Mayo 12 de 1995, Entrada del City Tavern. 2:00 am
Wu, Leena Wu siempre tenía ese extraño gusto por los sitios con tradición amplia, esos ambientes apagados y casi familiares, donde con su actitud parecía querer mofarse, eso sumado a que en esa zona, al parecer el significado de una fiesta cambiaba radicalmente, y solo anacrónicos y ancianos personajes se regodeaban entre música Country y baladas romanticonas, la antítesis de un sitio para disfrutar, para atraer a la juventud, y esa noche, estabas frente a aquel sitio, mitad bar, mitad restaurante, con la arquitectura que le atribuirías a un edificio del viejo oeste que de repente, se modernizó un poco.
Hacía no más de unas horas, Wu te había llamado, necesitaba encontrarse contigo, inmediatamente. Su voz, siempre autoritaria, y si, quizás algo intimidante, significaba que tu itinerario y planes se iban a la mierda, tras darte la dirección, solo quedaba asistir ante las peticiones de la que es, de una forma retorcida como solo se puede ver entre los de tu naturaleza, tu protectora. Y allí estabas, en aquel sitio, apagándose, y convenientemente discreto, donde tendrías que aguardar por las palabras de la antigua Brujah.
Hija de puta. No había otro momento. En mitad de una caza esplendida, y no estaba cazando ganado. Ultimamente debo estar mucho más agil para cazar información. Eso fue lo que me sirvió para vengarme del Sabbat y eso será lo que usaré para derribar a la Camarilla cuando deba vengarme de ellos. Y créeme, lo haré dentro de poco si la cerda Brujah sigue tocandome los cojones. Si mis antiguos pudieran resurgir de sus cenizas se volverían a tostar al sol antes que ver a uno de sus chiquillos arrodillandose ante las decisiones de la Chusma. Me torturarían sólo por la humillación soportada. Me lo merecería. Pero las cosas han cambiado. Ellos ya no están. Y no están aquí por mi culpa. O debería decir gracias a mí.
El local no está mal. Recuerda los días en los que me dedicaba a recorrer la costa oeste con los Hell´s Angels. Bonita época. Lástima. Una canción suena en mi cabeza, distinta a la que suena en el local.
Mucho más honky-tonk de lo humanamente aceptable. Pero ya no soy humano, ¿no?
...Zorra Brujah. - pienso mientras me enciendo un cigarrillo. - Cuándo bajará...
El local, por dentro, tiene una decoración predominante de madera, hay muy poca gente, en parte por el horario y en parte porque sus únicos clientes serían turistas curiosos y ancianos nostálgicos, las mesas están dispuestas de a cuatro lugares cada una, con manteles blancos y unas cuantas velas en burbujas de cristal que iluminan y ofrecen algo de, inútil, calor para una noche que es de todo, menos fría. Una barra con un cantinero, con un traje un poco menos anacrónico, y una sonrisa falsa, parece estar atento a sus clientes, nadie se sienta allí. Un grupo de ancianos discuten acaloradamente, aunque en una baja voz respetuosa, a lo lejos un hombre joven acompaña a una dama ya entrada en edad, y más allá dos hombres de no más de 60 años, parecen gozar del ambiente del bar.
Y resonando, un ambiente que parece contrastar con lo que bulle realmente tras las sombras de una noche como esa. Demasiado Country...
Tras uno minutos, una mujer de rasgos orientales entró al bar, venía sola, lucía un abrigo largo y una camisa, estaba completamente seria y miró hacia la entrada una vez estuvo en el local, se acomodó los lentes, y te buscó con la mirada. Al encontrarse se acercó.
-Kahn, tome asiento- dijo imperativa, aquella mujer era un verdadero dolor de cabeza, pero también había velado por ciertas protecciones a tu favor, o eso parecía. -Hay cierto asunto del que necesito que se encargue- y con el tono que lo había dicho, no se aceptaba un no por respuesta.
Leene Wu siempre había sido así de distante, y de imponente de una forma u otra, y no parecía ser la más contenta de tenerte a cargo, eras un traidor, y un peligro, y tu sola existencia no pasaría desapercibida para cualquier manada errante.
- Dígame.- Digo mirándo a la barra mientras me acomodo en la silla. No quiero parecer irrespetuoso, sólo quiero ir al grano. Y quiero entender porqué voy a tener que aceptar. No quiero que le valgan los trucos mentales. A mi no se me dan muy bien, pero lo de mirar a los ojos lo sé hacer. - ¿De qué se trata?
