Partida Rol por web

El hombre niega con la cabeza cuando preguntas por un mapa.

- No necesitamos mapas, apenas nos alejamos de aqui. Pero seguramente Masser te pueda vender uno, son muy fiables, son los que usan las caravanas.

De repente aparece un hombre a tu lado, la mujer de tu izquierda hace hueco y el hombre se sienta.
Su piel esta curtida por los años y el sol, su ropa es ligeramente mejor que la del resto de habitantes del lugar. No parece ostentoso, simplemente viste algo que no ha sido arrastrado durante kilometros.
En sus manos luce varios anillos, algo comun entre los comerciantes que has conocido. Es una forma de mostrar su riqueza, aunque las joyas carecen de valor en el mundo actual.

- He oido mi nombre, pero a vosotros ya os conozco. A quien no conozco es a nuestra invitada, aunque viendo su comida me temo que la invitacion no contenia manutencion. Soy Masser, me han dicho que querias intercambiar material, bien, vamos a mi tienda y veamos que necesitas. Es tarde y quiero dormir.

Su tono no es duro, mantiene los modales de los pocos habitantes de Termopilas que has conocido. Sencillos y acogedores, pero con esa desconfianza hacia los desconocidos logica de cualquier persona.

Masser te hace un gesto con la mano para que le sigas hasta su tienda, al llegar ves un pasillo de emergencia reconvertido en galeria comercial. En la parte del fondo se extiende una coleccion de estanterias llenas de armas.
Al frente observas cosas mas comunes como comida, agua embotellada o utensilios de supervivencia.
Tambien ves un par de hombres armados haciendo las veces de guardias, hay demasiado que proteger.

- Muy bien, aqui estamos. ¿Que ofreces y que necesitas?

No ha tenido necesidad de ir a buscarle, Masser la ha encontrado a ella, en cuanto le pide que le acompañe, recoge sus cosas y se pone en pie.

- Espero que os vaya bien.. y gracias - dice a la gente de la mesa que había sido tan amable con ella, eso era muy raro en esta época y cuando se encontraba era algo que agradecer.

Le sigue hacia su tienda, observandolo todo, sorprendida por como lo tenían todo preparado, era como una ciudad en miniatura y bajo tierra.

Cuando llegan alli, abre su mochila y saca las cosas que le interesa vender.

- Soy Maiara, querría vender esto..- saca la botella de alcohol, eso no es algo que vaya a usar - .. y esto.. - saca la porra.

Por ahora solo será eso a la espera de saber cuanto le costaría lo que quiere comprar.

- Y lo que me interesa comprar sería comida y saber cuanto cuesta un mapa de los alrededores, me han comentado que por aqui cerca hay zonas peligrosas y quiero evitarlas.

Masser echa un vistazo a los objetos que ofertas.

- Una porra y whisky. La porra no vale gran cosa, todo el mundo prefiere armas letales. Pero el alcohol siempre se vende muy bien.

Se mete tras el mostrador y pone en la mesa su respuesta. Una fotocopia de un mapa de la zona y cuatro latas de fruta en almibar.

- Esto es todo lo que puedo darte, creeme, es un buen trato. Pocos mercaderes aceptarian la porra.

Tras el intercambio llega la hora de dormir, te indican donde descansan los "invitados". Se trata de una sala llena de literas separadas por cortinas, alli esta todo el mundo de paso. Tanto comerciantes como sus escoltas descansan en ese lugar.
Sin duda los habitantes de Termopilas tendran mejores instalaciones y, sobretodo, con mas intimidad que ese dormitorio comunal.
El dia termina, ha sido una jornada dura, aunque las has tenido peores.

- Me parece bien.. Gracias.

Hace entrega de las cosas y recoge lo que le dan. Después del intercambio, le indican donde puede ir a descansar junto con más gente de paso como ella. Deja sus cosas cerca y se echa en la litera, aunque no se termina de fiar y coloca la mochila encima de su cama, por si acaso. En esos momentos recuerda todo su día y en segundos cae rendida, ha sido un día muy duro.

Cuando llegaste al dormitorio comun un enorme tipo no te dejó pasar con la mochila,  tras un breve discurso sobre la seguridad en Termipolas que justifica la prohibicion de dormir con enseres te instó a guardarla en una taquilla bajo llave.

Pese a que en el tunel no hay forma de saber la hora del dia que es, parece que esta amaneciendo. O al menos esa es tu sensacion cuando ves que todo el mundo se pone en marcha.
Los comerciantes y sus escoltas se levantan en cuanto se despiertan y comienzan a desfilar fuera de la enorme sala. Preocupada porque alguien pueda llevarse tus cosas no permaneces ni un minuto mas en la cama y sales al tunel para recuperar tu mochila. Te sorprende la eficacia con la que el mismo tipo de anoche recuerda a quien pertenece cada taquilla.
Te entregan tus pertenencias y verificas que no falta nada, no deja de sorprenderte la organizacion de este lugar pese al estado del resto del mundo.

