Partida Rol por web

Viernes 9 de junio de 2028, 22:25 horas.

Era ya el quinto día de turno el grupo Delta en servicio de noche. Los días previos habían pasado sin demasiadas complicaciones salvo por los habituales problemas veraniegos en el Puerto de la Cabeza. Los hooligans estaban como siempre algo desmadrados y desde que se reorganizó el organigrama de la plantilla, siempre o casi siempre faltaban efectivos. Por suerte, la guardia civil se había puesto al frente de la seguridad ciudadana y casi siempre tenía una patrulla destinada únicamente para el puerto. La policía local acudía también a los incidentes de seguridad ciudadana, pero casi siempre la detención y la instrucción de diligencias era para los verdes. Ellos se encargaban más de sus competencias exclusivas, tráfico y control de ordenanzas municipales, que no era poco.

En los años venideros se iban a crear dos plazas más de oficial y una de subinspector. Eso cerraría los seis grupos con un oficial por turno y el subinspector M-2 dejaría de estar al cargo del grupo Alfa y podría dedicarse enteramente a lo que realmente le gustaba y para lo que servía realmente, hacer de policía tutor. Además, tenían que llegar otros nueve agentes al cuerpo, pero para eso quedaban otros tres o cuatro años todavía y quien sabe que haría el político de turno si  cambiaba el gobierno, pues era un proyecto para la siguiente legislatura y ese año había elecciones municipales. Si todo salía bien y finalmente se dotaban todas aquellas plazas que ya estaban presupuestadas, los grupos pasarían a constar de un oficial y cuatro agentes, dejando libres a los dos subinspectores y al jefe, lo cual sería una verdadera gozada.

Aina había llegado la primera al cuartel, debía preparar las hojas de ruta. MaMi, pese a que vivían juntas, llegó mucho más justa al trabajo. Para cuando llegó, ya estaban allí Joan (P-15)  y el nuevo Ernesto (T-39). Los dos ya estaban cambiados y estaban despidiendo al turno de tarde. Quien llegó con el tiempo justo fue la T-38, Bea venía a hacer horas extra y por primera vez en la historia del cuerpo, en el turno de servicio iba a haber mayoría de mujeres sobre hombres. 

Con la nueva ley de coordinación se daba prioridad para entrar en el cuerpo a mujeres, pues lo cierto era que había un gran déficit de agentes femeninas y aquello empezaba a notarse en las plantillas. Sólo en una convocatoria de plazas habían entrado en Llanura tantas chicas como hombres y con esas tres mujeres habían doblado el número de mujeres en la plantilla. Fuera como fuera, necesitaban tanto hombres como mujeres en el cuerpo, pues la delincuencia y la conflictividad habían aumentado  mucho en los últimos tiempos y las llegadas de inmigrantes subsaharianos gracias a las políticas del último presidente, Pedro Sanchez y del actual, Pablo Iglesias el país estaba al borde del colapso y Mallorca no era una excepción.

- Esta tarde hemos tenido un detenido. - Le comentó el oficial de tarde a la oficial entrante. - Un moro, para variar. Le pillamos robando en el eroski. Botes de champú, maquinillas de afeitar, bombones, pistachos... lo típico. - Se encogió de hombros. - Lo peor es que cuando el agente de seguridad quiso retenerlo hasta nuestra llegada le pinchó con una navaja de mariposa. Está bien, pero podría haberle matado. - Apretó el puño con rabia. - Luego cuando llegamos nosotros se puso a decir mierdas de las suyas, "allahu akbar" y esas sandeces. Logramos reducirle y luego llegó la guardia civil y se lo llevaron. - Resopló hastiado.

No era un caso aislado, desde que el gobierno autonómico compró los terrenos de can Ribas para hacer el complejo de vivienda social para inmigrantes, los problemas con esa gente iban en aumento. Nadie podía entender porqué a esa gente que venía de fuera, le regalaban prácticamente una vivienda y le ponían un sueldo a cambio de nada. Ni siquiera se integraban y su única ocupación además de pasar el día en su poblado drogándose y rezando a la Meca, era delinquir.

