Partida Rol por web

Conforme voy hablando me doy cuenta de que una voz sale de las tres figuras, que no reaccionan cuando el anciano las interpela. Todo esto empieza a provocarme escalofríos, y casi pego un grito cuando el señor Knight vuelve. Sin poder evitarlo palidezco al escuchar el grito, y trago saliva.

Asiento con energía cuando me dice que no me separe de él, e intento mantener el ritmo de su carrera. Menos mal que no le hice caso a madre y me puse unos botines...

- ¿Han... Han escuchado esas voces? ¿Y las figuras las ven? No quiero perder la cabeza, pero oye, algo se escuchó. - digo un poco estupefacto, y cuando quiero acordar Paxton no está. - Sigamos el camino hacia donde proviene la voz, me temo que si nos distraemos lo que sea que ronde, nos jodera enteros. - aconsejo a modo de sugerencia, en buen rollo. 

- Toca mover, todos juntos si. - que mal rollo esto, pero es momento de seguir. Hay que encontrar la maldita caja, así deba revolver todo este lugar y ponerlo patas para arriba. Me exaspera esto, es una necesidad obsesiva de hallar la verdad. 

Enmudece al escuchar la "respuesta" de esas tres personas. Está claro que algo extraño pasa aquí y da un respingo al escuchar el grito ahogado. Por suerte Terry vuelve y decide que es mejor estar con el único tipo armado.

Busquemos al señor Paxton - dice con un marcado acento ruso que normalmente no es tan obvio -y no... no ataque a esas tres figuras si esas no se muestran hostiles.

Su intuición le dice que atacar a algo que parece un reflejo distorsionado no sería buena idea salvo que no quede otra opción.

Después intenta calmar a Klaus tanto para calmarle a el como para hacerlo consigo mismo -si señor Klaus, yo las he visto y he escuchado, nos encontramos ante hechos fuera de lo común, preternaturales si así deciden llamarlos. Siguen leyes ajenas a lo que conocemos, así que actúen con prudencia.

Conocía innumerables eventos relacionados con el ocultismo que la mayoría no conocía, pero aún así sabía que algo así estaba fuera de su alcance. Sólo le quedaba usar su intelecto e intuición para no dar un paso en falso que le costase la vida a él y sus compañeros.

Mientras el grupo se alejaba en dirección a donde habían escuchado el grito, las tres figuras no se movieron de su sitio, ni repitieron más palabras. Si alguno llegase a voltear en aquella dirección, podría seguir viéndolas hasta que la lejanía fuera tal que parecieron disolverse en la oscuridad.