Partida Rol por web

Precariedad

Jueves 25 Abril 1996

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19/05/2011, 12:41
Director

Difícilmente Tasic iba a tener contestación del doctor.

Su cabeza caía pesadamente sobre su hombro izquierdo, y
sobre pecho, un espeso líquido negro que se escurría desde la comisura de sus
labios. Sus ojos, abiertos de par en par, se sumaban a la expresión de terror
que aparecía en su rostro. Su mano izquierda, ahora desprovista del guante que
la cubría, era de color negro mate, sin brillo alguno en la misma. La prenda
estaba en la otra mano, apretada con fuerza.

Si no estaba muerto, lo disimulaba muy bien.

 

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19/05/2011, 19:04
Aleksandar Tasic

- ¡¡¡ JO...

Como si se hubiesen metido un puñetazo en el pecho, mi espalda se apretuja con fuerza contra la puerta del piloto. Levanto la manos incluso para, despacio y tembloroso ahora, llevarme una a mi boca abierta, tapándola.

-...der...

El latigazo vuelve y giro el cuello con violencia hacia los asientos traseros, al cuerpo de Jakova, a la muchacha medio muerta ahí delante, al paquete de Malboro, a los ojos del Doctor. Tanteo con urgencia el interior del bolsillo del abrigo y trato de sacar el arma, pero está viva y se me escapa de las manos. ¿Para que serviría?. Mierda, ¡no lo sé!. Ha caído al suelo del coche. Me inclino, doblo la espalda y busco. Está oscuro y no la veo. - ¡COÑO!.

Y voy de vuelta a incrustar la espalda contra mi puerta. Siento las venas de la sién del calibre de una cuerda de pozo, y palpitantes como el corazón de un feto en el vientre de su madre.- ¡Doctor!.- digo sin entusiasmo, mirándolo y recreándome -masoquista- en unos ojos que no se me van a olvidar en la vida. Extiendo el brazo hacia él, pero de inmediato regresa a su lugar, a cruzarse con el otro. La pierna izquierda me tiembla en espasmo constante e imparable.
Yo, que he visto tipos cuya cabeza parecía una sandía reventada tras pasarles por encima un trailer de ocho ruedas. Yo, que he examinado fiambres de hombres, mujeres y niños. Yo, que conozco los efectos del fuego de mortero en jovencitas embarazadas. Yo...

...no tengo corazón para esto. No es un susto lo que me dado. Es una fibrilación crónica. Ellos están muertos, siempre están muertos. Pero Jakova estaba vivo y ahora ha muerto de una forma horrible a mi lado, en mi coche, sin darme cuenta. Porque...está muerto, ¿no?. Eso parece, al menos. ¡A la mierda!.

He tomado una decisión, y la ejecuto rápido y sin vacilar. Con espanto, si, pero también determinado y con vigor. Me inclino hacia el Doctor hasta el punto de percibir el olor de la sustancia negra que le sale de la boca. Noto cómo sus ojos me miran. Rapidamente, tiro de la manilla que abre su puerta y la empujo. Y ahora, con ambas manos, saco lo que queda de Jokava de mi Vectra a empellones. Su cuerpo está ya tirado en el suelo, pero una pierna se le ha quedado colgando dentro del coche. No puedo evitar que se me caiga un hilo de saliva. Un último esfuerzo y ya está fuera, momento en el que cierro de un portazo y pongo el seguro.

- Me cago eN LA HOSTIA!!- grito pegándole una palmetada fuerte al salpicadero. Tomo aire y resoplo. Meto marcha atrás y retrocedo un par de metros, suficiente para no atropellar a la chica cuando salgo hacia delante - la caja de cambios cruje - dejándola tirada a ella también. Al diablo con todos.

Eres un canalla, Alek. Un mierda. La vas a dejar ahí para que se congele. Primero Senka, luego ella. Malnacido...

No más de diez metros habré recorrido cuando freno en seco. Aún los veo por el retrovisor, a los dos. Aprieto los puños y los labios. Cierro con fuerza los ojos, y los abro ahora para hacer lo propio -algo más que una rendija - con la puerta del copiloto. Mi invitación tiene, desde luego, fecha de caducidad...

...porque veinte segundos le doy a la chica para que suba al coche. Ni uno más.

