Apenas el gnomo termina su conversación le acercó una cerveza al mercader y me siento con él, una sonrisa amistosa y tranquila me siento frente a él, con una cerveza igual en mi mano
-Hey, Grasp.. Pues si, todos queremos algo a cambio, en mi caso, te cambio la cerveza por una ojeada a tu mercancía ¿Te parece?-
Mi actitud se mantiene relajada y tranquila, aunque en realidad lo que busco es sacarle más información al respecto de lo que hizo con el gnomo.
Las palabras de Hwestadîn engatusaron con facilidad la imaginación del avejentado gnomo, que por primera vez en mucho tiempo llegaba a ser consciente de lo mucho que añoraba aquel tipo de apremios y emociones. Conocía igualmente lo esterchos de miras que podían llegar a ser los humanos, sobre todo al tratarse de cuestiones en las que su nivel de conocimientos era escaso o que estaban férreamente regidas por la costumbre y el proceder de la mayoría.
-No creo que estas murallas sean tan endebles como intentas hacerme creer, Hwestadîn. Aunque si de verdad necesitas algún tipo de apoyo, puedes contar con que Oshfalt Soverleaf estará a tu lado mientras buscas esas respuestas que por lo que se ve tanto ansías. A su tono le costaba dejar de oírse cansado, pero el gnomo sentía una extraña calidez en su pecho. Y quizás entre los tres podamos proyectar algo de luz sobre esas misteriosas sombras de las que hablas -pronunció en medio de una amistosa sonrisa dedicada al acompañante de la elfa.
-Sin embargo, a falta de saber qué tienes pensado exactamente, ahora mismo no me encuentro equipado para internarme en las profundidades de un bosque. Si tu plan es ambicioso necesitaría algo de tiempo para equiparme como es debido. Puede que incluso conozca a alguien que estuviera dispuesto a echarnos una mano.
¿Conozco, aunque sólo sea de pasada, a algún PJ con el que poder contactar para ver si nos acompaña?
Descríbeme al tal Rauko, por favor. He asumido que era algún tipo de animal, a ver si acerté, jaja :]
conoces a aquellos con los que has interactuado hasta ahora
Rauko es el lobo que acompaña a la elfa.
Los objetos que tienes a la venta deberian haber salido de tu oro, si solo has comprado equipo para ti no tienes objetos que vender excepto los tuyos.
La escena permanecerá abierta un par de días más, por si queréis terminar el diálogo (por ambas partes). He habilitado la escritura a todos. Después de este tiempo (espero que sea breve pues cada vez faltan menos cosas por matizar en las fichas) cerrare la escena y daré por terminada las conversaciones previas. Esto debería influir en vuestro comportamiento para con el jugador, algo así como una tirada de diplomacia lo haría.
La elfa miró extrañado al pequeño. Como un viajero podía tener tanto compromiso con un pueblo que no le dio nada? Ni los pueblerinos daban una de cobre... Se volvió al pensar en la oscuridad del bosque. Aunque el gnomo parecía decidido a ayudarle y estaba claro que cualquier ayuda era poca. Incluso la media ayuda que podía facilitar aquel compañero. Subestimaba Hwestadîn...
-Sea como queráis. Yo tampoco me internaría sin estar preparado. dijo escuetamente la elfa que no agradaba de entrar en el pueblo y demorarse, pero todo fuera por un poco de ayuda. ¿Como exigir a alguien que se internase en los peligros de la noche sin estar preparado para ello?
-Aunque... llamadme desconfiada, pero dudo que en este pueblo quede valor para que alguien nos siga... aunque su compañero ya había demostrado su valentía al acompañarla sin mostrar siquiera dudas, quien sabía que más tenía en mente aquel pequeño que desconociese la elfa... y sin duda sería algo que a Hwestadïn gustaría de conocer.
-Rauko! ordenó la elfa y acto seguido su perro la siguió.
No le gustaba la actitud apremiante de la elfa, mas supo conceder debido a su tangible malestar.
-Es posible que lleves razón, pero nunca hace daño ofrecer el beneficio de la duda. Cada persona es un mundo, y quiero pensar que en la pequeña galaxia de Shamfh alguien habrá de quien echar mano que sepa apreciar la sabiduría, y la pasión, de la que habla con preocupación de su propio hogar.