Ahora sabía Aina porqué había escuchado sirenas esa misma tarde. Sus compañeros, la guardia civil y la ambulancia habían acudido al eroski, el cual no estaba demasiado lejos de su casa.

- Además de eso, hemos tenido una intervención con un indigente en la estación de tren. No se quiere mover de allí, pese a que le hemos ofrecido un albergue. Está filiado el introducido en el programa. - Comentó. - Un accidente sin heridos en el polígono y hemos hecho un control de alcoholemia. Cuatro positivos. ¡Van bien cargados! ¡Es viernes!

- ¡Vaya primera semana! ¿No? - Exclamó Ernesto. - Nosotros de noche bien, mucho trabajo, pero no ha habido apuñalamientos ni mucho menos. 

- ¡Pues la verdad es que si! - Respondió exaltada Marina. - El primer día un ahorcado, el miércoles un detenido por delito contra la seguridad vial y atentado y hoy estoy... - Resopló. - ¡He empezado fuerte!

- ¡Jajajaja! - Río Bea acalorada. - No sé si decir: ¡Qué envidia! 

Pese a que era la segunda semana de todos en el cuerpo, Bea solo había trabajado un fin de semana, pues empezaron el viernes anterior. Por suerte o por desgracia había sido un fin de semana de finales de mayo y principios de junio extrañamente tranquilo y salvo alguna que otra llamada por ruido y control de ordenanzas municipales, prácticamente no habían hecho nada. 

- ¡A ver si hoy se mueve un poco más la cosa! - Exclamó. Era su primer día de horas extra y también el primer día que trabajaba con alguien de su promoción, pues les habían encuadrado a todos ellos en un grupo de trabajo diferente.

- Joan Campaner. - Se presentó el P-15. Tras los dos besos reglamentarios a la nueva compañera, tradición que había costado recuperar tras la pandemia de 2020, se dio media vuelta y fue hacía los vestuarios. Todavía no se había cambiado y el turno estaba a punto de empezar.

Javi se acercó al M-5. Ya estaba cambiado y a punto de marcharse.

- Si no me necesitáis me voy unos  minutos antes. - Le dijo a su jefe de grupo. - Tengo prisa hoy, la cena que te he comentado...

El oficial le dio permiso con la mirada y Javier  le puso la mano sobre el hombro a modo de despedida.

- Buen servicio compis... - Les dijo antes de salir por la puerta.

- ¡Ooooh!  - Exclamó como un pavo real. - ¡Vaya turno de noche más guapo! -  Soltó una carcajada. - No se puede negar que tenemos una plantilla bien hermosa. - Siguió riendo mientras hacía algunos extraños aspavientos con las manos.

No se podía decir que las formas de Damián no eran un tanto amaneradas. Cualquiera que le conociera por primera vez podría creer que era gay, pero nada más lejos de la realidad. En los años que habían compartido con él, habían podido comprobar que le gustaban las mujeres como al que más, aunque su forma de hablar, de moverse y de expresarse en general podía inducir a error. Eso, o es que todavía no había salido del armario...

Aina había logrado ascender, no sin esfuerzo, nadie podría decir que se lo habían regalado. Aunque claro, viniendo de una familia influyente las malas lenguas podían hablar mucho y sin saber. 

Siempre había sido muy exigente y poco tolerante con cosas a las que ella daba mucha importancia, y eso la convertía un poco en la aguafiestas, y ahora que tenía más cargo se veía con potestad para dar algunos toques de atención. Ciertamente ahora habían más mujeres, y esperaba que eso se convirtiese en una normalidad. No estaba dispuesta a tolerar ningún comentario ni comportamiento sexista. 

-Señor Tur- que les tratase con la distancia que marcaba el llamarles por su apellido era toda una declaración de intenciones -Compórtese. Un curso sobre acoso sexual planea sobre su cabeza-  hubiese añadido que si tenía la libido tan alta quizás le convendría buscarse una novia. Pero lo obvió, porque consideraba que era caer en el mismo error que estaba cometiendo el policía. 

