_Oye amigo, por favor no vuelvas a llamarla perra, ¿quieres?
La voz de Nacho no sonaba amenazante ni enojada, sino que sonaba calma pero firme. Parecía que era un pedido genuino de algo que no quería que se repitiera.
_Gracias, doctora. ¿El vómito rojo se trata también con antibióticos o han visto alguna otra manera de tratarlo?
Luego escuchó a Gonzalo, a quien asintió en silencio.
_Gonzalo tiene razón. Si queremos aprovechar para traer cosas convendría utilizar dos coches. Además están estos amigos nuestros. Los dejamos por la urgencia de traer a Alina y a Tyler, pero no quiero que pasen una noche más allá afuera si es que aún están allá afuera... -concluyó con un dejo de tristeza ante la idea de que no pudieran sobrevivir a la noche-.
Luego se dirigió a Lope nuevamente.
_Todos tenemos olor, o nuestras ropas. ¿Hay algún olor particular que les llame más la atención, de lo que tú sabes?
Entonces abrió la charla al resto pero empezando por Laura.
_Laura, no me opondría a que salgas a correr, pero aguarda a lo que quiero decir, antes de decidirlo -allí sí se dirigió a los anfitriones principalmente-. Nosotros conocemos algunas cosas de estos vampiros, y ustedes conocen otras, datos aportados por este Juan Nadie principalmente, por lo que entendí. ¿Les parece si ponemos nuestros conocimientos en común? Por ejemplo, en referencia a olores, sabemos que donde están los vampiros se huele a menta rancia. Si olemos menta rancia debemos huir o luchar. De hecho pensé que Lope estaba chequeando eso. ¿Estamos de acuerdo en compartir este tipo de información?
- "Juan Nadie"- Repitió y contrajo los labios con fuerza, asintiendo con la cabeza. Clavó los ojos en Tala por un segundo y volvió a desviar la mirada; y barrió por el rostro de los presentes, aún asintiendo con la cabeza mientras soltaba una retahila de improperios a sus adentros.
Lope levantó las manos y dio un paso hacia atrás antes de cruzarse nuevamente de brazos. Los "forasteros" parecían estar muy unidos entre ellos; y él había cometido el error de meterse en el medio de ése grupete. Lo había olvidado, pero se parecen pensaba; todos los grupos que buscan sobrevivir se parecen.
No había más que decir por su parte.
Salir a correr de noche buscando los límites de la zona es una bonita y original forma de irse al barro... Levantó las palmas hacia arriba mientras ponía una cara un punto más seria Mirar... no sé quiénes sois, de dónde venís o qué podéis querer. Os hemos acogido porque traíais a Alina y ahora nos podemos ayudar mutuamente.
Bajó las manos y caminó unos pasos por la sala ordenando sus pensamientos. Tenemos una furgoneta que funciona, ahí podéis salir mañana al amanecer, seguir las indicaciones de Lope, recoger los suministros, volver aquí y antes de la hora de comer estar de vuelta en San Vicente a ver si vuestros amigos siguen allí.
La Doctora se gira hacia Laura con la sorpresa en la cara como si no esperara una pregunta inteligente por parte de ella. El primer día vinieron cuatro, no cinco, personas. Salvamos a una porque tenía una herida en la pierna y le pusimos todo lo que teníamos en la enfermería. El segundo día llegaron tres y no se salvó ninguno. El tercero llegó uno y pudimos salvarlo. No recuerdo quién fue quien se dio cuenta. Pero ahora vuestro amigo necesita cosas que no tenemos aquí para salvarse.
_Muy bien Tala, eso haremos. ¿Respecto a mi propuesta... qué dices? Nos sería útil cualquier información sobre qué podemos encontrarnos allá. ¿Y Doctora, qué es exactamente lo que tenemos que traer? Antibióticos imagino, ¿y qué más es prioritario?
Miró a Tala con algo de escepticismo. - Si no sabéis hasta dónde llega la zona segura, quizá la idea de Laura no sea tan mala. En algún momento habrá que saberlo, es información necesaria... Porque cuando se corra la voz de un lugar seguro empezará a llegar la gente, y si hay que acomodarles necesitamos saber hasta dónde es seguro construir un asentamiento. - Observó a la deportista con un poco de preocupación. - Pero ten cuidado. Si el límite no es visible, y lo sobrepasas... Uno de esos bichos podría atraparte en cualquier momento.
La opción que les proponían no era idónea. Por cómo se había comportado Pepe en la isla, pensar que aguantaría la noche dentro de la casa sin salir a buscarles ya era casi una quimera, aunque cuidar de Gregorio y Cristina aquella noche podría hacer que se lo pensara un poco. Pero que se quedara en aquel lugar esperándoles hasta el mediodía... Era poco probable. Saldría a buscarles con la primera luz, probablemente.
Sin embargo si sólo tenían un vehículo era la única opción. Conseguir medicamentos para curar a Tyler y Alina era prioritario. Si no estaban en la casa cuando llegaran, podrían dejarles una nota para que supieran sobre el refugio seguro.
- Contad conmigo, Tala. Primero a por las medicinas, luego a por nuestros amigos. - Miró pausadamente y de forma alterna al jefe, a Lope y a la Doctora. - Muchas gracias por acogernos. Y por no abandonar a Tyler y luchar por su vida. - Se dio cuenta que aún no sabían el nombre de la mujer. - Por cierto, ¿cómo te llamas, Doctora?
Sólo les quedaba confiar en que todo saldría bien. Aquella noche rezaría por ello. Y porque pudieran encontrar la forma de superar aquella locura y sobrevivir, todos juntos. Y por Elena, y su familia. Que hubieran encontrado la forma de hacerle frente a todo aquello en Coruña. Se preguntó si alguno de sus hermanos, o sus padres, estarían ahora mismo buscando gente a la que desangrar o atravesar con garras recién estrenadas en su nuevo cuerpo de criaturas de pesadilla.
- Estoy agotado y mañana va a ser un día intenso. ¿Hay algún lugar donde podamos dormir un poco a resguardo, o algunas mantas para improvisar una acampada al aire libre? - En caso contrario otra de las prioridades mañana sería buscar una tienda de deportes para encontrar sacos de dormir térmicos y tiendas de campaña. Que el invierno en Galicia no era para tomárselo a broma. Por lo menos había dejado de llover.
Cuando Gonzalo comenzó a hablar de "correr la voz" o de "construir un asentamiento" Nacho buscó su mirada y con las palmas hacia adelante le hizo un gesto de que se detuviese, o al menos que bajara la velocidad. Tala había dicho hacía segundos que era por Alina que habían sido acogidos, y Gonzalo ya asumía que ese sería un foco de resistencia que se abriría a cualquier sobreviviente, sin siquiera preguntar si los habitantes estaban dispuestos a ello. Mejor reducir un poco su entusiasmo.
Empezaba a estar tremendamente cansada, su cuerpo ya había conseguido relajarse y ahora un sueño profundo la invadia. Le habría encantado descubrir hasta donde llegaba aquella zona segura, pero igual tenían razón y era mejor de día, creía que podía correr mas rapido qué esas cosas, pero habían seguido vivos minimizando riesgos.
No sabía muy bien si esa gente iban a aceptar que trajesen más personas, es mas, ni si quiera sabía si los aceptarían a ellos, pero claro aceptados o no, no podían dejar a los demás.
Miro a la Doctora de la misma forma en la que ella la miro ¿que se creía que era tonta? El ser doctora no le daba derecho a juzgar porque si, le molesto su gesto sin palabras.