Partida Rol por web

-Digamos que ahora que me encuentro en un lugar donde van a parar las almas perdidas, me ha hecho preguntarme un par de cosas: si los "fieles" de esos Dioses Primigenios les rezan y consiguen hechizos, es que sin duda existen o al menos tienen suficiente poder para permitir a sus cultistas manifestar magia el viejo profesor acaricia su perilla antes de continuar. Pero nunca he visto a ninguno de esos fieles aparecer en el Osario después de muertos para recibir el Juicio de Pharasma. Lo cual me hace preguntarme a dónde migran esas almas. Las posibilidades son inquietantes y aterradoras...

-Respecto a tus visiones, sólo puedo decirte que parece que Vrood ha enviado a uno de sus superiores varios objetos mediante esos jinetes negros. Sea lo que sea que esté planeando debéis interponeros y evitarlo. Lamento no poder ayudarte más, pero poco puedo hacer desde aquí se encoje de hombros.

- Ciertamente inquietante, desde luego. Aunque el imaginario religioso en ocasiones habla de ciertos dioses asesinando y usurpando dominios de otros, haciendo creer a sus clérigos lo que no es. Aunque no veo qué motivo tendría una deidad en extender ese culto...

El mago acaricia su barbilla del mismo modo, a falta de perilla.

- Igualmente inquietante es la idea de que Auren estuviera trabajando para alguien... Ojalá pudiera ayudar desde aquí. Espero que mis compañeros estén bien. En fin, supongo que por el momento, lo mejor será que ocupe mi tiempo en alimentar mi conocimiento.

Dice con una sonrisa mientras se sienta a estudiar, esta vez con detenimiento, el tomo escrito en Aklo.

Y así pasó Alatar lo que le parecieron semanas en conversaciones con el profesor Lorrimor, experimentando nuevos conjuros y desarrollando nuevas habilidades de defensa contra la magia enemiga. Incluso, gracias al manuscrito que había recuperado, comenzó a desarrollar cierto respeto por la magia que conecta vida y muerte, viéndola como un instrumento más contra el mal. Además, su experiencia en el combate contra Vrood le había marcado y después de todo, razonó, para defenderse contra un enemigo, lo mejor era conocerlo en profundidad.

Sin embargo, un día, mientras levitaba al tiempo que repasaba el manuscrito, comenzó a escuchar lo que creyó eran salmos e invocaciones. Agudizando el oído, le pareció escuchar las voces del padre Aximand y de Eredhir. Después, un rayo de luz se abrió paso, atravesando el techo del estudio de Lorrimor y la claridad le envolvió. Lo último que escuchó fue la voz de Petros Lorrimor:

-Que tu nueva vida sea larga y próspera, amigo mío. Dile a mi pequeña Kendra que su padre la quiere y está orgulloso de ella...