Partida Rol por web

El fantasma de Paloma Hurtado vino del desván y se encontró con el cuerpo de Andrés Guerra.

¡Andrés! ¿Ahora usté? ¿¡Cómo se atrevieron a acabar con el guapo de Andrés!? ¡Usté si les dio Guerra!

Entonces miró a los vivos, que de entre ellos debía esconderse más de un enemigo.

¡Pueblo maldito, escuchad! Andrés Guerra fue inosente y bibliotecario. Eso significa que entre Emilio y Fernando había un forastero, ¿quién? Emilio dijo ser el mayordomo y Fernando dijo ser el recluso. ¡Dos forasteros! No puede ser. Ambos Emilio y Andrés murieron a manos del demonio y por lo tanto son inocente e inosente.

Como Dios bendito no nos ha iluminado, ¡solo queda que Fernando Navarro era un esbirro! ¡Señor Esbirro Navarro debiste decir que eras aldeano para engañarnos! Y por supuesto, mantener a Andrés con vida... pobre...

Paloma después se acercó a Belén para susurrarle sus secretos.

¡Belén! ¡Belén! ¡Campanas de Belén! Perdona, las fiestas...

¡Quería decirte que estuve toda la noche velando el cuerpo de Fernando y descubrí un gran acontecimiento! Según mis dotes de enterradora, Fernando Navarro era un esbirro del demonio, un Barón. ¡Eso significa que hay dos aldeanos menos y dos forasteros más! Es decir, ya que Emilio era el mayordomo, entonces de entre el Recluso, Santo y Borracho hay dos más.

Yo no sé si seré una borracha o si lo era Andrés o Emilio. Pero, de todas maneras, tanto si Fernando Navarro miente como si no, no puede haber tres equivocados entre Emilio, Andrés y yo. El Barón está en juego y por eso habrá 2 forasteros más.  

La muerte de Andrés Guerra no alarmó en absoluto a Alma Yin, a fin de cuentas, que ella pudiera verlo ahí muerto implicaba que no la habian escogido a ella para ser el sacrificio de esa vez. Por lo que la mujer paseándose por la plaza mirando como iban regresando los demás, alzó la voz.

-Mal-iano Mal-tinez no es uno de nosotlos. -Comentó Alma Yin, desperezándose finalmente- De eso lo tengo tan clalo como el agua.  Así que ya acabemos con este y telminemos de una vez. -Comentaría la mujer mientras rebuscaba entre sus cosas cualquier otro cachivache para venderles- Intentemos centlal los votos en Mal-iano Mal-tinez y así asegulal que no hay ningún empate que valga. -Tras decir esto, sacó unos chicles, uno de ellos aún medio masticado.- Vendo chicles. Uno está de ofelta.

-Y no cleo que fuela el lecluso... -Comentó Alma Yin- El negó sel un folastelo en todo momento, solo un bol-lacho o un malvado mentilía en estas cosas, pol lo que selá un esbil-lo de esos... ¡Y Mal-iano Mal-tinez es otlo enemigo!. ¡Lo sé polque el mismo se delató en señalalme el plimelo!.

Los ojos de Belén se abrieron como platos al oír lo que decía el espíritu de Paloma Hurtado. No daba crédito.

—¿¡Qué!? ¿Cómo es posible que puedas seguir investigando después de muerta? —exclamó, confundida—. Si Fernando Navarro era un Barón, querría decir que hay dos forasteros más, sí. Si uno de ellos es un Borracho, tiene sentido que no lo diga, pero si es un Santo o un Recluso, no tiene ningún sentido que no lo haya dicho. —Aunque no le sorprendería después de tantas cosas extrañas que habían ocurrido.

Mal-Iano, Mal-Iano, ni mi nombre sabes decir bien ser infernal...

No me escondo, llevo diciendo desde el principio que Alma es muy culpable de lo que ocurre en nuestro pueblo, ahora Andrés lo ha comprobado en sus carnes. Mirad si el arma salió del almacén de nuestro bazar favorito...

Sé que no me puedo ir ya del pueblo y que mi hora está cercana gracias a este engendro. Lástima no poder vender antes la casa e irme al pueblo de al lado, ya es tarde...ya es tarde.

Y por eso no dije nada -suspiró-, la china os ha lavado la cabeza gratis a base de ofertas, pollo caducado y salsa agridulce rancia.

Asintió a las palabras de Mariano.

