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La mañana del festival: ¿No huele a quemado? (1) Pieter Dedosgrasientos

Esto es así todos los días- comentó Doglin- la carpa nunca llega a cerrar, los humanos se van levantando de donde quiera que hayan dormido y vienen a comer. La mayoría duerme en las posadas, pero siempre hay alguno que duerme en la mesa, borracho de eso que osan llamar cerveza, dando un espectáculo lamentable, como ese de ahí. Aunque hay sitios peores para dormir, como los corrales de cerdos, o la picota.

Un joven de la clase media dormía sobre una de las mesas, con parte del pelo pegajoso y maloliente cubierto de cerveza de la noche anterior. El resto de la mesa había sido limpiado, pero el lugar que ocupaba seguía sucio de la noche anterior.

El patrón no molesta a sus invitados y les deja hacer lo que quieran, pero seguro que le echará la culpa a alguno de las humanas porque la mesa siga sucia. Esto es así todos los días.

El enano le daba vueltas a ocho salchicas, mientras Pieter asaba un par de filetes de lomo de cerdo, un poco de perejil y sal y estaría en su punto. Había muchas especias en la mesa de los cocineros, algunas las había probado en la Asamblea, pero otras le resultaban completamente nuevas. Eran un artículo muy caro, traído por la gente grande de lugares aún más lejanos que las provincias del Imperio.

El enano cogió media docena de salchichas y las puso en un plato para que uno de los criados se las llevara, la séptima se la empezó a comer él, y la octava se la ofreció a Pieter.

Bueno, nos guste o no son los que tienen dinero. Mi madre siempre decía que a los que les tintineara la bolsa al andar había que tratarlos bien, aunque en ocasiones hubiese que soportar sus estupideces le digo mientras cojo la salchicha que me ofrece sin apartar la vista de los dos filetes, no se vayan a hacer demasiado.

Siempre ponía el mismo límite: podían hacer lo que quisieran siempre y cuando no molestaran a otros clientes cuya bolsa tintineara. En ese momento es cuando enarbolaba la sartén y hasta los dragones más viejos temblaban ante su ira. Incluso Viktor apodado “el mercenario”, del que se decía que había tumbado un oso en combate salió corriendo como si hubiese visto un demonio le termino de relatar distraído entre mordisco y mordisco a la salchicha. Estaba realmente deliciosa, con razón tenían tanta fama, pero ahora mismo estaba demasiado inmerso en el curro como para poder paladearla como me gustaría.

Bueno, estos dos filetes ya están en su punto, dejarlos más tiempo los dejaría como la suela de un zapato, secos y duros mientras digo esto cojo un par de platos, saco los dos filetes y los sazono como es debido y se los entrego a otro de los criados para que lo repartiera donde fuese necesario. Bueno, ¿qué es lo siguiente?

La mañana del festival: ¿No huele a quemado? (2) Pieter Dedosgrasientos

Las cocineras halfling son criaturas muy peligrosas, y te lo dice este enano que ha tumbado a unos cuantos orcos; rechonchas y con manchas en el delantal pueden espantar a todo un batallón con sus gritos desde la cocina. Como esos fantasmas gritones que tenéis al este de la Asamblea.

El enano devoró la salchicha mientras se apartaba del fuego y metía el vaso en el barril de agua. Era un enano de edad imprecisa, como todos, larga barba por supuesto, ropa de color rojo carmesí, pues no habían encontrado ningún uniforme acorde a los enanos. El de tamaño halfling le venía estrecho y el que los humanos le quedaba largo por las extremidades.

Así que el humano Schiller me ha dejado llevar mi propia ropa, es un alivio, mira a todos esos floreros andantes es una comedia, al menos tú no desentonas. Con los fogones y esta carpa de color detrás nuestro no llamas la atención como los que van andando, aunque se acaban acostumbrando, el oro es la mejor medicina.

El enano cogió más salchichas y las puso al fuego.

