Bien, pues al granero. Pero hay que tener cuidado. Dijo mientras comprobaba sus armas. Y sobretodo hay que encontrar al monstruo jefe y matarlo... Creo que esa es la clave.
Adelante, dijo Sophia. Cogió los dos cartuchos de dinamita del jeep y preparó sus lanzallamas improvisados mientras seguía a Robert y a Owen.
Guiados por Owen, todos se encaminan hasta su granja. Pero mientras están cruzando el campo que separa el pueblo de la granja logran ver a lo lejos a otra de las criaturas dándose un festín con una vaca muerta. El monstruo parece no haber notado su presencia.
-Esta es nuestra oportunidad -dijo en voz baja por miedo a que aquel ser lo escuche- veamos si se traga el cuento de la dinamita.
Si, arrojémosles un cartucho haber que hacen. Dijo buscando uno de los cartuchos y el encendedor.
Sophia lanza el otro cartucho después de encenderlo. Mientras espera la reacción de la critura, prepara los lanzallamas por si acaso.
La criatura tomó la dinamita que había arrojado Sophia y se puso a fumarla de inmediato. Todos se hecharon cuerpo a tierra para esperar la explosión que no tardó en llegar. Y una vez más fueron salpicados por aquella asquerosa sustancia.
Después de limpiarse como pudieron reanudaron la marcha. El resto del viaje transcurrió sin problemas.
Cuando por fin llegaron a la granja, Owen los condujo hasta su granero. Había muchas cajas de dinamita, pero sólo podían cargar con una en cada mano. Tendría que bastar por ahora. En cuanto tomaron las cajas se dispusieron a regresar al pueblo.
-Muy bien! - dijo el ex militar muy emocionado mientras salían de su granja- con esto aprenderán esos odioso…
Pero no pudo terminar la frase, ya que una de las criaturas se abalanzó sobre él desde la copa de un árbol y le arrancó la cabeza de un mordisco.
Cada caja contiene 10 cartuchos.
La amenaza sube a 9
Sophia tiró uno de los cartuchos a la criatura. Toma un cigarrote, le espetó a la vez que preparaba su lanzallamas.
Si la criatura no coge el cartucho sin demora, disparo el lanzallamas directamente sobre la criatura. Si no, intento encender el cartucho y luego salir corriendo.
Sophia buscó cobertura detrás de una piedra cercana y desde allí arrojó un cartucho a la criatura. El ser, sin pensarlo dos veces lo tomó e intentó fumarlo. Entonces la doctora disparó una llamarada y se ocultó rápidamente ya que, como era de esperarse, el fuego detonó inmediatamente la dinamita.
Una vez que sus oídos se recuperaron del estruendo de la explosión, pasó algo interesante...
De pronto, la extraña esfera metálica que Sophia se había guardado en el bolsillo empieza a vibrar. Asustada, la saca y nota que está titilando con una luz rojiza. De pronto, comienza a flotar en el aire y a emitir una voz robótica.
-Configurando interfase con el idioma local… configuración completa… iniciando protocolo de emergencia. Por favor, mantenga la calma y escuche atentamente las siguientes instrucciones: Los especímenes que usted está transportando son ragianos, más conocidos como smokers. Son originarios de un planeta volcánico llamado Sulfuron ubicado en la constelación de Andrómeda. Tienen un apetito insaciable por la carne y una atracción adictiva por las emanaciones gaseosas, especialmente las provocadas por combustibles. Usted puede usar estos comportamientos compulsivos para intentar controlarlos o en caso de ser necesario, neutralizarlos. Estas medidas, sinembargo, no funcionarán con el macho alfa, debido a que tiene una inteligencia superior al resto y no hará nada que lo ponga en peligro. Aunque su inteligencia no parece ser suficiente como para que se de cuenta del daño que le hace a su cuerpo al comer y respirar gases tóxicos tan compulsivamente. Este comportamiento hace que su cuerpo crezca más rápido de lo que su elasticidad permite. Si se le permite crecer lo suficiente, la presión y la falta de elasticidad hará que su cuerpo explote.
Big Smokey pierde la proteccion de gion.
Sophia miró a Robert y luego a la esfera. ¿Me oyes? le dijo a la última. ¿Dónde está el macho alfa? ¿Quedan más de los otros? ¿Dónde están?
Luego se dirigió a Robert: Tenemos que encontrar más vacas. ¿Había en la granja de los Collins?
El ayudante del serif se quedo petrificado mirando la escena. A pesar de ser un poco corto, Robert nunca había creído en los OVNIS cosideraba que ese tipo de creencias era propia de cazadores borrachos o granjeros endógamos. ¿Pe.. pe...pero, que esta pasando?
Si, si.... debemos de encontrar a ese macho alfa o lo que sea...
El artefacto se demoró unos momentos mientras consultaba sus bases de datos. Finalmente volvió a hablar.
-He calculado una probabilidad del 90% de que el alfa haya buscado un lugar cerrado, húmedo y oscuro para almacenar comida. En cuanto al resto suelen tener hábitos más irregulares. No he podido llegar a una conclusión.
Quizás lo de las vacas no sea tan buena idea, no será fácil transportarlas. ¿Recuerdas si quedaba mucho tabaco en la tienda? Eso sí es fácil de llevar y según... esto... nos ayudará.
Respecto al sitio, vamos a las cuevas. Seguro que está ahí.
Si las cuevas son un buen lugar, si no podemos probar en las alcantarillas. También era un lugar cerrado, húmedo y oscuro. Y en cuanto a llevar a las vacas, podría ser posible. Los ganaderos transportan cientos y miles de reses al día. Sol habría que encontrar algún ganadero dispuesto a echarnos una mano o usar sus métodos de transporte, como los camiones o el uso de perros adiestrados.
Es verdad, dijo Sophia. La granja Preston está aquí al lado, probemos primero allí antes de ir a las cuevas. Está prácticamente de camino de todas formas...
Si recuerdo que había tabaco en la tienda podemos ir con el coche antes de dirigirnos a las cuevas.
Sí, pueden buscar en la tienda. También esta la fabrica de cigarrillos.
El pueblo no tiene alcantarillas.
Vamos a la fábrica de cigarrillos y llevemos lo más posible. De camino a las cuevas hay un montón de granjas, así que en alguna nos podrán ayudar a llevar algunas vacas. ¿De acuerdo?
Ah, no había visto la fábrica en el mapa. Pues mejor, claro.
Vamos pues. Sin demora. Contesto animado el agente de la autoridad al ver que alguien tomaba las riendas de la situación, poco le importaba que fuera una veterinaria quien le mandaba a Robert le gustaba obedecer no mandar.
Y así nuestros héroes solitarios se embarcaron en una improvisada misión para salvar a su pueblo y, probablemente, al mundo entero.
Cierro esta escena y abro una nueva.