Leene tomó asiento, tenía una falda larga, y nada en las manos, te observaba fijamente, sus ojos oscuros parecían penetrar lentamente en tus pensamientos, quizás era impresión tuya, o quizás en serio tu mente era desvelada, lo cierto es que al fondo Billy Ray Cyrus contiuaba llenando el sitio con sus notas y letras.
-Verá Kahn, al parecer ha habido mucha mala-sangre estas noches- la ironía de sus palabras eran el preambulo adecuado para describir la situación -Y no está de más ser precavido- su gesto parecía estar lleno de amargura y seriedad -Así que necesito alguien desconocido, que nadie pueda identificar y relacionar...- y guardó silencio por unos instantes, con una mirada aguda hacia tí. Desafiante. -...y usted es el indicado, para que realice ciertas labores de vigilancia e información, en un evento de especial importancia para un sector que no pasa desapercibido ante mis ojos o ojos ubicados en una posición más alta.- su tono se hacía ahora despectivo -¿Qué sabe de la recepción de mañana en la noche en el museo de arte?- Su perfil era el de una directora, una jefa con aires feministas, aprovechándose de sus empleados.
- Pues, de hecho, a parte de que se va a producir, no se nada más. Lo que no me esperaba, viniendo de un vástago tan preparado como usted es que me enviara solo a un sitio como ese. Espero que se de cuenta de que el único vástago al que nadie conoce será el centro de atención. Necesitaré una mascarada potente para que no me relacionen con usted. Presenteme como lo que usted quiera y dóteme de recursos. ¿No esperará que me presente por las buenas en la recepción y me pase la noche poniendo la oreja a ver que dicen? No dirán nada delante de mí si no tienen que decirlo. En fin, puedo sugerirle algo un poco distinto, pero comprometería nuestra situación, la suya por aliarse con un miembro del Sabbat y la mía por serlo. Le explico:
- Necesito hacerme pasar por un chiquillo suyo o de su sire, venido desde Chicago en busca de piezas de arte. Obviamente para tener una buena razón para quedarme debería competir con usted en la obtención de una pieza, a la que daremos un valor desorbitado para una simple baratija. El objetivo sería alejarla de mí debido a nuestra supuesta vendetta por dicha pieza de arte y la excusa perfecta para obtener un refugio nuevo y quedarme en Filadelfia una temporada más. Además, cuanto antes nos pongamos a competir por dicha pieza, antes acabarán confiando en mi sus enemigos, con lo que tendría carta blanca para contarle sus planes a usted. ¿Qué le parece?
No puedo creer que esta incompetente me haya salvado el culo. En cuanto pueda me libraré de ella.
La mujer parece ofuscarse con su comentario y masajea sus sienes como un reflejo de alguna costumbre de vida, lanza una mirada intimidante, y su boca se tuerce ligeramente con un gesto de desagrado ante tu idea y tu platica sobre como deberían ser las cosas.
-¿Acaso cree, Kahn, que soy tan estúpida?- lanzó de manera viperina, muy cerca quizás a interrupirte a punta de improperios -No le enviaría a una recepción de vástagos arriesgándome a que pueda ser descubierto, puede usted decir lo que quiera, pero la maldición que pesa sobre usted ya podría despertar inquietud ante un observador cuidadoso- espetó en un estado cercano a la furia en contra de tu persona -Calle, si no sabe ni siquiera de que se trata todo esto, y limítese a escuchar con calma, o le aseguro que su supervivencia no estará muy asegurada- y descargó un manotazo contra la mesa, apoyándose con fuerza, la música parecía ahora tan lejana.
-Esta recepción es de solo mortales, todos los vástagos lo saben, no se espera que asista ningún vampiro- anunció con absoluta firmeza -Es una excentricidad de la anfitriona, la única criatura sobrenatural que debería estar allí, Amanda Kingsley..- sus palabras eran fuertes y su temperamento parecía demostrar que estabas en el límite entre lo soportable y lo insoportable -Será una prueba de guardad una mascarada entre mortales, algo que quizás no maneje, pero que deberá hacerlo... solo debe codearse por allí...- y luego con una mirada suspicaz, cargada de enigma -... y actuar como se supone que un miembro de la Camarillo lo debería hacer...- comentó con la misma seriedad que la había caracterizado, sentiste el movimiento bajo la mesa, ella acababa de cruzar las piernas...