-El turno perfecto es aquel en el que no sucede nada. Que nunca hubiesen delitos ni suicidios, ese debería ser el objetivo-  quiso hacer recapacitar a sus compañeros, que parecían desear que sucedieron cosas malas en Llanura. Claro, ella sabia que su utopía conllevaba un aburrimiento mayúsculo para ella y sus compañeros, y a largo plazo lo que no es necesario termina por desaparecer. Crímenes habrían, malhechores, ¡pero si estando en prácticas incluso se las vieron con terroristas! Pero en la parte más profunda de su ser, de aquella chica de acción tan sería y desconocida para muchos, sabía que en un mundo realmente seguro y bueno ellos se dedicarían solo a tareas sencillas I cotidianas. 

En cuanto a Campaner le saludó con un gesto de cabeza y le siguió con la mirada mientras iba apresurado al vestuario. Si algo no pasaba por alto Aina era la impuntualidad, pues lo interpretaba como desinterés.  Más le valía no retrasarse ni un minuto con el inicio del turno, o tener una buena excusa. 

-Bien, ¿tenemos algo más? - dijo a Ruben Fernandez, por si  debía organizar con alguna novedad su turno. 

Rubén sonrió. Aina estaba tan seria como siempre. Parecía que le habían metido un palo por el culo de recta que iba. Siempre había sido así, al menos desde que la conocía, pero desde que había ascendido, su rectitud todavía se hacía más palpable. No por nada, entre compañeros la llamaban "la sargento de hierro". ¡Y si algún día ascendía a sargento, entonces ni te cuento! La opinión de Rubén es que debía relajarse un poco, pero ha acabaría pasando con el tiempo. O no...

- ¿Te parece poco? - Le dijo sonriente. - La verdad es que no damos a basto. Entre el asentamiento de Binineu y el Puerto que este año promete... - Resopló. - No damos a basto. Deberíamos duplicar la plantilla que tenemos. 

Y es que Rubén tenía razón en aquello. La plantilla era enorme en comparación a cuando él empezó. Más que suficiente para un pueblo como Llanura, pero si le sumabas una zona de ocio nocturno relamente problemática y a un mínimo de treinta minutos de la población principal ya hacia la plantilla bastante precaria. Además, si se sumaba el asentamiento de Binineu, en el que el Govern Balear había alojado a casi dos mil inmigrantes Ilegales, los cuales habían tenido que asumir como un problema propio, ya que sus países de origen no los reconocían como propios, hacía que la situación fuera incontrolable. Y es que aquella gente era realmente problemática y sin oficio ni beneficio más que las paguitas que obtenían de la administración, se dedicaban casi con exclusividad a cometer ilícitos penales.

Cuatro años habian pasado y habian cosas que no cambiaban. Si bien amaba mi trabajo aun me costaba llegar a tiempo, aunque haberme comprado una moto me ayudaba a evitar el trafico. 

Ademas agradecia la brisa aunque siempre me dejaba el cabello hecho un desastre pero no me importaba. Era feliz conduciendo por la isla aunque mas de una vez me habia detenido por no llevar el casco puesto. Una vez un guardia civil me habia preguntado si llevaba el cerebro en el codo que era donde tenia el casco en esa oportunidad. 

No podia mas que darle la razon, pero aun asi disfrutaba no hacerlo. 

Y mi otro placer, hacer enojar a Aina. 

Sabia que le molestaba que llegara tarde, pero me gustaba hacerla rabiar en otras cosas. En la casa, en la comida, o incluso cuando se ponia en plan de jefa. 

Al principio habia tenido algo de envidia por su acenso, pero no por ella, estaba claro que se lo merecia, era mas dedicada que yo, disciplinada, estaba en mejor forma y nadie se sabia tan bien la ley como ella, era una mujer admirable en muchos sentidos, pero aun no habia aprendido a cocinar y tal vez nunca lo haria. 