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20/05/2011, 01:17
Director

A Jean le costó comprender las palabras que pronunciaba aquel tipo. Su dolorida y helada cabeza no estaba en condiciones de comprender otro idioma que no fuera el suyo natal, por lo menos no de buenas a primeras. Así que mientras su cerebro intentaba traducir las palabras que el hombre del coche pronunciaba en medio de la tormenta, las cosas volvieron a cambiar.

El desconocido introdujo de nuevo su cabeza en el vehículo, y tras unos breves instantes, la puerta del copiloto se abrió, y un bulto de tamaño considerable cayó pesadamente sobre la congelada carretera. El motor del coche rugió y este se movió un par de metros hacia atrás, para luego arrancar esquivando a Jean y continuando su ascendente camino…

… unos diez metros después las luces del freno brillan y el Opel se detiene. La puerta de la derecha, la misma por la cayó el voluminoso fardo, que así de primeras, a la suiza le parece un cuerpo inmóvil.

La puerta del copiloto se abre una pequeña rendija.

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23/05/2011, 00:36
Jean Leroy

En un intento frustrado de comprender lo que deseaba que fuera una invitación al interior del vehículo, la mujer apretó los labios indecisa. Paralizada ante la idea de mostrarse débil frente al desconocido, se permitió dedicarle un momento a la duda.

Y se odió a sí misma con el rugido del motor, contemplando desolada la marcha atrás.

- ¡¡NO!! - de pie una vez más, tambaleante. El grito le había rasgado la garganta - ¡¡No!! ¡¡Espera, espera!! ¡¡¡ESPERA!!! - Sus carnes no conocían un frío como aquel, y perseguir la maniobra del Opel se le hacía una hazaña espantósamente difícil, aún más cuando la distancia entre ambos le permitía darse de bruces con un cuerpo sin vida. Espantada, la fuerte impresión le hizo llevarse las manos a la boca, ahogando un grito que neutralizó su impulso de correr como alma que se lleva el diablo tras lo que había parecido ser su única salvación.

Pero desolada ante la idea de ser abandonada a su suerte con un fiambre, paró. El maldito trasto se había detenido de nuevo a poco metros de ella después de una maniobra incomprensible, una maniobra que probablemente le ocasionaría unas prematuras canas a la extranjera, que se sorprendió a sí misma con lágrimas en los ojos. A sus espaldas el rugido del vehículo se le antojaba aterrador, y Jean se abrazó a sí misma, de cara al muerto y de espaldas... ¿A un asesino? ¿Por qué? ¿Por qué, en nombre de todo lo que es digno de pleitesía, había caído un cuerpo del coche? ¿Por qué demonios no se la había llevado por delante si tendía a una conducta homicida?

Si huía, las posibilidades de encontrar ayuda antes de perecer serían ridículamente escasas. Si se quedaba allí, lo mismo acabaría mutilada a manos del conductor... Así que incapaz de reaccionar y en pleno ataque de ansiedad, se quedó inmóvil, plantada a un par de metros del muerto, vigilando el coche por el rabillo del ojo.

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23/05/2011, 19:08
Aleksandar Tasic

Estar contigo no les garantiza la supervivencia, Alek. Ni mucho menos. Te arrugas, querido, y eso hay que saber reconocerlo. ¿Un ejemplo?. No hace falta tirar de hemeroteca. En el pueblo, frente a la comisaría. Hubieses cambiado tu quincena de vacaciones por un agujero cuando sonaron los tiros: con gusto habrías hecho un poco de snorquel en la nieve, muchacho. ¿Tengo o no tengo razón?.

Dejaste a la camarera en su casa. ¿Qué más podrías haber hecho por ella?. ¿Y Senka?. Pues...resulta que decidió no seguirte. Le diste la oportunidad, igual que ahora con ésta otra. Lo has intentado y no tienes nada que reprocharte...

...así que si aparecen con tres disparos en el pecho, o con un herida de bayoneta en las tripas, o con la cara descompuesta y la boca largando ese engrudo negro, o imitando a un muñeco de nieve...no será culpa tuya. Les diste la mano y no quisieron cogerla, así que - si lo que ha de venir te deja - hoy podrás dormir tranquilo.

...

Veinte segundos. Ya deben haber pasado. Cierro la puerta del copiloto, me ajusto el cinturón y meto primera sin mirar más por los retrovisores.

Pocas veces mi conciencia me dá la razón.

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24/05/2011, 11:20
Director
Sólo para el director

Jean Leroy sale de escena hacia --------------> Donde yacen los recuerdos.

Aleksander Tasic sale de escena hacia -------> Viernes 25 Abril