Jorge se lame los labios furioso mientras habla Leene. ¿Acaso todo lo que les había entregado no valía nada? ¿Acaso la chusma podría alguna vez estar por encima de su sangre? Ella será la primera en caer, pero no todavía. Cuando termina de hablar Jorge recupera la calma mientras su sombra comienza a jugar libre por el local. Mira fíjamente a Leene y comienza su réplica:
- ¿De veras piensas que habiendoos dejado la ciudad en bandeja no seré capaz de hacer eso, chusma? No olvides con quien estás hablando. Yo no soy de tu sangre, así que ya puedes ir al grano o todo cristo se enterará de quién sois. ¿Qué quieres que averigue de esa tal Amanda Kingsley? Y no vuelvas a levantarme el tono. La ultima vez que alguien lo hizo perdió su hermosa ciudad. Somos aliados por conveniencia, no soy ningún siervo tuyo ni de nadie, Leene. No lo olvides. No olvides además que no lo seré nunca y trátame como a un igual. - Respondió Jorge con absoluta calma mientras todas las sombras de la habitación revoloteaban furiosas de un lado a otro. - Vuestra Camarilla y vuestra Mascarada me repugnan, os creeis mejores que los Sabbat simplemente porque vuestra pretensión de humanidad sujeta a vuestra bestia, pero en el fondo sois mierda de la peor. - Continuó calmado.
- Haré lo que me pidas, para demostrarte que soy capaz de todo y que no soy ningún ingrato. No lo seas tu tampoco, cálmate y responde: ¿Qué cojones quieres que averigue de tu enemiga? No iré a una fiesta a divertirme entre el ganado sin ningún motivo. - Sentenció Jorge. Si quiere ponerme a prueba tengo el mismo derecho a hacerlo yo. Al fin y al cabo yo le debo mi supervivencia, pero ella me debe al príncipe de su parte. No se si podré olvidar que esta jodida Brujah me haya levantado la voz.
- Como comprenderás para que dos seres se entiendan y lleguen a un acuerdo los términos deben ser aceptables por ambos bandos. No me expondré ante nadie sin un solido motivo, de la misma manera que no tengo que demostrarte mis lealtades ni mis capacidades. Ya las conoces. Hice lo que hice y no me arrepiento. Piensa si tu serías capaz de hacer lo mismo y cómo te sentirías si despues de conseguirlo viniera un completo extraño a pedirte que demuestres que eres capaz de pasar desapercibido entre los mortales. Sólo te estoy pidiendo cosas razonables...
Las sombras de la habitación parecen volver a la normalidad.
La mujer cerró su palma y mantuvo su puño apretado con presión. -felicidades muchacho, eres un héroe para los que tienen su ciudad...- anunció con sarcasmo -...Pero aquí es tierra de Langley, y nadie se ha tomado a la ligera tu reputación, te hemos acogido, pero ni yo soy estúpida.- y ahora ella levantaba el rostro ligeramente -Ni Langley está donde está por pensar que las ratas traidoras dejan de serlo- y ahora ella sonrió de manera gatuna, mientras su puño de aflojaba lentamente -Kahn, si sus amenazas le preocuparan a alguien... no estaría sentado frente a mi.- Ahora ella parecía muy segura. -Kahn, si yo decidiera que usted es una pérdida de tiempo, su trasero no-muerto estaría a varios kilómetros de aquí- dijo con el movimiento de su índice en un constante vaivén -ud no es un igual- sentenció
-Ahora, si dejara de actuar como si ese cerebro que dice poseer hubiese desaparecido, notará que en ningún momento he dicho que Amanda Kingsley sea enemiga mía...- y negó ahora con el mismo índice -... Pero desafortunadamente mi presencia sería evidente y una falta de etiqueta, que lanzaría problemas no deseados... no quiero que recolecte información de Kingsley, es demasiado prominente, y usted, aunque no me guste es un cero para todos, nadie le conoce... lo cual es ideal para que se infiltre en la reunión- Parece tranquila y no quedan rastros de la alteración de hace unos instantes, parece no sentirse intimidada, pero la gente del sitio parece algo inquieta, y la música parece ahogarse en la tensión que tu y Leene generan.