-En el bosque te veré, al otro lado de la puerta de entrada, en cuanto esté preparado. Estoy seguro de que, una vez en un entorno más de tu agrado, acabarás dándome la razón acerca de las bondades de los habitantes de este pueblo. Su sonrisa había perdido algo de brillo, pero confiaba en que siguiera inspirando confianza tanto a la arquera como a su retoño. Y, batida ya en retirada la elfa, pronunció una escueta despedida levantando la voz. ¡Pero no te extrañes si me ves acompañado, pues quien busca, encuentra!
Le pareció perfecto la decisión del gnomo, sin duda entrar en el pueblo hubiese sido una tortura para la elfa. Las palabras de Ofalht le parecían todo un galimatías, si no las interpretaba mal, el pequeño guerrero era un ser confiado y bonachón. Algo en todo aquello le parecía bueno y agradable, pero otra parte le parecía repulsivo La confianza es de débiles se repetía a si misma, sin duda una actitud que le había prevenido de muchos incidentes. ¿Por qué Osfahlt Soverleaf confía en los aldeanos? le hubiese encantado preguntar, sería timidez, sería orgullo... no se vio con las fuerzas de retomar la conversación. El gnomo quería probar suerte e igual con su carisma sería capaz de engañar a un par de guerreros para acompañarles... Sin duda seria perfecto para la elfa. Pues hubiese sido peligroso hacer el viaje sóla.
-Así, sea Osfahlt! arqueó la ceja ante su último comentario como cuestionando que fuese capaz de encontrar a alguien Sólo o acompañado os estaremos esperando. se inclinó levemente ante un gesto de respeto y fue en dirección a la zona pactada.
OP, Rauko!
El pequeño trasgo frunció el ceño bajo su capucha y golpeó la mesa con la mano plana.
- Grasp siempre estar solo, gente mirar con asco y hoy todos querer hablar con Grasp. ¿Que pasar? ¿Que querer? Grasp ahora no trabajar, ¿No ver? Si querer ver cosas de Grasp esperar a que salir.
Mientras soltaba su berborrea en tono claramente molesto asió la jarra y se la acercó. Sus ojos no se apartaron del elfo y su mano derecha descendió de la mesa a su cintura.
- A picudos no gustar Grasp, y a Grasp no gustar picudos, muchas veces tratar de cazar pero Grasp ser listo y escapar, no fiar, no gustar, dejar solo. ¡¿ah?! Si querer ver cosas esperar.
Creo que es elfo, en caso de no serlo edito.
-Grasp ¿Acaso no vienes siempre?- El elfo sonrió con calma y tomó un largo trago de su cerveza para luego arrellanarse en la silla, mirando alrededor y verificando que todo estuviera en orden para luego continuar hablando
-Vamos, tu raza y la mía no se llevan bien. Pero creí que tú y yo estábamos más allá de eso, compañero... Digo, siempre vienes a la taberna y eres bienvenido y tratado como un igual. Todo lo que quiero es ver la mercancía antes de que alguien que no la valore te la quiera comprar por un precio ridículamente bajo-
Su voz se mantenía calma y suave, aunque en realidad sólo estaba molestándose bastante por la actitud del trasgo ¿Qué tanto tenía que esconder?
Grasp permanecía con el ceño fruncido, pero en sus ojos no se reflejaba la misma mirada hostil, ahora sus ojos parecían dudar. La mano reposaba en el asa de la jarra ya medio vacía, le estaba durando más que las anteriores. Observó la cerveza con los ojos entrecerrados un instante antes de volver a fijarse en el elfo.
Picudos, parecen todos iguales tras unas cervezas, mejor dejarlo ya.
Tras acabarse la jarra y apartarla sonrió, mostrando unos amarillentos dientes y se limpió la boca con el dorso de la mano.
- Ah si, si. Grasp no fijar, pensar que ser otro picudo. Si, si, grasp no beber más, saber cuando tener bastante, Grasp sentir ¿Si? Si jefe querer ver cosas poder ver cosas ¿Ah? Poder hacer descuento ¿si? Descuento ser que Grasp regalar un poco de lo que querer ¿Si?
Sin ningún tipo de ritual ni cuidado especial, tomó la mochila que reposaba en el suelo al lado de su silla y la dejó caer pesadamnte. Colgando a los lados de la misma había una daga algo gastada con una empuñadura sencilla de cuero, unos grilletes finos, un látigo de una sola cola, y un estuche con pergaminos. Del interior sobresalía el mango de una maza y había varias docenas de virotes para ballesta. Todo con evidencias de estar usado.
