La mujer parece conforme y con movimientos expertos extiende una sábana limpia encima de la camilla... entonces, antes de que saques a tu pokemon de la pokeball te tiende una bolsita con una especie de pequeñitas escamas rojizas, y una pequeña regadera azul...
- Ten, échale esto a la comida de bellsprout y échales un poco de agua... se disuelven enseguida... es un reconstituyente para pokemon plantas, es un poco caro, pero suele venirles muy bien, si quieres luego te digo dónde puedes conseguirlo...
Cuando lo aceptas, te sonríe, y espera pacientemente a la llegada de su plumoso paciente... por fin, aparece pidgey en medio de la habitación con aire un poco desorientado...
Enseguida se hace composición de lugar, y observa con un brillante ojo a la mujer que le sonríe desde las alturas... se yergue orgulloso, procurando esconder lo maltrecho que está, por si la situación lo requiriese, aunque no parece en absoluto agresivo...
Kesava se agacha despacio y se presenta al pájaro, con voz calmada y tranquilizadora...
- Hola joven pidgey, mi nombre es Kesava y soy enfermera pokemon. Tu entrenadora te ha traído para que pueda sanarte y aliviarte tras el duro combate, ¿me permites?...
Y con suavidad extiende las manos hasta el pokemon con la clara intención de ayudarle a izarse del suelo...
Ves como el pidgey la escucha atentamente mientras se presenta, y con una educada inclinación de su cabeza, acepta la ayuda que le ofrece, acomodándose como puede a su mano derecha, mientras con la izquierda permite que le sujete el cuerpo con firmeza. En un segundo está colocado sobre la camilla de la sala, y con suavidad Kesava comienza a examinarlo...
Primero le revisa cuidadosamente el pico y los ojos, encontrándolos en buen estado, también mueve un dedo en distintas direcciones haciendo que el pokemon lo siga con la mirada, y parece satisfecha con el resultado. Palpa su cabecita buscando puntos dolorosos sin parecer preocupada por los hallazgos...
Entonces empieza a bajar, palpando el cuello, compruebas cómo le toma el pulso y procuras recordar el punto del cuello donde lo busca, y controla la respiración del pokemon, al que aún se nota algo fatigado, pero parece que el descanso en la pokeball le ha sentado bien...
Mientras va relatando con voz pausada todo lo que hace y lo que está buscando...
- Los ojos están bien, no hay derrame ni cambios de color extraño, y las pupilas tienen el mismo tamaño... no se le nota confuso ni parece tener traumatismo cerebral, parece estar bien orientado, atiende órdenes y reacciona bien... el pico y la lengua tampoco parecen haber sufrido daños... tiene buen pulso, y aunque se le nota algo fatigado, es lo normal después de un combate...
Toma un fonendoscopio, que utiliza para auscultarle el pecho...
- No hay ruidos respiratorios anormales, los pulmones están limpios... y los ruidos cardiacos siguen siendo normales...
Se retira el fonendo de los oídos y te lo tiende, invitándote a acercarte...
- Ven y prueba... verás cómo el aire entra y sale de los pulmones sin esfuerzo, sin oirse silbidos o crepitaciones... eso es que las vías aéreas no están inflamadas ni hay líquido...
Después que de compruebes sus palabras continúa la exploración...
Revisa ambas patas, de una en una, comprobando la movilidad de cada dedo, y el estado de las uñas. Ves cómo recorta una de ellas que parece algo rota, con una tijerita. Todo parece en orden.
Luego le palpa con cuidado el pecho y el vientre, y el pokemon da un par de respingos involuntarios al localizar un par de zonas más doloridas, se nota que los placajes le han pasado factura... sin embargo no se aparta, sino que mantiene la postura y se deja explorar estoicamente...
Kesava se detiene para alcanzar un pequeño frasquito de una estantería, y vierte en sus dedos unas gotas de un líquido transparente, que huele muy bien... ¿a flores quizás? ¿a frutos?...
Con un masaje suave y continuado lo extiende sobre las zonas más doloridas hasta que compruebas que es rápidamente absorbido por la piel del pokemon... ves como pidgey contempla por el rabillo del ojo con gesto preocupado las plumas de la zona, sin embargo están limpias y secas, no parece haber dejado residuos grasos en ellas...
Después le pide con educación al pokemon que extienda un ala... éste lo hace y la mantiene extendida en alto para que pueda trabajar cómodamente... la mujer recorre con las puntas de los dedos toda la extensión del ala, pluma por pluma, lentamente... mientras lo hace, descubres como va localizando las plumas torcidas o rotas, sobre todo aquellas a las que pidgey no llega con facilidad, y como con seguridad y mucho cuidado las recoloca... un par de veces advierte a pidgey que ha de arrancar un par de plumas que están rotas y deben retirarse... el pájaro asiente asumiéndolo muy tranquilo, él mismo se arranca a veces alguna pluma estropeada y molesta...