Gracias a dios yo cocinaba y teniamos pizza los viernes o fines de semana dependiendo de nuestro horario, aunque era cierto, ahora comia cosas mas sanas y casi no tomaba gaseosas. Aina era una buena influencia y estaba feliz de vivir con ella pero en estos ultimos dias estaba mucho mas seria, mas arisca y no soportaba mucho mis bromas.

Por eso no podia llegar tarde. 

Apure el ultimo tramo y estacione casi automaticamente mientras caminaba rapido entrando en la estacion. 

- Llegue, justa. Susurre al mirar la hora antes de entrar.

Fui al vestuario a tomar mis cosas saludando a los que me encontraba y luego a la Sala. 

Muñoz se iba a una cena y Aina regañaba a Tur. 

Nada habia cambiado. 

Aunque todo era muy diferente desde hacia 4 años.

Asintió a Ruben. Lo cierto es que habían tenido un día como para aburrirse. 

-Sinceramente no, han pasado muchas cosas hoy. Esperemos que la noche sea más tranquila- lo decía sin mucha confianza en que así fuese. Cómo habían indicado era viernes, y si la tarde había sido así no quería ni imaginar cómo podría ser la noche, sobre todo en Puerto Cabeza.

Aina esperó a que su grupo estuviese listo y reunido, esperando sus pautas.

Como siempre los repasó levemente con la mirada, no necesitaba más para pasar revista y asegurarse de que llevaban todo y como debía ser. Si alguna vez alguno había olvidado algo o no iba en condiciones no tenía reparo en señalarlo para que fuese corregido. No con burlas ni con ánimo de ofender, simplemente debían dar una imagen para hacerse respetar.

-Bien, ya sabemos que no somo muchos, ojalá la plantilla fuese más amplia, pero es lo que hay hoy por hoy. Así que esta noche la cosa irá así.- Por suerte, en esta ocasión eran 5 efectivos, lo que le permitía no tener a nadie patrullando solo ni tener desatendida la centralita -P15 y P29, patrullaréis Puerto Cabeza con las motos. Cubriréis desde Binineu hasta la costa- Su equipo era su equipo, y aunque todos formaban parte de la plantilla ella siempre sentía a los que estaban bajo su ala más suyos, cosa que nadie sabía y que nunca expresaba. Era dura y seca, pero tenía sus sentimientos muy muy en su interior. Sin embargo también tenía sentido de la justicia, y aunque se hubiese llevado a Ernesto Gubía con ella, comprendía que era injusto para Beatriz no salir a patrullar, pues había tenido pocas oportunidades de aprender y poner en practica sus habilidades adquiridas en la academia. -T 39, te quedas en centralita.- Se lo dijo señalándole con el dedo, no quería reproches ni protestas, había que aprender de todo -T 38, vendrá conmigo en coche patrulla, nos ocuparemos de Llanura cubriendo todo el pueblo hasta Binineu. Sí, esa zona la compartiremos- afirmó antes de que nadie preguntase. Quería tener bien controlados a los inmigrantes, que le parecían de lo más problemáticos. 

-¿Alguna pregunta?- Concluyó.

Mire a Campaner despues de haber escuchado las asignaciones, y luego volvi a ver Aina. 

Seria un buen turno. Noche agradable, con brisa fresca y un buen compañero. Estaba contenta. Lo lamentaba con Bea, pero era mejor que tuviera sus experiencias de dia hasta que estuviese mas curtida asi que Aina la tendria cerca para evitar errores. 

Confiaba en Aina como superior y sabia que sacaria a la mejor Beatriz posible o la haria renunciar antes de que cometiera alguna estupidez como aquel muchacho que estrello su auto cuando estabamos recien graduados. 

Habia jurado que algo asi no tendria mucho importancia si no supieramos las historias posteriores y le poniamos de contexto la politica actual del pais. 

Como extrañaba muchas cosas de hace 4 años. 

Pero eso no nos iba a detener de cumplir con nuestro trabajo.

Yo estaba lista para salir.

-¿Alguna pregunta? 

Negue con la cabeza.

