Partida Rol por web

-¿Qué?¿Qué he dicho ahora?- respondió a la mirada acusadora de Tarien.
-Oh, vaya si... Había olvidado “nuestras normas”. Anda puedes ir a hablar y jugar con él.- Dijo como quién da permiso, mientras más bien, y aún comprensiblemente confuso, pensaba: ¿pero es que nadie va a explicarme que pasa aquí?.

 El joven, sin hacer demasiado caso del joven descarado, se sube a la grupa del corcel sin brida que está junto a él, grácil.

 - Bien, ahora en serio, si os daís prista, y no os asaltan de nuevo esos amigos que os hicieron eso.- Dice señalando las heridas que muestran vuestros cuerpos.- Tal vez lleguéis a Lunil a media noche.

 Acaricia de forma distraida el cuerpo del magnífico equino.

 - Lamento no acompañaros, pero tengo que cumplir con mi deber y llegar a Lunil en breve para hablar con Lord Rocafreda.

- Entonces quizas nos veamos allí, y os podré pagar la deuda que tenemos con vos. Os debo la vida de mi hermano y seguro que la mia también. Gracias por sanarlo en un momento tan crucial.

Dirijo una mirada cargada de reproche a mi hermano, que ni viendo sus tripas sanadas "milagrosamente" es capaz de decir gracias o cualquier otra cosa antes que un insulto- Ya hablaré contigo... pero más tarde.

- Seguiremos nuestro camino e intentaremos no tropezar de nuevo con dichos truhanes. Que los dioses os sean propicios en vuestra misión.
Está visto que tenemos que seguir nuestro camino, pero antes busco a Karan, esperando que no se haya alejado mucho de la refriega.

 Ante las palabras del joven paladín del caballero rojo el tal Nikolau asiente.

 - Eso espero, tal vez coincidamos en la Posada del Norte, por lo menos para comer, ya que hospedarse será más complejo, estos días se celebra la feria de verano y cuando eso sucede todas las habitaciónes de la posada están tomadas. En fin, ya he perdido demasiado tiempo.- Haciendo dar media vuelta a Perse con el cambio de lugar de su peso, guiando con las rodillas, el joven se encara hacia Lunil.- Suerte que vuestros dioses os sean benignos. Adiós.

 Sin más dilación el joven emprende un trote montado en su montura.

 - Yyyhhhaaaa!

  Y sin más tanto el jinete como su montura se pierden por el camino en dirección al pueblo, con el retumbar de los cascos en el camino.

Una vez se pierde el extraño, después de ese reproche, el desorientado hermano pequeño mira a Tarien, y repite, levantando las manos y encogiendose de hombros: -¿Qué?¿Qué es lo que he hecho?- Mientras su hermano observa el jinete en la lejanía, sin hacerle caso, Ulrien se rasca la cabeza y  murmura un último: -Jo, que susceptibles que son todos.- Dice pateando una piedra que va parar en unos matorrales. Un segundo después sale de allí una ardilla corriendo, gimiendo de dolor. El malherido roedor se le sube por el cuerpo y le muerde en la nariz antes de perderse también entre la espesura.

 Los jóvenes Falx están allí en el camino, con los cuerpos heridos y con la sensación de fatiga fruto de los momentos vividos durante la escaramuza, en la que Ulrien por poco no pierde su vida. Antes de proseguir el camino buscan a Katan, al que encuentran pasado media hora, pastando medio receloso en estas tierras estrañas. Pero unas pocas palabras susurradas por Tarien calman al noble animal.

 Así es como los hermanos emprenden finalmente el último tramo hacia Lunil, con los ojos bien atentos por si los truhanes aparecieran de nuevo, con el anochecer echándoseles encima.

De hecho estamos cansados, pero sobretodo heridos y descansar en una buena cama seria de lo mejor, aunqe ello nos lleve a viajar un rato más de noche. Tarien espera que los bandidos buenos sean de los de descansar por la noche y llegar tranquilos. Pero si Ulrien no se encuentra en condiciones de viajar parariamos.
Dejo a Ulrien montar en Karan, pues es el que peores heridas tiene y no le conviene caminar... yo me he conformado con arrancarme mi flecha del pecho.. sin magia ni anestesia...
A lo largo del camino le comento como ha ido el desenlace del combate que se ha perdido, de cómo Nikolau ha invocado el poder curador de la madre naturaleza para cerrar sus heridas... - Sin duda algún druida, tenias que ver como se cerraban las heridas y las flechas salian solas...

Aún ir despacio para no forzar las heridas intento estar ojo avizor del camino, no sea que salga otro asaltacaminos.

 Los hermanos se prepararon para proseguir el camino, pero el dar con el corcel les había llevado bastante tiempo y Ulrien, quien por poco había estado a punto de no poderlo contar, estaba muy debilitado. A pesar de sus deseos, Tarien accede a las peticiones de su querido hermano para descansar a la vera del camino, a unos poco metros de este, al medio abrigo de unos escuálidos matorrales. A él tampoco le disgustó la idea, pues estaba debilitado por las numerosas heridas, la del pecho le dolía especialmente.

 Decidieron descansar para tomar aliento, pero finalmente el cansanció y la dura experiencia que habían tenido por poco no acaba con ellos, así que cayeron rendidos en un profundo sueño reparador. Grande es la sorpresa cuando lo que les despierta, en lugar de una sucia hoja de acero en la garganta, son los alegres trinos de las aves. Las tierras de Rocafreda son un lugar de gran vida, a pesa de que al parecer una década atrás había sido un lugar que se explotó abusibamente, cortando cerca de dos terceras partes de la masa forestal de la región, esta parecía rebrotar con fuerza. No sería del todo estraño pues según comprobó Tarien en sus viajes la adoración a Madre, el nombre por el que conocen a Khauntea, es grande y a parte por lo que podisteís comprobar, también hay devotos con ciertos recursos como Nikolau.

 Tras desperezarse y satisfacer sus necesidades los hermanos rremprendieron el camino hacia Lunil...