Te acercas para ver cómo lo hace, y compruebas cómo coloca los dedos para minimizar el dolor al dar el tirón que arranca la pluma demasiado dañada... y tu valiente pidgey lo aguanta sin inmutarse...
Entonces pasa a la siguiente ala... a pidgey parece costarle más mantenerla en alto, y Kesava repite la operación de masajear con el líquido perfumado la articulación del ala... mientras asegura al pokemon que no hace falta que la levante tanto, que prefiere que la mantenga más baja y no fuerce la zona... entonces continúa la misma operación de cribado de plumas que en el ala anterior...
Por fin, pasa a la cola, que revisa también pluma por pluma, aquí no parece haber demasiados desperfectos. Por fin, la mujer parece terminar el escrutinio y se gira hacia tí para dar su diagnóstico...
- Buenas noticias, este pajarito está bastante magullado, pero todos los daños parecen superficiales, por lo que pronto estará recuperado. El líquido que le he administrado es analgésico y antiinflamatorio, por lo que pronto se encontrará bastante mejor. Este pequeño es muy resistente, ciertamente, y además ha sido un placer tratarle, por lo bien que se ha portado todo el tiempo. Con un poco más de descanso estará como nuevo...
Ves como el pidgey aprecia el cumplido, con una actitud que parece querer decir: "por supuesto"...
Kesava sonríe y de un armarito saca una bolsita con lo que parece pienso pokemon... le da un puñadito a pidgey, y te confirma, que también es un pienso especial, como el que le ha dado a Bellsprout.
- Estos piensos y reconstituyentes son caros, y no se consiguen tan fácil, pero gracias a nuestros vecinos Ryuga los consigo con facilidad y más baratos, por eso nunca me faltan...
Entonces mira a Bellsprout y añade...
- Bueno pequeña, creo que es tu turno...
Artista: http://french-teapot.deviantart.com/art/Simple-Pidgey-40333696
Observo con gran atención todo cuanto Kesava hace. Sus manos se mueven con gran habilidad y soltura, no dejan un ápice de la piel de Pidgey sin inspección. Al haber crecido en la naturaleza, y no criado desde huevo, parece que el cuerpo de Pidgey ha aprendido a adaptarse bien a las heridas y que incluso sabe como tratarse a si mismo.
Uso aquél instrumento para oír el latido de Pidgey. Nunca antes había oído el latido de un pokemon tan pequeño, aunque si había oído el poderoso y fuerte latido de los Tauros de casa. A diferencia de ellos el de Pidgey era un latido más rápido aunque de menor intensidad. El de los Tauros casi conseguían lanzarte al suelo con sus fuertes palpitadas.
Tratando de mostrarme lo más profesional posible, asentí hacia Kesava, haciéndole saber que había conseguido escuchar los latidos y que los encontraba, ciertamente, adecuados. No había aritmias, ni sonidos extraños. Tampoco parecía tener nada obstruido.
Me llamó mucho la atención como siempre trataba a Pidgey haciéndole partícipe de la curación y del tratamiento, pidiéndole permiso antes de tratarlo para hacerle saber de que iba a sanarlo y no causarle daño. Aquello era muy importante.
Cogí una de las alas desechadas por Kesava y la guardé en mi bolsa como recuerdo de aquél momento, para recordar como debía tratar a un pokemon adecuadamente y como debía tener en cuenta hasta el último detalle del mismo. No pensaba ser una sanadora pokemon, pero el básico en tratamiento de pokemon debía ser fundamental.
Llegaba el turno de Bell así que la sostuve entre mis manos para poder llamar su atención. Ahora es tu turno, Bell, esta señorita quiere ayudarte y que vuelvas a estar en forma, con energía y lista para aprender conmigo. Le dejarás? Has visto como ha tratado de bien a Pidgey, no te hará nada de daño. Finalice sonriendo al pequeño pokemon bulboso. Pero mientras se lo dejaba a Kesava, tenía que hacerle una petición a ella.
Señorita Kesava. Dije con la dulzura y tranquilidad innata en mi. Podría permanecer un tiempo con usted y aprender a tratar pokemon?
- Ven pequeña- le dice a tu pokemon mientras la coloca con suavidad sobre la camilla y acerca un poco más la luz...
Entonces se detiene y te mira con expresión un tanto sorprendida...
- Oh vaya... es realmente halagador que quieras estudiar conmigo... pero, no sé... no me parecería justo, la verdad...
Ves que parece un tanto compungida, pero sus palabras son sinceras...
- Podría enseñarte algunas cosas, claro... y seguro que me encantaría... pero en verdad mis conocimientos son limitados, y el material del que disfruto también... además... no dispongo del tiempo para darte una educación en condiciones... lo siento tanto...