Tener espadas y escudo pequeño también, pero no quedar mucho, todo lo bueno vender o guardar para Grasp, aunque poder vender por mucho oro. - Se golpeó la cabeza con el nudillo del dedo indice, provocando un sonido metálico aunque amortiguado por la capucha - Esto ser muy muy caro más que piedra que brilla así. - Ilustró el tamaño de la piedra con ambas manos separadas varios centímetros - Más que vida de algunos ¿Ah? Si querer vender, Grasp comprar y cambiar, ¿Ah? Grasp conocer gente que poder vender otras cosas, ser mejor decir qué buscar para que Grasp conseguir. Grasp viajar, ser más fácil que encontrar cosas que no encontrar aquí.
Con el convencimiento de haberlo dejado todo claro (aunque cierto es también que está convencido de ser atractivo) da por concluída la muestra de artículos.
Todas las armas son de tamaño pequeño.
Isil miró las piezas tranquilamente y luego le sonrió a GRasp con familiaridad -Eres listo, Grasp... En realidad estaba buscando algo interesante ¿Sabes? He pensado iniciar alguna que otra aventura, pero primero deseo comprar algo de buen equipo y prepararme... Conseguir un poco de información e historia sobre los lugares a los que podría meterme- Tomando el látigo con una mano, el elfo lo observa con tranquilidad -¿Cuanto por esto, compañero?-
Sabía que a pesar de ser un trasgo, Grasp era un negociador de primera, no soltaría prenda de la más mínima información si no se sentía más y más en confianza. Así que debía hacer alguna compra, mostrar interés e irlo llevando a donde quería. Mientras esperaba el precio del látigo le dio una ojeada a los pergaminos -Muéstrame esos también... Y si tienes algún mapa del lugar, que tenga buenas indicaciones sobre donde buscar fortuna, estaría dispuesto a pagar buen oro... La información siempre es bien recibida.-
Al ver al elfo sujetando el látigo las manos de Grasp se movieron involuntariamente, como un niño que no quiere que toquen su juguete favorito. Sus ojos no se apartaban de él.
- Ah, esto ser caro, si. Látigos poder hacer muchos, poder comprar baratos, pero este ser más, ser símbolo, si. Grasp no sacar de encima por menos de ochenta soles, ¿ah? Pensar que no vender un trozo de cuero solo, no, no. Pero picudo no entender, para picudos ser solo cuero, no saber cosa que ser símbolo. Los pergaminos ser cosa buena si, pensar que ser buena cosa pegando. - Señala unos pergaminos con el dedo, dándoles golpecitos. - Esto ser arma que luchar por ti, no tener que sacar tu arma, ¿ah? Ser arma que enviar dioses para ayudar, y, y ese... - Señala el otro pergamino - Eso ser bestia que enviar dioses también si, si. Grasp usar muchas veces para ir corriendo rápido, ser pequeño para que picudo montar, pero Grasp usar como lobo huargo, ¿ah? Palabras de arma vender por 300 soles ¿si? Ser buen precio, pero... Poder dar a 270. El de bestia sacar por 470.
Grasp se quedó mirando al elfo, aguardando su réplica, no se fiaba demasiado de los elfos, más de una vez le habían dado la vuelta al negocio y Grasp había acabado perdiendo, pero ya no podían jugar con las palabras para confundirlo, eso se había acabado hacía algún tiempo y disfrutaba con el arte del regateo. Se le veía entusiasmado con la batalla verbal que les aguardaba.
-Me gusta... Y así como dices, Grasp, no entendemos tus símbolos, así como tú tampoco entenderías los nuestros. El problema es que no nos explicamos los símbolos. Cuéntame más sobre el látigo y el símbolo-
El elfo se recostó de la silla mirando el pergamino de armas y el látigo. No entendía exactamente de qué hablaba el trasgo, pero su mejor opción era, en definitiva, continuar con aquello. Su voz se tornó suave, amistosa y se inclinó sobre la mesa -Cuéntame algo más, Grasp... El extraño que hablaba contigo ¿Estaba interesado en tus símbolos?- El elfo echó una ojeada alrededor para asegurarse de que nadie lo interrumpía mientras le hacía un gesto con la cabeza al trasgo, dejándole ver que podía hablar mientras él mismo decía una última cosa para intentar convencerlo -No me fío mucho de los extranjeros, Grasp. Eres bienvenido en mi taberna, pero es porque ya te conozco... Lo que realmente me importa, y te seré sincero con esto, es que ese extraño no quiera venir a causar problemas en nuestro pueblo. Mucho menos a querer enriquecerse a costa de nosotros...-