Iba a intervenir... una y  otra vez, cuando unas veces unos, otras veces otros, decían algo que me hacía pararme a pensar. Diablos, por eso tenemos dos ojos, dos orejas y solo una boca, ¿no? Para ver y oir dos veces antes de hablar una sola vez.

Pero...

Esas últimas palabras de Fernando Navarro resonaron en mi cabeza. Hicieron... un gong. Un eco, como si se hubiera colado una mosca dentro de mi cabeza. Palabras que me produjeron desasosiego.

La china os lavado la cabeza gratis... 

La china os lavado la cabeza gratis...

Pero... ¿pero si esa mujer no da ni la hora? ¿gratis? ¿de qué estaba hablando?

Lo dije el primer día... o el segundo, ya no recuerdo... o Alma o, Mariano, tienen algo que ocultar. Y, viendo los últimos acontecimientos, me da más la sensación de, oscuridad por así decirlo, Mariano que Alma Yin.

¿Alguno tenéis algo que decir? ¿Añadir? ¿Matizar? - miré a la señorita Yin - ¿vender?

-Uhhhhh....! Aquí hueeeeleee a mueeeeerto.....

Un respingo, menudo susto el del espíritu del cubano al escuchar su propia voz.

-¡La pinga! ¡Yo soy el muerto! Pué ná, el demonio me la ha jugao. Y sigo sin saber quién es, peeeero.... yo apuesto, a ciegas sí, por Mariano. Ya quedáis pocos, compañeros, os toca vengar a EbaN y a los demás, ya puestos. 

-¡Pues entonces es Vicenta! -Declaro a los adultos.

-Entre dos miraba y si uno sonaba, Diablillo tocaba. -Empezó a cantar animado. -Dos sonaron y uno a muerto. Así que queda una y si aquel que sonara primero a muerto por manos del segundo, entonces quien salio perdiendo fue quien quedara. -Señalo finalmente a Vicenta.

-Si queremos atrapar al Diablillo que ha matado a los nuestros, es a ella a quien debemos señalar. ¡Vivos, votar para salvar la vida! Muertos, votarla para vengaros del asesino! Entre todos los que aun caminamos, solo ella huele a Diablo. -Termino su alegato final.

-Si Lobel-to dice que es Vicenta un diablo, entonces que un cazadol se encalgue de ella, es plobable que ella sea una diablesa, pol lo dicho pol Isabel Luiz, pues segulo que es buena investigando y supo de Mal-liano. -Indicó Alma Yin sin darle más vueltas al asunto- Tengo pel-digones de escopeta pala el que quiela. Pel-lo ahola uno que es cien pol cien segulo que no es uno de nosotlos que yo sé es Mal-iano Mal-tinez, y todos podéis complobal-lo en las votaciones de ayel, en donde este me votó el plimelo con muy mala sangle.

En verdad no sabía si las palabras de Roberto Alonso eran ciertas o no, pero no iba a impedir un asesinato si eso significaba una venta; por lo que Alma Yin optó por ofrecer en venta aquellos perdigones de escopeta mientras se mantenía firme en sus trece acerca de la culpabilidad de Mariano Martinez.

-No cleo que cambial los votos ahola sea bueno, es mejol il todos juntos y ya al que ya hemos encontlado: Mal-iano Mal-tinez.

Belén no podía creer las excusas que ponía Fernando Navarro. ¿Ahora venía con que era un Recluso? ¿En serio?

—Si de verdad eres un Recluso, ¿por qué no lo has dicho antes? No digas que querías evitar dar información al demonio y sus esbirros, porque ellos no ganarían nada al saber eso, mientras que al pueblo le ahorraría numerosos quebraderos de cabeza y malentendidos. No, no me creo que seas un Recluso, y si lo eres mereces morir por habérnoslo ocultado.

Se había hartado de ser amable. En ese pueblo nadie estaba colaborando, y eso acabaría suponiendo su ruina. Era imposible descubrir nada si nadie compartía información.

—Mariano Martínez lleva protegiendo a Fernando Navarro todo el tiempo sin razón aparente. Y no ha aportado absolutamente nada de información. Debe ser el siguiente en morir.

Miró al jovencito Roberto Alonso con interés.

—Nunca he oído hablar de una Adivina que acierte siempre. Primero debemos encargarnos de Mariano. Luego veremos qué hacemos con Vicenta.

Soltó un largo suspiro.

—Ya es hora de que todo el mundo revele quién es realmente. —Se llevó la mano a la barbilla, y cerró los ojos, fingiendo tratar de recordar algo—. Yo soy el Monje o el Criacuervos. No estoy segura...