Tú ve mirando cuánta gente hay, y vas preparando comida según te parezca, a los tipos que menean mucho las manos y van como pavos reales les pones ración extra, para que no vengan a pedirte. Pueden ser muy desagradables hablando y es mejor que no nos molesten, ¿no crees? Si sobra no te preocupes, en cuanto el patrón no mire nos comemos unas cuantas, están realmente buenas.

Jajaja, es cierto. De hecho en las tabernas hay quien dice piensa que esos fantasmas gritones no son más que mujeres halflings que fueron engañadas por sus maridos y se perdieron en los bosques. Aunque no lo dice muy alto por miedo a un sartenazo de la dueña de la taberna jajajajaja.

Mientras el enano pone más salchichas al fuego le hecho una ojeada a lo que se puede ver de la sala de comidas desde la cocina. Ni en el cumpleaños del más popular de sus familiares y conocidos había visto tanta gente comiendo junta. Estaba claro que iba a ser necesaria mucha cantidad de comida para llenar todos esos estómagos. Así que cogí otro buen puñado de salchichas y las puse al fuego pues si es por gente vamos a tener que hacer mucha comida. Caray, nunca había cocinado para tantos, y lo he hecho para grandes multitudes en los festejos de mi querido pueblo. Pero nada comparado con esto. Dudo mucho que sobre, pero si lo hace, ¡bienvenido sea jajajajajaja!

En cuanto a los vestidos digo echándome un vistazo a mi mismo nunca me he preocupado por ir bien o mal vestido o si los colores conjuntan. Trabajando en una cocina tarde o temprano toda la ropa acabara o con color grasa o con color hollín, así que no tiene sentido preocuparse por ello.

Y que lo digas amigo halfling, todo lo que sobra es para nosotros, tendrías que haber estado ayer sobraron sin exagerar por lo menos cincuenta salchichas al final de la noche. Pero el patrón lo llegó a saberlo nunca... -El enano río y sacó la comida del fuego- creo que por el momento están servidos. Esto no se anima has el mediodía, entonces sí que es un ir y venir de platos, nos pondrán un par de ayudantes de cocina y todo irá bien.

Una vez estuve en La Asamblea, en un viaje a Karak-Vaen, me presentaron al anciano y me permitieron sentarme en su mesa, fue la mejor comida de mi vida. Siempre he dicho que quería volver, pero nunca lo hice.

Casi se me caen las salchichas que estaba sacando del fuego de la impresión al oír las palabras del enano. Una vez las salchichas estuvieron a buen recaudo me gire y mire al enano con una mirada cargada de respeto y envidia al mismo tiempo. ¿Tuviste el honor de comer en la misma mesa que el anciano? ¡Eso si que es ser afortunado! Se cuenta por toda la asamblea que los festines que se sirven en su mesa son los más grandes y deliciosos jamás vistos. ¿Cómo fue? ¿Qué comida sirvieron? ¿Es realmente tan buena como cuentan?

El enano sonrió ante el interés despertado en el halfling por su buena suerte

Verás no siempre he sido cocinero, soy de una familia de mineros, yo acompañaba a Skalf el matadragones cuando aún no había matado al dragón Balur, en aquella época sólo era Skalf el matagigantes. Se encontró con mi grupo de camino a Karak-Vaen y aceptó nuestra hospitalidad. En la ruta pasamos por la tierra de los halfling y nos ocupamos de unos pocos muertos andantes. El anciano estuvo presente en el combate y nos ofreció un banquete. La verdad es que sólo tumbamos a una docena de esqueletos, pero los guerreros no abundan entre los tuyos, y les pareció interesante.

El enano dio un sorbo a una petaca de fuerte licor enanil y se la ofreció a Pieter.

Nos sentaron en una gran mesa rectangular, era la primera vez en muchos kilómetros que nos sentábamos en mesas de nuestro tamaño y nos sentimos muy bien agasajados. El anciano charló con Skalf sobre sus viajes en busca de redención y fue bastante divertido el hecho de que preguntara al matador qué se comía por aquellas peligrosas tierras en lugar de qué enemigos había matado o cuantos gigantes había tumbado. Nos dijo que los sesos de gigante se pueden cocer con guisantes y champiñones. La verdad no creo que pueda hacerse, pero ese hombre era muy respetable y para nada me pareció un mentiroso.

