Cuando la ví por primera vez, identifiqué su mirada, me ví reflejada en ella al igual que en un espejo, otra persona que luchaba por vivir y subsistir un día más, con las migajas que encontrábamos en aquel yermo lugar. Cuando aquel pedazo de escombro la atrapó estuve tentada de irme y esconderme en mi minúsculo agujero, los carroñeros no tardarían en llegar allí y si me cogían, a saber lo que podían hacerme, me preparaba para irme, pero no pude. No era una persona sin corazón, me apiadé de ella y corrí hasta donde se encontraba y la llevé a mi refugio, quizás fue una estupidez ya que no la conocía de nada, pero mi humanidad que aún persistía, me gritó que la ayudase.
Compartí con ella la poca comida que tenía y aunque no lo esperaba me lo agradeción con una suave sonrisa que me pareció preciosa. Tras tantos meses sola, me costaba confiar en alguien pero ella me transmitía una tranquilidad y seguridad que no había sentido antes por lo que poco a poco fui abriéndome a ella hasta ser inseparables. Pero lo que al principio era una estrecha amistad fue convirtiéndose en algo más fuerte, pero por miedo al rechazo nunca me atreví a decirle nada hasta que llegó aquella heladora noche y nuestras manos se tocaron, las miradas se cruzaron y sin abrir la boca, nos lo dijimos todo. Aquella noche fue la más bonita de mi vida, tierna, dulce y apasionada. Me dí cuenta que amaba a aquella mujer y que lucharíamos juntas por salir adelante.
Pero el destino nos negó aquel deseo, Natasha apareció en nuestras vidas, aquel día fatídico cuando aparecieron sus secuaces, le grité a Nadezhda que se escondiera, yo los distraería pero entonces recibí aquel poderoso balazo que me tiró al suelo, a través de aquel agujero pude ver los aterririzados ojos de mi amada, intenté hablar me pero estaba en shock, creía que estaba herida de muerte y un instante después sentí como me levantaban de allí y me arrebataban de mi lado el amor de mi vida Nadezhda...
Tras aquel episodio creí morir, no por la herida de bala pues por extraño que pareciese, no fue tan grave como creía y cuando Natasha me vió le parecí muy bonita y quiso guardarme como un trofeo personal, su esclava particular al fin y al cabo...durante las semanas y meses siguientes viví con un terror contínuo por lo que me podrían hacer, pero para mi sorpresa Natasha me protegía de sus lacayos y aunque me seguía tratanto como la mierda, al menos me mantenía al margen de sus juegos más tenebrosos, aunque eso no me eximió de tener que ver castigos y torturas horribles. Aquello me marcó sin duda, pero por las noches, sobre el duro suelo cuyo único colchón eran un puñado de mantas me acordaba de mi amada Nadezhda. Recordaba cada trazo de su rostro, sus ojos, sus labios, la simple calidez de su cuerpo. No quería olvidarla y la recordaba un día tras otro, rememorando el breve tiempo que el destino nos cedió, para disfrutar de una existencia dura, pero tranquila, juntas.
Me preguntaba que sería de ella, si seguiría viva, pero mi corazón me decía que sí, ella era muy dura y sabía que saldría adelante. A veces soñaba que estaba a mi lado, un sueño tan vívido que al abrir los ojos creía tenerla ante mí, abrazadas proporcionándonos el calor durante las noches frías, incluso creía haber olido su pelo, pero eran simples y amargos recuerdos. Pensé en escapar, pero Natasha no me quitaba el ojo de encima así que poco a poco fui cediendo y haciéndome a la terrible idea de que allí terminarían mis días, pero eso nunca mermó mi amor por Nadezhda, el deseo de estrecharla en mis brazos, susurrar un tenue "te quiero" en sus oídos, jamás lo perdí aunque sabía que no volvería a verla más. Hasta que llegó aquel día.
Al entrar en aquella habitación para llevarnos el cuerpo de un hombre, tropecé y Natasha me dió tal patada que caí a los pies de una mujer semidesnuda y cuando alcé la mirada...no, no podía ser verdad, no podía ser ella! pero me miraba y pude leer en sus labios...no, debía de ser una alicinación o algo...mis boca se abrió un par de veces, las pupilas se dilataron y mi corazón comenzó a latir con fuerza, pero Natasha gritó, teníamos que irnos de allí, ella no podía saber que yo conocía a Nadezhda bajo ningún concepto, pero...aún dudaba, quizás era alguien que se le parecía..había luchado por mantener su imagen nítida en mi memoria todo lo que pude, pero algunos trazos se habían desdibujado...quizás lo que quiso decir fue un "ayúdame" y no un "te quiero"..no no podía ser Nadezhda, sería demasiado bonito para ser verdad, o quizás estuviera soñando y volvería a despertar en mi sucia habitación de nuevo...
Siento el tocho pero me sentí inspirado y...bueno, espero que te guste, así le doy algo de historia a tu chica desde que os separásteis ;)
Ah, pero te ha quedado genial así que merece la pena ;)
Yo no tengo que escribir aquí, no? O sí?
No hace falta, era por el gusto de escribir sencillamente :)