Partida Rol por web

La pequeña habitación tenía todo el aspecto de ser una habitación de un psiquiátrico. Tenía las paredes de color claro y estaba casi vacía, escepto por un catre y un pequeño váter en una esquina.

Thorlief Gelmon estaba de pie, en mitad de la habitación, mirando hacia arriba, a la inalcanzable y pequeña ventana enrejada del techo por la que entraban unos pocos rayos de luz solar.

No se podía quejar. Esta habitación era un lujo en un lugar como aquél, mucho mejor que una celda acolchada. Además, ni siquiera estaba atado o le habían colocado la camisa de fuerza, sino que tenía libertad de movimientos.

Thorlief se sentó en el camastro y se pasó las manos por la cabeza rasurada. Se sentía mareado, como si hubiese bebido demasiado o le hubieran drogado. Si hacía movimientos bruscos con la cabeza, todo le daba vueltas, así que permaneció totalmente quieto.

En ese momento, la mirilla de la puerta se abrió y unos ojos oscuros, rasgados y surcados de arrugas le miraron de arriba abajo. Entonces, a través de la puerta apareció una bandeja con una especie de papilla color marrón, una manzana, un vaso de agua de plástico y tres pastillas de diferentes colores sin identificación alguna.

Los ojos permanecían fijos en él. Observándole...

Pero que...ufff

La cabeza le daba vueltas. Otra vez despertaba en aquella habitacion, como si de una pesadilla se tratara. Pero no era asi.

Otra vez esos ojos. Malditos ojos. Se acerco ha la comida y cojio la manzana. Solo la manzana. Le dio la espalda a la puerta y se sento en la cama. Aquellos ojos seguian mirandole fijamente. Gelmon le dio un mordisco a la manzana. La saboreo y sin mirar a la puerta le dijo a esos ojos:

Ya te lo dije ayer y te lo vuelvo a repetir hoy. No lograreis que me drogue, asi que llevate esas pastillas y metetelas...

No le dejo terminar. La bandeja fue retirada y los ojos desaparecieron de la mirilla. Eso no era una buena señal, nunca era una buena señal...

La mirilla se cerró, pero Thorlief no oyó pasos alejándose. Él estaba quieto, al otro lado de la puerta...

Pasaron unos interminables segundos hasta que le habló. La voz era fría y desapasionada y sonaba casi robótica al venir desde fuera de la celda.

Entonces... ¿sigues opinando como ayer?

Dentro de la celda, Thorlief se sintió desfallecer. Siempre la misma pregunta, día tras día, cada vez que él le llevaba la comida...

O... ¿has cambiado de opinión?

La cabeza le da vueltas, esta aturdido. El seco sabor de esa manzana es lo unico "bueno" que hay alli. Y otra vez la pregunta. Siempre la pregunta.

Te lo dije ayer, y antes de ayer y antes te dije lo mismo. Podeis torturarme o intentar drogarme. No cambiaré de opinion. Diselo a ellos.

Todo queda en silencio unos instantes, le cuesta tragar cada mordisco. Tose y esputa. No les dirá nada. No hablara con ellos...

Por fin, Thorlief escucha los pasos alejándose. Ahora podrá descansar durante un tiempo, pero sabe que mañana se repetirá de nuevo la misma pregunta, día tras día, hasta que ellos obtengan lo que quieren de él...

Thorlief termina de comer la manzana y hace esfuerzos por retenerla dentro de su estómago. Se levanta del catre y vuelve a mirar hacia arriba, a la ventana del techo. Alza su mano intentando, sin conseguirlo, sentir la caricia de los rayos de sol en las yemas de sus dedos.

¿Cuándo terminaría todo esto?