Eyron observa a la pelirroja con atención y decide que no representa ningún peligro o amenaza. Además, eso le serviría como distracción para la aburrida tarde, por lo que la deja pasar.
Adelante, señorita, el teléfono está por aquí.
La acompaña y la lleva hasta el teléfono para que pueda llamar.
De repente el joven escucha la voz de la pelirroja en su cabeza. Esto le sorprende y se detiene unos instantes mientras trata de asimilar lo que ha pasado.
¿Decías algo?
Le dice mientras su mente trabaja a mil por hora tratando de asimilar la única respuesta posible que se le ofrece a este enigma: la chica era telépata. O sencillamente había sufrido una alucinación auditiva, pero descartaba esto último. De todas formas decidió hacer una prueba. Ella era guapa, por lo que por unos instantes la imaginó en bikini y como ella comenzaba a quitarselo. Si era telépata reaccionaria ante este hecho o simplemente podía ignorarlo, pero de todas formas no era una mala prueba.
Que demonios, la chica es una belleza.
Telépata, lo sabía...
Eyron adopta un aire de resignación con un leve hastío escapando por su boca a través de un suspiro,
Sabía que funcionaría. Disculpa si te ha molestado, tan sólo era una forma de corroborar tus capacidades. Cuando vienes de una familía de militares acabas por ser ligeramente suspicaz.
Las últimas palabras las enfatiza suavemente, mientras que el termino militar lo suelta de golpe, como si le desagradara. Finalmente cambia su postura y se relaja.
Bien, tu dirás que quieres de mí.
Se dirige unos instantes a la cocina y vuelve con un vaso de agua que entrega a Adrianne. A continuación se sienta y trata de asimilar lo que ella le está revelando.
¿Quieres decir que yo también soy un mutante?
Eyron comienza a reir por lo bajo y su risa va creciendo hasta que se convierte en una sonora carcajada. Cuando finalmente para de reir, mira a la joven con cara divertida.
La verdad es que me lo veía venir. Lo gracioso será cuando Mr. Disciplina Militar, mi padre, se entere. Seguro que le da algo, tan obsesivo que es de la disciplina, el orgullo patrio, y todas esas tonterías. Bueno, que le den al viejo, ya me ha amargado bastante con todo el entrenamiento y preparación militar.
Eyron se comporta como si se hubiera quitado un peso de encima, aunque sabe la pesada carga que le ha correspondido. Sin embargo, su cinismo habitual queda tapado por la sorpresa de la revelación.
Bien, ¿cuando nos vamos?
Eyron se encoge de hombros y sube a su habitación. Prepara un petate militar con varias mudas de ropa, calzado de repuesto y útiles de aseo, todo bien organizado y doblado. Una vez que comprueba que cuenta con el equipaje indispensable, escribe un par de notas: una para su hermana Kivara lamentandose el tener que irse con tanta prisa y sin poder despedirse de ella, la otra para su padre, un tanto más amarga y directa. Deja las notas en las habitaciones de su padre y su hermana y sale de la casa.
Se acerca al coche con el petate, abre el maletero y lo deja en su interior. A continuación se sube y le dice a Adrianne:
Bueno, pelirroja, ya podemos partir. Estoy listo.
Eyron ladrá sonoramente un:
Profesora, sí, profesora.
Pero cuando ella le mira ve que en realidad está sonriendo. Parece como si por primera vez en su vida fuera realmente feliz.
Gracias por la oportunidad que me ofreces Adrianne. La verdad es que me parece que estoy soñando, pero bueno, debo aceptar que esto es real, pero a mi naturaleza cínica le cuesta admitirlo.
Sonríe y mira unos instantes el paisaje. Luego vuelve a mirar a la joven.
Si me permites decirlo, eres realmente guapa, Adrianne. Pero bueno, pasemos a cosas más serias. Me gustaría que me hablaras un poco más sobre esa escuela a la que me llevas. ¿Cuales son sus orígenes y motivaciones? Y por supuesto lo más fundamental es cual es el fin último de reunir allí a jovenes mutantes. ¿Nos quieren preparar para ser soldados de una nueva utopía? ¿O acaso se espera de nosotros que seamos los nuevos diplomáticos destinados para crear una nueva era? Disculpa mi suspicacia pero me gustaría estar preparado para saber a que me enfrento.
Eyron escucha atentamente las palabras de la chica mientras les da vueltas en la cabeza.
Bien, explícame como es vuestro programa de estudios. Es algo que me interesaría conocer.
Eyron escucha atentamente sus palabras.
Interesante. En mi caso, más que una educación formal he tenido un entrenamiento militar. Mi padre se obsesionó con que debía seguir la larga tradición familiar de generales y comandantes y le faltó tiempo para ingresarme en una academia militar. Aunque estoy totalmente dispuesto a ampliar mi formación académica.
Sonríe unos instantes.
Estaría bien eso. Quiero quitarme de encima tanta instrucción militar y tener un cambio de aires. Al próximo que me ponga a montar y desmontar una Glock sería capaz de pegarle un tiro. Por manías de mi padre, he recibido un severo entrenamiento con armas cortas.