Orök Arniëk
Algo despierta, Anwië. Algo que ya ha devorado tu hogar, Adarnaj.
Algo que avanza, inexorable, y que terminará por devorarlo todo.
Algo oskuro, kaótiko, y lleno de poder.
Se impondrá sobre todas las cosas, sobre todas las criaturas y dioses.
Los someterá a todos. Y se alzará como el Señor de este mundo.
Es extraño, una luz se adivina a lo lejos. Alcanzas a distinguir sonidos, voces.
No son las sombras. No son tus captores.
El Kaos a devorado Adarnäj, también Anodiräs. Devora ahora Abatis.
Puedes verlo.
Reconoces a Militsa, reconoces a Alantar. Reconoces a otros que les acompañan.
Puedes leer la escena Prin Lumi, aunque no escribir en ella.
No es fácil mantener la cordura intacta en un encierro lleno de oscuridad, frío y kaos. No es fácil hacerlo cuando eres torturada sin cesar en un lugar donde todo transcurre, y... a su vez, nada lo hace. Los instantes no podían ser descritos como tal, sino como eternidades que fluían constantemente... que se solapaban entre ellos haciendo difícil percibir la barrera que separaba uno de otro. Mi alma era frágil, pero a su vez se resistía a desaparecer... Tampoco tenía otra opción después de todo. Él no lo permitiría. Él no me dejaría escapar... no, mientras aún existiera...
Sin embargo, incluso en mi cautiverio, casi como si de una macabra broma se tratase era capaz de ver momentáneamente retazos del implacable avance del Kaos en su dominio del mundo... Como una infección, como una plaga... tal como un cáncer cuya única finalidad es la muerte y destrucción de todo ser vivo. Y, sin embargo, nada podía hacer yo... nada estaba ya en mi mano. Quizás, ésa era la más cruel de todas las torturas...
Y entonces aparecieron ellos. No pude reconocerlos rápidamente... mi mente ya había olvidado sus rostros... y, sin embargo, allí estaban. Ellos. Sus voces. Los olores que desprendían sus cuerpos. Podía sentirlo... y, tal como lo sentí y recordé, apreté mis dientes fuertemente y sentí odio y dolor... Mi alma se lleno de un deseo casi sádico de sangre... de acabar con sus existencias.
VOSOTROS, no visteis la VERDAD de mis palabras... Sois cómplices. CULPABLES de lo que ocurre ahora. VOSOTROS...
No sabía si sus presencias tenían que ver con mi estado de cordura, o si tal vez sólo se trataba de una nueva forma de tortura de mis captores... pero, me hizo recordar... Me hizo recordar momentos en los que aún vivía... Ûldatar quedaba ya lejos, pero ahí fue el comienzo de mi fin. La siembra de una semilla de esperanza que me acercó a Beory, y que me hizo soñar con recuperar Adarnäj y salvar a mi hermano. Sin embargo, la esperanza y los sueños no son más que signos de debilidad... y, como si de un castillo de naipes se tratara, acabó desmoronándose...
Sonreí mezcla de ironía, odio, nostalgia... e incluso tristeza... Tenía ganas de llorar mi cruel destino, y a la vez no me quedaban ya lágrimas que derramar para hacerlo...
Vosotros sois los culpables...
Ya no era un grito desgarrador... Sólo un susurro lleno de resignación...
Vosotros...
...
...
Cuando volví a entrar en razón, me sorprendí a mí misma... De repente entonaba una suave melodía... en susurros... en voz queda y rota. ¿Qué canción era? ¿Por qué la cantaba? ¿Desde cuándo lo hacía? ¿Por qué me resultaba tan familiar, y a la par tan lejana?
¿Por qué...?
¡Silencio! ¿Todavía piensas que alguien puede oírte?
¿Todavía crees que puedes salvarte?
¿Piensas que tu hermano vendrá a por ti?
Llora, huérfana de Adarnaj. Llora por lo que has perdido.
Llora por lo que has sido, y por lo que pudiste llegar a ser.
Porque ya sólo te queda arrepentimiento y culpa.
Eso eres. Eso serás por siempre.
Tu debilidad fue tu final. Tu debilidad fue tu condena.
VOSOTROS, no visteis la VERDAD de mis palabras... Sois cómplices. CULPABLES de lo que ocurre ahora. VOSOTROS...
Vosotros sois los culpables...
Vosotros...
Su voz, inmisercorde, pronunciaba palabras afiladas como el acero que se clavaban en mi alma una tras otra. Sin embargo, mi alma se había recrudecido hasta el punto de no verse afectada por ello... Después de todo, cuando ya se está hundida en la mayor miseria, es imposible hundirse aún más...
En cuanto a la canción, aunque ya no la cantaba, todavía resonaba en mi cabeza... suave, como si del canto de una madre que arrulla a su pequeño retoño se tratase... Era familiar pero a la vez distante...
Pero... ¿por qué lo había cantado?
Mi memoria estaba fragmentada. Recordaba claramente pedazos de mi vida anterior... pedazos que, intuía, mis captores habían mantenido tal vez para torturarme más. Otros, sin embargo, eran vagos y difusos... sólo recuerdos borrosos que parecían aferrarse a mi alma... Aquella canción, claramente, debía pertenecer a este segundo grupo...
¿Tendría algún tipo de relación con aquellos por quien tanto odio sentía...?
En ese momento, volví a centrar mi atención en ellos. ¿Qué hacían? ¿Qué querían? ¿Por qué se mostraban y por qué podía verles? Quizás ellos fueran la solución... Aunque les odiara con toda mi alma, quizás ellos... quiene había guiado el destino hasta esta posición, pudieran redimirse y ayudarme a vengar mi cruel destino.
