Por orden del rey y con el fin de garantizar la seguridad de la familia real, el príncipe Brant estaba encerrado en su habitación contra su voluntad, por lo que no fue difícil encontrar a dos de sus escoltas haciendo guardia en la puerta, talentosos combatientes que habían destacado sobre los compañeros de su promoción para terminar haciendo el trabajo de niñera. Bert sabía demasiado bien que por sus caras malhumoradas que no sería fácil tratar con ellos. Debería comprobar lo turbia que estaba el agua antes de tirarse de cabeza con preguntas molestas, haciendo que la charla terminara rápido y con una dolorosa advertencia.
Bert sabía perfectamente que aquellos hombres no estarían del mejor humor posible. Era cierto que estaban actuando de niñeras, si, pero también seguramente tendrían bastante mejor salario que sus compañeros, un horario estable, y una familia que vivía tranquila... Aunque, posiblemente, los compañeros que escolta an a su hermano mayor estuviesen en mejor posición.
Bert llegó con una jarra de zumo de frutas y un par de vasos.
- ¡Buenos días caballeros! Les traigo un refrigerio, sin alcohol por las características de la guardia de hoy, pero a la tarde, cuando haya cambio de turno, les prometo un par de copas de buen vino... ¿Qué tal va la guardia? Lamento importunarles, pero, por desgracia, a mi también me toca hacer mi labor hoy... ¿Alguna novedad? -
Sirvió una jarra de zumo para cada uno de ellos, otra para el, y bebió antes de acercarsela.
-Es el bardo de la corte. -Le aclaró uno de los guardias al otro para que no siguiera tan tenso. -Aceptamos ese trago, pero poco daño nos habría hecho esa copa de vino ahora. Lo único que tenemos que hacer en fundirnos con la decoración de palacio.
Dieron unos sorbos del refrigerio antes de compartir las novedades de su servicio.
-El príncipe está bastante tranquilo en este momento. No hay nada como un paseo al campo y una buena botella después.
- ¡Ja! Está claro que habláis con la verdad, caballeros. Ciertamente una buena botella de vino y un paseo por el campo... o por la ciudad... o incluso quietos, cura todos los males.
Desde luego, algunas veces no envidio para nada al príncipe. Siempre con tantos ojos sobre él... Yo si no pudiese escaparme de cuándo en cuando a tomar un trago, seguramente me volvería loco. Y seguro que vosotros también... -
Con un sutil movimiento, cambió la jarra de mano y, de forma bastante ostentosa, la cambió por otra de color plateado que sacó de su espalda.
Realizó una reverencia mientras mostraba el contenido de la nueva jarra, que era un vino. Si bien no el mejor, si uno aceptable.
- He encandilado a más de una jovenzuela con este truco, mis señores, pero creo que ahora mismo ¡ustedes lo necesitan más que yo! Eso si, también hay copa para mi. -
Motivo: Juego de manos
Tirada: 1d20
Resultado: 11(+5)=16 [11]
-¡Este es el tipo de truco que me gusta! -Luego de servir nuevos tragos del nuevo refrigerio, los guardias parecían bastante más solícitos.
-Esto entona más el cuerpo que cualquier brebaje del alquimista, eh. -Le dijo uno de los guardias, dando un par de golpecitos de codo a su compañero.
- Desde luego, mis señores, esto sí que es una buena solución. Seguro que el príncipe tiene mejores vinos... pero este tendrá que servir.
No creo que el príncipe tienda a usar los mismos vinos que los plebeyos, pero seguro que alguna vez ha salido para obtener algún brebaje aparte... ¡y eso seguro que ustedes lo saben mejor que yo! -
Intentaba que se les soltase ligeramente la lengua. Si alguna vez el príncipe se había escapado a las tabernas del vuglo, seguramente sus escoltas lo sabrían. O bien le había acompañado, o bien le habían tenido que buscar o cubrir las espaldas...
Motivo: Persuasión
Tirada: 1d20
Resultado: 12(+3)=15 [12]
Los guardias intercambiaron miradas con una sonrisa de complicidad.
-No tengo tan claro que el príncipe no beba vino del barato. -Se le escapó a uno de ellos. -Digamos que es sonámbulo y amanece apestando a humo de taberna y magullado. Por lo que a mi respecta todo lo que hace ocurre ahí dentro.
- ¡Ah el sonambulismo... Peligrosa enfermedad, sin duda! -
Bien, bien, así que el príncipe tiene una forma de salir del palacio, pero sin que sus guardias lo vean... Y tampoco parece que le preocupe.
- Seguro que además sueña con doncellas, y alguna vez es fácil que incluso sus sueños sean tan vividos que hayáis creído oírlas ahí dentro, ¿verdad? -
-Como supondréis no pegamos la oreja a la puerta. -Fue la sencilla respuesta del guardia. No había bebido tanto como para que el alcohol le nublara el juicio, siendo consciente que si soltaba demasiado la lengua se arriesgaba a una sanción.
-Habéis sido muy amable al pasaros a vernos. -Dijo de forma educada, despachando al bardo con sutileza.
- Vamos, vamos, caballeros. No hay que ponerse nerviosos. Al fin y al cabo, si el bardo de la corte no es un poco cotilla... ¿Quién lo sería? Pero no deseo importunaros, sino simplemente sacar alguna nueva idea para posibles temas futuros... Que además, no os salpicarían de forma alguna. Aunque, si soy una molestia... -
Hizo ademán de llevarse la jarra, esperando a ver si sus alegres interlocutores cambiaban de opinión.
Motivo: Persuasión
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+3)=17 [14]
Miró por última vez la botella. Lamentaba tener que hacerlo pero tenía que dejarla marchar. Había amores perdidos que le habían dolido menos, pero sabía cuando debía parar, por no decir que reconoció en el bardo la esencia de las tácticas de seducción.
-Gracias por el detalle y por ser tan comprensivo. -Dijo regresando la botella junto con las copas.
Tirada oculta
Motivo: Da igual el resultado (Sab)
Tirada: 1d20
Resultado: 9(+3)=12 [9]