El movimiento en el tunel es constante, los viajeros se ponen en marcha, las caravanas se reunen para iniciar otra ruta y los habitantes de Termopilas caminan a sus quehaceres diarios.
Ves acercase a un niño, debe tener unos doce años. Te suena haberle visto durante la cena, corriendo de un sitio para otro.

- Esto es para ti, me lo ha dado hace una hora una mujer antes de irse. - Sin esperar respuesta te entrega una nota doblada. El chico se marcha al otro lado del pasillo para hablar con otra persona, seguramente es el mensajero y esta haciendo una ronda.

Miras que nadie mas pueda leerla y abres la pequeña nota.

Tenemos que vernos, ve a Romeo y busca a Heinkel. Se encargará de mantenerte lejos del enemigo.

La nota no esta firmada, aunque la letra te resulta familiar, aunque eres incapaz de recordar donde has visto esa caligrafia.

El chico pasa corriendo a tu lado, al verte leer la nota se detiene y retrocede hasta tu posicion.

- Esos tipos van a pasar por Romeo, si vas tu sola nunca llegaras.

Te guiña un ojo y despues simula cerrar una cremallera en su boca, acto seguido continua corriendo hacia el este del pasillo.

Los hombres que ha señalado son parte de una caravana, media docena de mercenarios contratados para proteger el cargamento.

Despues de pasar la noche, recogió sus cosas y estaba buscando su mapa en la mochila para ver hacia donde se dirige cuando el niño de la noche anterior le trae una nota.

La abre y la lee con detenimiento, pero el lugar donde se encuentra el punto de reunión no tiene mucha idea.. El niño, que parece su salvador, le indica que el grupo de hombres que está frente a ella. Sonrie al niño y se agacha.

- Gracias.. - susurra y sonrie.

Se pone en pie y se entremezcla en el grupo para llegar al lugar donde tiene que buscar a una persona.

Cuando te colocas entre los mercenarios y los comerciantes uno de estos ultimos se acerca a ti. Su cara expresa confusion.

- ¿Que haces aqui? No perteneces a los mercenarios. Nosotros vamos a Corona, pasaremos por Romeo, si quieres venir con nosotros puedes hacerlo. Pero eso tiene un coste.

El hombre mantiene esa actitud afable que has visto en todos los habitantes de Termopilas.

- Tendras que llevar tu propia comida y pagar una parte de la proteccion. Logicamente no voy a pagar una escolta para que otros viajen seguros. ¿A donde vas y con que vas a pagar?

Por lo que sabes de experiencias pasadas el trato suele ser asi, o defiendes o pagan por que te defiendan. La diferencia esta en el nivel de riesgo, ya que la vida te la juegas en cuanto pisas un camino.
Tambien eres consciente que en este caso los mercenarios ya estan definidos, de modo que no tienes mucha opcion para viajar con el grupo a no ser que pagues.

Sus planes se fueron al traste, pensaba colarse y seguir al grupo sin tener que pagar nada, pero parece que se fijan bien en quienes van ellos.

- Necesito ir a Romeo y me comentaron que vosotros ibais hacia alli. No conozco esta zona y..

Se pone a rebuscar en su mochila para ver que puede dar a cambio de que la dejen ir con ellos.

- .. tengo mi propia comida y podría pagar con esto - saca un bote de fruta en almibar a ver si con eso les bastaría - Tambien si fuera necesario puedo defender, llevo arma y sé usarla - comenta.

Cuando el comerciante ve la lata de fruta en almibar muentra una sonrisa.

- Masser siempre cambiando esa dichosa fruta. Se la encontró hace tiempo, un camion lleno hasta arriba. Esta buena, pero cuando llevas varios dias comiendola hasta la arena te sabe mejor.

El hombre mira pensativo hacia su escolta, despues te mira a ti y se le ilumina la cara como si hubiese tenido una brillante idea.

- Vale, esto es lo que haremos, guiaras a los animales. Es algo que a mi me harta bastante, asi que te ocuparas de sujetar a las bestias durante el viaje, darles de comer y asegurarte de que no se escapen mientras dormimos. Creo que es una forma justa de que pagues por la proteccion.

Cuando se refiere a las bestias quiere decir a los animales que tiran del carro. Cuando el combustible empezó a desaparecer las caravanas pasaron a ser carros tirados por caballos, burros, bueys o incluso vacas. Aunque existe otra variante, los carros tirados por personas que tanto les gustan a los esclavistas.

Sonrie cuando adivina de donde ha sacado la comida, como bien dice tenían mucho y es lo que suelen intercambiar. Pero la oferta que él le hace es mejor todavía, no tendría que gastar nada de su comida y eso es un alivio, tiene más recursos.

- De acuerdo, me encargaré de las bestias, me parece un trato justo. ¿Son muchas?¿Los guias con una vara.. verdad?- le pregunta, quiere asegurarse, ha visto pastores por esas tierras y con una vara se encargaban de guiar a los animales. Para ella esta va a ser la primera vez que se encargue de ello.