Mientras que la otra escena es para terminar de hacerse una idea de lo ocurrido, y conocer un poco los pjs y sus relaciones, esta será para construir la búsqueda y encuentro de Annan por parte del resto.
Saludos!
Bueno, pues siguiendo la historia que tenemos hasta el momento todo apunta a empezar la búsqueda por Kartakas, donde nos llevaron los últimos detalles de la búsqueda. Siguiendo los pasos de Bergen Blaz.
A partir de aquí tocaría trazar la historia de como damos con más info y seguir los pasos de Annan durante las últimas semanas.
¿Ideas?
Lamento no poder aportar nada, porque estoy perdida XDDDDDDD (no, en serio espero que cuando llegue el momento el master me cuente donde estuve y demás ;) )
creo que podrian empezar una tema, incluso entre los dos, porque tengo una idea del personaje, pero no sé como empezar algo, de hecho, podríamos empezar algo mas suave y adaptarnos al juego ^^
Pues veamos.
Sabemos que en Armonía fue el sitio donde la vimos por última vez. Cuando se fue contrada (otras contratar) los servicios de un hombre, que según Iqbal, era un guía para moverse por Kartakas (la capital de la región). Descubrimos que la identidad de este hombre es Bergen Blaz. Un tipo conocido en Kartakas (con su propia nave fluvial entre otras cosas), una especia de noble o poderoso burgués. Tiene cierta influencia en Kartakas. Organizando un tipo de eventos, creo que se tratan de una especie de espectáculos marciales (peleas clandestinas, peleas de perros, etc). Y que juntos se fueron, por el río, hasta Kartakas, sin decir nada.
Este es el escenario.
Ahora estamos en el cañón al este de Armonía. El grupo pasa por la casita de Jackques (el vecino de María) y continuamos hacia Kartakas, a menos de un día de viaje.
Una vez allí vamos al puerto.
En este punto podemos preguntar por él, e inventarnos si descubrimos o no cosas acerca de este tipo, y de paso de Annan.
Lord, empiezo con el resumen de la siguiente escena para colgarla cuando termines esta.
porque no mejor ambos proponen la escena de inicio y los seguimos? como dijo Bane, ya tenemos un comienzo.
Faeledhel, Potty, os presento a Iqbal, a pesar de que tiene unos asuntejos (como dar con el Gran A. o Antoinne como se llama realmente), en alguna parte de la narración se apuntará para dar con Annan.
Bienvenido al experimento Braderick.
Acordando quedar con el resto en la vieja casa de Jacques, el difunto vecino de María, o por lo menos dejar notas en ella para tener al resto informados, el grupo partió.
Zenram tenía ciertos asunto para descubrir.
Furius... simplemente era un extraño, y dados sus antecedentes, muerto, alzado y siervo de Radaga, y el enfrentamiento con Harem, no parecía muy dispuesto a ir con Harem.
Iqbal les acompañó hasta Kartakas, sus asuntos tenía, pero ya que era el último que había atenido contacto con Annan, podía ser útil.
- Dime, amigo. Aquella noche antes de salir de Armonia, comentaste algo acerca de pelas clandestinas. Allí donde Annan te estuvo animando y donde se fue con aquel tipo, Bergen Blaz.
Tras una pausa.
- Qué son esas peleas clandestinas. Creo que lo tendremos de ver de cerca, ya que parece que el tal Blaz está metido en estos asuntos hasta las trancas.
El grupo lo forma Harem, Iqbal, Ireth y Bran.
Prpongo ir rápido sobre como damos con Annan, y así la tenemos pronto roleando con nosotros y vemos como salimos de este nuevo fregado ;).
Había estado con el bardo la mayor parte de ese tiempo luego de la última aventura, y aunque parecía que físicamente se había recuperado de la mayor parte de sus heridas algo se había hecho muy patente en la bella elfa, un mutismo que se acrecentaba. Todo este cambio había sucedido luego de que sobre ella cayera la maldición de la corona de las animas. Pero ¿cómo era posible que se conservara algo de inocencia o algo de bondad cuando tu vida ha sido llevada de un lado a otro entre asesinos y oscuridad? El alma puede no corromperse, pero el espíritu se quebraba o mutaba para poder hacerse más fuerte, pues, quizás otros se vuelven oscuros y se sumergen en las sombras y la maldad, pero otras se hacían más fuerte aunque eso significa que la tristeza te envolviera.
La mano del bardo en su hombro la sacó de sus abstracciones, ella giró su rostro claro hacia su compañero, e inclinó la cabeza, asintiendo a lo que fuera que le hubiera dicho, porque si en alguien confiaba en todo ese mundo era en Brandon, en él, su corazón estaba, y se fue detrás de él, con la cabeza cabizbaja.
