Partida Rol por web

     La vuelta al refugio en lo alto del monte lo hicieron con un coro de quejidos por cada bache. Los supervivientes habían estado al borde de la muerte o quizá de algo peor, se habían encontrado cadáveres en una gasolinera, humanos que apenas reaccionaban llevándose toda la sangre posible, cadáveres descuartizados, cadáveres exanguinados y cadáveres que no eran tal. Ahora tenían unas coordenadas de un centro científico superior donde parecían tener una posible cura y llevaban los medicamentos que podían curar a los infectados del vómito rojo.

     El recibimiento fue mucho más agradable de lo que hubieran podido esperar, la Doctora sonreía y Tala os abrazó a cada uno de vosotros pidiendo disculpas cuando un ¡ay! se escapaba de los labios. El frío hacía que la mayoría estuviera metido en la caravanas o en los edificios, pero algunos valientes o simplemente aquellos todavía desorientados por la situación, caminaban por la zona central despejada. Las preguntas se agolpaban, todos querían saber algo de lo que sucedía ahí fuera, preguntaban si habíais visto a un familiar o un amigo, si había más supervivientes en el hospital, si el ejército ya había tomado posiciones... hasta que la Doctora puso orden y empujó a unos y otros llevándose a los heridos hacia la zona habilitada para curas que cada vez ocupaba más terreno. Les dejó esperando mientras corría a suministrar los antibióticos a Tyler y Alina, lo más urgente. Después, con la cara claramente en tensión por la espera, empezó a revisar a cada uno de los supervivientes para limpiar y curar los daños y sobre evitar que se pudieran llegar a infectar. Ellos mismos habían podido comprobar lo peligroso que era conseguir antibióticos ahora mismo.

Una persona podría pasar por ingrata al no sentirse agradecida tras sobrevivir a una situación así, y esa era una perspectiva posible. Pero también lo cierto es que tras estar tan cerca de la muerte en tantas oportunidades era difícil poder ver las cosas de un modo optimista.

En el caso de Nacho, su cabeza no paraba de pensar, para él la tarea no estaba terminada. No quiso decir nada en ese momento porque sabía que no tenían la fortaleza ni física ni mental para continuar adelante, pero no se había terminado y él no pensaba tomarse más que un respiro hasta que eso ocurriera.

Llegados al campamento intentó mostrarse agradecido por las felicitaciones, sanaciones, muestras de preocupación, etc., pero aquello seguía dándole vueltas. Fue recién tras las curaciones, tomar y comer algo cuando dijo las palabras en voz alta.

_Debemos ir a buscar a Gregorio, Cristina y Pepe ahora, antes de que anochezca.

La bienvenida en la zona superior del monte fue muy calurosa, tanto que la tensión alerta que había mantenido al joven enfermero en pie pese a sus múltiples contusiones se disipó de golpe.
De repente perdió la palabra, y sólo fue capaz de derrumbarse sobre el asiento que la doctora le ofreció y dejarse cuidar, sin ser capaz de responder una sola palabra a los múltiples curiosos que se agolpaban queriendo saber algo sobre el hospital que habían podido visitar.
Cuando Dala les visitó para abrazarles calurosamente le miró con ojos febriles, dándole los pedazos de papel que habían conseguido con las coordenadas de aquel laboratorio y la explicación de lo que en aquel subterráneo había acontecido, para seguidamente caer en un tranquilo sopor de un merecido reposo. Esperaba que él o la doctora supieran qué hacer con aquella información.

Nacho, míranos. - El aspecto de Artai no era mucho mejor que el suyo. - No creo que ninguno de nosotros dos pueda ir a ninguna parte hoy. Puedes ir con Lope o Laura a buscarles antes de que anochezca si queréis. - Contestó al psicólogo cuando Nacho expresó su preocupación y la necesidad de volver a por sus compañeros. - Nos han dado una buena paliza allí abajo... - La imagen del vampiro atado a aquella camilla también pasó por su mente, pero fue una imagen fugaz, y no se sentía con fuerzas para comentarla con nadie. Hoy no. Era el momento de recuperarse. - Voy a echarme una siesta... - Ojalá aquel lugar continuara siendo seguro. Necesitaría dormir varias horas seguidas si quería reponerse de aquello.

No habia sufrido heridas, al menos no físicas, las psicológicas no sabia si serían permanentes, habia visto y vivido mucho más de lo que hubiese querido y aunque en su mente estaban Cris y los demás..... -Dios sabe que espero que estén bien y nada me gustaría mas que ir a buscarlos, pero no así y aun menos reduciendo nuestro número, si siendo los que eramos- miro a Gonzalo y a Artai -no podemos ir tres solo- nego con la cabeza. Estaba tremendamente arrepentida de que el miedo la paralizase justo cuando sus amigos la habrían necesitado, ahora necesitaba hacer algo por aquella comunidad -yo.... Me gustaría saber hasta donde llega este área de seguridad- golpeo con la punta de sus deportivas el suelo -soy rápida, podría salir a correr y ver... Hasta donde pueden perseguirme- era deportista de élite, debería correr más que esas cosas, ese era su campo. 

Nacho los escuchó. Le sorprendió mucho la decisión de Gonzalo, no tanto la de Laura. Al fin y al cabo no los conocía, aunque sí habría esperado mejor predisposición de parte de quien en mejores condiciones estaba.

_No se preocupen, iré solo de ser necesario. No será peligroso siendo de día. Será solo ir a ver si aún están allí. No me perdonaría dejarlos pasar otra noche en el peligro por no querer conducir unos minutos de ida y vuelta sabiendo que podría hacer algo por ellos.

Nunca se había alegrado tanto de ver a alguien como cuando llegaron a la furgoneta de Lope y arrancaron.

- Vamonos de una puta vez de aquí...- masculló Artai.

Si esto hubiese sido una peli, ahora seguramente la cámara cambiaría a un plano cenital del vehículo para cuadrar a los 5 integrantes en la misma imagen y se intuiría lo cerca que habían estado de palmarla esta vez.

- Joder Gonzalo, menos mal que estamos vivos y que has apretado la puta alarma, pero a la próxima vez que se te ocurra salvar al mundo te van a dar por culo amigo...- sonrió para demostrar al enfermero que las palabras eran una falacia....

La llegada al campamento la recordó entre bruma. La verdad es que lo habían dejado muy tocado.

Cuando lo llevaron a la sala de curas y comenzaron a revisar heridas, él se dejó hacer.

Y cuando escuchó a Gonzalo que quería ir a por el resto lo único que pudo hacer es levantar el pulgar hacia arriba. No podía hablar. Ahora no.

Sólo quería dormir y recuperarse.....