Partida Rol por web

Escuchas ruidos en los árboles, arañazos y movimientos de hojas. No vislumbras nada que te indique de qué se trata. Pero claro, siempre podría ser el viento que os hiela o algún animalillo juguetón, lo cual significaría que si hay vida en el bosque después de todo.

Aramán parecía decidido y Grasp también, este último la empujaba a bajar. Una criatura un poco molesta e incordiante, ¿pero como culparlo de depositar su esperanza en la guardabosques? Al fin y al cabo su cometido era velar por la vida de todas las criaturas del bosque. Por muy infame y corrupta que fuese su existencia. El equilibrio natural era muy delicado y extinguir todas las formas corruptas de vida de la misma, suponía romper ese frágil equilibrio. Ahora, con esta enfermedad parecía que el equilibrio se estaba rompiendo. Ella misma tuvo que aniquilar a dos reptadores que amenazaban a un pueblo humano. Hwestadîn miró a sus compañeros para acabar mirando al elfo. Yo bajo... dijo muy seria y segura. Finalmente se decantaba por bajar y ver lo que allí se cocía, su instinto le decía que nada bueno... Aquel túnel parecía el estómago de un dragón, veía como se retorcía y movía. El túnel parecía inestable e inseguro, era algo cavado por reptadores y aún estaba fresco, pero no le iba a decir nada a sus compañeros. No quería que se acobardaran, parecían la clase de tipos que le da miedo cualquier cosa. Hwestadîn tomo posición en la fila para bajar, echó un último vistazo al gnomo y le confesó No hay duda. Los reptadores huían. Ese túnel exhala veneno, el bosque lo respira y se embriaga. Los árboles oscurecen y los animales huyen a terrenos más alegres. La enfermedad debe esconderse dentro de esa boca. dice señalando el túnel. ¿Vendréis? Una última prueba para el gnomo. La elfa perdonaría a este si no la acompañase, había reunido un grupo dando honor a su palabra. Le había dado esperanza y la oportunidad de solucionar este agravio que ensombrecía a su amado bosque. Si rehusaba a bajar sería porque tendría una mejor estrategia, pero si la acompañaba... habría ganado a un buen amigo.

-Lo siento por el grupo afuera, pero mis habilidades son infinitamente más útiles en la cueva, según me parece a mi- 

El elfo paseó la mirada por el grupo que se alistaba para entrar mientras hablaba de nuevo, mirando a Áraman en la delantera el que otrora fuese reconocido como un simple tabernero se ajustó su equipo y asintió, colocándose en fila también...

-Tal vez tendríamos una mayor ventaja si voy en segundo lugar. Cubriendo detrás del soldado... Me ofrecería para ir adelante, pero creo que él ya ha tomado su lugar y no está dispuesto a dejarlo, sin embargo, la oferta está en pie y puedo tomar la delantera. Será complicado usar un estoque allí dentro, pero tengo otras armas.-

El elfo miró hacia atrás, quienes quedaban en el exterior... Eso ya era su decisión, pero mientras miraba al frente con una sonrisa dio unas palabras para asegurarse de que tuvieran una salida... "Nunca hagas un trabajo si no tienes un plan de respaldo" se dijo, recordando uno de sus más complicados trabajos y como logro llevarlo a cabo...

-Los que queden afuera deben buscar una segunda entrada. Si no la hubiere...- Isilöme se dio cuenta de algo... Había olvidado traer algo de tiza... -Eh. Bueno, dejaremos marcas para ustedes ¿Alguien tiene una manera de hacer las marcas?- dijo con suavidad, esperando que sus compañeros no hubiesen cometido el mismo error que él

Zanc que hasta el momento habia decidido seguir al grupo marcialmente, observo como el primer autodenominado grupo 1 estaba decidiendose a entrar en la cueva , mientras el elfo pedia inteligentemente una forma de marcar el camino.

Entonces Zanc agarro un trozo de tela de su morral y partiendolo rapidamente le dijo al elfo,..."Colocalos clavados o en las grietas de las paredes, a baja altura, siempre por el camino que vayais, nunca en intersecciones, separalos bastante entre si cada 50 o 60 pasos, yo podre verlos bien en la oscuridad"..., y con una sonrisa le alcanza los trapitos, esperando sepa hacer buen uso de los mismos.

Al momento mira al resto del grupo esperando que se dividiesen tal y como habian solicitado, Por su parte pensaba quedarse de guardia en la puerta de acuerdo por la propuesta del Elfo que es la que le parecia mas sensata, pero viendo que no se terminaban de decidir comenta en voz alta: ..."entonces quien se queda conmigo de guardia , quien sigue con la busqueda por los alrrededores y quien osadamente se decide a entrar"...