Te mira azorada, disculpándose...
- Tengo un niño pequeño... lo que me roba mucho tiempo... y ya le enseño de forma un tanto intermitente algunas cosas a una vecinita que tenemos, me ayuda en su tiempo libre con algunos pokemon... dos aprendices sería un poco complicado... y tú eres entrenadora pokemon, y te mereces algo mejor... yo no soy profesora, en realidad no sé si sabré explicarte las cosas adecuadamente...
Ves en su expresión que lucha con varios sentimientos encontrados...
- No sé cariño... no soy la mejor opción para tí si te interesan estas cosas... yo te aconsejaría acudir a los cursillos básicos de Ciudad Amatista, los imparten profesionales... pero bueno, si estás segura de que prefieres aprender aquí lo poco que pueda enseñarte... tampoco voy a rechazarte... te ayudaré a buscar alojamiento barato, ya que no tengo espacio en mi casa para acogerte... y te enseñaré lo que pueda... y lo que recuerde...
Por fin, te dedica una sonrisa tímida, y con un suspiro nervioso se vuelve hacia Bellsprout que os ha estado escuchando pacientemente, mientras te dice...
- Es tu decisión jovencita, piénsalo bien y me contestas cuando termine con esta plantita...
Tras la insegura respuesta de la mujer, el silencio se reacomoda de nuevo en la habitación, roto sólo por el sonido de unos guantes siendo ajustados en las manos femeninas... entonces Kesava se agacha en una esquina de la habitación y toma una pequeña maceta de cerámica. Te acercas con cuidado de no molestarla, para observar mejor lo que está haciendo mientras le das vueltas a tu dilema, y ves como de varios saquitos de tierras de distintos colores, toma distintas cantidades de cada una, y las mezcla con cuidado en la maceta. Entonces, se sacude las manos, y anima a Bellsprout a acercársele.
- Ven bonita, voy a revisarte esas raicillas, que seguro que las tienes muy cansadas y magulladas...
Con cuidado le revisa una a una las marrones "patitas" de Bells... así, con una mirada más atenta y fijándote en los lugares donde la mujer se detiene, puedes observar como unas pequeñas rozaduras en algunas zonas, incluso cómo las puntas más finas están algo enroscadas y resecas... pero es tan tenue que has de fijarte bastante para darte cuenta...
Tras comprobar que no hay ningún daño importante, Kesava unta las raíces de Bells con unos polvos azulados, y después la coloca sobre la maceta...
- Aquí tienes pequeña, entierra tus raíces en esta maceta, te va a sentar genial, confía en mí...
La pokemon acepta sin rechistar, y hunde poco a poco sus pies en la tierra preparada... Kesava echa un poco más por encima para ayudarla... y riega un poco la mezcla de forma uniforme...
Enseguida ves como Bellsprout se relaja y enrolla y desenrolla las hojitas un par de veces con fruición... parece disfrutar con el momento...
Entonces la mujer coloca la maceta bajo la luz directa de la lámpara, y comienza a inspeccionar las partes aéreas de la pokemon... toda la superficie de las hojitas, y sobre todo los bordes... ves cómo se detiene unos largos momentos en una de sus hojas, un poco caída, quizá algo rasgada... y se queda pensativa durante unos momentos... al fin continúa la inspección sin hacer nada especial por ella...
Llega a la cabecita bulbosa de tu amiguita... donde en un par de puntos aplica el mismo reconstituyente parecido a aceite que le aplicó a pidgey... y en un ligero arañazo, una especie de pasta de un ligero tono verdoso que parece escocerle un poco a tu pokemon, por el respingo involuntario que da al sentirla... por un segundo mira con un deje de desconfianza a Kesava, pero se deja hacer sin quejarse...
Además, con una pequeña linternita que saca del bolsillo de la bata, le mira el interior de la boquita a bellsprout, el único momento en el que puedes ver claramente que la pokemon se siente un poco incómoda con la inspección, aunque enseguida se termina...
Por fin, da su veredicto...
- Muy bien... esta chica pronto estará en plena forma... las raíces estaban un poco magulladas, lo que es normal en este tipo de pokemon... el mantenerlas tanto tiempo fuera de la tierra, hace que se resequen con relativa facilidad, y las rozaduras son comunes, pero en principio no suelen revestir mucho peligro... y con un poco de descanso bajo tierra y buena hidratación están como nuevas...
Señala la hojita que ha dejado sin tratar...
- Esta hojita es otra cosa... está un poco desgarrada... pero no es mucho, por lo que intentar sujetarla no me parece necesario... y retirarla creo que tampoco es conveniente... si evita moverla o utilizarla mucho, enseguida se reparará ella sola... a veces es mejor dejarlos descansar y permitirles sanar a ellos mismos... los pokemon tienen una capacidad de recuperación pasmosa, la verdad...