¿Comida? ¿interminable? Cordero asado. Grandes platos de alcachofas de Altdorf. Aceitunas. Conejo guisado con papas. Nunca en mi vida había comido papas. Dicen que las han traído de más allá del Gran Oceáno, mucho más lejos que la isla de los orejaspicudas. Y cuando estábamos apunto de irnos, aún se les ocurrió traer la trucha más grande que he visto en mi vida rellena de cerdo curado. Increíble. En Karak -Vaen matas a una docena de goblins y con suerte te invitan a media pinta.

Cogí la petaca ofrecida por el enano pero no le di ningún trago sino que seguí escuchando su relato con toda mi atención. Hasta que el enano no finalizo su relato no lleve la petaca a los labios, pero cuando lo hice le di un buen trago. Casi me quemo la garganta y comencé a toser como un enfermo cof, cof, pues si que es fuerte este licor comento con voz apagada mientras le devuelvo la petaca al enano.

Si, lo que has contado es más o menos lo que se cuenta entre las gentes de La Asamblea le digo al enano con la mirada perdida en el interior del fuego, dando la sensación de que pese a que mi cuerpo se encontraba en Heideldorf mi mente se encontraba más lejos muy pocos son los halflings capaces de ganarse el honor de comer en esa mesa, pues solo aquellos cuyas proezas están fuera del alcance de un halfling normal son invitados.

Como has dicho son pocos los halflings capaces de defenderse de algo más grande que un cochinillo asustado, es normal que el anciano se viese realmente impresionado de las habilidades de lucha de los enanos.  En el tiempo que llevo viajando por el Viejo Mundo yo también he tenido la ocasión de ver en acción a los miembros de tu raza en combate, y es algo realmente impresionante.

Y es esa una de las razones por las que viajo por todo el mundo recopilando recetas levanto la vista y la poso en los ojos del enano, con un brillo de determinación en los ojos mi sueño es convertirme en el más afamado cocinero halfling de todos los tiempos y tener la oportunidad tanto de sentarme en esa mesa como de cocinar para ella.  Vaya si lo conseguiré.

El enano prestaba mucha atención a lo que decía el halfling, a él también le gustaba comer, ¡y mucho!, hubiera añadido, pero algo sucedió junto a los fogones. Un perro pequeño, adorable y pesado como sólo los perros pequeños pueden ser irrumpió en la zona de los fogones, seguido de ese individuo que dormía la mona en una de las mesas y el individuo, torpe y despreocupado como sólo los borrachos pueden ser, golpeó uno de los fogones. Las brasas cayeron al suelo, y las telas, aceites y hierba del suelo hicieron el resto.

Las llamas brotaron del suelo. ¡Fuego! Gritó alguien; rápidamente salieron muchas manos voluntarias a ayudar a sofocar el incendio, antes de que todo el pueblo ardiera.

¡Maldición, por cosas como esta mi madre siempre dice que el fuego tiene que estar lejos de la zona de comida! ¡Un borracho puede resultar más peligroso y catastrófico que todo un grupo de ladrones! Lamento a voz en grito mientras me aparto del fuego que comienza a extenderse con rapidez. La misma rapidez con la que debemos actuar si queremos que quede algo en pie para celebrar el festival.

¡Coged todos los cubos, que haya e ir raudos a rellenarlos a los pozos! ¡Si tienen algo dentro tirarlo, ahora lo principal es apagar el fuego! ¡Coged también las mantas que no se estén quemando y usarlas para tapar los fuegos pequeños! ¡E intentar aislar los fuegos y quitar todas las cosas que estén cerca de uno y puedan prender! ¡Y rápido! Comienzo a lanzar ordenes rápidamente al mismo tiempo que busco yo mismo un cubo con el que comenzar a echar agua al fuego. En todos los años que llevaba trabajando en una posada ya me había tenido que ver en situaciones como esta, y había dos cosas fundamentales: la primera actuar rápido y la segunda no perder los nervios.