Ireth se había vuelto también físicamente más fuerte, y su cabello había crecido hasta ahora la mitad de su espalda, era rubio,del mismo color del trigo, y ondulado, sus ojos intensos en color y en emociones, demostraban la madurez que había alcanzado, pero un trozo de dolor se localizaba en sus iris acuamarina. La elfa se quedó detrás del bardo, desde ya hace un tiempo la idea de buscar a Annan había tomado fuerza en el grupo, habían dejado atrás a tantos compañeros que ahora, ir por uno, parecía ser una forma de resarcir tantos crímenes cometidos por acto o por omisión, ella había permitido esos crímenes y era tan culpable como los que habían tomado las decisiones, pero ¿se podían evitar tantas bajas?. Ireth no lo sabía y esa idea la perturbaba desde hace mucho tiempo. De ahí que fuese la primera en apoyar aquella empresa.
Miró a los hombres ladeando ligeramente su cabeza, con los ojos puestos en un punto ajeno a la conversación, pero luego los clava en el hombre que el bardo interrogaba, esperaba respuestas para poder ir por la compañera perdida.
Bran miraba de reojo a Ireth, le preocupaba su estado. No podía reprocharle nada, ella, era de los pocos miembros del grupo que habían hecho frente a esta pesadilla desde el inicio. Del grupo inicial solo quedan, Annan, Zenram y ella. A Zenram no lo conocía demasiado, pero era un maldito cínico arrogante y prepotente... Annan, la bárbara parecía una chica dura, pero los pocos días que compartiera con ella parecía muy silenciosa. Tal vez era su talante, o tal vez se dejara abandonar como hace ahora Ireth.
Mirando al Harem y a Iqbal.
- Antes de lanzarnos a interrogar a la gente del puerto, sugiero ir a por ropas nuevas. A pesar de que hemos lavado los harapos que vestimos, estos están hechos trizas. Y de paso, como quien no quiere la cosa, podemos preguntar sobre estas peleas y el tal Blaz.- Y de paso nos relajamos un poco.
Primer lugar para meter directrices para encarrilar la narración. ¿Lo hacemos fácil o nos complicamos la vida? Parece ser que el tal Blaz reclutaba a forasteros y a miembros de razas exóticas. Podríamos dejar caer que estamos interesados en adquirir sus servicios. Enlazamos con él y... a ver como hacemos para soltarle la lengua ;).
le sonrió con algo de cansancio, cerrando los ojos y ladeando su cara, y luego miró sus ropas, dándose una vuelta, e intento alisar la ya sucia falda de montaras que llevaba, esas ropas no daban más, habían cumplido su misión y era hora de dejarlas ir.
- si me parece bien, Brandon, además si nos vemos lindos, la gente reaccionará mejor y nos dirá lo que queremos saber - le guiñó un ojo, y usando un tono de voz jocoso en "lindos", burlándose un poco de su propia frase, aunque tuviera razón, era verdad que alguien más "bello" atraía más a las personas, generaban más confianza, y luego se fijó en el grandote Haram, quien no era santo de su devoción, pero luego de tantas cosas pasadas, se había ganado su resto y la suficiente tolerancia para aguantarlo cerca de ella - sino, tenemos a Harem para que les muestre a sus amigos, pena y pánico - se río e indicó los puños del guerrero. Ireth llevó sus manos a su cabello y lo ató con un cordón de cuero, apretando la coleta en lo alto de su nuca, caminando delante del grupo bamboleando las caderas - ¿vamos?- pregunta ladeándose hacia atrás invitando al grupo a comprar ropas.
yo los sigo, mientras me adapto XD
Fá-cil! fá-ci! fá-cil! que quiero que me encuentren pronto XD
Bueno, como nos conocemos, y sé que cuando toca ir de compras cada uno se va por su lado, os doy una descripción de Bergen Blaz. Es un tipo gordo, como de esta altura-dijo poniendo la palma a la altura de su mentón-, y con el pelo castaño. Lo de la altura es aproximado, porque cuando lo vi estaba sentado. Debe pesar, fácil, más de trescientas libras, y puede que llegue cerca de las cuatrocientas. Quiero decir, no solo es gordo, es anormalmente gordo. En mi tierra se pasa mucha hambre, y ni siquiera los sacerdotes en su abundancia tienen tanta grasa. Jamás había visto algo igual.
Pero, ¿sabéis qué? A lo mejor estamos pasando un trabajo excesivo. Bergen Blaz celebra cada año en las mismas fechas la pelea de perros en Skald. Tiene una "taquilla" en el puerto del Caldero. Si nos limitásemos a esperar unos meses...
Vale, vale... no dije nada. Buscaremos a Annan ahora. Solo digo que con un poco de paciencia, nos basta con saber que Annan estará en el Caldero cuando se cumpla el año del día que pusimos pie en esa horrible ciudad.
El grupo acordó dejar una posada como punto de encuentro, por si cabía dejar alguna nota o esperar al resto. Obviamente, no eligieron la Vieja Posada de Kartakass. Sino la Marmita de la Abuela, una pequeña pero acogedora posada, de ambiente hogareño y precios razonables.
Pasaron algunas horas adquiriendo nuevos atuendos y armaduras, pues las armaduras que algunos vestían estaban en muy mal estado y las otras eran las que se habían comprado para salir del paso tras el chapuzón en el SingSong hará unas semanas.
