Partida Rol por web

El ingeniero escuchó con atención el discurso del nuevo capitán, e iba a contestar a su pregunta cuando Malta decidió que ese era el momento apropiado para entregarle la espada de Lorna a Renzio. 

Después de que éste la cogiera, Cassian intervino al fin. - Bueno, puedo empezar tan pronto como la nave este, digamos, en un astillero. Habrá que alquilar un espacio donde podamos trabajar tranquilos, ¿verdad? - Miró a los presentes, en busca de una confirmación a sus palabras, como solía hacer cuando hablaba. - Si hay un lugar disponible, podríamos comenzar tan pronto como la nave vaya hasta allí. En dos semanas a partir de entonces, digamos, estarían todos los nuevos sistemas incorporados. 

Pattinari se quedó callado, sonriendo con su cara de no haber roto nunca un plato. Lo que se veía claramente es que tenía muchas ganas de ponerse a trabajar de nuevo en el Harrier.

Viendo que esto se acababa y desagradandole las cuestiones protocolarias, ademas de que tenia ganas de ver su nueva nave Stefan se levanto.

-Vamos pues, que para luego es tarde...con el permiso de la oficialidad, claro.

Luego cuando estuvieron menos juntos se acerco, complice, a Irina y le dijo en voz baja mientras le daba un pequeño codazo.

-Otra manada de estirados, otro navio, la misma mierda. Si es que no mejoramos.

Pero siempre sonriendo de forma aparentemente candida.

Antes de ponerse a trabajar, Renzio se detuvo un momento y se giró hacia Malta, con gesto serio, asegurándose de que Pattinari no le escuchaba mientras decía en voz baja:

-Me temo que no tengo noticias sobre la capitana Van Clyff, Doble. Solo puedo decirle que la sensación que me transmitió el chambelán fue que... bueno, Su Majestad no estaba demasiado contento con la tripulación que había dirigido la nave hasta ahora. En especial con la capitana. Ojalá Van Clyff haya podido rehacer su vida lejos de aquí, pero no me extrañaría que esa sabandija de Rytep no se lo hubiera puesto nada fácil. Tendremos que esforzarnos todos por hacer cambiar de opinión a nuestro patrón, ¿no cree?

Maldito hijo de puta de Oleb y de esa escoria de Rytep… ¿Por qué demonios seguimos haciendo esto? Quizás lo más sensato para todos fuera largarnos con la nave recién reparada y olvidarnos de ese rey de pacotilla con ínfulas. ¿Qué ganamos realmente siguiendo trabajando para él? Podríamos ganar lo mismo pirateando igualmente por nuestra cuenta, no perder el 10% de las ganancias y no esperar a que se quiera deshacer de nosotros, que es lo que hará al final como ha hecho con Lorna. Maldito hijo de puta…

- Claro, capitán. – contestó llanamente, asintiendo y realizando el saludo militar.

Era mejor que se dirigieran a los hangares a trabajar en la nave y salir de aquí para retomar su trabajo. Desde luego no iba a compartir sus pensamientos con esa panda de advenedizos que les habían mandado. Aún estaba por ver si eran de los suyos o unos lacayos lamebotas de Rytep.

- La mierda huele igual, da igual donde cagues, Stefan – le replicó sin humor para aparentar felicidad como hacía su colega Holderlin. Lo que estaba claro es que tendría tiempo para buscar una partida de poker y ganarse algún dinero mientras los otros arreglaban la nave.