Partida Rol por web

Thorlief respiro nervioso e intentó tranquilizarse. Pero no podía descansar debía ayudar a sus compañeros. No, el ya había echo su parte. La cabeza le daba vueltas sabia que tenia que ir corriendo a ayudarles pero la ansiedad le estaba matando, empezo a recorrerle un sudor frio. No tenia tiempo para eso ahora no...

Bart mete medio cuerpo dentro del conducto para encontrar lo que el terrorista serbio utilizó para abrir el agujero en la chapa.
Descubre una sierra radial portátil, conectada a corriente por medio de una alargadera.

El exmilitar maldice. No sirve. Es demasiado potente. No podría utilizarla con el cilindro metálico sin sujetarlo antes de alguna manera.
¡Pero espera! Hay algo más dentro. Una pequeña caja de herramientas. La abre y descubre varios utensilios, entre ellos un simple destornillador. Tendrá que servir.

Clinton introduce la punta en la juntura entre la tapa y la base y hace palanca con fuerza.
Clack!
La tapa salta, y del interior caen un par de pilas tipo petaca. Casi inmediatamente la parte superior del cilindro, antes abierta, se retrae, cerrándose de nuevo. Bart no puede creerlo. ¡Lo ha conseguido!
A través de los móviles, todos compartís con él esta victoria.

Pero hay que mantener la cabeza fría. Una pequeña cantidad de gas letal ha pasado a los conductos de ventilación. Pasará algún tiempo hasta que se disipe. Lo mejor que se puede hacer ahora es ayudar con la evacuación del centro comercial, vaciar este lugar para que no haya ninguna víctima que lamentar...

Gelmon se limpió la nariz con el dorso de la mano. Ahora estaba mucho mas tranquilo y relajado. El sudor frio había desaparecido. Ya está, se dijo. Y salio corriendo sin saber muy bien hacia donde...ha ayudar a sus compañeros quiso creer...

Tras buscar en los restos del agujero que Dragan habia hecho encontre lo que el terrorista habia utilizado para perforar el metal del conducto de ventilacion, por desgracia era una sierra abstante grande... Tras seguir buscando un poco mas pude encontrar una caja de herramientas con utensillos basicos, como un destornillador. Como anillo al dedo la herramienta funciono a la perfeccion ayudandome a separar las baterias del dispositivo haciendo que este se cierre y deje de liberar la mortal sustancia.

Lo habiamos logrado... habiamos salvado a toda esa gente y detenido a los terroristas. Ahora era el momento de pensar en uno mismo, la solucion habia sido liberada en menor medida y todavia existian riesgos para la gente que continuaba en el centro comercial... pero la evacuacion de todas esas personas estaba en curso, solo quedaba preocuparse por como salir "impune" de toda esa situacion... ibamos a necesitar la ayuda de Delphi y la agencia para idear un plan que no nos dejara "pegados" a todo este asunto...

-Bien, la mision principal ha sido cumplida... solo resta terminar con la evacuacion del lugar... Doctor, cuanto tiempo dura la sustancia en estado gaseoso??? digo... en algun momento debera "dispersarse" en el ambiente y dejar de ser letal... verdad?

Hago un pequeña pausa para que el doctor escuche mi pregunta, pero todavia no le doy tiempo a contestar... necesitaba que alguien mas me conteste algo primero.

-Delphi, estas ahi?? necesito una ruta de escape... nosotros sabemos diferenciar a los buenos de los malos, pero dudo mucho que la policia tambien pueda hacerlo...

Lamentablemente hacer el bien tenia sus "problemas tecnicos", ya que en una investigacion formal nosotros figurariamos como posibles sospechosos de este ataque terrorista. Como es comun las fuerzas de la ley y la politica siempre necesitan algun chivo expiatorio al cual crucificar publicamente para exonerar sus propios problemas de ineptitud, y yo no queria ser ese chivo... Solo me quedaba confiar en Accion Global y en Delphi para que me ayudaran a salir de alli.

Delphi ¿estás ahí?

La pregunta de Bart Clinton se pierde en el vacío. Atraviesa otra puerta doble antiincendios en busca de un camino que le lleve al exterior del centro comercial desde estos pasillos que se encuentran fuera de la zona pública. Todavía lleva puesta la mascara antigás, y no piensa deshacerse de ella como mínimo hasta que salga al aire libre, a pesar de que con ella su campo de visión es limitado.

Otra puerta. La abre de un empujón y pasa al otro lado. De pronto, nota algo en un costado, como un pinchazo. Y un segundo después se ve sacudido por unas violentas convulsiones. Su cuerpo no le responde y cae al suelo.

No ha perdido la conciencia. No del todo. Pero está en el suelo, todavía hecho un ovillo e incapaz de moverse.
Taser. Le han disparado con un Taser.
Siente un tirón y la máscara antigás le es arrancada con violencia. Intenta enfocar la visión hacia arriba. Son tres. No ve caras, sino pasamontañas grises. Están hablando entre ellos. Uno le dice al otro que vaya a recuperar la solución Giarelli, mientras que el tercero ajusta con tranquilidad un silenciador en la boca de su arma automática. Sus ojos, fríos, están fijos en él. Es el verdugo.