Sabía que era como aferrarse a un clavo ardiendo. Sabía que era tener fe por algo imposible... Pero, cuando se está encerrada por una eternidad, no quedan más opciones que poner fe en cualquier mínima posibilidad, por imposible que parezca...
Tranquila, hija mía. Recupera el equilibrio.
Un fugaz pensamiento, un breve atisbo de luz, ilumina tu mente. Te es familiar el lugar en el que Alantar, Militsa y ese extraño explorador han aparecido, viajando a través de los tejidos de la realidad. Ya has estado ahí, aunque no lo recuerdas con claridad. Ya caminaste por esa cámara, y miraste hacia ese horizonte, aunque entonces, hace muchos siglos, todo era muy distinto.
¿Quieres ayudarles o perjudicarles con ese spektro?
- Ayudarles: restar 1 a Vigor, Alerta y Cordura del spektro y reducir su daño a 1d4.
- Perjudicarles: sumar 1 a Vigor, Alerta y Cordura del spektro y aumentar su ataque a 1d8.
Por cierto, el spektro es un antiguo conocido tuyo: Orteval de Sartes.
Una voz me tranquilizo... Era un susurro, un susurro calmado y cálido, que transportaba paz y armonía: la voz de Beory...
¿Madre...?
¿Hasta qué punto había sido real? ¿Hasta qué punto sólo se trataba de un mero recuerdo que mi mente había luchado por mantener? Desde mi primer instante en aquel cautiverio la había llamado... pero jamás había recibido su respuesta... Había terminado por asimilar que estaba sola en aquel lugar... y, sin embargo, ahora había podido escuchar su voz...
Mi respiración se calmó... Aun sentía ira, pero no se trataba de una ira irracional capaz de nublar mi pensamiento. El hecho de escuchar su voz justo en el momento en el que había pensado en aquellos malditos como única esperanza habia afianzado aquella idea. Debía ayudarles contra aquel spektro... pues ellos podrían ayudarme a salir de mi cautiverio...
En cuanto al spektro... su rostro me era familiar. No tardé demasiado tiempo en reconocerlo como el capitán de la atalaya...
Orteval de Sartes...
Aun recordaba su nombre...
¿Recuerdas mi voz? Yo fui quien dio la orden. Yo fui quien acabó con tu vida...
Recordaba su rostro, temeroso... sabedor de su destino. Sin embargo, ni en sus peores pesadillas habría podido esperar convertirse en tan aciago ser... Mi voz aún debía inspirarle pavor...
¿Qué haces?
¿Acaso piensas? ¿Acaso TU MIRADA alberga esperanza?
¿Acaso fantaseas con la idea de "salir" de aquí?
¿Es que no sabes que ya eres nada, que siempre serás nada?
¿Es que no sabes que ya no existes?
Serás nuestro último sakrificio.
Tu sangre ya se derramó sobre él. Véravér istenéért.
Pero tu alma aguarda su momento para ser devorada.
Sigues aquí, al menos en parte, sólo por voluntad de otro.
Pero eso no será para siempre. No.
Tenemos otros planes para ti. Él tiene otros planes para tu alma.
Se deleitará devorándola, devorándote.
Tú serás el último soplo para insuflarle de nuevo su poder,
y devolverle a la existencia.
¿Quieres ayudar a Desmond y Rupert? ¿Te ves con fuerzas para reactivar el portal? ¿Podrás asumir el riesgo que conlleve?
Haz una tirada de MM a dificultad 20.
¿Podrás asumir el riesgo que conlleve?: Si decide ayudarles el portal se reabrirá. Pero entre Desmond y Rupert deberán asumir, en forma de korrupción, la diferencia entre el resultado de la tirada y la dificultad.
Sus palabras viperinas no paraban de penetrar mi mente... intentando quebrarme y desmoralizarme como tantas otras veces había hecho. Pero, no... nunca más. Yo era una Diherôt. Aunque sin corona, aunque sin reino... aún seguía siendo fuerte, y eso era algo que jamás cambiaría.
Ignorando la voz completo, observé la llegada de otras dos figuras...
Una me era familiar. Se trataba del Vitur... Rupert. La otra figura me era totalmente desconocida... pero sentí un escalofrío al verle... sus ojos de color violeta claramente denotaba su tendencia hacia el Kaos. Pero no era eso lo que me hizo inquietarme. Después de todo, yo también había coqueteado en el pasado con la magia violeta. Así pues, no se trataba de eso... sino la presencia que le acompañaba. Una presencia similar a la que había podido sentir de Nevalar...
Hum...
Nevalar no fue capaz de controlarla, y acabó explotando en un kaos y destrucción imposible de controlar. No podía dejar que ese extraño hiciera peligrar mi única esperanza... Debía evitar que se interpusiera en el camino de la sacerdotisa de Beory...
No haré nada por ellos. De hecho, si puedo fastidiarles, lo haré, xD
De hecho, si puedo fastidiarles, lo haré, xD
¿Y cómo lo harás?
Fastidiándoles las futuras tiradas, xD
Es más fácil que eso. Sólo ejerce tu Voluntad.
Máster, con todo mi dolor voy a tener que decir hasta aquí llego con Anwië. No termino de meterme en la partida... eso sumado a que últimamente tengo poco tiempo me provoca que piense que sea mejor dejarlo ahora antes de que ella tenga un papel más relevante en la historia.