Finalmente, bañados, vestidos, con la tripa llena, y equipados de nuevo los compañeros se acercaron a la zona del puerto, donde seguramente allí les darían indicaciones sobre el tal Bergen Blaz, al fin y al cavo, este hombre tiene una embarcación y es habitante habitual de El Caldero.
Tras moverse por el embarcadero fluvial y hablar con mozos, aduaneros, marinos y mercantes, escucharon que era fácil dar con Blaz. Pasaba las noches en el Guantelete, un tugurio bastante amplio cerca del río. Donde de vez en cuando se organizaban "divertimientos". Solía estar allí por si alguien alquilaba sus servicios.
El grupo se reunió, en la Maramita de la Abuela, ya que tenían que hacer tiempo, aprovecharon para pasar el resto de la tarde y cenar.
Finalmente la noche llegó...
¿Alguien quiera retomar la narración? ¿Iqbal te vienes?
A pesar del endurecimiento del grupo, pues los diferentes desafíos a los que habían hecho frente, les había dotado de mayor confianza y capacidad, no terminaban de andar tranquilos por las oscuras calles de Skald, en muchos de ellos aún estaba muy fresco el recuerdo de la noche en que tuvieron que huir Sing Song abajo para salvar sus vidas ante una manada de licántropos.
En cualquier caso, por la noche llegaron al Guantelete y allí, en un rincón encontraron la figura de un hombre que encajaba con la descripción que les diera Iqbal.
Sin dudarlo, ni perder tiempo, el grupo se le acercó.
No se habían preparado muy bien para reaccionar a su encuentro, pero aún así, el joven Bran se adelantó.
- Saludos. ¿Soys Bergen Blaz?
Ante la hosca expresión del gordo, el joven karatakassés se presento.
- Mi nombre es Brandon, y estos son mis compañeros.- Indicó hacia el resto.- Venimos en busca de información... Verá, hace unas semanas perdimos a una compañera, y estamos buscándola. Annan, una mujer de tez clara y pelo rubio. Una mujer de carácter.
Bran estuvo especialmente atento ante la posible expresión del gordo ante el nombramiento de su amiga. Al parecer, no le gustó que viniéramos ni que le sacáramos el tema. El entrecejo se frunció en un gesto de obstinación.
- Por favor, no se moleste en negarlo, son varios los testigos que le vieron partir con nuestra amiga a bordo de su navío, partiendo de Armonía, Sing Song arriba. ¿Dónde está?
El sebuano, con paso relajado, camino junto a Brandon, miro al hombre y paso de largo, ganando su espalda con deliberada lentitud. Dado el tamaño del sujeto, casi resultaba una necesidad, puesto que sobresalía del suelo igual que una peña mantecosa. No obstante, de momento no le hizo blanco de la menor amenaza..., salvo de la que podía representar tener al gigante detrás, mirando sobre su hombro.
Haremhab se había entregado a su habitual ostracismo durante el viaje. La sencilla verdad es que tenía mucho en que pensar y pocas ganas de exteriorizarlo. ¿Era aquello correcto? Si, seguramente. Pero casi podía sentir cierta vergüenza. En su momento, pudo detener a Annan, pudo evitar que se fuera. Seguirle y... y que, quien sabe. Quizás nada. Quizás todo. Aquellos asuntos nunca se le habían dado bien y en ese momento parecia lo correcto. Pero al ser cada vez más consciente de la muerte que pendía sobre ellos, su mente le molestaba al respecto, por no decir su corazón.
Bien era cierto que por mucho tiempo se había ido abandonando al idealismo fatídico, aceptando la realidad de que seguramente fallecería en aquella empresa. Su entrega a la oscuridad no había hecho sino fortalecer aquella decisión de perecer, si bien luchando y en sus términos. Pero luego de la última pelea, de la primer victoria que obtenían, la tenue y maldita luz de la esperanza se atrevía a asomar en su alma. Quizás podrían ganar. Existía la remota chance de que sucediera. Y si vivía…
Sus puños, nombrados tan chistosamente por la elfa, se cerraron con firmeza. A la espalda de Bergen, sonó el crujido de nudillos descontracturandose, como nueces partidas.
Iqbal alargaba el cuello intentando ver por encima de la cabeza de Bergen, dentro de su estúpida caseta de venta de entradas para espectáculos deleznables a los que Iqbal se prestaría con gusto. Le pareció reconocer la sombra que se ocultaba en el interior.
¡Ey! ¡EY, ANNAN! NO HAGAS COMO SI NO NOS ESCUCHASES. Quizás te gustaría saber que hemos solucionado la profecía. ¡Y sin tu ayuda, irresponsable! Los dioses te dieron una misión sagrada y tu pasaste completamente. Gracias por nada.
La verdad es que Iqbal no veía sentido a esta búsqueda. Estaba claro que esa salvaje había rehecho su vida a costa de ignorar el sufrimiento y el sacrificio del resto de sus compañeros. Annan era una desleal.
Urian ha muerto.
Una desleal que había sido compañera de Urian y merecía saber lo que le había ocurrido al paladín.
Dominic también ha muerto. Quizás ellos dos te den igual o quizás te importasen, no lo sé. El caso es que ahora ya lo sabes. Eso era lo que teníamos que decirte. Adiós.