directa de la agente.
—Eh... yo... —Se sonrojó, aunque en el garito sería quizá difícil notarlo—. Bueno... Alguna vez, hace tiempo, al empezar la carrera. Quizá.
Añadió el «quizá» como por instinto. Tampoco es que Zoey fuese una adicta, ni que tomase drogas con frecuencia, ni nada por el estilo. De hecho hacía años que no, desde que había roto con Darren. Pero a su mente acudieron aquella fiesta de Nochevieja, y el cumpleaños de Bob... Y esa vez que fueron a la playa en verano... Había sido más que «alguna vez», sí. ¿Pero con qué cara le dices a una agente del FBI que has tomado drogas más de una vez? Aunque hiciese años de eso y fuese tu compañera y se estuviese ofreciendo a hacerlo ella misma.
Zoey no dejó de caminar hasta llegar a una puerta que tenía pinta de llevar a los camerinos. Entonces usó la mano que tenía libre para llamar con los nudillos, colocó una sonrisa en sus labios y miró a Carley antes de abrirla.
—Tiene que ser aquí. Veamos qué nos espera.
La cara del camello mostró cierto agotamiento.
—Yo zolo loz vendo, pero no ez que requieran un manual de instrucciones. Zu uzo ez baztante evidente —dijo alargando el objeto a la vista de José—. Zon 100 dolarez.
El tipo aguantó un instante con la mano alargada hacia Balmaceda esperando que éste tomara una decisión. Mientras tanto, cierta calma volvía al lugar. Seguía abarrotado pero al menos la música había bajado de volumen y la multitud ya no se agolpaba como una marabunta.
Zoey y Carley, seguís en El camerino de Zothique
- Claro, claro - sacó un billete de 100 del bolsillo y lo estrechó contra la mano del camello apresuradamente - Venga, que tu no eres tampoco mi plan para el resto de esta noche.
Por el rabillo del ojo veía a sus dos compañeras atravesar la sala hacia los camerinos y se apresuró detrás de ellas. Estaba claro que el jaleo - y el peligro - estaba tras esas puertas.
Con una mano paró la puerta justo antes de que se cerrara y, sin abrirla más de lo necesario se coló de perfil detrás de sus compañeras.