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El 26 de abril de 1986 tuvo lugar en Chernóbil (Ucrania) el accidente nuclear más grave de la historia. Se produjo una explosión en el reactor nº4 de la central nuclear de Chernóbil durante un ensayo rutinario de seguridad que causaría unas 30 víctimas directas justo después del accidente y varias décadas de fallecimientos causados por las secuelas radiactivas de la catástrofe.

Se produjo una sucesión de coincidencias y errores humanos que se saldaron con la expulsión de 200 toneladas de material radiactivo al aire a una altitud de hasta 1.500 metros. La ciudad más afectada fue Pripyat, donde vivían los trabajadores de la planta nuclear. Este lugar se encuentra a 120 kilómetros de la capital de Ucrania, Kiev. Las autoridades soviéticas no informaron a los 50 mil habitantes de la ciudad en el momento del desastre, ni proporcionaron ayuda contra la radiación.

La nube radiactiva generada se propagó sobre Europa por acción del viento contaminando en mayor medida Bielorrusia, Polonia, Checoslovaquia y Ucrania. Es difícil de determinar las cifras exactas de todas las personas afectadas por las enfermedades derivadas del accidente. La mayoría de material radiactivo se encuentra hoy enterrado bajo el suelo.

La zona contaminada quedó aislada en un radio de 30 kilómetros y está prohibida la entrada en la zona exceptuando a los ex residentes, aunque después de los años transcurridos las pocas personas que siguen vivas y que vivían allí antes del desastre prefieren olvidar que tuvieron allí alguna vez. Aún así durante los años siguientes, los demás reactores siguieron funcionando y los trabajadores seguían en la central ya que la antigua Unión soviética se negaba a aceptar un fracaso completo tras aquel desastre.

En el año 2012 el horror radiactivo volvió a producirse, los investigadores rusos estaban inmersos en estudios y experimentos sobre el control mental inducido por la radiación, lo que provocó una nueva explosión, menos potente pero más peligrosa en el ser humano y toda raza biológica que allí habita la zona. Diversos y terribles efectos en el ADN modificaron drásticamente los cuerpos y mentes de aquellos seres que aún residen allí, creando aberraciones biológicas, muy peligrosas, la Zona de Exclusión fue aumentada en varias decenas de kilómetros, pero aún así los STALKER siguen entrando en la Zona, en busca de pequeños tesoros con los que ganarse la vida.