-Lo que le pido es que vigile, por lo que se, podría suceder algo inesperado en dicha reunión, cuya naturaleza no conozco señor Kahn, por si quiere adelantarse a preguntar...- ella ahora parecía la marioneta de alguien más -... pero que podría poner en peligro no solo a los mortales que asistirán, sino la misma reputación de Kingsley y lo que ella representa- anunció con solemnidad -...y usted estará ahí para vigilar que nada salga mal, sin que se de cuenta, y en caso de que suceda lo peor...- pausa reflexiva -mitigar los daños al máximo... al parecer una o varias personas tienen en su mira esta recepción y conocen la naturaleza de la anfitriona...-
Recuerda que tu entregaste otra ciudad (creo que fue Denver) y estás refugiado en Filadelfia, para matizar ;), Filadelfia ha sido Camarilla... o "Camarilla", de ahí la joya de príncipe xD
Jorge no estaba para nada tenso. Estaba concentrado, cuando la gente habla mucho suele revelar información, aunque muchas veces esté simplmente implícito en un gesto. Desafortunadamente suele hacer falta llegar hasta ciertos extremos o hablar también más de la cuenta, pero si se sabe aprovechar esa información demás, que siempre pasa desapercibida, para poder adelantarse a los acontecimientos. Eso puede hacer que la balanza esté desequilibrada a tu favor:
Wu sabe que ocurrirá algo en la fiesta. Kingsley no debe saberlo porque de lo contrario mi presencia no sería necesaria. Wu está relacionada de alguna manera con lo que allí ocurrirá, por lo que haberla desafiado ha sido una imprudencia. Quiere que además vigile, allí, lo que ocurrirá; así que seguramente debo ver al culpable de lo que va a pasar para decirselo a ella. Obviamente esto significa que estaré culpando a alguien de lo que ocurrirá allí. Además la sugerencia de que lo que ocurrirá pueda ocasionar daños, indica que debo ir armado a la fiesta y preparado para lo peor. Se me pide que minimice los daños en la medida de lo posible. Seguramente eso incluirá la protección de un sujeto importante, o la protección de la Mascarada. Desde luego Kingsley será la victima primaria y el culpable de lo ocurrido será la victima secundaria. Wu sale ganando. Elimina dos competidores.
- Muy bien, acudiré a la fiesta. Usted deberá proporcionarme un coche, un traje y una identidad. Si Kingsley o algún ghoul conocen mi identidad real no me importa, pero tendré que saberlo y usted me lo dirá. Si mi presencia en la fiesta comienza a ser un problema para la revelación de mi identidad real o de la Mascarada, - agrega con un tono más conciliador, - actuaré en consecuencia. Iré armado y usted me proporcionará las armas. E incluso estaría dispuesto a aceptar un puesto como vigilante de seguridad. ¿Qué me dice?
Apoyo los antebrazos en la mesa y entrelazo las manos. Acepto. No está mal. Veamos cuales son las condiciones. Wu no es tan inteligente como cree.
-Muy inteligente saber cual es su lugar- dice con un gesto mucho más suelto y de repente parece que incluso el malestar reinante se desvanece, Wu retorna a un semblante serio e indiferente, analiza tus palabras y luego se levanta. -Bien Kahn, afortunadamente para usted venía preparada para darle las facilidades... después de todo, perro que ladra, no muerde...- dijo mientras se acomodaba sus lentes, hacía una breve parada frente a la barra y dejaba una propina que saca de su abrigo y luego te hace un gesto para que le sigas afuera. Allí, una Chevy Blazer y un hombre de camisa blanca esperan.
Leene Wu es cubierta por las sombras y parece una estatua en medio de aquel sitio. -Suba Kahn, aquí terminaré de darle los detalles- mientras el hombre de camisa blanca, un sujeto de bigote rubio y de escaso cabello, con ojos azulados y mejillas prominentes abría la puerta con una cara que se le atribuiría fácilmente a algún idiota mortal fascinado.
El auto era cómodo por dentro, quizás no una limusina, pero su cojinería sumaba puntos y olía a una mezcla entre nuevo y algún ambientador suave con un toque de lavanda o Canela, otro hombre, que solo veías de espaldas, manejaba, tenía el cabello negro y las señas de estarse quedando calvo.
Leene Wu hizo solo una señal de asentimiento y apenas te montases, y el otro sujeto hiciera lo mismo como copiloto, el auto echaría a andar por Filadelfia nocturna.
Una vez en el coche inquiero:
- Dígame los detalles. Por supuesto, si no estamos llendo ya a la fiesta imagino que iremos a buscar lo que necesitamos...
Esta mujer es prepotente e idiota. Presa facil. Me pregunto que cojones habrá preparado para la fiesta. Y quién será el gilipollas que se ha dejado convencer. Por supuesto, yo podría serlo perfectamente, pero ante cualquier duda huiré. Ya puede venir a buscarme que la estaré esperando.
-La recepción tendrá lugar más tarde, de 4:00pm hasta la medianoche- anunció con frialdad -Es decir que tanto usted como Kingsley harán acto de aparición una vez el ocaso haya tenido lugar- dijo mientras el copiloto, el sujeto de la camisa blanca le pasaba un traje con cubierta, a Wu, y esta lo tomaba del gancho superior sobresaliente y te lo daba a tí. -Un esmoquin para la recepción, en el bolsillo de la camisa una tarjeta que lo acredita como Bernard Jones, un crítico de arte de Boston, perteneciente a la sociedad de Arte Americana...- luego hizo una pausa para mirar por la ventana -No está usted formalmente invitado, pero la recepción estará abierta al público, según ha anunciado Kingsley, junto a la tarjeta hay algún dinero por si lo necesita en algún momento- y el auto gira en aquel instante tomando una ruta un poco panorámica.