Pero antes de ejecutar la sentencia, su compañero le dice algo, parece haber recibido una comunicación a través de un auricular inalambrico que lleva en el oido.
¡Operativos de la Agencia! Le susurra al hombre que le está encañonando. Esto hace que enfunde su arma. Un segundo después desaparecen de su campo de visión. Se han ido.

Clinton siente entonces como se desvanece, hundiéndose en la oscuridad.

¡La salida!

Bruce Bennet sale a través de una gran entrada del centro comercial. El sol del exterior le deslumbra y debe apartar la mirada.
A su alrededor muchas personas salen atropelladamente del edificio, entre muestras de pánico. También hay muchos curiosos que miran con extrañeza lo que está sucediendo.

El exterior del centro comercial es un gran aparcamiento al aire libre. La gente se lanza a sus coches, tratando de huir. El doctor oye pitidos y algún que otro choque cuando algunos automóviles colisionan al tratar de salir todos a la vez.

Ellos también deben escapar de allí.
Intenta contactar de nuevo con Delphi a través del móvil. Sin respuesta.
Tiene que conseguir un vehículo, ¿pero cómo en mitad de esta locura?

De pronto oye un chirrido de neumáticos tras él. Una furgoneta negra casi le ha atropellado. Su puerta lateral se abre y varias manos enguantadas le agarran, tirando de él hacia adentro. No puede hacer nada para evitarlo. Su grito se ahoga cuando le ponen una bolsa de tela negra sobre la cabeza. La puerta de la furgoneta se cierra y ésta acelera.

Sobre el asfalto del párking no queda nada más que las huellas de los neumáticos y las gafas del Doctor Bruce Bennet...

Thorlief Gelmon levanta las manos. Muy lentamente.

Frente a el, un grupo de cuatro hombres vestidos con uniformes negros de combate le apuntan con sus fusiles de asalto. No llevan identificación visible. No les ve el rostro. Llevan máscaras antigas negras.

Desde luego, no es la policía de Los Ángeles.

A su alrededor, la gente que huye del centro comercial le evitan, pasando alrededor suyo y de los hombres armados.
¿Cómo es posible? Piensa Thorlief. ¡Han ido directamente a por él! ¡Lo sabían! ¡De alguna manera lo sabían!

Uno de los operativos baja su arma y se coloca detrás del sueco, que nota como le cogen de los brazos y se los ponen tras la espalda, donde le sujetan ambas muñecas con algo fino, que le impide usar los brazos.

¡Llevaoslo! Grita uno de los hombres sin rostro.

Una bolsa de tela negra cubre la cabeza de Thorlief.

Se acabó. Piensa el sueco.

Unas horas después...

Monos de prisión naranjas. Celdas de aislamiento de 3x2 metros. Ningún contacto humano. Sólo una voz electrónica que repetía una y otra vez:

Se encuentra en un centro de seguridad de La Agencia. Debe saber que ha perdido todos sus derechos. Permanecerá aquí encerrado indefinidamente. No estamos obligados a proporcionarle un representante legal. Todo lo que diga será grabado. No podrá comunicarse con ninguna persona ni con ninguna organización fuera de este centro. No tiene derecho a apelar. Si no cumple las normas tenemos autorización para castigarlo.

Tres semanas después...

Comienzan los interrogatorios. Asedio de preguntas. Una y otra vez. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?

Los interrogatorios varían. Algunos se basan en redactar informes. Otros son simples preguntas de desconocidos encapuchados. También hay torturas físicas. Psicológicas. Uso de drogas y de psicofármacos.

Algunas veces lo soportáis. Otras os derrumbáis. El resultado parece no importar contéis lo que contéis. Los interrogatorios siguen sucediéndose.

Un mes después...

Traslado a un nuevo centro. No sabéis donde. No veis a nadie. No os volvéis a ver entre vosotros más que un fugaz instante al llegar, así que sabéis que estáis retenidos en el mismo lugar.

La Agencia. Estáis en un centro de La Agencia. Una poderosa organización que aglutina a las agencias de espionaje de los principales paises occidentales. De algún modo aparecieron en el centro comercial de Los Ángeles donde evitásteis que se produjera una matanza y allí os capturaron.

La Agencia os ha declarado como culpables de terrorismo. Quieren dar ejemplo con vosotros. Os mantendrán encerrados mientras quieran.

La única persona a la que veis regularmente es a alguien al que llaman "el Coordinador", un hombre asiático que parece estar al cargo del centro y de vuestro caso en particular.

Bart Clinton es olvidado en unas celdas inhumanas. Pasa los días aislado, pero regularmente es sometido a torturas. Sin razón aparente. Cuando su cuerpo se cura lo suficiente de la última sesión, vuelve a ser torturado.

Bruce Bennet es puesto a trabajar día tras día en un laboratorio del mismo centro. Lo obligan a elaborar compuestos químicos y a llevar a cabo investigaciones que tienen como objetivo la guerra bacteriológica.

Thorlief Gelmon es aislado en un cubículo acolchado. Pretenden convertirlo en un agente doble para La Agencia. Hacer que colabore por su propia voluntad. Thorlief se niega una y otra vez.

Roger Stevenson es sometido a un programa de manipulación mental y tortura psicológica. Drogas y estímulos que tienen como objetivo hacerle perder contacto con la realidad y modificar su personalidad y comportamiento.

Pasan dieciocho meses...