Partida Rol por web

     La distracción de Gonzalo parecía haber despejado el camino para el grupo, realmente esos seres se guiaban por el sonido y el metal y el cristal al caer y romperse habían sido suficientemente escandalosos para dejar, heridos y cansados, a los vivos. Al menos por unos instantes ya que cuando todos salían con extremo cuidado por la puerta una de las herramientas de Artai se enganchó con una de las camillas a la que hizo girar y con el giro derribó otra de las bandejas llenas de instrumental que inmediatamente convirtió la cuidadosa salida de la sala en una huida perseguidos por los guturales sonidos de los reanimados que habían vuelto a centrar en ellos su ira.

     Las luces dejaron lugar a la oscuridad del pasillo más allá de esta zona donde todavía se conservaba algo de orden, las ratas, enormes, se veían correr más allá pero ahora huían de los supervivientes y de los seres que les perseguían y la oscuridad les esperaba con los brazos abiertos.

Cuando por fin las cosas parecían encaminarse y podrían salir de ese lugar dejando encerrados a los cieguitos otra cosa salió mal. Eso no era ya una sorpresa, mucho menos considerando el cansancio que llevaban encima. No era sorpresivo y estaban acostumbrados, sí, pero no por eso era menos terrible. Como siempre, Nacho intentó ver el lado positivo a la situación para intentar mantener la calma.

_Vamos, corramos. Ellos son lentos y el eco de nuestros pasos ayudará a despistarlos.

Pero claro, por más lentos que fueran los zombies, los compañeros debían lidiar con la oscuridad, sus heridas, cansancio y estrés. Aquello era mucho para cualquiera.

El agotamiento hacía mella, y aunque parecía que hubieran podido escapar por la treta que había mandado la atención de los vampiros a otro lado, Artai tropezó al darse la vuelta para salir volviendo a atraer a sus enemigos. En las prisas por salir, Artai y Nacho tropezaron el uno con el otro intentando pasar por la puerta, cayendo al suelo; sólo Gonzalo pudo salir fuera, donde Laura esperaba con la puerta abierta. Parecía que todo estuviera perdido.
Desesperado, el enfermero buscó en la pared el botón de incendios en la oscuridad de la sala exterior, rompiendo el cristal con el codo y desencadenando la alarma. Ojalá eso diera un momento más a sus amigos.

     Un pitido atronador retumbó en el pasillo cuando Gonzalo golpeó el pulsador dejando un rastro de sangre sobre él, las luces comenzaron a parpadear y en la puerta de seguridad que había enfrente se oyó un clic a la vez que comenzaba a deslizarse dejando ver el interior, ahí una figura que pudieron reconocer como uno de los vampiros que les habían acechado desde la isla, les miraba retorciéndose en una cama de hospital, sujeto por brazos, piernas y cabeza. Los reanimados se quedaron paralizados elevando la cabeza hacia las sirenas que desde el techo lanzaban la alarma hacia todas partes.

     Los supervivientes avanzaban a trompicones hacia el final del pasillo, sujetándose unos a otros y ayudándose a levantar cada vez que tropezaban, que fueron varias veces en un corto espacio de pasillo. Después tuvieron que subir las escaleras hasta llegar al exterior y de ahí buscar como pudieron la furgoneta donde Lope les esperaba fumando un cigarrillo que dejó caer cuando les vio llegar en un estado tan lamentable.

Nacho no había visto a Gonzalo dirigirse al pulsador y se sorprendió cuando escuchó todas esas luces y movimientos. Cuando pudo entender qué estaba ocurriendo sonrió. Realmente habían estado cerca y ésa podía ser la ventaja que necesitaban para finalmente poder salir de allí.

Quiso felicitar a Gonzalo por su idea pero prefería no hablar, motivo por el cual solo le levantó un pulgar. En ese momento vio un vampiro. A Nacho no le gustaba la idea de dejarlo allí vivo pero sabía que no podían seguir forzando la suerte.

Una vez afuera ayudó al resto a subir a la furgoneta para luego hacerlo él. Luego le habló a Lope.

_No preguntes. Vamos.