—Paloma, por favor, ¿puedes explicarme cómo es posible que hayas obtenido información después de haber muerto? Eso es imposible. Por otro lado, si de verdad Fernando Navarro fuese el Recluso investigarlo no serviría de nada, ya que un Recluso puede ser visto como cualquier ser malvado: Barón, Envenenador, Diablo…

Te lo confesaré:

Soy la enterradora. Cada noche visitaba el cementerio y me encargaba de que los muertos en el día quedasen bien enterrados. Ahí descubría todos sus secretos. Desde que el demonio apareció en esta aldea, ninguno de nosotros murió de día y por eso no me acerqué al cementerio. Los que morimos lo hicimos de noche, a manos del malvado demonio, que ocurre después de yo enterrar lo del día anterior. Los muertos de noche lo enterramos entre todos y por eso no puedo ver nada de ellos.

Cuando murió Fernando Navarro de día, me acerqué al cementerio como siempre y enterré los restos, descubriendo que Fernando Navarro era el Barón y no el recluso, como dice. Es un esbirro que eligió bien engañar con Recluso, para intentar confundir a los que descubrimos secretos, pero en realidad ya hay demasiadas pistas sobre su nombre.

Si no he dicho públicamente que soy la enterradora, es porque pienso que puedo estar borracha, nunca se sabe. Lo confirmaré cuando linchemos a Mariano Martínez.

—No es eso lo que quiero decir. Da igual lo que fueses en vida. Ahora estás muerta. Una enterradora no puede enterrar a nadie más tras haber muerto.

Estoy segura de que lo que sé de Fernando Navarro es por mi profesión de enterrador y no por otra fuente. No miento. Quizás nuestro Dios permite que los muertos continúen investigando como en vida.

Os dije mi situación un tanto velado, pero supongo que fui demasiado sutil.

Lanzó una mirada a Alma y negó con decepción.

No mientas, Alma, ella os está acusando a Mariano a ti. Eres una manipuladora y espero poder arrastrarte al más allá conmigo.a

 - Una parte que no entiendo es... ¿De donde sacas esa afirmación? -preguntaría a Alma Yin, con genuina curiosidad. -. Digo, sí, Mariano ha actuado muy extraño, y sí, todas las sospechas apuntan a que él tiene algo relacionado al demonio o es el mismo demonio, pero... ¿No que solo tenías la certeza de una persona? -luego, empezó a hablar en a todos. -. Claramente Fernando era un esbirro: sus mentiras se caen una tras otra... ¿pero entonces por qué escuchamos su pelea con ella? Digo: yo si fuese el demonio, habría acordado con uno de mis esbirros que le acusaría públicamente para limpiar mi nombre, y una vez muerto montar una escenita para inculpar a un inocente. Seria bueno que alguien pudiese saber si alguien ha hablado con otra persona en privado...

-¡Pues entonces es Vicenta! -Declaro a los adultos.

 - ¡Te voy a...! - definitivamente la mujer no tenía la paciencia para soportar a Roberto, pero tras escuchar sus explicaciones terminaría suspirando, de mala gana. -.  Entiendo que sospechabas de mi y de Andrés, ¿no? Visto así... Pues estoy en una mala situación - no parecía encontrar forma de debatir sobre el argumento del chico, quedándose sumida en sus pensamientos antes de seguir atendiendo los otros temas.

 - No se ustedes, pero creo que nos estamos basando un poco demasiado en la incertidumbre, y en la idea de que un demonio no mataría a los suyos para distraer la atención, o a sí mismo para pasar el puesto de mando... Aún así, a menos que Mariano diga algo que le de la vuelta a la imagen que hay de él, supongo que todos ya sabemos a quién votar hoy...

Sí, soy el demonio. Es lo que todos queréis escuchar y poder vivir tranquilos por lo que parece...Pero no.

Cuando desaparezca y sigan los asesinatos recordaréis lo que he dicho sobre Alma Yin puesto que no soy el demonio. Sobre vuestra no conciencia quedará...

Lástima no haberme podido ir antes de esta maldita villa...ya no será posible y encima me enterrarán cerca del cubano.

Tranquilo Mariano -satirizó-, te matarán, las muertes seguirán, y Alma Yin dirá tener a otro culpable. Como hicieron conmigo.

Después lanzó una mirada a Vicenta.

¡Pero es que yo la acuso por que SOY inocente!