Viendo que no consigue derribas al enemigo, Ramón prepara su escudo y se coloca listo para combatir, mira a Teodoro
- Sal de aquí Teodoro, ¡tienes un hijo!, intentaré detenerle... ¡Roderic! ¡Protégeles de los amiguitos de Heirónimus, yo trataré de hacer algo aquí! ¡Ahora marchaos todos!
Dicho esto, vacía su mente, y se centra en su enemigo, debe intentar derrotarlo lo más rápido posible... con sus heridas, no sabe cuanto podrá luchar...
Muerte a todos!!
Alarico, viendo el panorama, se pone histérico. Desde que han pasado todos menos don Ramón, grita:
- Ramón, no seas necio, corre, cerraré la puerta tras de ti y huiremos. Roderic, o Teodoro, disparadle a los ojos al hayyot, eso lo frenará el tiempo suficiente para que Ramón venga con nosotros y yo cierra la puerta. RÁPIDO!!!!!
Teodoro aprovecha en grito de dolor de la bestia para tomar distancia en dirección a la puerta, saca su arco y carga una felcha, rezándo por acertar en el disparo y dar tiempo a su compañero para salir corriendo.
Tirada: 1d100
Motivo: Arco contra criatura
Dificultad: 75-
Resultado: 39 (Exito)
Tirada: 2d6
Motivo: Daño arco
Resultados: 6, 2
Dsiparo contra el bicho para darle tiempo a Ramón a salir corriendo, si he hecho algo mal dimelo please o modificalo.Le he dado en la pierna derecha, así que el daño a la mitad ( 4 de daño) no sé si le habré roto otro ojo jajaja.
Antes de que Alarico acabara su frase, Roderic ya apuntaba a la criatura con la ballesta. El perno salió disparado hacia la cabeza del hayyot, pero éste se movió por el impacto de otro proyectil, y el dardo fue a parar a la pierna de aquel demoniaco ser.
- Ramó, hem de sortir d'aquí ràpid, dixa't de heroicitats ara que ya les necessitarem més adelante...
Tirada: 1d100
Motivo: Ataque ballesta
Dificultad: 85-
Resultado: 30 (Exito)
Tirada: 2d10
Motivo: Daño ballesta
Resultados: 5, 6
Ramón, viendo como la criatura retrocede ante los impactos de los proyectiles decide escuchar a sus compañeros y trata de alejarse de él lo más rápidamente posible hacia la puerta...
no se si generaré ataque de oportunidad o algo así o si tengo que tirar algo... dígame usted señor master!
La puerta de la capilla irremediablemente se abre, dejando paso a una docena de guerreros armados con mazas, con cotas de malla y cubiertos con una extraña librea roja. A la cabeza, dirigiendoles, se encuentra vuestro viejo amigo Hierónimus, uniformado igual que el resto.
El hayyot, furioso por la cantidad de proyectiles que le dañan, arremete contra Ramón, pero este consigue esquivarlo y huir junto a sus compañeros en la puerta lateral.
Es imposible no percatarse de que algo esta sucediendo. El cáliz brilla casi tanto que ciega al mirarlo y está zumbando en la mano de Alarico. A su alrededor el espacio se deforma sutilmente.
Tirada: 1d100
Motivo: Ataque hayyot
Dificultad: 40-
Resultado: 64 (Fracaso)
Estáis justo en la puerta lateral por donde entrasteis a la capilla.
Alarico apresura a sus compañeros, vamos, rápido...aún nos queda lo peor!!!
Según van pasando sus compañeros les da una palmada en la espalda, para que espabilen, y acto seguido cierra la puerta, si hay algún tipo de moviliario tipo banco, armario o algo así, los insta a atrancar la puerta.
- Ayudadme con eso, rápido, atrancad la puerta.
Antes de empezar a correr, coge un trapo cualquiera, y cubre el cáliz, tanto brillo no es bueno.
Lo de atrancar la puerta, solo si veo que da tiempo y hay algo con que hacerlo y el cáliz lo tapo con cualquier cosa que tenga a mano, y si no tengo nada, pues pal zurrón.
Teodoro cruza la puerta con su arco en la mano con tra flecha dispuesta y le dice a su compañero:
- Creo que no deberíamos cubrir el caliz, total ya nos han visto, concentremonos en correr señores. y tras ayudar a atrancar la puerta sigue a sus compañeros buscando una salida.
Puede que el grial tenga algún poder que nos ayude, no lo tapes, recuerda la frase de Hieremeus de "Sobre todo que no lo toquen o algo así"
Alarico trata de tapar la reliquia con un paño, pero es imposible: la luz que emerge lo atraviesa todo. Huís todo lo deprisa que podéis por el corredor, pero vuestros perseguidores os siguen de cerca. Atrancar la puerta os ha dado el tiempo justo para seguir vivos.
Cada vez es más difícil ver nada, pues el entorno se deforma y la luz engulle todo a su alrededor. Un zumbido como de mil abejas os perfora la cabeza. Todo se vuelve blanco puro.