 Nakai a penas habló durante el corto trayecto. Le preocupaba demasiado todo lo que le había ocurrido y la relación que guardaba con ello aquella desconocida enfermedad. El bosque estaba sufriendo, era capaz de sentirlo. Se había criado en él y le debía por lo tanto una gran deuda, a él y a su señor.

 Dejó que el resto del grupo se adelantase, al fin y al cabo poco podía hacer en su condición de hombre lagarto para impedírselo. Había notado el rechazo que generaba a otras razas, pero ya tendría tiempo de demostrar de qué lado estaba con hechos. Por el momento decidió inspeccionar más a fondo los alrededores.

 Yo también me quedaré fuera, aún hay cosas que hacer aquí y parece que sois suficientes los que os adentráis en el túnel.

Encaramado sobre la misteriosa abertura, recibió la confidencia de la elfa con doble agrado: tanto por la complicidad que estaban adquiriendo a raíz de aquella empresa, como por la certeza de que el meollo de la misma se hallaba, de repente, muy cerca de ellos. Resuelto, sin responderle, se limpió a la armadura la mano con la que había estado tentando la superficie de las piedras y se irguió hacia el resto de los compañeros.

-Sigo opinando que no hay razón para disgregarse, pero confieso que tampoco me importaría que el que en principio es el único punto de entrada quede protegido. Sea lo que fuere que morase en los confines de aquella estrecha galería, no quería que nadie se viese imposibilitado de una ruta de salida limpia. Todos parecían más que capaces de cuidar de sí mismos, pero lo último que deseaba era que sus propias ansias repercutiesen de forma negativa en cualquier otro miembro; pues, por más que intentaba mantenerse al margen de sentimentalismos, lo prolongado de la marcha nocturna hizo que, de forma inadvertida, empezase a ver a algunas de aquellas personas como verdaderos compañeros. Aunque no lamento que para mí sea demasiado tarde..

Tras haber hablado activó uno de sus ojos de buey, asió ese martillo ganchudo que en tantas otras aventuras le había acompañado, y penetró hacia la ahora amortiguada oscuridad del pasadizo detrás de Áraman, esperando que Hwestadîn no se demorase. Si el final de todo aquello se encontraba en el otro extremo de la cavidad, cuanto antes llegaran hasta él, mejor. Aunque confiaba en su armadura, no le hacía demasiado feliz que su escudo tuviese que permanecer colgado de su mochila junto a la ballesta. Pero ese tipo de gestiones logísticas no ocupaban en su mente ahora mismo más que un pequeño rincón, con los pensamientos centrados por completo en asuntos más trascendentes.

La elfa se quedó asombrada cuando el lagarto comenzó a pronuncia un idioma conocido para sus oídos. Su voz era áspera y su tono escondía un hilo triste y apagado. Había dolor y cansancio en sus palabras. Era la primera vez que Hwestadîn escuchaba a una criatura como esa pronunciar palabra. Pensó que sería tan estúpido como la criatura Grasp. Le sorprendió ver inteligencia en sus ojos y en su palabra Bien terminó diciendo la elfa, ya estaban los grupos. Áraman parecía que iniciaría la comitiva, seguido de Osfahit Ir delante mía pues... dijo la elfa a ]Islöme. Con esos tres delante no tenia porque temer a nada que viniese de frente, pero por si acaso... BASH! dijo la elfa y tras Islöme se coló Rouko, La elfa sonrió, ya estaba segura o no... para cerrar comitiva parecía que Grasp también iría. ¿Tiene que ir detrás mía?Cuidado trasgo, soy tan delicada como una rosa... dijo en tono irónico a la criatura, quería parecer cordial y amistosa, pero para sus adentros quedaba la continuación de la frase ...una rosa que te clavará sus púas. Aunque Odnan no se había pronunciado parecía que se quedaba atrás su posibilidad de entrar en la cueva. Le acompañarían el clérigo, la criatura lagarto y Zanc.

Se alegró al percibir leves ruidos en el bosque, "ojalá no sea solo el viento. Que sea la vida perseverando, ¡oh Ehlonna! con tu gracia." pensó

Finalmente la separación del grupo en otros mas reducidos se dio, todos se aprestaron a escoger un sitio de exploración.

"Francamente, me apena no ser testigo presencial de lo que ocurra en la guarida de los reptantes, pero ya sois mas que suficientes para esa labor, yo también me quedaré aquí en el exterior, les deseo la mejor de las suertes ahí dentro" esbozo una sonrisa mientras daba esa breve despedida la comitiva que se internaba en la tierra.