El pequeño halfling buscó algo con lo que ayudar a extinguir el fuego, pero todas las herramientas parecían haber sido cogidas ya por otros comensales y trabajadores, asíq ue hizo algo muy sabio y digno para un halfling, salvar la comida. Ya tendrían tiempo las salchichas de asarse al fuego, ahora no era el momento para cocinarlas.

No parecía haber gran cantidad de utensilios para sofocar el fuego. No sabría decir si porque ya había cogido todos o porque no había suficientes debido a una falta de previsión. Pero eso ahora no era importante, lo importante ahora era el fuego. Mama siempre decía que si estando en la cocina no puedes apagar el incendio tienes que salvar lo más importante: la comida.

Comencé a amontonar salchichas en platos y a alejarlos lo más que pude del fuego. Doglin écheme un cable, hemos de salvar cuanta comida nos sea posible.

Sí, enseguida. 

El enano cargaba barriles de cerveza y otros licores de selecto paladar y alto volumen alcohólico, la carne no explotaba o ardía con tanta facilidad. El fuego se extendía por las hierbas del suelo, tal vez hubiera sido conveniente arrancar las hierbas del suelo antes de haber preparado los fogones. También habría sido de ayuda que el borracho se hubiera ido a dormir a su casa...

Por una vez la costumbre que tienen los enanos de dar prioridad a la cerveza y al alcohol por encima de a la comida va a servir de algo. Si todo ese licor comenzara a arder estaríamos en una situación muy pero que muy complicada... pienso al ver como el cocinero enano carga los barriles con bastante facilidad para su pequeño tamaño mientras sigo llevando carne y salchichas a un lugar lo más limpio y seguro que puedo.

Maldición, el fuego se sigue extendiendo con rapidez y el agua tarda demasiado en llegar. Si hubiera recipientes más grandes con los que transportar el agua que los cubos... y en ese momento mi rostro se ilumino, pues una idea había venido a mi cabeza ¡herr Doglin, separe los barriles que estén completamente o casi vacíos de los demás y que los utilicen para traer el agua! ¡Así podremos apagar el incendio con más rapidez que usando cubos normales!

Una gran idea -dijo el enano.

Destapando los barriles de seis litros de cerveza los fue pasando a quien quiso echar una mano con el fuego, avivado ahora tras la destrucción que el carruaje había provocado, obligando a los que apagaban el fuego a alejarse de él hasta que se hubo detenido. Pieter formó parte de la cadena que cargaba aquellos barriles de agua, pero su escasa fuerza y tamaño no le iban a permitir ayudar durante mucho tiempo, aunque a veces la determinación era más importante que la capacidad física. 

Pese a que los barriles eran prácticamente más grandes y pesados que yo me puse a ayudar con su transporte y la extinción del incendio. Puede que los medianos no sean la raza más fuerte del viejo mundo, pero no se debe de subestimar su determinación y su voluntad cuando se trata de defender aquello que les es más sagrado: la comida. Vamos chicos, acabemos con ese maldito incendio de una vez para que podamos volver a la cocina.

Con ayuda de muchas manos y la fuerza de un pueblo unido el fuego fue mermando en intensidad y daños causados. Sólo hierbas, un par de árboles y algunas mesas y sillas se habían perdido. También varios sacos de trigo y algunos utensilios de cocina, unas pocas banderas de la carpa y algunos platos que se acumulaban para fregar. Pero en general no ha habido demasiados daños, y con el mismo esfuerzo común la carpa vuelve a alzarse, se clavan las piquetas y puede continuar la fiesta.

¡Música por aquí!

Finalmente y tras mucho trabajo conseguimos sofocar el incendio, el cual afortunadamente no causó víctimas ni daños de importancia. Bueno herr Doglin, parece que el descanso termino, será mejor que nos pongamos otra vez manos a la obra con la comida, antes de que el herr Schiller nos vea haciendo el vago le comento chistoso al enano mientras me secaba el sudor de la frente, el cual era debido al esfuerzo y no al fuego, y comienzo a recolocar las cosas.