-No le daré ningún arma, ya que las medidas de seguridad son amplias, y su trabajo será evitar que algo malo suceda, y le aseguro que contará con varios recursos, pero no quiero escándalos ni que le detengan antes de entrar siquiera a la recepción...- un mensaje claro, tu discreción y tus habilidades estaban en duda para Leene Wu... esa chusma con los humos en la cabeza. El auto seguía dando vueltas y el silencio retornó.
- Muy bien. De acuerdo, usted gana. ¿A qué hora me recoge en mi apartamento, señorita? - Respondió con bastante indiferencia. No le hacía gracia ir desarmado, pero menos gracia le hacía no llevar un coche. Nunca sabes cuando puedes tener que salir corriendo.
- Una última pregunta, ¿sabe Kingsley que acudiré y que soy un vástago? No quisiera tener problemas con la anfitriona. Ya sabe.- La negativa no es una opción, Wu. Eso parecen decir sus ojos. Me mandas jugar con fuego exponiendome al público, espero que no me pidas que te traiga el napalm con las manos desnudas.
Wu miró un momento por la ventana desentendiéndose de la situación, guardó silencio y luego, sin devolverte la mirada. -No iré yo, prefiero guardar cierta discreción, pero le recogerá mi chofer a las 9:00 en punto, procure hacer lo posible para levantarse a tiempo Kahn, debería estar a las 9:30 en el dichoso evento- comentó mientras empezaban a salir de los edificios y monumentos que adornaban a Filadelfia, demasiado pacífica para sus residentes mortales... indiferentes ante las criaturas que cohabitaban aquella ciudad.
-No lo sabe Kahn, ya se lo he dicho, deberá estar de incógnito, si llegase a saberse que hay un vástago allá, Kingsley podría hacer preguntas, y prefiero que todo se mantenga en secreto...- anunció con lejanía al asunto -... por eso le estoy dando esta falsa identidad, piense un poco, usted solo será un mortal observando, tratando de evitar que si ocurre una situación imprevista, nada se salga demasiado de control, se lo repito nuevamente- anunció y luego volteó a mirarte -Con algo de suerte será una noche tranquila...- sugirió con una sonrisa -... esperemos que esté de suerte- la hipocrecía de sus palabras era evidente.
Finalización de la escena de Kahn, como PNJ
Con una mirada oscura y profunda, pensó con total desdén "Con lo que me dice, tranquilidad será lo que menos habrá en la noche" y sonrió apretando los dientes, y los puños, mientras simplemente se resignaba a la maldita misión. A la primera oportunidad haría caer a esa perra Brujah, y se regocijaría de otra víctima más. Pero por ahora se limitaría a seguir las órdenes y mezclarse en aquella reunión de alta sociedad, pasar desapercibido, y servir de testigos para lo que estuviese tramando Leene Wu. Observó el sitio y ante una orden de la vástago que en su vida mortal había tenido ascendencia oriental, el carro se detuvo en alguno de los barrios de Filadelfia.
-Lleve el traje Kahn- ordenó pasándole el esmoquin -Mañana puntual, es importante que usted esté allí- enfatizó la mujer, a la luz de las farolas se veía bastante pálida y seria, parecía una estátua esculpida en blanca piedra, silenciosa, incluso sus ojos parecían irreales, demasiado oscuros como ser de verdad. No pestañeaba, no respiraba y una vez el Lasombra se bajó con toda la indumentaria, la puerta se cerró y sin mirarle una segunda vez, Leene Wu desapareció mientras el auto se perdía en una esquina. El barrio era tranquilo por fortuna y las sombras parecían aguardar silenciosa con cada paso. Caminó hasta una avenida más concurrida, y tomó un Taxi de regreso a su refugio, tendría que pensar.
El resto de la noche, Jorge Kahn, meditó en su departamento, algo suspicaz, sabía que sucedería algo, así que tendría ventaja sobre los demás, debería camuflarse, y servir como observador imparcial de la escena que se sucitara, tratando de contener lo que pudiese ser trasngresiones a la mascarada... en su mente las teorías se amontonaban y sonreía, tendría algo que usar contra Wu en el futuro, una vez el fin de la noche se aproximó, su naturaleza lo envió a un profundo sueño, sin tener demasiados reparos, apenas si pudo contenerse...
Fin de la Escena II