Partida Rol por web

Sonreiría al escucharle pavonearse orgullosa de sus habilidades, las arpías son cazadoras natas y la verdad si no tuviera a Gulaj a su lado sin duda no intentaría pelear con una si no fuera su última opción. Que bueno que te es de utilidad, tienes unas alas muy magníficas, se nota que eres de el grupo de nuestro bosque. Diría al ver como las extiendes dando a lucir tu encantador plumaje blanco con dejes dorados reflectantes de la luz de la luna como una Ángel pero sin duda... mucho más peligrosa.

Se ruborizaría ligeramente por el pícaro cumplido de la observación de la Arpía y miraría ligeramente a otro lado para luego escuchar la pregunta que está le hace sobre su forma de tratar a sus sin duda alguna futura presas y solo puede sonreír ante eso. Te sorprendería lo que duran vivos sin la piel esas bestias y lo resistente que puede llegar a ser si las usamos de tiras para ahorcarlos... Sonreiría pero con un deje en su voz, no de placer sino de un sombrío tono, pues aunque es humano no se siente identificado con ellos y si alguna vez hubo una oportunidad del acto, se desvaneció ante la crueldad que estos pueden llegar a mostrar.

Qué tal si les quitamos la piel de los brazos y las piernas y los echamos a un pozo bañados en miel? Sonreiría ante la idea pues es un método que usaban para aquellos que atacaban a la tribu de las Lamias. La mezcla de la sangre y la miel atraerán a las hormigas y a los insectos venenosos, luego solo será cuestión de tiempo y podrán lamentarse y pedir piedad mientras aún están con vida. Puede quebparezca cruel, puede que parezca algo que haría un villano. Pero nadie dijo que fueran héroes, solo buscan venganza y apagar la llama del odio que hay en su corazón. Claro que nunca haría tal cosa con un ser inocente pues tiene claro que no todos los humanos son iguales sin embargo sabe que hay muchos malos y pocos bueno.

Seguro te resultó largo el vuelo siguiendo nos por el bosque. Sacaría de su mochila una pierna asada de cerdo envuelto en grandes hojas para que se conservara y la verdad son tres salvajes educados ya que no se criaron precisamente en una ciudad así que toma su daga y corta un gran pedazo para su compañera Gulaj y otro para la la Arpía ofreciéndole y esperando que acepte. Disculpa que no te ofreciera antes solo no supe si habías comido.

Diría para el luego de lo que ella hiciera también comer mientras escucha los sonidos del lugar atento a lo que pudiera suceder.