Dirigiéndose a aquellos que se quedaron fuera "Daré un vistazo en las proximidades, es posible que podamos hallar otro acceso a la guarida de los reptantes". Y se entregó a la tarea de buscar otra entrada como sugirieron Isilöme y Alainheïn.

Ya estaba decidido, algunos habían decidido entrar en la cueva para así explorarla. Otros en cambio, de los cuáles yo me incluía, preferimos quedarnos fuera, quizás para vigilar la entrada o encontrar otra según se de el caso. Nueve individuos por esa apertura estrecha e igualmente incómoda no era muy sensato a mi parecer.

- Sería adecuado que yo también me quedara fuera. - Confirmé mi decisión al resto. - Id con cuidado. - Pese a que el grupo que tomaba la iniciativa parecía capaz de defenderse, eso no implicaba que me preocupara.

En vista que el otro gnomo sugirió como dejar marcas, y yo al carecer una mejor forma de hacerlo, estaba conforme ante su propuesta. Finalmente éramos cuatro los que nos quedábamos fuera, el hombre lagarto, Nakai, Odnan, aquel gnomo de nombre Zanc y yo. Pocos para dividirnos nuevamente para así realizar dos tareas de forma simultánea.

- Teniendo en cuanto que quedamos solo cuatro, quizás uno o dos de nosotros deba quedarse para proteger la entrada si es necesario. El resto pueden buscar otra entrada, y si se da el caso de que no exista, ya pensaríamos en nuestras opciones. Veo pronto para sacar conclusiones.

Me limité a realizar sugerencias, asesorar al grupo, no poseía el suficiente carisma para liderar cualquier grupo. Aunque tenía que admitir que mi posición actual me agradaba.

Zanc, no estaba muy ducho en materia menester de hombres de armas, mas bien aprendio su oficio de mago por el placer de poder ejecutar las divagaciones de su imaginacion en forma material.

Pero podia reconocer que en una situacion como esta, con una cueva detras, sin segunda alternativa de huida y aun sin haber explorado los alrededores podian suponer una presa facil, asi que se acerco al que parecia mas aguerrido y suponiendo que su oficio era el de hombre de armas y le comento:

..."Quizas seria bueno, quitarnos de la vista de cualquiera permaneciendo un poco mas separados de la entrada y quizas ocultos o al menos parapetados con la vegetacion y si maese Odnan pudiera reconocer el alrededor estariamos mas seguros ya que me ha parecido ser entendido en rastros y huellas. Por mi parte me ofrezco a ambas tareas segun mejor veais, soy pequeño y me es facil pasar desapercibido, aunque polifacetico, ya que tambien manejo el arte arcano y puedo valerme como defensor"..., dejo la mirada puesta un rato sobre los del joven Alainnhein y paso a los del bardo, esperando una respuesta.

No soportaba estarse quieto sin hacer nada de provecho, si se aburria podian empezar realmente los problemas.

  A Nakai le resultó indiferente quien se quería quedar con él. No sabía ni quienes eran ni sus motivos para estar aquí, pero tampoco le importaba. Quería escaparse por un momento, tener un pequeño respiro, pasar tanto tiempo con gente de otras razas le desgastaba, no quería seguir ignorando la repulsión que éstos tenían hacia él, por lo que antes incluso de que el grupo marchase se dio la vuelta y se adentró de nuevo en el bosque.

 Yo me he criado bajo las ramas de este bosque y me gustaría investigar un poco más que está pasando, por lo que rastrearé la zona a ver si encuentro algo que sea de utilidad- se para un momento sin girarse y sin darle mucha importancia ni énfasis dice: -Suerte.

Luego de observar con detenimiento la abertura, comparando cosas aprendidas a lo largo de su largo estudio y experiencia, además de escuchar las palabras de los demás y sus decisiones, supuso que sería más o menos seguro como para adentrarse después de todo.

Él tomaría la delantera, siendo iluminado desde atrás, y sólo tendría su magia y su daga para defenderse si fuera necesario. Su armadura le imposibilitaría el movimiento, y ni hablar su espadón. Pero no dejaría ni una ni otra afuera, cuando tal vez las fuera a necesitar adentro. Tengo que estar protegido si no me voy a poder mover mucho.

De todas formas había algo que no lo estaba dejando tranquilo. No quedaba nadie que defendiera bien a los que se quedaban. Aunque no sabía cómo combatía el hombre lagarto ni Zanc, ni el clérigo, no se los imaginaba como grandes luchadores y combatientes. Espero que estén bien mientras tanto...

Antes de meterse a la cueva, le extendió el cuerno a Alainnheïn.

-Sóplalo si tienen problemas y necesitan ayuda- le dijo amigablemente. Confiaba en el clérigo, parecía una persona de fiar y muy digno.