- Ninguna.  - Respondió Joan. - Sólo espero que haya patrullas de la guardia civil  de sobra en el puerto... - Dijo algo molesto. - En moto y solos allí arriba... - Resopló. - Hubiera preferido llevar el T-1.

El T-1 era el vehículo oficial con mampara para el traslado de detenidos. Ciertamente se usaban poco las motocicletas, ya que como unidad de apoyo estaban muy bien, pero a la hora de la verdad, tener la furgoneta con el etilómetro (T-3) y el vehículo para los detenidos era una prioridad. El T-2 solía ser utilizado por los mandos, al fin y al cabo, hasta que la plantilla no fuera lo suficientemente grande como para tener tres patrullas operativas por turno, el uso de las motocicletas se reducía bastante y de no ser por María, prácticamente se reduciría a carreras y cabalgatas de los reyes magos...

- ¿Y si hay alguna  cosa más grave? - Preguntó Bea. - Si queréis pudo coger el coche de detenidos yo y ir donde haga falta.  - Se puso roja. No era quien para opinar. Acababa de aterrizar. - Puedo hacer el desvío al móvil... - Añadió tratando de arreglarlo. - Si me decís como va claro...

- Yo estoy listo para lo que haga falta, jefa. - Intervino un poco a destiempo Gubía.

Un policía, más veterano que Aina, le estaba cuestionando las instrucciones y otra, una novata recién salida de la academia estaba apoyando esa idea. Aina tenía que decidir como actuar y sólo había tres formas. Una, admitir que se había equivocado y rectificar, otra aceptar la sugerencia y modificarla en cierta medida y una tercera vía, meterle un rapapolvo a esos dos insubordinados.

Confiaba en la guardia civil y ademas no me importaba andar en moto. 

Si, Campaner tenia razon, pero yo aun asi preferia andar en mi moto aunque tuviera que detenerme en una esquina a hacer chequeos de alcohol o pedir licencias a las 2 am.

Tal vez simplemente queria darme un aire mas salvaje y liberado de lo que realmente yo era, pero al final del dia me hacia feliz andar en moto. 

Me quede callada viendo la cara inexpresiva de Aina aunque sabia que seguramente estaba controlandose. Ya la habia visto antes asi, sobre todo cuando probaba alguna nueva receta hecha por mi. 

Escuchó a los agentes sin interrumpirles. Después miró a Campaner y Maldonado con aquella mirada típica suya, como si su alma fuese de hielo y no necesitase parpadear, una mirada que se clavaba como si fuesen puñales helados.

-P15 y P29, a las motos. Me importa una mierda lo que preferirías- Era capaz de escuchar sugerencias, pero nunca las encajaría bien si se le presentaban con aquellos aires de sobrado que había usado Campaner, al menos así lo había interpretado Aina. -T 39 te moverás con el furgón cubriendo la misma zona que P15 y P29. Estate atento por si te necesitamos. Yo tendré el desvío de centralita y T 38- dijo mirando a Maldonado con dureza -vendrás conmigo- No iba a librarse tan fácilmente la novata, y por la reacción de Aina, podría parecer que de haber sido una noche más o menos agradable en su compañía ahora podía resultar eterna, un calvario.

-Venga, ¡ya! a los vehículos. Y si hay cualquier cosa reseñable no quiero héroes, me contactáis.- Tentada estuvo de dejar a Campaner en centralita, pero no quería dejar a dos agentes en la zona más complicada en un viernes si uno era un agente en prácticas. Menos si MaMi estaba de por medio. No quería arriesgarse a un problema que no pudiesen manejar, aunque claro, de eso nunca había una verdadera garantía.

Hecha y derecha le di un golpe en el hombre de camaderia a Campaner y fui por mi casco para salir de la estacion.

En la mañana tendre que dejarle hecho te en la encimera a Aina, al parecer algo la tenia estresada ultimamente, tal vez tendria tiempo de sacarle que le pasaba cuando regresaramos. 

Le mande una sonrisa de animo a Beatriz, estaria bien con Aina, no habia nada nuevo que decirle.

Era viernes  joder! y una linda noche...