Por fin señala la cabecita...
- Tiene un par de contusiones sin importancia, y un pequeño rasguño aquí, que le he curado con una pasta desinfectante natural, que escuece un poco al principio, pero que nos asegura que no se vaya a infectar, aunque no creo que lo hiciera...
Sonríe a Bellsprout que de nuevo se ha relajado visiblemente y se acomoda dentro de la maceta... parece somonolienta... puedes ver como sus hojitas se extienden con suavidad, acaparando toda la luz y el calor que le transmite la lámpara sobre ella...
- Si te parece, vamos a dejarla descansar unos minutos... estos pokemon tipo planta necesitan un ratito de descanso bien anclados en la tierra, y a poder ser al solecito... los resultados son estupendos...
Con cuidado de no hacer ruido para no molestar a su paciente, que parece haberse sumido en un sueñecito reparador, salís de la habitación, y te guía hacia la cocina de la casita, donde se sienta ante una mesa con un mantel de flores... y con una voz nerviosa te pregunta...
- Y bien... ¿sabes ya lo que te gustaría hacer?... no tienes por qué decidirte aún, tómate tiempo para pensarlo si quieres... voy a preparar un té, ¿te apetece?... oh, por cierto... también has de saber que estos días nos está visitando el famoso profesor Oak, ¿lo sabías?... está en casa de los Ryuga... no dejes de visitarle, puede darte sabios consejos...
Observaba y meditaba, meditaba y observaba. No podía hacerla cargo de mis necesidades, ya que estar aprendiendo con ella le obligaba a mantenerme y cuidar de mis cosas, y ya tenía otro aprendiz, así que tal vez no era la idea acertada. Ella sabía tratar las heridas de los pokemon, si, pero eran tratamientos básicos que seguramente en una escuela también aprendería en los inicios. Lo que necesitaba era lo básico para poder tratar a mis propios pokemon, y los que encontraba, mientras llegaba a una escuela de ese tipo. Cuando llegamos a la mesa de la cocina, ya prácticamente me había decidido.
Mis manos aferraron la taza de té, y tomé un ligero sorbo. Estaba aun caliente, pero se sentía suave en la garganta bajando. Ya he aprendido algunas cosas observándote Kesava. He visto que tengo que prestar atención a cada detalle del pokemon, y no solo en los lugares que parezcan más heridos, pues siempre puede haber heridas desconocidas que no hayan dejado marca. Me gustaría poder quedarme, pero debería marchar y seguir mi formación, tal vez en el camino se aprenda mucho más, pues recién acabo de salir de casa. Si pudieras, tal vez, podrías dejarme algunas anotaciones, o algún libro que me sirva para ir aprendiendo más cosas.
Kesava parece algo aliviada por tu decisión, aunque no sabrías decirlo con seguridad. Sin embargo, estás segura de que si hubieses insistido te hubiera aceptado como aprendiza. Pero quizás mejor así... quién sabe...
- Me parece acertada tu elección, jovencita.... y veamos... creo que es petición sí que puedo solucionarla sin mucho inconveniente...
Se levanta de la mesa y sale de la habitación un instante, para volver con un delgado librito de tapas blancas y verdes.
- Aquí está.... este librito te enseña a tomarles las constantes y auscultar de forma general a diversos tipos de pokemon... no a todos claro, ya que algunos pokemon son muy especiales... pero al menos los más comunes sí los tiene...
Abre el libro por el indice y te explica...
- ¿Ves?... en este capítulo te explica cómo tomarles el pulso, en qué caracterísiticas has de fijarte y los lugares en los que lo debes buscar en los distintos pokemon... este otro capítulo es para la respiración.... los ruidos y sus significados, y la frecuencia respiratoria normal en ellos... y todo así...
Te pasa el libro para que le eches una ojeada...
- Como ves, es pequeño y muy general... sólo te servirá para algunos pokemon similares anatómicamente... hay tantos pokemon y tan distintos, que cada uno es un mundo... pero al menos te servirá de introducción a estas cosas... que ya es bastante por el momento... ¿qué te parece?...
Te sonríe contenta de haberte podido complacer al menos en esto...
Ojeo el índice del libro después de que me lo haya dejado Kesava, y luego la miro agradeciéndole el libro. Gracias, señora Kesava. Seguro que me vendrá bien el libro.
Las cosas no parecían muy moviditas por la zona, así que decidí salir a explorar la ciudad, ver si tal vez podría ver al profesor antes que se fuera, y así se lo hice saber a la mujer. Me gustaría poder dormir hoy aquí, si no es molestia. Es mejor que Bells y Pidgey duerman hoy en un lugar cubierto mientras se recuperan. Ya mañana partiré. Te importa que salga y conozca la ciudad antes de la noche??