Los monstruos se han acomodado en la hamburguesería, donde fuman sin parar mientras Lily, la camarera, llorosa, les sirve toda la carne que tiene, temiendo por su vida.
-A… aquí tienes… come todo lo que quieras… pero por favor… no me lastimes...
Los monstruos eran 10 en total. Todos estaban en la hamburguesería comiendo despreocupadamente. Uno de ellos se puso a fumar del pico de una tetera que encontró en la cocina. Otro se encontraba chupando la pata de una mesa.
Otro de ellos, de piel más oscura y la raya blanca en la cabeza, parecía haber crecido hasta el doble de su tamaño.
Aquel monstruo más grande parecía ser el líder del grupo, ya que le quitaba comida a los demás y estos, asustados, se apartaban y le permitían tomar todo lo que quisiese. Luego de un rato Lilly le trajo más comida. La engullo con una velocidad increíble y entonces miró a Lilly enojado y comenzó a golpear su plato violentamente usando sus pequeñas garras.
-No… no tengo más carne. Ya se comieron toda la que tenia… en serio… si… si tuviera más te la daría…
La bestia emitió un rugido aterrador, tomo a Lilly de los pelos y comenzó a arrastrarla fuera de la hamburguesería. Los demás lo siguieron. Todo el grupo salio del pueblo y se dirigio al bosque en dirección a las viejas cavernas. Todo mientras la pobre Lilly gritaba, sollozaba y suplicaba por ayuda.