Un voz hueca anunció la inminente llegada del vuelo 234 procedente de París, lo que confirmaba la presencia del abogado en un aeropuerto, también le llegó el ruido de algunas conversaciones lejanas, lo curioso era no haberlas escuchado en la primera parte de la conversación.
De acuerdo señorita Njego, ahora mismo estoy de viaje, pero estaré en Dacijaj el viernes, antes de la hora de la lectura del testamento
Su tono de voz era más elevado ahora, pero seguía siendo correcto, y Senka no terminaba de asignarle ningún acento concreto.
También le pediría, si tiene la posibilidad, de que me envíe por fax los documentos que le han entregado a mi oficina, y ya desde allí me los harán llegar, por si hubiera algo inusual, estar preparado esperó la confirmación para seguir hablando y no se preocupe, parece que el señor Misimovic lo tenía todo muy bien preparado legalmente, se lo digo por la celeridad con la que han gestionado el asunto
Se oyó un ruido sordo, como el de un fardo cayendo, y la voz del abogado se entrecortó durante unos instantes.
Y, una última cosa, no se le ocurra firmar nada sin estar segura de a lo que se compromete, aunque, seguramente, esto ya lo sabía usted añadió con un tono algo más desenfadado.
Procesó con atención los datos que le daba el segundo abogado del día. Su gesto se contrajo cuando escuchó lo del fax, la estaba despidiendo de poder descansar unas cuantas horas de más.
Déme el número, mañana temprano se los enviaré desde la universidad.- Reprimió un suspiro, cansada todavía, encogiéndose de hombros internamente sobre lo del buen hacer del señor Misimovic. Tenía la sensación de que todo lo que le venía por su parte, hacia ella, lo hacía con retraso, cuando ya no habían opciones para nada, sólo esperaba enterarse de más detalles en esa mañana del viernes, compensar un poco. Y que la compañía del desconocido con el que estaba hablando fuese suficiente.
Yo llegaré a Dacijaj mañana jueves, ¿Cuándo podremos volver a hablar para concretar la llegada juntos a la mansión del señor Misimovic?- Por un segundo sintió el latigazo de que había hecho el tonto, había rechazado la ayuda de su padre, que era su incondicional, por la de un desconocido del que no sabía ni donde se encontraba.
Se iba a presentar con un hombre al que aquel asunto le daba igual ante la que era, en mayor o menor grado, parte de su familia política, unas personas que, o no sabían nada de su existencia, lo cual no era especialmente agradable de pensar, o les daba igual y no se habían molestado en ponerse en contacto con ella, igual de incómodo pero por diferentes motivos.
Un encuentro tan frío como las inclemencias del tiempo que la rodeaba. Intentó convencerse de que quizá era mejor así, su madre habría estado nerviosa y la pondría atacada a ella, por mucho que su padre ejerciese de intermediario. De la manera existente ella no tenía que calmar a nadie, ni preocuparse por nadie, pero claro, a cambio nadie la apoyaría.
Por supuesto le había dejado claro que no pensaba firmar nada.
No sé con seguridad cuando partirá mi vuelo, pero le aseguro que estaré allí antes del viernes a las ocho de la mañana no podia comprometerse más, tenía aún asuntos que resolver, y todo esto le había trastocado sus planes, pero como no era él quien mandaba, poco podía hacer aunque siquiere puede llamarme mañana a ultima hora, y podré concretarle algo más tras decir esto, le dio el número que la joven solicitaba, y se apresuró a colgar, pues su avión estaba a punto de despegar.
Senka quedó de nuevo amparada en el silencio que la rodeaba, poco habitual en aquella casa, pero resultaba en cierta manera apropiado para la tediosa tarea que se disponía a acometer. Y lo hizo con entereza, pero no consiguió grandes avances al respecto, todo parecía igual de aburrido, y las únicas cosas que lograba sacar en claro eran las aparentemente evidentes.
Había sido convocada a la lectura de un testamento, de la cual era beneficiaria, el lugar y la hora también estaban claros, así como el nombre del fallecido, Zvezdan Misimovic.
Sobre ella no había ningún dato concreto, sólo aparecía su nombre para indicar que era la persona a la que iban dirigidos los documentos.
Tampoco se hacía mención sobre las propiedades o cosas que podía heredar, aparte de la carta personal, ni del resto de posibles herederos.
Todo parecía en orden para una lectora inexperta en estos temas.
Por mucho más que intentó, el sueño se fue apoderando de ella de manera lenta pero inexorable, el día había sido duro, sobre todo en el apartado mental, y el esfuerzo terminó pasando factura a la chica, que cedió a las peticiones de su cuerpo.
Tirada: 1d20(+10)
Motivo: Derecho
Dificultad: 12-
Resultado: 13(+10)=23 (Fracaso)