Partida Rol por web

Afuera de la cueva, Militsa está agachada sobre el borde de las marismas de sangre.

Uno de los squalidos mira hacia la colina de la que habéis venido. Señala algo a lo lejos, son dos figuras que caminan en vuestra dirección. El resto de squalidos se preparan, tomando sus rudimentarias armas y parapetándose entre las grietas de las rocas en el exterior de la cueva.

Asimilo toda la información que me ha sido transmitida mientras me incorporo. De reojo, noto cómo hay cierto movimiento de las criaturas en la entrada de la cueva y al dirigir la mirada al horizonte, a lo lejos distingo dos figuras que vienen en nuestra dirección.

Me apresuro en regresar a la cueva y busco a mis compañeros a los que me dirijo -Nuestra prioridad ahora mismo es intentar combatir la oskuridad con claridad hasta que podamos llegar a la Fuente. Tratemos de hacer de este lugar nuestra fortaleza, para ello necesitaré comenzar a crear luz desde el interior-

Rápidamente me sitúo en la pequeña cueva, más al interior, donde tuvimos la reunión con Uleq. Allí que aún existan aguas cristalinas, musgo sano y flores iridiscentes me hace pensar que es el lugar perfecto.

Coloco una mano sobre la superficie del musgo y la otra bajo las flores, justo encima de la tierra que cubre sus raíces y comienzo el conjuro.

{Druida de la vida permíteme que continúe con tu legado,

A través de tus enseñanzas y como medio mi propio cuerpo, para hacer crecer vida vegetal.

Diosa Beory abastece de vida estas ráices para que multipliquen su crecimiento y su luz brille en la oskuridad cubriendo toda la cueva,

Concédeme fortificar a través de éstos últimos restos de vida verde}

Repito esta estrofa cuatro veces

A continuación, introduzco mis manos en el charco de agua cristalina y comienzo de nuevo a recitar:

{Diosa de la vida que fluye a través del agua pura que brota y se hace inmensa,

Que riega y da vida y alimento con su fluir,

Concédeme la gracia de convertir este pequeño charco en un gran torrente capaz de escudarnos,

Que emane desde la cueva, y sea una cascada de agua tan cristalina que sea capaz de cegar a las almas más oskuras}

Repito esta estrofa cuatro veces.

Espero en silencio que la magia aún no me haya abandonado.

Eranor estaba muy preocupado con el comportamiento de Militsa, temía atraer la desgracia y el fin sobre estas pobres gentes y su miserable vida. No entendía mucho de magia, pero estaba seguro de que lo que estaba haciendo Militsa llamaría demasiado la atención, y no sabían que podría presentarse en el lugar. Salió fuera de las grutas, y pudo ver como dos seres se dirigían hacia donde se encontraban. Y también pudo ver como la sacerdotisa, quería continuar con su magia. No pudo contenerse y le dijo:-Militsa, no conocemos nada de este lugar. Ya parece que hay quien viene atraído por lo que estas haciendo. No estaremos poniendo en serio riesgo nuestras vidas y la de estos que nos han acogido. Ten cuidado, pues podrías llamar la atención de fuerzas muy superiores a nosotros, contra las que nada podríamos hacer.-Poco más podía hacer, se sentía totalmente fuera de lugar, nada sabía de lo que Militsa pretendía, no conocía a sus compañeros de viaje, era la primera vez que coincidía con ellos. A el e gustaba comentar los planes con el resto, para saber su opinión, y para que sepan que es lo que se proponen y a que atenerse. Y más aun, si estas acciones pueden tener unas enormes y peligrosas consecuencias para sus acompañantes. Por no hablar de que el miserable hogar de estas gentes quedaría comprometido. Estaba claro que esta no era la forma de actuar de la druida, el no sabía nada de lo que esta estaba haciendo, ni para que. 

Se situó fuera, se oculto y con la cobertura de las rocas, quedo atento a los dos seres que se aproximaban. Temiendo que estos no fueran lo único que les caería encima, vigilo también los alrededores. Luego saco su arco, y se preparó para usarlo, aunque primero habría que ver de quienes se trataba y cuales eran sus intenciones.  

- Espero que sepas lo que estás haciendo- digo a Militsa que sigue cumpliendo con sus rituales- Alguien se acerca, y a juzgar por la reacción de estas gentes, no es buena señal.

Me mantengo firme junto a la druida, con la espada desenvainada. Quien sea que se acerque podrá ver el poder de Pelor, y si intentan atacarlo, podrán sentirlo en sus carnes.